Diferencias entre el español de España y el de Hispanoamérica

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A lo largo de la historia de la lengua española, se han ido generando diferencias entre el español de España y el de Hispanoamérica, que son sus dos principales dialectos.[1][2]

En el español de España[editar]

Dialectos castellanos septentrionales[editar]

Dialectos castellanos meridionales[editar]

En el español de América[editar]

La sección «Principales dialectos del español americano» no se encuentra

El nombre[editar]

En España[editar]

En España, prima el nombre castellano. Existen otras lenguas además del español, y el uso del término «español» para referirse a la lengua originaria de Castilla puede minimizar a las demás lenguas españolas. Además, la Constitución española de 1978, en su 3.er artículo, utiliza la denominación específica de «castellano» para la lengua, diferenciándola de las otras «lenguas españolas» también existentes, tales como el euskera, el aragonés, el catalán o valenciano, el asturleonés, el gallego o el aranés.

En Hispanoamérica[editar]

En Hispanoamérica, el nombre selecto es español, aunque en algunos países de éste consideren que el idioma oficial debe ser castellano debido a que la lengua se originó en el Reino de Castilla.[cita requerida]

La formación del español de América[editar]

El español de América se formó entre los siglos XV y XVI, en la época de la conquista y colonización del nuevo continente, y en su formación han influido numerosos factores:

  1. El andaluz: Son evidentes las semejanzas en la pronunciación de los andaluces y los hispanoamericanos (seseo, yeísmo, nivelación de r y l, y glotalización de s final y de j) en la obra "El andaluz y el español de América" de Rafael Lapesa encontramos un estudio sobre la influencia del andaluz en la formación del español de América. Hay que tener en cuenta que la mayor parte de los conquistadores y colonizadores de América procedían de Andalucía. Además, el 67% de las mujeres españolas que se trasladaron a América procedían de Andalucía y en aquella época la mujer ejercía una gran influencia en la formación de la lengua de sus hijos. Por otra parte, para viajar a América había que salir desde puertos andaluces, donde era frecuente tener que esperar varios meses antes de embarcar. Por último, siete de cada diez marineros que tripulaban las naves que iban a América eran andaluces, en su mayoría de Sevilla o Huelva.[cita requerida]
  2. Las jergas marineras: Durante la larga travesía hacia el Nuevo Mundo se producía un gran contacto con los marineros, el cual afectaba la pronunciación de los pasajeros. Pero este contacto afectaba también al léxico y muchos "marinerismos" se incorporaron al español de América para ser usados fuera del contexto marítimo. Por ejemplo, las palabras "amarrar" y "botar" tienen un origen marinero y equivalen a "atar" y "arrojar" en los dialectos peninsulares.
  3. La nivelación dialectal: los andaluces, aunque fueron mayoría, no fueron los únicos en llegar a América, llegaban conquistadores y colonizadores de muchas partes de la península y esta mezcla obligó a la eliminación de las diferencias. De este proceso de nivelación entre diferentes dialectos resultó la llamada koiné (lengua común) antillana, un nuevo dialecto, con características propias pero de origen muy variado. Podemos decir que todos los primeros dialectos americanos nacieron de procesos de nivelación y todos fueron en su origen una koiné de los dialectos peninsulares, y en muchos casos, del nuevo dialecto americano, la koiné antillana.[cita requerida]
  4. Formación de nuevas palabras: durante los años del descubrimiento, conquista y colonización americanas, los españoles se encontraron frente a instrumentos, artefactos, costumbres y conceptos totalmente desconocidos y, por ello, tuvieron que dar nombres a esas cosas nuevas que no conocían. Al proceder de un lugar en el que las cosas ya tenían nombres, utilizaron los procedimientos de derivación, composición y analogía, este último procedimiento produce que se utilice el mismo nombre para diferentes cosas, o que se den diferentes nombres a una misma cosa. Esto contribuirá a la dialectalización Americana. Un ejemplo de esto es que a una misma ave se la conoce como "tiñosa" en Cuba, "cuervo" en Paraguay y "buitre" en Bolivia.
  5. Las lenguas amerindias: el Nuevo Mundo era nuevo para los españoles pero no para la población indígena que llevaba miles de años viviendo en América en el momento del descubrimiento. Los habitantes americanos tenían en sus lenguas nombres para todo lo que les rodeaba y los españoles encontraron más fácil usar dichas palabras, en lugar de tratar de usar palabras de su propia lengua. Desde muy temprano empezaron a tomarse los préstamos. Las lenguas de las cuales se tomaron dichos préstamos fueron el taíno, el Caribe insular, el náhuatl, el quechua o el tupí-guaraní. Existían muchas otras lenguas indígenas, de las cuales no se tomaron préstamos por diversos motivos. Los préstamos fueron adaptados a las características fonológicas y morfológicas del español. Las dos lenguas que ofrecieron más préstamos al español fueron el taíno de las Antillas (barbacoa, batata, cacique, canoa, hamaca, huracán, maíz, sabana...) y el náhuatl de México (aguacate, cacahuate, cacao, chicle, chocolate, petaca, tomate...).
  6. Las lenguas africanas: La influencia africana está limitada geográficamente y su influencia en el lenguaje es reducida. Esto se debe al desarrollo de la trata de esclavos. Se mezclaban esclavos de diversas procedencias y diferentes lenguas y esto provoca que el esclavo tenga que abandonar su lengua africana para adoptar el español y así poder comunicarse. Las creencias religiosas fueron de los pocos elementos culturales que sobrevivieron, por ello el lenguaje africano sobrevivió como jerga religiosa.[cita requerida]
  7. Otras lenguas: sobre el español de América influyen otras lenguas Europeas como el inglés, el francés, el italiano, el portugués o el catalán. Pero estas lenguas no influyeron sobre todas las regiones ni de igual manera, además no estuvieron presentes en el momento de formación del español americano (siglo XV-XVI).

Localismos[editar]

Diferencias de objetos y cosas[editar]

España frente a Hispanoamérica

En la informática[editar]

A finales del siglo XX, casi 400 millones de personas tendrían el español (o castellano) como lengua materna. Sin embargo, esta expansión está rodeada de numerosas dificultades y conflictos lingüísticos. Algunos de los aspectos que afectan al español son el uso no estándar del español por parte de los medios de comunicación, la influencia del inglés y, quizás lo más importante, los vacíos en el vocabulario técnico (véase ingeniería lingüística).[3]

Idioma inglés Español de España Hispanoamérica
matriz (multidimensional)

vector (monodimensional)

arreglo
Computing informática computación (también: informática)
Computer ordenador (del galicismo ordinateur) computadora, computador (del inglés)
Backup Copia de seguridad Copia de respaldo
BBS Boletín electrónico Tablero de mensajes
Firewall Cortafuegos Firewall
Environment Entorno Ambiente
File Fichero (también: Archivo) Archivo
Mouse (plural: mice) Ratón Mouse (plural: mouses)
Press Pulsar Presionar/Oprimir
Plotter Trazador gráfico

Plóter

Graficador
Word Processing Tratamiento de textos Procesador de palabras
CD (compact disk) CD (ce-dé) (también: disco compacto) CD (si-di)

Zonas dialectales[editar]

La inmensidad del territorio en el que se habla el español, así como la enorme variación en la pronunciación, el vocabulario y la sintaxis, llevan a proponer un sistema de clasificación dialectal tanto en América como en la península.

En América[editar]

Se han hecho numerosas divisiones dialectales, atendiendo a diversos factores como los geográficos, políticos, étnicos, fonéticos y sociales.

En 1921, Pedro Henríquez Ureña dio a conocer el primer intento de caracterización dialectal de América, según tres criterios: geográfico, político-cultural y de contacto lingüístico. Las zonas que Henríquez Ureña distinguió fueron cinco:[cita requerida]

  • La que comprende las regiones bilingües del sur y sudoeste de los Estados Unidos, México, y las repúblicas de América Central.
  • Las tres Antillas españolas (Cuba, Puerto Rico y la República Dominicana, la antigua parte española de Santo Domingo), la costa y los llanos de Venezuela y la porción septentrional de Colombia.
  • La región andina de Venezuela, el interior y la costa occidental de Colombia, Ecuador, Perú, la mayor parte de Bolivia y el norte de Chile.
  • La mayor parte de Chile.
  • Argentina, Uruguay, Paraguay y parte del sudoeste de Bolivia.

En Hispanoamérica, además del español, se hablan otras lenguas como el quechua (Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Perú), el guaraní (Paraguay, Argentina, Bolivia, Brasil), el aimara (Bolivia, Perú, Chile), el náhuatl (México) o el mapuche (zonas de Chile y Argentina).[cita requerida]

En España[editar]

Los dialectos del español peninsular pueden dividirse en dos grupos: los septentrionales y los meridionales.

El dialecto castellano septentrional, empleado en la mitad norte de España, es el más conservador y el más cercano al español normativo.

Los dialectos meridionales son los comprendidos en la mitad sur peninsular y en las islas Canarias.

Seis de las diecisiete comunidades autónomas de España tienen otras lenguas como cooficiales. El bilingüismo entre el castellano y otra lengua es una práctica habitual por parte de muchos de los españoles que residen en alguna de estas comunidades.

En Cataluña, los idiomas cooficiales son el catalán y el aranés; en Valencia, el valenciano; en Galicia, el gallego; en el País Vasco y en Navarra, el euskera, y en las Islas Baleares, el catalán.

Vocalismo[editar]

Vocales del español[editar]

La lengua española mantiene en Hispanoamérica el sistema fonológico vocálico de cinco unidades /i/, /e/, /a/, /o/, /u/. Sus fonemas vocálicos se clasifican, por lo tanto, teniendo en cuenta dos factores:

  • El grado de abertura de la boca, que se identifica con el modo de articulación y produce una vocal de máxima abertura /a/, dos de abertura media /e, o/ y dos cerradas /i, u/.
  • La posición de la lengua, que determina el lugar de articulación y produce una vocal central /a/, dos vocales anteriores o palatales /e, i/ y dos vocales posteriores o velares /o, u/.

Las vocales del español de América son fonéticamente normales: las posteriores o velares, /o, u/, se pronuncian siempre con labialización (abocinamiento de los labios), y las tres restantes, /a,e,i/, sin este rasgo labial.

El vocalismo del español de América responde al sistema fonológico de la lengua española, representado en el triángulo articulatorio que ofrece Antonio Quilis (1993).

Principales rasgos vocálicos de Hispanoamérica[editar]

La inestabilidad vocálica

La inestabilidad vocálica es un hecho que está presente en todas sus variedades dialectales. En el español de América, se manifiesta en vacilaciones de gran extensión, propias de las hablas rústicas y vulgares. Estas vacilaciones pueden agruparse en tres tipos, según se manifiesten:

  • En el cambio de timbre de vocales átonas y tónicas. Ej.: i, u < e, o: [mẽlitár] militar.
  • En la tendencia a la supresión de vocales contiguas en hiato, mediante:
  • Cambios de timbre que permiten la diptongación, como en: [tjátro] teatro.
  • Desplazamientos acentuales, como en: [mái̯s] maíz.
  • Desarrollo de consonantes epentéticas, como en: [basíð̞o] vacío.

-La supresión de diptongos. Ej.: [trẽn̟ta] treinta.

Las vocales caedizas

El debilitamiento extremo de las vocales, hasta su desaparición completa, se ha señalado como característica de la altiplanicie mexicana pero también se da en otras zonas como Perú, Bolivia, El Salvador, Ecuador o Colombia.

El debilitamiento vocálico se ve favorecido por el contacto con "s" y después de esta consonante, las que más favorecen el debilitamiento vocálico son las sordas.

Ej.: [tód-s] todos.

Labialización de vocales

La labialización de las vocales silábicas de los diptongos decrecientes en /we/ es un fenómeno detectado en Madrid por Navarro Tomás (1923) o Quilis(1965). Se produce el siguiente proceso: [o]<[wo]<[we].

Ej.: [pós] pues.

Este proceso aparece documentado por Espinosa (1930) en zonas como México, Chile, Ecuador, Perú.

Alternancias vocálicas

Son frecuentes, en niveles populares de todos los países, las alternancias vocálicas, recogidas en Chile por Silva Fuenzalida (1953), o por Álvarez Nazario en el habla campesina de Puerto Rico (1990). Tipos:

• Alternancias de /e, a, o/. Ej.: [el ð̞omĩŋgúltimõ̞] el domingo último.

• Alternancias de /e, i/ , ante /a, o, u/. Ej.: [tu pei̯njã̠ð̞ornã̠] tu peine adorna.

• Dos vocales idénticas se pronuncian en un solo sonido. Ej.: [kásamã̠ríya] casa amarilla.

En el español de América, se mantiene inalterado el sistema fonológico vocálico de cinco unidades y con carácter vulgar o rústico, y distinto grado de intensidad, aparecen las vacilaciones vocálicas generales a todos los dialectos hispánicos: alternancias, trueques, cambios, diptongaciones...

Consonantismo[editar]

En las regiones donde se hace la distinción entre /s/, grafía s, y /θ/, grafías c, z, el sistema consonántico de la lengua española consta de 19 unidades. Estas regiones corresponden, en general, al centro y norte peninsulares, donde se distingue entre «'/kä.sä/'» (casa) y «/'kä.θä/» (caza).

En las regiones donde no se hace la distinción entre «/s/» y «/θ/», el sistema consonántico de la lengua española consta de 18 unidades. En estas regiones no existe el fonema interdental fricativo sordo /θ/, como resultado de una larga evolución que acabó imponiendo /s/. Las hablas donde este proceso se ha cumplido son seseantes, y corresponden a amplias zonas del Sur peninsular, Canarias e Hispanoamérica. En dichas regiones, las palabras "casa" y "caza" las pronunciarán de la misma manera: «/'kä.sä/» y «/'kä.s̪ä/» en América.

Consonantes de América[editar]

El español de América, por ser un conjunto de modalidades seseantes, tiene 18 fonemas consonantes, que son los siguientes:

  • Seis fonemas oclusivos sordos:

tres sordos/p, t, k/

tres sonoros/b, d, g/

  • Cuatro fonemas fricativos:

tres sordos/f, s, x /

uno sonoro /y/ o /j/

  • Tres fonemas nasales: /m, n, ɲ/
  • Cuatro fonemas líquidos:

dos vibrantes/ r, r̄/

dos laterales/ʎ, l/

  • Un fonema africado, palatal sordo /tʃ/

Características generales del consonantismo hispanoamericano[editar]

  • El seseo: No se hace distinción entre «/s̪/» y «/θ/».
  • La nivelación de los fonemas palatales «/ʎ/» y «/y/» en el palatal fricativo «[y]»
  • Existen amplias zonas de realización zeísta «[z]», que tiende modernamente al ensordecimiento de «[s]».
  • La tendencia al debilitamiento consonántico, que se manifiesta en:
    1. las sonorizaciones de las oclusivas sordas.
    2. las realizaciones fricativas sonoras, y las elisiones, donde el español general tiene alófonos oclusivos.
    3. las distintas soluciones de las vibrantes múltiples prenucleares: alveolares fricativas, asibiladas y velares, además de los casos de debilitamiento relativos a la /-r/ implosiva.
    4. la velarización e incluso elisión de la nasal implosiva.
    5. la aspiración de la /s/ implosiva, extendida por amplias zonas, que puede llegar a la elisión total.

El consonantismo hispanoamericano es extremadamente polimórfico en sus realizaciones y las investigaciones dialectales van demostrando que son muy pocos los alófonos exclusivos de determinadas regiones, puesto que la mayoría está presente en más de un territorio, americano o peninsular.

Referencias[editar]

  1. Jáimez, Rita (00/2015). «Algunos cambios léxico-semánticos en el español de América: una aproximación a través de Elegías de Varones Ilustres de Indias (1589) de Juan de Castellanos». Lexis 39 (2): 245-285. ISSN 0254-9239. Consultado el 1 de mayo de 2022. 
  2. Pacheco, Quesada; Ángel, Miguel (2014-12). «División dialectal del español de América según sus hablantes Análisis dialectológico perceptua». Boletín de filología 49 (2): 257-309. ISSN 0718-9303. doi:10.4067/S0718-93032014000200012. Consultado el 1 de mayo de 2022. 
  3. «Microsoft Spanish». web.archive.org. 17 de octubre de 2017. Archivado desde el original el 17 de octubre de 2017. Consultado el 1 de mayo de 2022. 

Bibliografía[editar]