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Arriba (periódico)

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Arriba

Sede de Arriba en Madrid entre 1962 y 1979
País España
Sede Madrid
Fundación 1935
Fundador(a) José Antonio Primo de Rivera y Sáenz de Heredia
Fin de publicación 16 de junio de 1979
Ideología política franquista
Idioma español
ISSN 2485-9850 y 9968-1153

Arriba, órgano periodístico oficial de Falange Española. Fue fundado como semanario en Madrid el 21 de marzo de 1935 por José Antonio Primo de Rivera. Se publicó hasta el 5 de marzo 1936 fecha en la que fue suspendido por el gobierno de la II República, suspensión que continuaría debido al inicio de la Guerra Civil.

Tras la ocupación de Madrid por las tropas franquistas, los falangistas se incautaron de las instalaciones del diario El Sol, y reapareció el 29 de marzo de 1939, como diario propiedad de Prensa del Movimiento. En adelante sería el periódico oficial del Régimen Franquista.

El 15 de junio de 1979 el Consejo de Ministros dispone el cierre del periódico y al día siguiente se publica su último número.

Las campañas antisemitas

Francisco Franco estaba convencido de que existía una conspiración formada por judíos, comunistas y masones, cuyo objetivo final era tanto la destrucción del cristianismo en general como de España en particular. En este contexto, el antisemitismo del líder falangista no era de corte racial, como el característico del nazismo, sino religioso, bebiendo en las fuentes del antijudaismo tradicional en el catolicismo.[1]​ Las campañas antisemitas de Arriba fueron virulentas, y seguidas, también, por episodios de violencia contra los judíos.

Campaña contra Sepu

Los grandes almacenes Sepu, fundados en Barcelona el 9 de enero de 1934 por los ciudadanos suizos de origen judío Henry Reisembach y Edouard Wormsde, que al tiempo abrieron, también, una sucursal en Madrid, durante la década de 1930, sufrieron una fuerte campaña en su contra por parte de Falange. El diario falangista Arriba acusaba directamente a esta compañía de explotar a sus empleados gozando de algún tipo de connivencia con el poder:

Estos judíos de SEPU dan motivos para ocuparse de ellos diariamente, por sus relaciones con los empleados que explotan. Si basta su sola presencia para producir indignación, si hasta los atropellos que con su personal cometen basta para sublevar al más tranquilo. Nosotros preguntamos ¿SEPU disfruta de patente de corso? ¿Quién ampara a SEPU? ¿Conoce el director de Trabajo los casos de SEPU?
"Siempre Sepu", Arriba, 12 de junio de 1935 (citado en González, Isidro (2004), pp. 272.

Esta campaña, que comenzó desde el primer número del periódico y fue sistemática,[2]​ fue contemporánea en el tiempo e inspirada en los asaltos nazis a los comercios judíos en Alemania. En 1935 la sucursal en Madrid fue asaltada por militantes de Falange, aparte de la rotura de sus cristales reiteradas veces.[3]​ Ese mismo año, Arriba publicaba:

La internacional conspiración judaico-masónica es la creadora de los dos grandes males que han llegado a la humanidad: como son el capitalismo y el marxismo
Arriba, 18 de abril de 1935 (citado en Álvarez Chillida, Gonzalo (2002), p. 343.

Los artículos de Franco

En las páginas de Arriba incluso llegó a escribir una serie de artículos Francisco Franco (recopilados en 1952 bajo el título de Masonería) que desde el 14 de diciembre de 1946 firma bajo el pseudónimo de Jakin Boor. En estos artículos despotrica contra la masonería, el comunismo, contra los judíos y el estado de Israel, el cual acababa de votar contra la admisión de España en la ONU, acusándolo además de haber sido cómplice y sostenedor de los regímenes de Hitler y Mussolini. Franco, el 9 de agosto de 1949, escribe en Arriba un artículo titulado Alta masonería:

El reconocimiento de Israel, su entrada en la ONU, la conducta hipócrita e injusta con España, la enemiga contra la Argentina, la oposición sistemática en el gobierno del Estado, las mayores decisiones en el orden nacional, obedecen exclusivamente a los dictados de la masonería.
Arriba, número del 9 de agosto de 1949

el 11 de diciembre de 1949 escribe:

Al extenderse así la masonería por las distintas naciones tropieza con un pueblo enquistado en la sociedad en que vive, que ve en la secta un campo ideal para las maquinaciones a que un complejo secular de inferioridad y de rencor desde la dispersión le viene arrastrando: son los judíos del mundo, el ejército de especuladores acostumbrados a quebrantar o bordear la ley, que se acoge a la secta para considerarse poderosos. Judaísmo, ateísmo y disidencia católica nutren desde entonces las logias continentales.

En los artículos de Franco no faltan tampoco las referencias a crímenes rituales y tampoco a las teorías de los Protocolos de los Sabios de Sión.[1]

Referencias

  1. a b Pérez, Joseph (2005), pp. 312/322.
  2. González, Isidro (2004), pp. 271 y 272.
  3. Álvarez Chillida, Gonzalo (2002), p. 343.

Bibliografía