Batalla del río Silario
Batalla del río Silario | ||||
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Tercera guerra servil Parte de tercera guerra servil | ||||
![]() Últimos movimientos de la guerra: bloqueo de Craso (X), escaramuzas (1) y combate final (2). | ||||
Fecha | Abril del 71 a. C.[1] | |||
Lugar | Río Silario, cerca de Petelia, actual Strongoli, sur de Italia[2] | |||
Resultado | Victoria romana decisiva | |||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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Fuerzas en combate | ||||
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La batalla del río Silario o batalla del río Siles fue un enfrentamiento militar sucedido en el año 71 a. C. en el contexto de la tercera guerra servil entre las fuerzas romanas de Marco Licinio Craso y los esclavos rebeldes de Espartaco. Este último fue derrotado y muerto en la batalla.
Antecedentes[editar]
En esos tiempos, se estima que de los seis millones de habitantes de la península, un tercio eran esclavos.[16]
La gran llegada de esclavos había comenzado en la primera mitad del siglo II a. C. La mayoría habían nacido libres[17]y conservaban la memoria de la libertad perdida.[18]Habían sido capturados en las guerras del Mediterráneo Oriental, siendo llamados genéricamente «sirios».[17] Estos conflictos habían comenzado tras la llegada romana a la zona, lo que había debilitado al Imperio seléucida, permitiendo guerras civiles y que Cilicia se volviera un refugio de piratas que atacaban las costas y mares mediterráneos en grandes campañas de captura de esclavos.[19]Sin embargo, la principal región exportadora estaba en el delta del Danubio y la costa norte del mar Negro, donde los escitas traían a vender a los prisioneros de sus incursiones. Estas rutas solían atravesar Tracia, lo que sugiere un cotidiano contacto de los tracios con la esclavitud. Posteriormente, empezaron a importarse gran cantidad de celtas y germanos desde los puertos de Aquilea, Arelate y Massilia.[20]
Los primeros contingentes trabajaron en ranchos y granjas de Sicilia.[19]Con el tiempo, los patricios empezaron formar grandes latifundios trabajados por cientos o miles de esclavos en Sicilia y el sur de Italia.[21]Algunos de estos esclavos extranjeros empezaron a ser usados para los espectáculos de gladiadores. En Capua a inicios del siglo I a. C. casi todos los competidores eran galos o tracios, y algo similar sucedía en toda Italia.[22]
La rebelión[editar]
En el año 73 a. C. se produjo una revuelta de gladiadores en Capua de la casa de Léntulo Batiato; 70 de ellos al mando de Espartaco, Enomao y Criso se escaparon, refugiándose en el Monte Vesubio, donde derrotaron al pretor Cayo Claudio Glabro que había sido enviado con un cuerpo de milicianos a detenerlo,[23][n 1] 4 o 6 cohortes, unos 3.000 hombres.[24]Un destino similar sufrieron las tropas de Publio Varinio.[25] Tras estos éxitos su número aumentó hasta los setenta mil hombres, mujeres y niños, incluyendo tanto esclavos fugitivos como pastores y arrieros del sur de Italia.[26]Historiadores modernos rebajan la cifra a 40.000 rebeldes.[27]La región estaba ocupada por muchos latifundios, por lo que había una alta densidad de esclavos.[28]Por aquel entonces, 110.000 legionarios (equivalentes a 20 o 22 legiones) estaban luchando lejos contra Quinto Sertorio y Mitrídates VI del Ponto, aparte de 8 legiones en Galia y Macedonia. No quedaban muchos guarneciendo Italia.[29]
Tras avanzar saqueando la campiña italiana hacia el sur, pasaron el invierno en las zonas montañosas entre Nola, Nocera Inferiore, Turios y Metaponto.[30][31] Durante dicho período probablemente falleció Enomao, ya que no vuelve a ser mencionado. Finalmente, a la llegada de la primavera del 72 a. C. la masa humana, que sumaba unos ciento cincuenta mil[n 2] tracios, germanos, celtas y orientales[32] empezó su lento avance al norte, supuestamente tratando de cruzar los Alpes para escapar a la Galia. Por razones de movilidad y suministros, marchaban y acampaban en columnas más pequeñas pero relativamente cercanas entre sí.[33] Sin embargo, las disputas entre Criso y Espartaco llevaron a la división de la fuerza, el primero se separó con treinta mil galos y germanos con la intención de continuar la guerra dirigiéndose al Monte Gargano. Los romanos aprovecharon la situación y atacaron por separado a los rebeldes con dos ejércitos consulares de diez mil hombres cada uno.[34] El cónsul Lucio Gelio Publícola derrotó a la fuerza de Criso, quien cayó en la batalla con 20.000 de sus hombres,[35] mientras que su colega Gneo Cornelio Léntulo Clodiano intentó hacer lo mismo al grupo de Espartaco en la región del Piceno pero fue derrotado.[n 3] Es posible que los sobrevivientes del ejército de Criso lograran reunirse a la tropa rebelde principal.[36] Espartaco vengó la derrota de su antiguo compañero obligando a 300 o 400 prisioneros romanos a pelear a muerte como gladiadores. Posiblemente aun tuviera 60.000[5][37] o 70.000[37]hombres capaces de luchar, otros rebajan la cifra a 30.000.[34]
Tras esto, Espartaco continuó su marcha al norte con sus ciento veinte mil seguidores con un gran botín producto del saqueo, derrotando cerca de Mutina al gobernador de la Galia Cisalpina Cayo Casio Longino que intentó detenerlos[31] con dos legiones.[16] Finalmente, cuando tenía la posibilidad de cruzar los Alpes, la masa de rebeldes dio vuelta al sur a los alrededores de Turios. La razón del cambio de planes se desconoce, aunque la creencia tradicional es que los propios esclavos, viendo su éxito, decidieron continuar sus campañas de saqueo en Italia. Sin embargo, logró que cerca de diez mil fugitivos, principalmente mujeres y niños, escaparan a la Galia.[16]
En ese momento el Senado romano encargó al rico e influyente patricio Marco Licinio Craso acabar con la rebelión servil. Se le asignaron seis legiones nuevas más las dos de Gelio y Léntulo y dos que él mismo pagó,[38] en total unos cuarenta[8][7][39]a cuarenta y cinco mil legionarios y auxiliares,[5] quizás hasta cincuenta mil. Los rebeldes ya habían vencido a tres ejércitos de unas dos legiones cada uno, por lo que Craso sabía que necesitaba una fuerza de ocho a diez como mínimo para vencerlo.[39] Otros estudiosos reducen las fuerzas de Craso a ocho legiones, entre 32.000 y 48.000 infantes pesados romanos, aunque solo con seis salió de campaña.[3] Cuando Espartaco y sus fuerzas volvieron a avanzar al norte, Craso les frenó con seis de sus legiones en algún punto en el Piceno y el Samnio, mientras encargaba al legado Lucio Mummio (o Mumio) atacar por la retaguardia a sus enemigos. Sin embargo, Mummio, deseoso de llevarse la gloria de la victoria, atacó antes de tiempo y fue derrotado. A pesar de esto, cuando Espartaco acometió a la tropa principal romana, resultó vencido, perdió seis mil hombres y tuvo que volver al sur.[10]
Craso rápidamente restauró la disciplina en su ejército e hizo castigar a las legiones con la decimatio (la ejecución de uno de cada diez hombres a golpes por sus compañeros). No se sabe si se lo aplicó a todo su ejército o solo a las legiones de Mummio, pero bien puede ser que unos cuatro mil legionarios pudieron morir en los sucesos.[40] Es más probable que fueran 500 los legionarios ejecutados.[41] Al parecer, Craso había atacado con cuatro legiones y Mummio tenía otras dos.[42]
Tras esto, el curso de la guerra cambió debido a que el ejército romano empezó a perseguir a los rebeldes, matando a varios miles en batallas menores, algunos dicen que hasta treinta mil.[10] La más importante se produce cuando una columna de diez mil rebeldes, que acampaba demasiado lejos del resto, es interceptada por Craso y destruida; seis mil mueren y novecientos son capturados.[33][43]
Finalmente, cien mil esclavos se refugiaron en el Estrecho de Mesina, donde Espartaco esperaba poder cruzar con sus hombres a Sicilia y alzar a los esclavos locales, pero los piratas cilicios con los que había pactado su ayuda nunca aparecieron.[44] Craso procedió entonces a construir una empalizada para aislar a los rebeldes, negándoles todos los suministros.
Sin embargo, en esos momentos Cneo Pompeyo Magno volvía de Hispania tras derrotar a Quinto Sertorio con siete legiones y el procónsul Marco Terencio Varrón Lúculo tras una exitosa campaña en Tracia. Craso, quien deseaba la gloria de la victoria, vio que esto estaba en riesgo, ya que tendría que compartirla con quien llegara primero a auxiliarlo. Cuando Espartaco intentó terminar la guerra negociando, el romano se negó, por lo que el jefe rebelde ordenó romper el cerco. Tras varios intentos fallidos finalmente lo lograron, pero solo una parte de estos escapó.
Los que quedaron huyeron a las montañas de la comarca de Petelia (Bruttium). Llegaron al norte de Lucania, donde una fuerza de varios miles de esclavos acampó por separado a orillas de un lago cercano a Paestum. Ahí fueron atacados por Craso, quien los arrinconó contra las aguas y solo les salvó la oportuna llegada de Espartaco con el grueso de los rebeldes.[45] Poco después, celtas y germanos se separaron al mando de Cánico y Casto. Según Tito Livio eran 35.000[46] pero hoy se habla de 20.000.[47]Craso aprovechó la oportunidad y los aniquiló en el monte Cantenna[48] a la mitad de ellos.[47]En esos momentos la disciplina y cohesión de la tropa rebelde empezaron a romperse y muchos se dispersaron. Cansados de huir, Espartaco y sus seguidores decidieron plantar cara a Craso en una planicie cruzada por el río Silario (Sele).
La batalla[editar]
Las fuerzas eran similares, posiblemente con una ligera superioridad numérica para los romanos. Tenían el mismo armamento, logística y condiciones físicas y mentales. Sin embargo, la gran ventaja de Craso era la disciplina de sus unidades. Espartaco, sabedor que las líneas romanas eran defendidas por un pequeño río y zanjas, pretendía usar su caballería para atacar el flanco más alejado de las defensas y forzar a la infantería ligera del centro romano a atacarlo para envolverla por sus alas.[4]
Ambos ejércitos estaban acampados en la planicie, los treinta o cuarenta mil esclavos supervivientes[5] en la parte superior y los cuarenta mil romanos[5] en dos campamentos en la inferior, separados por el pequeño cauce.[38] En ese momento Craso ordenó a algunos de sus hombres ir a buscar madera para terminar las obras, cuando estos entablaron combate con los exploradores de Espartaco.[38] Pronto el combate se generalizó, ya que ambos bandos solicitaron refuerzos.
Antes de la misma le llevaron su caballo a Espartaco, y él lo mató con su espada, diciendo: «si venzo, no me faltará otro; si soy vencido, no lo necesitaré».[49] Decidió combatir a pie con todos los demás.
Espartaco sabía que las posibilidades de victoria eran escasas. La amplia superioridad de la caballería romana dominaba toda la planicie. Los legionarios sabían que debían ganar, a riesgo de ser diezmados nuevamente.[13]
La batalla se inició sin que nadie la esperara, pero rápidamente Craso organizó a cada una de sus legiones en tripex acies (una primera línea de cuatro cohortes más dos líneas de tres cada una atrás), [38] mientras que sus enemigos se disponían en varias unidades para la defensa del campamento. En el combate cuerpo a cuerpo a campo abierto los romanos, más disciplinados y mejor equipados, mostraron su superioridad y los rebeldes empezaron a sufrir terribles bajas.
Finalmente Espartaco atacó a todo un flanco de los romanos pero estos resistieron, y cuando intentó matar con su propia mano a Craso, quedó rodeado de romanos y, probablemente, ahí fue cuando cayó.[38][50] Tras esto las líneas rebeldes empezaron a romperse.[51] Fue entonces que los romanos empezaron a avanzar subiendo la ladera, arrollando a los esclavos, que fueron empujados contra su campamento para terminar rompiendo filas y huir, siendo perseguidos y masacrados.[38] Pero muchos se fugaron a las montañas, donde se dividieron en cuatro grupos y resistieron hasta que Craso los aniquiló o hizo prisioneros.[52]
Consecuencias[editar]
La principal consecuencia militar de la batalla fue la destrucción del ejército rebelde.[53] No se pudo localizar el cadáver de Espartaco. Los romanos hicieron seis mil prisioneros y decidieron dar al mundo una lección: todos fueron crucificados a lo largo del tramo de la Vía Apia entre Capua y Roma.[31] Apenas tres[10] a cinco mil[49][13] rebeldes escaparon. La victoria fue celebrada durante las fiestas de la Floralia.[1]
Los remanentes de las tropas de Espartaco se dispersaron. Un cierto número de ellos logró huir y se refugió junto a los piratas de Cilicia. Pero los que no lo hicieron fueron sistemáticamente perseguidos: Pompeyo logró destruir a una tropa de cinco mil hombres que se dirigía hacia el norte en la Lucania,[49] tratando de salir de Italia por los Alpes.[54] Tras esto Pompeyo dijo: «Craso venció a los esclavos, yo he extirpado de raíz la rebelión», robándole el crédito de la victoria a Craso ante los ojos del pueblo, ganando el consulado gracias a su popularidad mientras que Craso recibió menos reconocimientos y tuvo que comprar el cargo de cónsul.[49] Los tres años de guerra habían devastado los campos y la economía de Italia, especialmente en el sur de la península. Alrededor de ciento cincuenta mil esclavos habían perecido junto a varios millares de romanos y había sido necesario movilizar más de cincuenta mil reclutas para conseguir la victoria (sin contar con los ejércitos de Pompeyo y Lúculo).[55] Muchos campos quedaban así sin mano de obra para reconstruirlos y trabajarlos por un largo tiempo.
Se estima que más de diez mil legionarios romanos murieron en batalla durante toda la guerra, algo impresionante si se considera que fue una rebelión de esclavos en su mayoría sin entrenamiento, armados y alimentados con lo que encontraban.[56]
A pesar de la derrota militar, las fugas masivas de esclavos se siguieron produciendo a lo largo de la historia romana, en especial en tiempos de guerras civiles (como las sucedidas entre el 49 a. C. y 30 a. C.), unos treinta mil se unieron a la flota rebelde de Sexto Pompeyo que dominó Sicilia entre los años 43 a. C. y 36 a. C.[53] Otra consecuencia fue la manumisión de muchos esclavos a lo largo de siguiente período, lo que calmó los ánimos e impidió nuevos levantamientos. A muchos libertos les fueron concedidas tierras en Italia y Sicilia.[57] También el trato y estado de los esclavos empezó a mejorar en las sociedades greco-romanas a consecuencias de las guerras serviles.[58] La figura de Espartaco en particular se convirtió en un monstruo para los niños, propio de una sociedad esclavista.[58]
Referencias[editar]
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Notas[editar]
- ↑ Plutarco, Craso, 9:1-3; Frontino, Estratagemas, Book I, 5:20-22; Apiano, Guerras Civiles, 1:116; Broughton, Magistrates of the Roman Republic, p. 109. Nota: Plutarco y Frontino hablan de expediciones bajo el mando de "Clodio el pretor" y "Publio Varinio", mientras que Apiano habla de "Varinio Glabro" mezclando ambos nombres.
- ↑ Apiano, Guerras Civiles, 1:117. Al momento de la derrota de la columna de Criso (treinta mil personas) Espartaco tenía por su parte 120.000 seguidores, en total 150.000 almas. Otros cálculos son de 60.000 Eutropio 6.7.2; 90.000 Veleyo Patérculo 2.30.6; Orosio 5.19. Estas cifras no incluyen niños, mujeres y ancianos según testimonios antiguos (Strauss, 2009: 108).
- ↑ Strauss, 2009: 102-103. Espartaco permitió a Léntulo atacarlo mientras sus fuerzas retrocedían para luego flanquearlo y rodear a los romanos, destruyendo una parte importante de sus fuerzas. Esta táctica suele compararse a la usada por Aníbal en la batalla de Cannas.
Bibliografía[editar]
Obras modernas[editar]
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Obras clásicas[editar]
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- Apiano, Historia romana, Vol III: Guerras civiles (libros III-V), Gredos Biblioteca Clásica, 1985. ISBN 84-249-3552-7.
- César, Julio, Comentarios a la guerra de las galias, Alianza Editorial, 2002. ISBN 84-206-4092-1.
- Livio, Tito, Historia de Roma desde su fundación., Gredos Biblioteca Clásica. Varios tomos.
Enlaces externos[editar]
- Heritage: History Servile Wars
- Spartacus. Episodio 5 de serie documental Decisive Battles, 2004, EE. UU., producido por David Paradine Television, escrito por Kenneth Chisholm, distribuido por History Channel, presentado por Matthew Settle.
Véase también[editar]