Antonio Meucci

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Antonio Meucci
Información personal
Nombre de nacimiento Antonio Santi Giuseppe Meucci Ver y modificar los datos en Wikidata
Nombre en italiano Antonio Meucco Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacimiento 13 de abril de 1808 Ver y modificar los datos en Wikidata
Florencia (Primer Imperio francés) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 18 de octubre de 1889 Ver y modificar los datos en Wikidata (81 años)
Staten Island (Estados Unidos) Ver y modificar los datos en Wikidata
Residencia Estados Unidos de América
Nacionalidad Italiano
Familia
Cónyuge Ester Mochi Ver y modificar los datos en Wikidata
Educación
Educado en Academia de Bellas Artes de Florencia Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Área Electromagnetismo, aparatos de comunicación
Obras notables teléfono Ver y modificar los datos en Wikidata

Antonio Santi Giuseppe Meucci (Florencia, 13 de abril de 1808 - Nueva York, 18 de octubre de 1889) fue el inventor del teletrófono, posteriormente bautizado como teléfono, entre otras innovaciones técnicas. Desarrolló un teléfono neumático (precursor de su teletrófono) que hoy todavía se utiliza en el Teatro della Pergola de Florencia y que luego perfeccionó en el teatro Tacón de La Habana. Creó un nuevo sistema de galvanizado, un sistema de filtros para la depuración del agua e introdujo el uso de la parafina en la fabricación de velas. También desarrolló un sistema de electroshocks terapeúticos que administraba en La Habana. El gobierno de Italia lo honra con el título de Inventore ufficiale del telefono.[1]

Vida

Estudió ingeniería química e ingeniería industrial en la Academia de Bellas Artes de Florencia. Se casó el 7 de agosto de 1834 con Ester Mochi. Luego fue acusado de participar en una conspiración del Movimiento de Unificación Italiana y fue encarcelado tres meses.

En octubre de 1835 Meucci y su esposa dejaron Florencia para nunca regresar. Emigraron al continente americano, parando primero en Cuba donde Meucci aceptó un trabajo en el Gran Teatro de Tacón en La Habana. Luego en 1850, Meucci y su esposa emigraron a los Estados Unidos, y llegaron a Clifton (en Staten Island, cerca de la ciudad de Nueva York) donde Meucci vivió el resto de su vida.

En su nuevo hogar, Meucci fue siempre respetado como un prohombre de la comunidad italiana de Nueva York. Había levantado una fábrica de velas y acogía a cualquier italiano que necesitara un empujón. Garibaldi pasó por casa de Meucci durante su periplo americano.

Alrededor del año 1875 Meucci construyó un teléfono para conectar su oficina con su dormitorio ubicado en el segundo piso, debido al reumatismo de su esposa. Sin embargo carecía del dinero suficiente para patentar su invento, por lo que lo presentó a una empresa que no solo no le prestó atención, sino que tampoco le devolvió los materiales. Al parecer, y esto no está probado, dichos materiales cayeron en manos de Alexander Graham Bell quien se sirvió de ellos para desarrollar su teléfono, que presentó como propio. El 11 de junio de 2002 el Congreso de los Estados Unidos aprobó la resolución 269 por la que reconoció que el inventor del teléfono había sido Meucci y no Alexander Graham Bell.

Bell cuenta con otros inventos como la balanza de inducción, un prototipo de pulmón de acero para la respiración artificial, el fotófono, el radiófono y el grafófono, pero no el teléfono, del que, sin embargo, fue el mayor beneficiario.

Meucci contra Bell

En 1860 Meucci saca a la luz su invento. En una demostración pública, la voz de un cantante es reproducida a una considerable distancia. La prensa italiana de Nueva York publica una descripción del invento y un tal Sr. Bendelari se lleva a Italia un prototipo y documentación para producirlo allí, pero no se vuelve a saber de él, como tampoco se materializa ninguna de las ofertas que surgen tras la demostración.

Meucci, en una situación económica precaria, se ve obligado a vender los derechos de sus otros inventos para sostenerse y a duras penas puede ir pagando los gastos de la patente del teléfono. Un accidente, la explosión del vapor Westfield, del que sale con severas quemaduras, obliga a su esposa a vender los trabajos de Antonio a un prestamista por 6 $. Cuando, una vez repuesto, vuelve para recuperarlos la casa de empeño dice haberlos vendido a un hombre joven al que nunca se pudo identificar.

Meucci trabaja intensamente en la reconstrucción de su mayor invento, consciente de que alguien puede robarle la patente, pero incapaz de reunir los 250 $ que cuesta la patente definitiva, tiene que conformarse con un trámite preliminar de presentación de documentación que registra el 28 de diciembre de 1871 y que puede permitirse renovar sólo en 1872 y 1873.

En cuanto tiene el acuse de recibo de Patentes, vuelve a empeñarse en demostrar el potencial de su invento. Para ello, ofrece una demostración del telégrafo parlante a un empresario llamado Edward B. Grant, vicepresidente de una filial de la Western Union Telegraph Company. Cada vez que Meucci trataba de avanzar, se le decía que no había hueco para su demostración, así que a los dos años, Meucci pidió que le devolvieran su material, a lo que le contestaron que se había perdido.

En 1876, Alexander Graham Bell registró una patente que realmente no describe el teléfono pero lo refiere como tal. Cuando Meucci se enteró, pidió a su abogado que reclamara ante la oficina de patentes de los Estados Unidos en Washington, algo que nunca sucedió. Sin embargo, un amigo que tenía contactos en Washington, se enteró de que toda la documentación referente al telégrafo parlante registrada por Meucci se había perdido. Una investigación posterior puso en evidencia un delito de prevaricación por parte de algunos empleados de la oficina de patentes con la compañía de Bell. En un litigio posterior entre Bell y Western Union, afloró que existía un acuerdo por el cual Bell pagaría a la Western Union un 20% de los beneficios derivados de la comercialización de su invento durante 17 años.

En el proceso legal de 1886 tuvo que lidiar incluso contra sus propios abogados, presionados por el poderoso Bell. Pero Meucci supo hacer entender al juez que no cabía duda en cuanto a la autoría del invento registrado. A pesar de la declaración pública del entonces Secretario de Estado: “existen suficientes pruebas para dar prioridad a Meucci en la invención del teléfono", el gobierno de los Estados Unidos inició acciones legales por fraude contra la patente de Bell y el proceso fue embarrancado en el arenal de los recursos por sus abogados, hasta cerrarse con la muerte de Meucci en 1889.

El 11 de junio de 2002, el Boletín Oficial de la Cámara de Representantes de los EE.UU. publica la Resolución Nº269 por la que se honra la vida y el trabajo del inventor italoestadounidense. En la misma se reconoce que fue más bien Meucci antes que Graham Bell quien fue el inventor del teléfono. Reconoce además que demostró y publicó su invento en 1860 y concluye con un reconocimiento a su realización en dicha invención.

Véase también

Notas

Enlaces externos