Alemania nazi

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Deutsches Reich¹
Imperio Alemán








1933-1945

Bandera




Escudo
Bandera Escudo
Lema nacional: «Ein Volk, Ein Reich, Ein Führer»
(en alemán: «Un pueblo, Un Imperio, Un Líder»)
Himno nacional: «Das Lied der Deutschen»
(en alemán: «La Canción de los Alemanes»)
«Horst Wessel Lied»
(en alemán: «Canción de Horst Wessel»)
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El III Reich en su máximo apogeo en 1942.     Reich alemán y territorios anexionados     Territorios bajo administración civil     Territorios bajo administración militar
Capital Berlín
Idioma oficial Alemán
Gobierno Dictadura totalitaria unipartidista
Presidente²
 • 1925-1934 Paul von Hindenburg
 • 1934-1945 Adolf Hitler
 • 1945 Karl Dönitz
Canciller
 • 1933-1945 Adolf Hitler
 • 1945 Joseph Goebbels
 • 1945 Lutz Schwerin von Krosigk
Legislatura Reichstag
Historia
 • Machtergreifung 30 de enero de 1933
 • Establecimiento³ 23 de marzo de 1933
 • Anschluss 12 de marzo de 1938
 • II Guerra Mundial 1939-1945
 • Muerte de Hitler 30 de abril de 1945
 • Rendición incondicional 8 de mayo de 1945
Superficie
 • 1933 633 786 km²
Población
 • 1933 est. 65 336 000 
     Densidad 103,1 hab./km²
Moneda Reichsmark (ℳ)


Notas
¹ A partir de 1943 el nombre oficial del estado fue «Großdeutsches Reich» (en alemán: «Gran Imperio Alemán»).
² Desde la muerte de Hindenburg el cargo de «Presidente» quedó vacante, aunque Hitler lo tomó de manera implícita como «Führer».
³ La República de Weimar no fue abolida y continuó existiendo de iure hasta después de 1945.

La Alemania nazi o nacionalsocialista son términos historiográficos normalmente empleados para referirse al periodo de la historia de Alemania comprendido entre 1933 y 1945, cuando el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP) de Adolf Hitler gobernó el país. Oficialmente, el Estado alemán continuó denominándose «Deutsches Reich» (en alemán: «Imperio Alemán») como lo había sido ya en épocas anteriores desde 1871. Sin embargo, en 1943 el gobierno nazi decidió adoptar la denominación «Großdeutsches Reich» (en alemán: «Gran Imperio Alemán»), que continuaría empleándose hasta 1945. Utilizando la propia terminología nazi, también se utiliza profusamente la denominación Tercer Reich para referirse a esta época.

Bajo el gobierno de Hitler, Alemania se transformó en un Estado fascista, que controlaba casi todos los aspectos de la vida. Después de que Hitler fuera nombrado canciller por el presidente Paul von Hindenburg, el 30 de enero de 1933, el Partido Nazi comenzó a eliminar toda la oposición política y a consolidar su poder. Hindenburg murió el 2 de agosto de 1934, por lo que Hitler se convirtió en dictador de Alemania cuando se fusionaron los poderes y las oficinas de la Cancillería y de la Presidencia. El día 19 de agosto de 1934, mediante un referéndum nacional, Hitler fue confirmado como Führer de Alemania. Todo el poder se concentró en manos de Adolf Hitler, y según el principio del Führerprinzip su palabra estaba por encima de todas las leyes. El gobierno no era un cuerpo cooperativo coordinado, sino más bien una agrupación de facciones que luchaban por acumular poder y ganar el favor de Hitler. En medio de la Gran Depresión, los nazis restauraron la estabilidad económica y acabaron con el desempleo de masas utilizando los elevados gastos militares y una economía mixta. Se llevaron a cabo amplias obras públicas, incluyendo la construcción de las famosas autopistas.

El retorno a la estabilidad económica impulsó la popularidad del régimen. El racismo, especialmente el antisemitismo, fue una de sus características centrales de la ideología oficial. Los pueblos germánicos —también llamados de raza nórdica— fueron considerados la representación más pura del arianismo, presentándose como una raza superior, en virtud de lo cual los judíos y otros grupos étnicos considerados indeseables fueron perseguidos o asesinados, y la oposición al gobierno de Hitler fue reprimida de forma sistemática.

Miembros de la oposición liberal, socialista y comunista fueron asesinados, encarcelados o forzados al exilio. Las iglesias cristianas también padecieron represión, viendo cómo muchos de sus líderes eran llevados a la cárcel. La educación se centró en la biología racial, política de población y aptitud para el servicio militar. Se redujeron las carreras y oportunidades de educación para las mujeres. La recreación y el turismo se organizaron a través del programa Kraft durch Freude (‘Fuerza a través de la alegría’) y los Juegos Olímpicos de 1936 presentaron al Tercer Reich en el escenario internacional.

El ministro de propaganda Joseph Goebbels hizo uso eficaz de las películas, los mítines de masa oratoria, y los discursos de Hitler para controlar la opinión pública. El gobierno controlaba la expresión artística, la promoción de formas de arte específicas y otros desalentar o prohibían.

La Alemania nazi hizo demandas territoriales cada vez más agresivas, amenazando con la guerra si no se cumplían. Austria y Checoslovaquia fueron anexionadas en 1938 y 1939. En septiembre de 1939 acabó invadiendo Polonia, lo que marcó el comienzo de la Segunda Guerra Mundial en Europa. En alianza con Italia y las Potencias del Eje, Alemania conquistó la mayor parte de Europa en 1940 y amenazó a Reino Unido. Reichskommissariats tomó el control brutal de las áreas conquistadas, y una administración alemana se estableció en Polonia. Judíos y otras personas consideradas indeseables fueron encarcelados y asesinados en campos de concentración nazis y los campos de exterminio. La aplicación de las políticas raciales del régimen culminó con el asesinato en masa de judíos y otras minorías en el Holocausto.

Después de la invasión alemana de la Unión Soviética en 1941, la marea se volvió contra el Tercer Reich, sufriendo graves derrotas militares a partir de 1942. Se produjeron bombardeos a gran escala de las ciudades alemanas, líneas ferroviarias, y las plantas de petróleo en 1944. Alemania fue invadida en 1945 por los soviéticos desde el este y por los aliados occidentales desde el oeste. La negativa de Hitler a admitir la derrota llevó a la destrucción masiva de la infraestructura alemana y la pérdida innecesaria de vidas en los últimos meses de la guerra. Los aliados iniciaron tras el fin del conflicto una política de desnazificación y llevaron a los líderes nazis supervivientes a juicio por crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad y guerra de agresión en los Juicios de Núremberg.

Definiciones

El término nazi es la apócope de nacionalsocialismo en alemán. Esta ideología fue institucionalizada en el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, en alemán Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei (NSDAP), o Partido nazi.

El Tercer Reich es el período y se utiliza como sinónimo para la Alemania nazi. El término adoptado por los nazis, consideraba al Sacro Imperio Romano Germánico como el primer Reich o imperio, al Imperio alemán de 1871 como el segundo y a su propio régimen como el tercero. Esto se hizo para sugerir una vuelta gloriosa de la Alemania anterior tras la República de Weimar instaurada en 1919 y que, sin embargo, nunca fue disuelta oficialmente por el nuevo régimen. Desde 1939, sin embargo, los propios nazis evitaron utilizar la expresión «Tercer Reich» (Drittes Reich), sustituyéndola en 1943 por «Gran Reich alemán» (Grossdeutsches Reich), en alusión a la considerable expansión de sus fronteras que se produjo entre 1939 y 1940.[1]

El Partido Nazi procuró combinar símbolos tradicionales de Alemania con símbolos propios, siendo un símbolo único la esvástica, el más representativo del régimen, en un esfuerzo por afianzar la idea de unidad entre sus ideales y Alemania.

Ideología del régimen

Miembros de las SA fuerzan el boicot nazi de negocios judíos (1 de abril de 1933).

Desde una perspectiva internacional, el nazismo había tomado una parte de la base ideológica del fascismo que se desarrolló originalmente en Italia con Benito Mussolini. Ambas ideologías participan del uso político del militarismo, el nacionalismo, el anticomunismo, el antisemitismo, la aprobación de la violencia como método político y el empleo de fuerzas paramilitares como apoyo del régimen, y ambas estaban destinadas a la creación de una dictadura dirigida por el Estado. Los nazis, sin embargo, estaban mucho más centrados en el tema de la «pureza racial» que los fascistas en Italia. Los nazis tenían también la intención de crear un Estado totalitario por completo, a diferencia de los fascistas italianos, que permitieron un mayor grado de libertades privadas para sus ciudadanos, aunque sin tolerar disidencia alguna. Estas diferencias posibilitaron, por ejemplo, a la monarquía italiana seguir existiendo bajo el régimen fascista, así como conservar algunas competencias oficiales.

La naturaleza totalitaria del partido nazi fue uno de sus principales postulados. Los nazis sostenían que absolutamente todos los grandes logros en el pasado de la nación alemana se asociaban con los ideales del nacionalsocialismo, incluso antes de que la ideología oficial existiera, mientras que todas las creaciones culturales como la literatura, la música, la pintura, la historia y las ciencias exactas debían quedar sujetas a la censura del NSDAP, quien dictaba lo que todo alemán debía aceptar y creer, controlando cada aspecto de la vida de la población alemana, incluyendo jóvenes y niños. A la vez, la propaganda nazi buscaba la consolidación de los ideales nazis y los éxitos del régimen del «líder» o Führer, Adolf Hitler, quien fue retratado como el presunto genio detrás del éxito del partido nazi de Alemania y salvador de la nación, así como líder supremo a quien no debía cuestionarse. Hitler tuvo la capacidad de captar la atención del público a través de sus poderosos discursos y esto le ayudó a ganar un culto a la personalidad por parte de sus seguidores.

Marcha del «Congreso del partido del Imperio» (Reichsparteitag) en 1934.

Para intimidar al Estado alemán y a los otros partidos políticos, el partido nazi dependía de una fuerza paramilitar, las Sturmabteilung (SA) o «Tropas de asalto» que se utilizaba principalmente para atacar a la oposición de izquierda, a los demócratas, a judíos y otros grupos minoritarios o de oposición. La violencia de las SA causó antes de 1933 un clima de temor en las ciudades. Las SA también contribuyeron a atraer a un gran número de jóvenes desempleados al Partido nazi.

Los nazis hicieron suyo el concepto de Grossdeutschland, o la «Gran Alemania», y consideraron que la incorporación de los pueblos germánicos en una sola nación era un paso de vital importancia para su éxito y prosperidad, sin importar que para ello se atacase a otras naciones: ello se justificaba en la doctrina del «espacio vital» (Lebensraum), donde los nazis afirmaban que Alemania necesitaba más territorio para desarrollarse plenamente y por ello, invocaban el presunto derecho de Alemania de agredir a otras naciones para obtener más territorio.

Con esta idea el régimen nazi exigió concentrar en un solo Estado (el Tercer Reich) a todos los individuos de «etnia alemana» de Europa, aun cuando estuvieran dispersos en otros países. En contraposición, la presencia de población de origen germano era un pretexto nazi para aumentar el territorio de Alemania: así sucedió con la anexión de Austria en el Anschluss o la destrucción de Checoslovaquia tras los Acuerdos de Múnich, en el primer caso con el objetivo de unir a dos naciones del mismo origen étnico, y en el segundo con el pretexto de «proteger a la minoría étnica alemana»[cita requerida] que vivía en territorio checo. Finalmente esta ideología llevó al extremo de proyectar la colonización de extensas áreas de Polonia, Rusia y Ucrania con campesinos alemanes, para lo cual se esclavizaría a las poblaciones nativas y luego se exterminaría o deportaría a los individuos «excedentes».

El racismo era un aspecto importante de la sociedad y la política en el Tercer Reich, determinando la persecución y asesinato de los alemanes de origen judío, y luego de otras minorías étnicas como los gitanos. Los nazis también combinaron el antisemitismo con su «lucha contra la ideología comunista» y consideraron que el movimiento de izquierda, así como el capitalismo de mercado, eran la labor de una «Conspiración de los judíos», como justificación al exterminio de dicha etnia. Se refirieron así a este movimiento con la terminología «revolución judío-bolchevique de subhumanos».[cita requerida] Esta clase de ideas se manifiesta en el desplazamiento, internamiento y, más tarde, el exterminio sistemático de un número estimado de 11 a 12 millones de personas. Aproximadamente la mitad de estas víctimas que murieron a lo largo de la Segunda Guerra Mundial fueron judíos, en lo que es históricamente recordado como el Holocausto (Shoah), y otro grupo enorme de 100 000 a 1 000 000 de gitanos, que fueron asesinados en el Porraimos u «holocausto de los gitanos». Otras víctimas de la persecución nazi incluían comunistas, socialistas, anarquistas, republicanos españoles, negros,[2][3]​ opositores políticos en general, homosexuales,[4]​ disidentes religiosos como los Testigos de Jehová, sacerdotes católicos y clérigos protestantes que rechazaban la ideología violenta del régimen, y masones.[5]

Historia

Adolf Hitler se convirtió en el jefe de estado de Alemania en 1934 con el título de Führer und Reichskanzler.

Después de su derrota en las elecciones de 1932, el NSDAP promovió una ola de revueltas y violencia callejera que llevó al débil e inestable gobierno al colapso. El jefe de Estado, Paul von Hindenburg, fue presionado a pactar con Hitler, quien fue nombrado canciller alemán el 30 de enero de 1933. Una vez en el cargo, Hitler decretó nuevas elecciones en medio de una intensa propaganda nazi. Poco tiempo después de los comicios, el edificio del Reichstag fue incendiado. Entonces Hitler culpó a los comunistas, sugiriendo que el incendio era el comienzo de una revolución y sembró el pánico con el objetivo de obtener un mayor caudal electoral.[6]​ Finalmente, las elecciones le otorgaron el control del Parlamento, que poco después aprobaba una ley que, en la práctica, establecía una dictadura y lo despojaba de sus poderes.

Hitler impuso desde entonces un gobierno centrado alrededor de su figura, basado en el principio del líder o Führerprinzip. Según este principio político, el Führer quedaba identificado con el pueblo («era» el pueblo), y solo él conocía y representaba el interés nacional. Esta representación del pueblo por el líder era esencial: no suponía ningún procedimiento de consulta y delegación del poder. El Führerprinzip, sostenían sus ideólogos, reemplazaba a un gobierno irresponsable e impotente (el parlamentario), por otro poderoso y en el que la responsabilidad recaía en una sola figura. Así, la voluntad del Führer se transformaba en la ley. La aplicación de este principio resultó en formas totalitarias de control y represión, ya que cualquier oposición a los designios del Führer era, por definición, antinacional.

El antisemitismo jugó un papel importante dentro de la doctrina nazi. A la raza aria como símbolo perfecto de todo lo puro en Alemania se le contraponía la perversión de la raza judía, enemiga del género humano. Los judíos fueron presentados por Hitler como chivo expiatorio por la derrota alemana en la Primera Guerra mundial. La propaganda nazi se encargó de difundir toda una serie de películas de cine (como El judío Süss y El judío eterno), panfletos y demás publicaciones que lograron reverdecer el latente antisemitismo de la población. A medida que los nazis fueron ganando poder, los judíos se vieron cada vez más perseguidos hasta culminar en el genocidio conocido como Holocausto o Shoá.

Expansionismo nazi

Expansión de Alemania de 1935 a 1939.

En su obra Mi lucha (Mein Kampf), Hitler había escrito: «Los alemanes tienen el derecho moral de adquirir territorios ajenos gracias a los cuales se espera atender al crecimiento de la población.» Hitler establecía la necesidad de acabar con la desproporción entre la población alemana y la superficie territorial que ocupaba.

La idea no se limitaba a restaurar las fronteras anteriores al estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914, sino que además se pretendía conquistar nuevas tierras al Este. No sólo para asegurar el sustento a la población, sino, y sobre todo, para garantizar su supervivencia, a expensas de las «razas inferiores», en este caso la raza eslava. De esta manera, la biología se convertía en determinante de los valores fundamentales de la comunidad nacional.

Hitler incrementó el Lebensraum (espacio vital) a través del Anschluss (anexión) con Austria y la ocupación de los Sudetes (Checoslovaquia) en 1938, y luego por medio de la invasión de Polonia en 1939, que motivó el estallido de la Segunda Guerra Mundial.

El expansionismo nazi alemán alcanzó su punto culminante cuando Alemania invadió a la Unión Soviética en 1941, ocupando Ucrania, Bielorrusia, Letonia, Lituania, Estonia y la mitad occidental de la Rusia europea.

Territorio

Principales ciudades del III Reich (17/05/1939)
Posición Ciudad Población
1.ª Berlín 4 338 756
2.ª Viena 1 770 938
3.ª Hamburgo 1 711 877
4.ª Múnich 829 318
5.ª Colonia 772 221
6.ª Leipzig 707 365
7.ª Essen 666 743
8.ª Dresde 629 713
9.ª Breslavia 629 600
10.ª Fráncfort del Meno 553 464
11.ª Dortmund 542 261
12.ª Dusseldorf 541 410

Además del territorio de Alemania durante la República de Weimar, el nuevo Reich llegó a incluir, en los años que precedieron a la Segunda Guerra Mundial, las zonas con poblaciones étnicas germanas como Sarre, Austria (tras el Anschluss pasa a denominarse Ostmark), los Sudetes (Crisis de los Sudetes) y el territorio de Memel. Regiones adquiridas después del estallido de la Segunda Guerra Mundial incluyen Eupen y Malmédy (arrebatada a Bélgica), Alsacia-Lorena (arrebatada a Francia), Danzig y diversos territorios del centro y norte de Polonia. Además, de 1939 a 1945, el Tercer Reich se anexó el territorio checo de la República de Checoslovaquia dándole el nombre de Protectorado de Bohemia y Moravia como un territorio subyugado. Aunque este protectorado se consideraba una parte de la «Gran Alemania», mantuvo su propia moneda y una «frontera interna» comercial con Alemania.

La Silesia Checa se incorporó en la provincia de Silesia en el mismo período. En 1942, el Luxemburgo ocupado se anexa directamente como provincia de Alemania. Las regiones sur y central de Polonia estaban a cargo de un gobierno de ocupación llamado el Gobierno General, aunque en posición mucho menos autónoma que el Protectorado de Bohemia y Moravia, y con la amenaza persistente de «germanizar» totalmente el territorio y expulsar de las ciudades a la población polaca, con miras a una anexión total en el futuro. A finales de 1943, tras la rendición del Reino de Italia, Alemania ocupa militarmente Istria y el sur del Tirol, que había sido territorio de Austria antes de 1918; si bien en este caso no hubo anexión directa, el Tercer Reich no permitió control alguno de este territorio a la República Social Italiana, y de hecho estas regiones quedaron bajo administración civil alemana.

Los Estados federados que integraban Alemania según la Constitución de Weimar vieron muy reducida su autonomía por el régimen nazi y sustituidos en sus derechos políticos por los Gaue (distritos) dirigidos por representantes llamados Gauleiter, que fueron completamente leales al gobierno central. En la mayoría de los casos de antiguos territorios extranjeros, el Gauleiter era también responsable de la unión del territorio a un Reichsgau. Estos cambios administrativos habían desmantelado la hegemonía política regional heredada del Imperio Alemán desde 1871. Sin embargo, el título del Primer Ministro de Prusia fue utilizado por Hermann Göring de 1933 a 1945, sin que tales Estados fueran disueltos oficialmente.

Los territorios regionales creados en los territorios ocupados también se los anexionó directamente Alemania. En muchas zonas, se crearon territorios ocupados llamados Reichskommissariat, como por ejemplo el Reichskommissariat Ostland en la Unión Soviética. En el norte de Europa, estaban el Reichskommissariat Niederlande (Países Bajos) y el Reichskommissariat Norwegen (Noruega), que estaban destinados a fomentar la colonización alemana. En 1944, se fundó un Reichskommissariat en el norte de Francia y Bélgica, anteriormente conocido como la Administración Militar de Bélgica y el norte de Francia, por la que se habían forzado restricciones a los viajes con el fin de fomentar la colonización alemana.[cita requerida]

Las fronteras de facto del Reich cambiaron mucho antes de su derrota militar en mayo de 1945, debido a que la población alemana huyó hacia el oeste ante el avance del Ejército Rojo y la presión de los Aliados occidentales en el este de Francia. A finales de la guerra, tan solo quedó una pequeña franja de tierra que iba desde Austria a Bohemia y Moravia —así como algunas otras regiones aisladas— que no estuviera bajo el control de los Aliados. Tras su derrota, el Reich fue sustituido por zonas de ocupación administradas por Francia, la Unión Soviética, el Reino Unido y los Estados Unidos, tanto en Alemania como en Austria. La zona alemana previa a la guerra al este de la línea Oder-Neisse y Stettin y sus alrededores se establecieron bajo administración polaca y soviética, respectivamente. Estos cambios territoriales conllevaron la completa disolución de Prusia como un componente territorial alemán. Prusia por tanto se dividió, quedando su territorio repartido entre Polonia y la Unión Soviética (región de Kaliningrado antigua Prusia Oriental). Mediante la firma del Tratado de Varsovia (1970) y el Tratado sobre la Solución Final con respecto a Alemania (1990), Alemania confirmó finalmente que aceptaba renunciar a cualquier reclamación de los territorios perdidos durante la Segunda Guerra Mundial.

Segunda Guerra Mundial

Conquistas territoriales del Eje (marcado en azul), y los Aliados (marcado en rojo).

La «Crisis de Dánzig» alcanzó su punto máximo meses después de que Polonia rechazara la oferta inicial de la Alemania nazi en relación con la Ciudad libre de Dánzig y el Corredor Polaco. Después de una serie de ultimátums, los alemanes rompieron las relaciones diplomáticas y poco después Alemania invadió Polonia el 1 de septiembre de 1939.

Esto dio lugar al inicio de la Segunda Guerra Mundial en Europa, cuando el 3 de septiembre de 1939, el Reino Unido y Francia declararon la guerra a Alemania. La Drôle de guerre (guerra de broma) continuaría. El 9 de abril de 1940, los alemanes azotaron por el norte contra Dinamarca y Noruega, en parte para garantizar la seguridad de la continuación de suministros de mineral de hierro desde Suecia a través de las aguas costeras noruegas. Las fuerzas británicas y francesas desembarcaron en el Midt-Norge (Centro) y el Nord-Norge (Norte de Noruega), para finalmente ser derrotadas en la Campaña de Noruega. En mayo la Drôle de guerre terminó a pesar de las protestas de muchos de sus consejeros, cuando Hitler dirigió las fuerzas alemanas embistiendo contra Francia y los Países Bajos.

La batalla de Francia fue una abrumadora victoria alemana. Más tarde, ese mismo año, Alemania sometió al Reino Unido a intensos bombardeos durante la batalla de Inglaterra, y deliberadamente bombardeó zonas civiles de Londres en respuesta a un bombardeo británico a Berlín. Esto pudo haber cumplido dos propósitos, ya sea como un precursor de la Operación León Marino o pudo haber sido un intento de disuadir a la población británica por el apoyo de la continuación de la guerra. A pesar de todo, el Reino Unido se negó a capitular y, finalmente, Alemania aplazó la Operación León Marino indefinidamente para realizar la Operación Barbarroja comenzando la invasión a la Unión Soviética.

Soldados alemanes marchando cerca del Arco de Triunfo de París el 14 de junio de 1940.

Alemania invadió la Unión Soviética el 22 de junio de 1941 y, en vísperas de la invasión, el exdiputado de Hitler, Rudolf Hess, trató de negociar las condiciones de paz con el Reino Unido en una reunión privada oficiosa después de un aterrizaje accidentado en Escocia. Esos intentos fracasaron y fue detenido. la operación Barbarroja también fue brevemente aplazada, mientras Hitler desvió la atención para salvar a su aliado italiano en el Norte de África y los Balcanes. El Afrika Korps llegó a Libia en febrero de 1941. En uno de los muchos avances en la Campaña en África del Norte, los alemanes tomaron nuevamente gran parte de lo que los italianos recientemente habían renunciado. En abril, los alemanes lanzaron entonces la Invasión de Yugoslavia. Esto fue seguido de la batalla de Grecia y de la batalla de Creta. Debido al desvío en el Norte de África y en los Balcanes, los alemanes no pudieron lanzar Barbarroja hasta finales de junio.

Conforme se extendía la duración de la guerra, y ante todo después de la Operación Barbarroja en 1941, la Wehrmacht empezó a requerir un cada vez mayor enrolamiento de varones alemanes en sus filas, y la resultante escasez de trabajadores alemanes fue paliada con mayores cantidades de obreros extranjeros, que ya no solamente eran prisioneros de guerra, sino individuos de los países ocupados (por ejemplo, checos, franceses, holandeses e italianos) que eran forzosamente enrolados por las tropas alemanas para trabajar en el Reich.

A partir de 1941, el Estado Mayor de las Schutzstaffel (SS) puso en marcha el programa de explotación de la mano de obra forzada de prisioneros de guerra, en su mayoría ciudadanos polacos, soviéticos y sobre todo judíos, debido al antisemitismo alemán, aunque también se incluyó a gran número de prisioneros franceses y holandeses. Conglomerados industriales alemanes, como Krupp, BMW, Mercedes-Benz, Volkswagen o IG Farben - Henkel, participaron en dicho sistema empleando obreros forzados extranjeros en régimen de real esclavitud. También las sucursales alemanas de empresas de origen estadounidense, como Fordwerke, filial de Ford, Dehomag, filial de IBM, y Opel, entonces filial de General Motors, usaron dicha mano de obra esclava.

Campo de concentración de Nordhausen.

El uso masivo de prisioneros de guerra como obreros forzados se debió al fuerte déficit de trabajadores en la industria alemana por la movilización de los varones alemanes al ejército y el creciente esfuerzo bélico que llevaba a crecimientos de la producción industrial de varios dígitos anualmente en todas las potencias bélicas. Paralelamente al anterior lineamiento, se llevó a cabo un plan de exterminio masivo de las minorías, el cuestionado Holocausto; junto al cual el nazismo llevó a cabo un implacable programa de conquista y explotación en los territorios soviético y polaco capturados, y bajo el cual las poblaciones locales fueron duramente reprimidas, como parte de su Generalplan Ost. Según las estimaciones, 20 millones de civiles soviéticos, tres millones de polacos no judíos y casi once millones de soldados del Ejército Rojo murieron durante la llamada Gran Guerra Patria. El plan nazi era adquirir su Lebensraum ('espacio vital') del este practicando una guerra de exterminio en Europa oriental y la Unión Soviética. Además, los nazis aseguraban que un objetivo de esta guerra era «defender la civilización occidental contra el bolchevismo de subhumanos». Debido a las atrocidades del estalinismo, los mensajes nazis tuvieron efecto en partes de la Unión Soviética. Muchos ucranianos, bálticos y soviéticos desilusionados combatieron, o por lo menos se ofrecieron a luchar, junto con los alemanes, y europeos de otras nacionalidades se alistaron en las divisiones de las Waffen-SS.

A finales de 1941, Alemania y sus aliados controlaban casi todos los países de Europa continental y del Báltico, con excepción de los países neutrales Suiza, Suecia, España (debatido si se trata de un aliado del Eje), Portugal (debatido), Liechtenstein, Andorra, Ciudad del Vaticano (posiblemente dependiente del Estado italiano), Malta (colonia británica), Chipre (colonia británica) y Mónaco. En el frente oriental, el ejército alemán estaba a las puertas de Moscú, sufriendo las inclemencias de un duro invierno ruso. Con el tiempo, el ejército alemán se vio obligado a retroceder al no poder tomar Moscú, pero poseían gran parte de los territorios que abarca el Báltico hasta el mar Negro.

Antes y después del intento alemán de tomar el Reino Unido, la armada alemana realizó ataques a los convoyes aliados en el océano Atlántico, necesarios para los británicos, ya que ellos proveían suministros desde Estados Unidos, Canadá y las colonias británicas. Las fuerzas británicas fueron forzadas a extender el área para proteger sus convoyes de los ataques submarinos alemanes (U-Boot), así como poner fin a los ataques en la superficie. Los británicos repelieron con éxito varios intentos de ataques alemanes en la superficie durante la guerra. Entre las dos más famosas batallas con los invasores figura un combate en superficie entre el acorazado de bolsillo Admiral Graf Spee y un escuadrón de cruceros británicos en 1939, que desató una controversia política cuando el buque alemán trató de refugiarse en el puerto neutral de Montevideo, donde posteriormente se vio obligado a abandonarlo y destruirlo por su tripulación para evitar así su captura. El otro fue en 1941 con el Acorazado Bismarck, el más grande y poderoso buque de guerra que hundió las mayores naves de guerra del Reino Unido, como el crucero de guerra Hood. El Bismarck fue perseguido y hundido por las fuerzas navales británicas poco después.

Los ataques con submarinos resultaron tener éxito, ocasionando serios daños a la línea de suministros para el Reino Unido. Con el tiempo, los aliados mejoraron las tácticas de defensa y las nuevas escoltas lograron reducir el número de buques mercantes hundidos. La maquinaria de guerra alemana consiguió mantener el ritmo ante las constantes bajas de U-Boots, debido a sus diseños simples, lo que permitió producir esos submarinos en gran escala y seguir siendo una amenaza para los Aliados durante la guerra.

La Alemania nazi declaró la guerra a los Estados Unidos el 11 de diciembre de 1941. Esto permitió a los submarinos alemanes luchar en el Atlántico contra los convoyes estadounidenses que habían venido apoyando el Reino Unido. Antes de eso, Alemania había practicado su propia política de apaciguamiento, tomando drásticas precauciones a fin de evitar la entrada de Estados Unidos en la guerra.

La persecución de las minorías y de los «indeseables» continuó en Alemania y los países ocupados. Desde 1941 en adelante, los judíos estaban obligados a llevar un distintivo amarillo en público y la mayoría fueron trasladados a guetos, donde permanecieron aislados del resto de la población. En enero de 1942, en la Conferencia de Wannsee y bajo la supervisión de Reinhard Heydrich, que estaba presidida por el propio Heinrich Himmler, fue diseñado para Europa un plan para la «solución final de la cuestión judía» (Endlösung der Judenfrage). Desde entonces y hasta el final de la guerra, unos seis millones de judíos y muchos otros, incluyendo a los homosexuales, eslavos y presos políticos, fueron sistemáticamente asesinados. Además, más de diez millones de personas se convirtieron en mano de obra forzada. Este genocidio es llamado internacionalmente «el Holocausto» y la Shoah en hebreo. Miles de personas fueron enviadas a campos de exterminio a diario (Vernichtungslager, a veces llamadas «fábricas de muerte») y los campos de concentración (Konzentrationslager, KZ), algunos de los cuales fueron centros de detención, pero más tarde convertidos en campos de la muerte con el fin de eliminar a sus reclusos.

Muerte y destrucción durante la batalla de Stalingrado (octubre de 1942). La derrota alemana ante los soviéticos en esta batalla fue un punto de inflexión en el conflicto.

A medida que la economía se recuperaba de la guerra soviética, a pesar de la pérdida de territorio industrial por los ocupantes alemanes, el Ejército Rojo hizo un gran frente contra el ejército alemán. En 1943 los soviéticos habían derrotado a los alemanes en Stalingrado y comenzaron a empujar hacia el oeste en julio.

Desde 1942, los Aliados occidentales habían intensificado los bombardeos sobre el territorio ocupado por los alemanes. Entre las tácticas aliadas que han sido muy controvertidas se encuentran los bombardeos a ciudades alemanas, que dieron como resultado la completa destrucción de las ciudades de Colonia y Dresde y muchas más. Estos bombardeos fueron la causa de numerosas víctimas entre la población civil, así como de graves dificultades para los supervivientes debido a la destrucción de la infraestructura. La invasión de Italia y el consiguiente colapso del régimen fascista causaron el debilitamiento de las fuerzas alemanas, que se vieron obligadas a dividirse para combatir en dos frentes.

El ejército alemán tuvo que replegarse de nuevo hacia las fronteras de Polonia en febrero de 1944, tras el éxito de la Operación Bagratión. Los Aliados abrieron un frente en junio de 1944 en Normandía, al tiempo que los soviéticos se convertían en una auténtica marea (con las consiguientes pérdidas) en el Frente Oriental. Con una media de tres campañas por frente, el constante bombardeo aliado y el agotamiento del petróleo y de las líneas de suministro permitieron que el territorio alemán fuese poco a poco ocupado.

La economía alemana dependía de materias primas pero Alemania no tenía territorios fuera de Europa que pudieran proporcionarlas (a diferencia de la URSS, EE. UU. o incluso Reino Unido). Ello causó que Alemania debiese aprovechar al máximo las materias primas existentes en sus territorios ocupados, así como la capacidad industrial de éstos. Debido a que millones de ucranianos y rusos murieron en la guerra, se originó un superávit en la producción de alimentos de esos países, que sirvió para alimentar a los ciudadanos del Reich, lo cual palió parcialmente la carestía y el racionamiento, aunque la escasez de alimentos empezó a tornarse en un serio problema desde el año 1943 cuando la Wehrmacht era expulsada de grandes zonas agrícolas de Europa Oriental.No obstante, desde 1943 las tropas alemanas empezaron a perder grandes áreas agrícolas e industriales en Europa Oriental que dañaron su suministro de materias primas, algunas indispensables para la guerra (por ejemplo, petróleo de Rumanía), situación que perjudicó no sólo la industria bélica, sino los niveles de vida de los civiles alemanes, quienes no habían sufrido racionamientos hasta fines de 1942. A medida que se acercaba el Ejército Rojo, los civiles alemanes comenzaron a huir en masa de Silesia y Prusia Oriental y Occidental hacia el oeste por temor a la persecución. Aunque se cometieron crímenes por los Aliados occidentales, muchos alemanes creían que iban a estar más seguros bajo la ocupación de éstos que bajo la soviética. Los testimonios reales y la propaganda sobre las atrocidades soviéticas contra la población civil habían aterrorizado a los alemanes. Los bombardeos aéreos masivos de británicos y estadounidenses desde 1944 destruyeron ciudades, industrias y vías de comunicación, lo cual agravó más la situación económica alemana al dificultar la obtención rápida de material de guerra y prácticamente eliminar la fabricación de bienes de consumo, así como aumentar las privaciones de la población civil germana (por la destrucción de bienes particulares y dañar la distribución de alimentos) al mismo ritmo que la Wehrmacht no podía contener el avance de sus enemigos. En marzo de 1945, el propio ministro Albert Speer reconoció ante Hitler el colapso de la economía germana seis semanas antes de la rendición incondicional.

Millones de soldados alemanes murieron en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial; las estimaciones más altas hablan de 6,0 millones. Los cadáveres de los soldados alemanes (como también los de los aliados y soviéticos) se hicieron tan comunes que dejaron de generar emoción alguna y se convirtieron en una parte habitual y macabra del paisaje europeo de aquella época, y a menudo se les dio un entierro inadecuado o directamente no se hizo entierro alguno.

Soldados estadounidenses cruzan en 1945 la Línea Sigfrido, frontera entre Alemania y Francia.

A principios de 1945, las fuerzas soviéticas rodeaban Berlín y los estadounidenses y británicos habían tomado la mayor parte de la Alemania occidental. Las tropas soviéticas en movimiento hacia el oeste se reunieron con las tropas aliadas que se desplazaban hacia el este en Torgau, a orillas del río Elba, el 26 de abril de 1945 (Cohen). Con Berlín sitiado, Hitler y los otros miembros clave del régimen nazi se vieron obligados a vivir en la clandestinidad, refugiados en el Führerbunker, mientras que la superficie de Berlín fue constantemente bombardeada por el Ejército Rojo. Encerrado en su búnker subterráneo, Hitler se encontró cada vez más aislado y separado de la realidad, mostrando signos de trastorno mental cada vez más frecuentes, como accesos de ira e infantiles rabietas cuando se le informaba de la difícil situación que afrontaba el resto del Berlín alemán y las fuerzas armadas que allí se encontraban. En un ataque de ira durante una reunión con los comandantes militares se dice que Hitler comenzó a considerar la posibilidad de suicidarse, pues tuvo que reconocer que Alemania ya no podía ganar la guerra.

Berlín fue finalmente rodeado y cortadas las comunicaciones entre la capital y el resto de Alemania. A pesar de la evidente derrota total, Hitler se negó a renunciar a su poder o a entregarse. Sin comunicaciones procedentes de Berlín, Hermann Göring envió un ultimátum a la capital pidiendo asumir el régimen nazi en abril, pues consideraba que Hitler había quedado incapacitado como líder. Al recibir el mensaje, Hitler ordenó airadamente la detención inmediata de Göring e hizo que un avión entregase el mensaje a Göring en Baviera. Más tarde, el Reichsführer-SS Heinrich Himmler, comenzó en el norte de Alemania a comunicarse con los Aliados occidentales en busca de una paz negociada. Hitler, una vez más, reaccionó violentamente a estos intentos y ordenó la detención y ejecución de Himmler. Dada la nula intención de rendirse por parte de Hitler, los intensos combates callejeros continuaron en las desgarradas ruinas de Berlín; los restos del ejército alemán, las juventudes hitlerianas y las Waffen-SS se batían con el Ejército Rojo. Esta batalla se conoce como la batalla de Berlín. Las fuerzas alemanas y soviéticas sufrieron graves pérdidas, llegando los alemanes a reclutar a un gran número de niños y ancianos para defender las bolsas de territorio berlinés todavía no controladas por el Ejército Rojo. El 30 de abril de 1945, asolada la ciudad por la cruel batalla, Hitler se suicidó en su búnker subterráneo. Dos días después, el 2 de mayo, el general alemán Helmuth Weidling se rindió incondicionalmente al general soviético Vasili Chuikov.

Hitler fue sucedido por el almirante Karl Dönitz como presidente del Reich, mientras que Joseph Goebbels fue nombrado Canciller del Reich, suicidándose tan sólo un día más tarde. Sin embargo, nadie asumió el cargo de Führer. El gobierno de Dönitz, establecido cerca de la frontera danesa, solicitó sin éxito una paz con los Aliados occidentales. Entre el 4 y el 8 de mayo de 1945, el resto de las fuerzas armadas alemanas (2,5 millones de hombres) se rindieron incondicionalmente en toda Europa (Alemania Instrumento de Entrega, 1945). Finalmente el mariscal Wilhelm Keitel capituló oficialmente ante el mariscal ruso Gueorgui Zhúkov la noche del 8 al 9 de mayo de 1945. Era el fin de la Alemania nazi.

Economía

La fábrica de aceite sintético IG Farben en construcción en Buna Werke (1941), cerca de Auschwitz Monowitz.

Cuando el Partido Nazi tomó el poder en 1933, la economía de Alemania ya se había recuperado bastante del desastre económico originado por el Tratado de Versalles, pero aún sufría en parte los efectos de la Gran Depresión iniciada en EE. UU. en 1929 y que también había perjudicado severamente el comercio exterior alemán. Entre 1934 y 1937, la Alemania nazi gozó de excelentes estándares de vida para la clase obrera y media, se iniciaron importantes trabajos de comunicación vial (carreteras) y edificios ostentosos. Si bien el Partido Nazi acaparaba todo el poder político, permitió que el capitalismo siguiera siendo aplicado en Alemania y no expropió la propiedad privada, dejando a las empresas privadas germanas continuar sus actividades. No obstante, el régimen de Hitler impulsó una enorme intervención del Estado en la economía ya sea creando empresas estatales de servicios como fijando controles de precios y reglamentando toda actividad de las empresas privadas, de tal manera que los empresarios alemanes debieron seguir las directivas gubernamentales para así conservar sus propiedades y riquezas, pues de lo contrario podían ser considerados también opositores al régimen y sufrir la respectiva represión.

Sin embargo, gran parte de la economía del Tercer Reich se había orientado hacia el armamentismo y en especial para preparar una eventual guerra con las naciones eslavas, en vez de dirigirse a producir bienes de consumo o hacia una expansión comercial. No obstante, la concentración de capital en la industria de armas favoreció una rápida expansión de la capacidad industrial germana y ayudó a reducir los niveles de desempleo.[7]

Comercio con Europa oriental

La Gran Depresión desbarató los intentos de industrialización y autarquía de los países de la Europa central y oriental.[8]​ La reducción del comercio mundial aumentó la competencia entre las empresas exportadoras, para la que las de esta zona, acostumbradas a la protección estatal implantada tras la Primera Guerra Mundial, no estaban preparadas.[8]​ El hundimiento de las exportaciones y la imposibilidad de pagar la deuda externa facilitaron la integración de las naciones de la región en la economía alemana, que se preparaba para la guerra.[8]​ Los acuerdos bilaterales entre el Reich y estos países supusieron un sustituto parcial del mercado mundial para estos, un destino alternativo para sus exportaciones.[8]​ Durante el segundo lustro de la década de 1930, Alemania se convirtió en el principal socio comercial de las naciones de Europa central y oriental.[8]​ En 1937, Berlín controlaba el 37 % de las exportaciones búlgaras y el 22 % de las yugoslavas; al final de la década, su control del mercado lituano era casi total y adquiría el 37 % de las exportaciones letonas.[8]​ A la dependencia económica de Alemania le siguió la política: estos países acabaron aliados a Alemania u ocupados por esta.[8]

Arte y cultura

Estadio Olímpico de Berlín, 1936.

En su juventud, Hitler tuvo la aspiración de hacer carrera como pintor, pero fue rechazado en dos oportunidades en Viena. Cuando se convirtió en la cabeza del Estado alemán, apoyó el desarrollo de las artes, exceptuando aquellas que la ideología nazi consideraba como decadentes, y tomó bajo su alero al arquitecto Albert Speer, quien transformó las ideas de magnificencia de Hitler en hormigón.

Buena parte de la producción artística alemana en este periodo se consagró al ensalzamiento de los valores de la familia, la nación y en especial la raza aria, educando a las nuevas generaciones con contenidos antisemitas e intolerantes. En este tema, el ministro de propaganda Joseph Goebbels tuvo un importante papel doctrinario.

La arquitectura también recibió un impulso considerable durante el régimen. Un ambicioso plan, que buscaba convertir Berlín en la capital más imponente del mundo, nunca llegó a concretarse a causa del estallido de la guerra. Durante años Hitler y su arquitecto en jefe Albert Speer proyectaron edificios y planearon un radical cambio urbanístico que actualmente suele considerarse como megalómano.

El primer paso de estos planes fue el estadio para los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, diseñado por Werner March, la única gran obra arquitectónica de este periodo que ha sobrevivido. El edificio albergó el partido final de la Copa Mundial de Fútbol de 2006.

Speer proyectó asimismo la nueva Cancillería del Reich, que incluía un enorme salón dos veces mayor que el Salón de los Espejos del Palacio de Versalles. Hitler quería construir una tercera Cancillería, aún mayor, aunque nunca se comenzó. La segunda cancillería fue dañada seriamente por el ejército soviético en la batalla de Berlín en 1945. Ese mismo año fue demolida en presencia del primer ministro del Reino Unido, Winston Churchill.

En 1937, Speer proyectó el pabellón alemán de la Exposición Internacional de 1937 en París, que estaba situado justo en frente del pabellón soviético. Su diseño magnificente opacó al pabellón soviético. Speer pretendía representar una defensa sólida contra los embates del comunismo. No obstante, ambos pabellones fueron galardonados con medallas de oro por sus diseños.

Leni Riefenstahl (detrás del camarógrafo) rodando durante los Juegos Olímpicos de Berlín 1936.

Otras obras destacadas que han sobrevivido son el Aeropuerto de Berlín-Tempelhof y Prora, una estación vacacional construida en la isla de Rügen.

Entre los proyectos de Speer y Hitler se encuentra la Volkshalle, o Salón del Pueblo, un domo de 200 m de altura y 250 m de diámetro, 16 veces más grande que la Basílica de San Pedro. Hitler también planeaba construir un arco, similar al Arco de Triunfo de París, pero de 100 m de altura, en cuyo interior estarían grabados los nombres de todos los muertos alemanes de la Primera Guerra Mundial. El prematuro comienzo de la guerra evitó que se construyeran estas gigantescas obras debido al racionamiento de materiales de construcción, por un lado, y por otro, a que el peso del monumento excedía las condiciones del terreno. Una probeta de cemento llegó a ser instalada en el lugar, y con el tiempo cedió el terreno.

El cine tuvo en Leni Riefenstahl su representante más destacada, gracias a dos obras: El triunfo de la voluntad y Olympia. Esta última película es admirada por el uso de técnicas innovadoras para la época, si bien ella misma ha sido criticada por hacer propaganda para la ideología nazi.

Por su parte, la formación de las nuevas generaciones estaba tempranamente enmarcada dentro de proyectos nacionalistas, como las Juventudes Hitlerianas. En centros construidos especialmente, como el castillo Vogelsang en la actual Renania del Norte-Westfalia (RNW), se formaba a la élite nacionalsocialista. Tras la caída del régimen, el castillo con sus 330 ha circundantes fueron ocupadas, primero por el ejército británico y a partir de 1950, por el de Bélgica. Desde comienzos de 2006, el complejo forma parte del Parque nacional del Eifel.

Gobierno y jerarquía

Cronología

1933
1934
1935
1936
1938
1939
1940
1941
1942
1943
1944
1945

Véase también

Referencias

  1. Cf. Richard J. Evans, El Tercer Reich en guerra (1939-1945), trad. de Miguel Salazar, Península, Barcelona, 2011, pág. 17.
  2. «Las Olimpiadas nazi: Berlín, 1936». United States Holocaust Memorial Museum. Consultado el 5 de abril de 2009. «Luego de que el Comité Olímpico Internacional calmara las preocupaciones respecto de la seguridad de los atletas negros en la Alemania nazi, la mayoría de los periódicos afroamericanos se opusieron al boicot contra las Olimpíadas de 1936. Con frecuencia, los periodistas negros ponían de manifiesto la hipocresía de aquellos partidarios del boicot que no se ocupaban primero del problema de la discriminación en contra de los atletas negros en el territorio estadounidense. » 
  3. La Razón (España) (ed.). «El niño negro que sobrevivió en la Alemania nazi». Consultado el 5 de abril de 2009. 
  4. El último sobreviviente. «Shie Gilbert vivió, sufrió y sobrevivió al Holocausto, es decir, a la política sistemática de aniquilación de judíos y otros grupos «antagónicos» en la Alemania Nazi. Mi padre, alemán, gentil a los ojos de la comunidad judía, fue un hombre que luchó desde la adolescencia contra el sistema que hizo y hace posible el surgimiento de nazis y neonazis que desconocen al otro, régimen que busca sistemáticamente exterminarlo, trátese de negros, amarillos, homosexuales, discapacitados y, por supuesto, judíos, entre otros más. » 
  5. ushmm (2011). «El Tercer Reich». Consultado el 14 de julio de 2014. 
  6. Shirer, ibid., pág. 194.
  7. Programa económico del nazismo. Discurso de Hitler del 6 de julio de 1933 sobre economía y organización del Estado
  8. a b c d e f g Berend, 2000, p. 319.

Bibliografía

Bibliografía complementaria

  • Grunberger, Richard (1971). Historia social del tercer Reich. Ariel. ISBN 9788434434936. 
  • Lozano, Álvaro (2008). La Alemania nazi (1933-1945). Marcial Pons. ISBN 9788496467712. 

Enlaces externos