Arthur Schopenhauer

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Esta es una versión antigua de esta página, editada a las 11:11 3 jun 2020 por PabloTecEspaña (discusión · contribs.). La dirección URL es un enlace permanente a esta versión, que puede ser diferente de la versión actual.
Arthur Schopenhauer
{{{Alt
Fotografiado en 1859 por J. Schäfer.[1]
Información personal
Nacimiento 22 de febrero de 1788
Danzig, República de las Dos Naciones
Fallecimiento 21 de septiembre de 1860 (72 años)
Fráncfort del Meno, Confederación Germánica
Causa de muerte Insuficiencia respiratoria Ver y modificar los datos en Wikidata
Sepultura Cementerio principal de Frankfurt Ver y modificar los datos en Wikidata
Residencia Gdansk, Hamburgo y Fráncfort del Meno Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Prusiana
Religión Ateísmo Ver y modificar los datos en Wikidata
Familia
Padres Heinrich Floris Schopenhauer y Johanna Schopenhauer
Educación
Educación Ph. D.
Educado en Universidad de Jena
Información profesional
Ocupación Filósofo, profesor
Empleador
Movimientos Pesimismo, nihilismo, ateísmo, antinatalismo
Instrumento Flauta Ver y modificar los datos en Wikidata
Obras notables El mundo como voluntad y representación
Parerga y paralipómena
Sobre la cuádruple raíz del principio de razón suficiente
Firma

Arthur Schopenhauer ['ʔatʰu:ɐ 'ʃo:pnhaʊɐ], también mentado como Arturo Schopenhauer[2]​ (Gdansk, 22 de febrero de 1788-Fráncfort del Meno, Reino de Prusia, 21 de septiembre de 1860) fue un filósofo alemán, considerado uno de los más brillantes del siglo XIX y de más importancia en la filosofía occidental, siendo el máximo representante del pesimismo filosófico.

Su filosofía, concebida esencialmente como un «pensar hasta el final» de la filosofía de Kant, es deudora de Platón y Spinoza, sirviendo además como puente con la filosofía oriental, en especial con el budismo, el taoísmo y el vedanta, afirmando principios como el ascetismo y la noción de la apariencia del mundo.[3][4]​ En su obra tardía, a partir de 1836, presenta su filosofía en abierta polémica contra los desarrollos metafísicos postkantianos de sus contemporáneos. Su obra ha sido descrita como una manifestación ejemplar de pesimismo filosófico.[5]

Su trabajo más famoso, Die Welt als Wille und Vorstellung (El mundo como voluntad y representación),[6]​ constituye desde el punto de vista literario una obra maestra de la lengua alemana de todas las épocas.[7]​ Desde el ámbito filosófico, tuvo gran repercusión sobre todo durante la segunda mitad del siglo XIX en toda Europa y supone además una de las cumbres del idealismo occidental y del pesimismo profundo, que perdura en la obra de escritores y pensadores de los siglos XIX y XX.

Biografía

La casa de Gdansk (en la actual Polonia) en la que nació Arthur Schopenhauer.

Arthur Schopenhauer nació el 22 de febrero de 1788 en el seno de una acomodada familia de Danzig. El padre de Arthur, Heinrich Floris Schopenhauer, fue un próspero comerciante que inició a su hijo en el mundo de los negocios, haciéndole emprender largos viajes por Francia e Inglaterra. Su madre, Johanna Henriette Trosenier, fue una escritora que alcanzó cierta notoriedad al organizar soirées (veladas) literarias en la ciudad de Weimar. Tales reuniones le brindaron al joven Arthur la oportunidad de entrar en contacto con grandes personalidades del mundo cultural de su tiempo como Goethe y Wieland. Por lo demás, el carácter extrovertido y jovial de Johanna contrastaba con la hosquedad y misantropía de su hijo. De ahí que la relación entre ambos fuera bastante conflictiva. Este rasgo de la personalidad de Schopenhauer condicionó también el trato con su única hermana, Adele, nueve años menor que él.

Residencia de Arthur Schopenhauer desde 1793 hasta 1805 en Hamburgo.

En 1793, poco antes de que Danzig fuera anexada a Prusia, la familia se trasladó a Hamburgo. Por expreso mandato paterno y a contramano de su propia vocación, Schopenhauer inició en 1805 la carrera de comercio en calidad de aprendiz. Ese mismo año murió su padre, presumiblemente por suicidio. No obstante, Arthur siempre llevó una buena relación con él, estima que aparece en sus escritos al agradecer que su independencia económica heredada de su progenitor le hubiera permitido llevar a cabo su verdadera vocación. Al morir Heinrich Floris, el resto de la familia se trasladó a Weimar. Es allí donde su madre decidió iniciar las ya mencionadas tertulias literarias. Arthur, sin embargo, permaneció en Hamburgo con el fin de ejercer la profesión de comerciante.

Pero, poco antes de cumplir los veinte años de edad, Schopenhauer decidió abandonar definitivamente el comercio para emprender estudios universitarios. De este modo, en 1809, se matriculó como estudiante de Medicina en la Universidad de Gotinga, donde asistió a varios cursos. Allí conoció a Gottlob Schulze, un profesor de filosofía que le aconsejó emprender el estudio pormenorizado de Platón y Kant, para que luego lo complementara con la lectura de las obras de Aristóteles y Spinoza.

La lectura de estos autores despertó en Schopenhauer su vocación filosófica y en 1811 se trasladó a Berlín, donde estudió durante dos años, para seguir los cursos de Fichte y Schleiermacher. Sin embargo, ambos filósofos —muy en boga por aquel entonces— solo consiguieron decepcionarlo. Algo parecido puede decirse de Schelling, a quien Schopenhauer leyó intensamente, como también a Fichte, en sus años de estudiante en Berlín. A pesar de haberse pasado a la facultad de filosofía, Schopenhauer también se matriculó en cursos de filología clásica y de Historia y asistió también a un buen número de cursos de ciencias naturales, pues consideraba que estos conocimientos ampliaban y reforzaban su formación filosófica.[8]​ Ante la inminencia de los combates en contra de la ocupación napoleónica, Schopenhauer abandonó Berlín y, tras una breve estancia junto a su familia en Weimar, decidió retirarse a Rudolstadt. Allí terminó de redactar su tesis titulada Über die vierfache Wurzel des Satzes vom zureichenden Grunde (Sobre la cuádruple raíz del principio de razón suficiente), escrito este que presentó en noviembre de 1813 y que le valió el título de Doctor por la Universidad de Jena.

Retrato de Arthur Schopenhauer de 1815 alrededor de sus 18 años por Ludwig Sigismund Ruhl 

Poco tiempo después regresó a la casa materna en Weimar, donde tuvo ocasión de vincularse con Goethe y de conocer al orientalista Friedrich Majer, quien lo introdujo en la antigua filosofía hindú.[9]​ Las conversaciones con Goethe en torno a temas relacionados con la Teoría de los colores del poeta condujo a Schopenhauer a elaborar una teoría propia al respecto, que plasmó en su segunda obra, Sobre la visión y los colores, de 1816. Schopenhauer mostraría toda su vida una gran admiración por Goethe, Homero, Shakespeare y escritores del Siglo de Oro español, especialmente Francisco Suárez y Baltasar Gracián, a quien tradujo al alemán y a quien leía y citaba siempre en español.

De la fusión de las doctrinas brahmánicas y búdicas con las enseñanzas de Platón y Kant, habría de surgir el núcleo del propio sistema schopenhaueriano, sistema este que quedó definitivamente plasmado en su «obra capital» (Hauptwerk, denominada así por el mismo Schopenhauer) intitulada El mundo como voluntad y representación (título original: Die Welt als Wille und Vorstellung).[6]​ Schopenhauer escribió su obra capital durante los cuatro años que residió en Dresde, concluyendo la redacción del manuscrito en 1818. Aunque la primera edición apareció de hecho en diciembre de 1818, se imprimió con la fecha de 1819, razón por la que generalmente la obra se data según la fecha que apareció impresa.

A pesar de las grandes expectativas que Schopenhauer había cifrado en su obra, ésta resultó un rotundo fracaso. Tanto fue así que, nueve años después de su aparición, todavía quedaban en los depósitos de la editorial Brockhaus ciento cincuenta ejemplares de una tirada de ochocientos, muchos de los cuales, a su vez, habían sido reciclados en lugar de venderse.

Entre los años 1818 y 1819, Schopenhauer viajó por Italia y visitó las ciudades de Florencia, Roma, Nápoles y Venecia.

En el verano de 1819, a raíz de una crisis financiera sin mayores consecuencias, se vio obligado a volver a Alemania. Una vez allí, decidió entrar en la docencia. Fue admitido como profesor en la Universidad de Berlín, donde comenzó a dictar clases en marzo de 1820 como Privatdozent. Según una anécdota relatada por el propio Schopenhauer, su examen de habilitación estuvo marcado por su confrontación con Hegel, quien se hallaba en el tribunal.

Daguerrotipo de Arthur Schopenhauer en 1845, a los 57 años de edad.

Con la expresa intención de competir con Hegel, que a la sazón se estaba convirtiendo, a todo efecto, en el filósofo oficial de la nación y gozaba de una creciente popularidad, Schopenhauer hizo coincidir el horario de sus cursos con los de aquel, aunque sin éxito alguno. Su fugaz paso por los claustros duró solo seis meses.

Schopenhauer emprendió, en 1822, un nuevo viaje a Italia. Más tarde, en 1825, regresó a Berlín, donde intentó infructuosamente regresar a la docencia.

En 1831, huyendo de una epidemia de cólera —que ese mismo año había de cobrarse la vida de Hegel—, Schopenhauer se radicó en Fráncfort, donde llevó una vida apacible y recluida durante los últimos 28 años de su vida.

Después de una década y media sin nuevas publicaciones, en 1836 se decidió de nuevo a llevar un escrito a las prensas: Sobre la voluntad en la naturaleza, donde se esforzaba por mostrar las coincidencias de los resultados recientes de diversas ciencias con las doctrinas de su filosofía. El año siguiente, presentó la memoria Sobre la libertad de la voluntad humana, también conocida bajo el título Ensayo sobre el libre albedrío, a un concurso abierto por la Real Sociedad Noruega de las Ciencias, siendo premiada en enero de 1839. No tuvo la misma suerte su memoria Sobre el fundamento de la moral, ya que la Real Sociedad Danesa de las Ciencias, indignada por las invectivas contra Hegel y Fichte que se hallaban en la obra, prefirió dejar desierto el premio. Las dos memorias fueron reunidas y publicadas en 1841 bajo el título común Los dos problemas fundamentales de la Ética.

En 1844 vio la luz la segunda edición de su obra capital, considerablemente aumentada con diversas adiciones y con un segundo tomo con cincuenta nuevos capítulos. La publicación dio lugar a algunas reseñas y a que comenzaran a aparecer seguidores, de entre los cuales cabe destacar a Julius Frauenstädt. Dado que la tesis doctoral, considerada por Schopenhauer la «introducción» ideal a su sistema, no se hallaba disponible, emprendió su segunda edición (1847), sometiendo la obra a severos cambios.

Lápida de la tumba de Schopenhauer (Cementerio mayor, Fráncfort del Meno).

Más tarde, en 1851, apareció una colección de ensayos y aforismos publicada bajo el nombre de Parerga y paralipómena. Esta obra le permitió a Schopenhauer alcanzar finalmente la repercusión y el renombre que por tanto tiempo le habían sido negados. En 1854 se reeditaron el escrito de 1816 sobre los colores y Sobre la voluntad en la naturaleza, ambos con abundantes adiciones y cambios. La tercera y última edición de El mundo como voluntad y representación tuvo lugar, al fin, en 1859. Otras reediciones (Parerga y Paralipómena, Sobre la cuádruple raíz del principio de razón suficiente) fueron realizadas póstumamente de la mano de J. Frauenstädt, siguiendo indicaciones de Schopenhauer.

Schopenhauer murió como consecuencia de un paro cardiorrespiratorio el 21 de septiembre de 1860. Dos años después, Wilhelm Gwinner escribió un libro sobre su trato personal con él y sobre sus gustos, apetitos y hábitos que no se molestaba en ocultar.[10][11]

Pensamiento

Interpretación del mundo

La filosofía de Schopenhauer es atea. Una de sus tesis fundamentales manifiesta que la miseria y el dolor del mundo contradicen la omnipotencia de un Dios bueno. En su obra Sobre la visión y los colores presentó y formó una teoría sobre la visión que ya apuntaba al concepto de «representación». Trabajó en la elaboración de su obra El mundo como voluntad y representación durante cinco años para «desentrañar el enigma de la existencia», presentando un sistema de filosofía que comprendía gnoseología, estética, ética y una «metafísica» como fundamento único de la realidad.[12]

Voluntad

Denn da der ganze Mensch nur die Erscheinung seines Willens ist; so kann nichts verkehrter sein, als, von der Reflexion ausgehend, etwas Anderes sein zu wollen, als man ist <...> [Puesto que el hombre en su totalidad es solo el fenómeno de su voluntad, nada puede resultar más absurdo que, partiendo de la reflexión, querer ser algo distinto de lo que se es <...>][13]

Schopenhauer vio su filosofía como una continuación de la de Kant, y utilizó los resultados de sus investigaciones epistemológicas, es decir, el idealismo trascendental, como punto de partida para el suyo. Poco dado en principio a las licencias especulativas del idealismo alemán, tomó como base de su propio sistema el criticismo de Kant. Sin embargo, mientras Kant en la primera crítica negaba radicalmente la posibilidad de conocer el noúmeno o cosa en sí (Ding an sich), Schopenhauer sostuvo que mediante la introspección era posible acceder al conocimiento esencial del yo. Identificó a este con un principio metafísico al que denominó «voluntad» o «voluntad de vivir» (Wille zum Leben). Schopenhauer desarrolló un sistema llamado voluntarismo.[14]

El concepto de voluntad, en el estricto sentido schopenhaueriano, no alude a la mera facultad psíquica de querer sino que, antes bien, se refiere a un ser o esencia (Wesen) de carácter metafísico cuyo correlato sensible es el mundo fenoménico. Kant había argumentado que el mundo empírico es simplemente un complejo de apariencias cuya existencia y conexión ocurren solo en nuestras representaciones. Schopenhauer reitera esto en la primera oración de su trabajo principal: "El mundo es mi representación". No extraemos leyes empíricas de la naturaleza, sino que las prescribimos.

Representación

En efecto: el mundo de los fenómenos —que a diferencia de la Voluntad está sujeto indefectiblemente a las coordenadas espacio-temporales determinadas por el principio de individuación (principium individuationis) y a la ley de causalidad—, no es más que la Voluntad misma «objetivada» que, en cuanto tal, debe ser entendida en términos de lo que Schopenhauer llama «representación» (Vorstellung). Según Schopenhauer, la voluntad —en su modo de ser objetivado— se manifiesta en todos los estratos del mundo natural, desde la simple piedra hasta el hombre, en quien alcanza su grado máximo al adquirir la forma del deseo consciente —en cuyo único caso pasa a identificarse con la noción corriente de voluntad—. En sí misma, sin embargo, la Voluntad no es otra cosa que «un ciego afán (Drang), un impulso o pulsión (Trieb) carente por completo de fundamento y motivos» (El mundo como voluntad y representación, II. ii, 28). En otras palabras:

Bajo tales aspectos, entonces, resulta evidente que yo, con razón, haya puesto a la Voluntad de vivir como lo ulteriormente inexplicable, o más bien, como fundamento y base de toda explicación y que ésta —muy lejos de ser un palabrerío vacío como 'lo absoluto', 'lo infinito', 'la idea' y demás expresiones similares— sea lo más real (das Allerrealste) que conocemos; más aún: el núcleo de la realidad misma (der Kern der Realität selbst). (Ibid.)

Principio de razón suficiente

Schopenhauer redujo los doce conceptos puros a priori del entendimiento (categorías) del sistema kantiano a uno solo: el principio de razón suficiente, que se subdivide en cuatro formas:

  1. El principio de razón suficiente del devenir o de la causalidad que se corresponde con la representación empírica;
  2. el principio de razón suficiente del conocer que se corresponde con la verdad lógica;
  3. el principio de razón suficiente del ser que se corresponde con la geometría y la aritmética;
  4. y el principio de razón suficiente del obrar que se corresponde con el conocimiento de sí.

Pesimismo

Billete de Danzig con la efigie de Schopenhauer (1923). Nótese el valor nominal, consecuencia de la hiperinflación: 500 millones de marcos.

Ahora bien, en la medida en que la voluntad se expresa en la vida anímica del hombre bajo la forma de un continuo deseo siempre insatisfecho, Schopenhauer concluye que «toda vida es esencialmente sufrimiento (Leiden)» (Op. cit., IV, § 56). Para Schopenhauer, el deseo humano era inútil, ilógico, sin dirección y, por extensión, también lo era toda acción humana en el mundo. Y aun cuando el hombre, tras múltiples esfuerzos, consigue mitigar o escapar momentáneamente del sufrimiento, termina por caer, de manera inexorable, en el insoportable vacío del aburrimiento. De ahí que la existencia humana sea un constante pendular entre la Escila del dolor (Schmerz) y la Caribdis del tedio (Langeweile), periplo este que la inteligencia solo puede anular a través de una serie de fases que conducen, progresivamente, a una negación consciente de la Voluntad de vivir.

Es por ello por lo que Schopenhauer propone una huida del mundo. Con todo, no aprueba el suicidio como camino, ya que el suicida no renuncia a la vida en sí misma, sino a la que le ha tocado vivir en condiciones desfavorables. Por lo tanto, el filósofo reconocerá como válidas solo tres alternativas, que jerarquiza según el grado de aniquilación de la Voluntad implicado en cada una de ellas:

  • la contemplación de la obra de arte como acto desinteresado, fundamento de su estética;
  • la práctica de la compasión, piedra angular de su ética;
  • la autonegación del yo (asimilable a una suerte de nirvana) mediante una vida ascética.

Por lo demás, Schopenhauer fue el primer gran filósofo occidental que puso en contacto los pensamientos de su época con los de Oriente[15]​ y uno de los primeros en manifestarse abiertamente ateo.[16]

Antinatalismo

La sustitución de Dios por una fuerza impersonal y la importancia que adquieren la reproducción y por tanto el sexo en su filosofía, ha llevado a algunos a considerarlo un precursor de Darwin y de Freud.[17]​ En su ensayo, Los Dolores del mundo, argumenta una posición precursora al antinatalismo: "Si el acto de la procreación no fuera acompañado de deseo y sentimientos de placer y se basara en la base de consideraciones puramente racionales, ¿existiría la raza humana hoy? Tendríamos compasión por las siguientes generaciones como para preferir ahorrarles la carga de la existencia o al menos para no dejar sobre ellos esta carga a sangre fría".[18][19]

Esto no quiere decir que uno deba odiar la crianza de los hijos o que no aportan bienestar, sino que la crianza de los hijos, como el resto de la vida, es "una tarea a realizar", en palabras de Schopenhauer. Cuando decimos que queremos que nuestros hijos sean felices y seguros, lo que queremos decir es que crezcan para tomar decisiones libres que son significativas y que estén dispuestos a arriesgar sus vidas en ellas. Schopenhauer sugiere que el optimismo fingido, lo que los existencialistas llamarán como "mala fe", tiene la extraña consecuencia de alienar a los demás. Esta comprensión le otorga a un padre algo que el optimismo generalmente prohíbe: empatía significativa por otra persona. Admite Schopenhauer, "pone a los demás en una luz correcta; y nos recuerda lo que, después de todo, es lo más necesario en la vida: la tolerancia, la paciencia, el respeto y el amor al prójimo, que todo el mundo necesita y que, por lo tanto, todo hombre debe a su prójimo".[20]

Ética

Fotografía de retrato de Arthur Schopenhauer en 1859, por Schäfer, J.

La ética de Schopenhauer fue expresada en sus obras Los dos problemas fundamentales de la ética (Die beiden Grundprobleme der Ethik) y una cuarta parte de su trabajo central, El mundo como voluntad y representación. La tarea de la ética no es prescribir acciones morales que deberían hacerse, sino investigar acciones morales. La filosofía es siempre teórica: su tarea es explicar lo que se da.[21]

Según la enseñanza de Kant sobre el idealismo trascendental, el espacio y el tiempo son formas de nuestra sensibilidad debido a que los fenómenos aparecen en multiplicidad. La realidad en sí misma está libre de toda multiplicidad, no en el sentido de que un objeto es uno, sino que está fuera de la posibilidad de multiplicidad. De esto se deduce que dos individuos, aunque parecen distintos, en sí mismos no son distintos.[22]

Las apariencias están completamente subordinadas al principio de razón suficiente. Por lo tanto, el individuo egoísta que enfoca sus objetivos completamente en sus propios intereses tiene que lidiar con las leyes empíricas lo mejor que puede. Lo relevante para la ética son las personas que pueden actuar en contra de sus propios intereses. Si tomamos, por ejemplo, a un hombre que sufre cuando ve a sus semejantes vivir en la pobreza y, en consecuencia, utiliza una parte significativa de sus ingresos para satisfacer sus necesidades en lugar de sus propios placeres, entonces la forma más sencilla de describir esto es que hace menos distinción entre él y los demás de lo que generalmente se hace.

Con respecto a cómo nos parecen las cosas, el egoísta tiene razón al afirmar la brecha entre dos individuos, pero el altruista experimenta los sufrimientos de los demás como si fueran propios. Del mismo modo, un hombre compasivo no puede lastimar a los animales, aunque parezcan distintos de él. Lo que motiva al altruista es la compasión. El sufrimiento de los demás no es para él un asunto frío al que es indiferente, sino que se siente conectado con todos los seres. La compasión es, por lo tanto, la base de la moral.[23]

Entre los numerosos ensayos que contiene la obra Parerga y paralipómena sus «Aforismos sobre el arte de ser feliz» Schopenhauer aconsejaba que para no ser demasiado desgraciados, debemos olvidamos de la idea de que hemos venido al mundo para ser felices y luego abordaba el arte de no ser desdichados con útiles consejos.[24]

Política

La política de Schopenhauer fue, en su mayor parte, un eco de su ética. En comentarios políticos en su Parerga y paralipómena, Schopenhauer se describió a sí mismo como un defensor del gobierno limitado. Lo esencial, pensó, era que el estado debía "dejar a cada hombre libre para que trabajara su propia salvación ", y mientras el gobierno fuera así limitado, "preferiría ser gobernado por un león que uno de [sus] compañeros ratas ", es decir, por un monarca, en lugar de un demócrata. Schopenhauer compartió la opinión de Thomas Hobbes sobre la necesidad del estado, y de la acción del estado, para controlar las tendencias destructivas innatas de nuestra especie. También defendió la independencia de los poderes legislativo, judicial y ejecutivo del poder, y un monarca como un elemento imparcial capaz de practicar la justicia (en un sentido práctico y cotidiano, no cosmológico).[25]​ Declaró que la monarquía es "lo que es natural para el hombre", ya que "la inteligencia siempre tiene bajo un gobierno monárquico una oportunidad mucho mejor contra su enemigo irreconciliable y siempre presente, la estupidez" y el republicanismo menospreciado como "antinatural ya que es desfavorable para la vida intelectual superior y las artes y las ciencias ".[26]

Schopenhauer atribuyó la primacía de la civilización a las "razas blancas" del norte debido a su sensibilidad y creatividad.[27]​ A pesar de esto, estaba firmemente en contra del trato diferente de las razas, era fervientemente antiesclavista y apoyaba el movimiento abolicionista en los Estados Unidos.[28]​ Schopenhauer también mantuvo un marcado anti-judaísmo metafísico y político.[29]​ El hombre goza de una mejor posición en las reflexiones de Schopenhauer a diferencia de la mujer.[30]​ Schopenhauer hizo grotescas comparaciones de las cualidades femeninas. Una de las ideas más recurrentes fue la necesidad de que el hombre se relacione con la mujer adecuada para que los hijos gocen de buena salud y buenas capacidades.[31]​ Esta visión de la importancia para las especies que elegimos amar se reflejó en sus puntos de vista sobre la eugenesia.

Bienestar animal

Arthur Schopenhauer con su caniche caricaturizado por Wilhelm Busch

En este sentido, cabe destacar la acérrima defensa que propugnó por los derechos de los animales, seguramente motivada por sus influencias de Oriente, de tal suerte que en su obra pueden verse numerosos pasajes a este respecto:

La supuesta ausencia de derechos de animales, la zoantropía que nuestra actuación hacia ellos no tiene relevancia moral o como se dice en el lenguaje ético no hay deber frente a la criatura, es una de las barbaridades de occidente cuyo origen está el Judaísmo.
Arthur Schopenhauer: Escritura premia sobre la base de la moral § 19[32]
La compasión hacia los animales está tan estrechamente ligada a la bondad de carácter que se puede afirmar con seguridad que quien es cruel con los animales no puede ser una buena persona.[33]
Una compasión sin límites por todos los seres vivos es la prueba más firme y segura de la buena conducta moral.[34]
Ni el mundo es un artilugio (Machwerk) para nuestro uso ni los animales son un producto de fábrica para nuestra utilidad.[35]
El hombre no debe compasión (Erbarmen) a los animales, sino justicia.[36]
El hombre ha hecho de la Tierra un infierno para los animales.[cita requerida]

Legado

La originalidad y el carácter anticipativo del pensamiento schopenhaueriano dejó su fuerte e insoslayable impronta en autores de la talla de Philipp Mainländer, Richard Wagner, León Tolstói, Henri Bergson, Friedrich Nietzsche, Sigmund Freud, Thomas Mann, Hans Vaihinger, Eduard von Hartmann, Carl Gustav Jung, Albert Einstein,[37]Otto Weininger, Otto Rank, Erwin Schrödinger,[38]Ludwig Wittgenstein, Albert Caraco, Marcel Proust, Jorge Luis Borges, Pío Baroja, August Strindberg, Émile Cioran, Samuel Beckett,[39]​ o Miguel de Unamuno,[40]​ entre otros.

El concepto de Schopenhauer de impulso («Trieb») sin objeto, presumiblemente a través de la obra de Nietzsche, se situaría en la base de la doctrina psicoanalítica de la pulsión de Sigmund Freud, otro pesimista.

Schopenhauer fue bien leído entre los físicos, especialmente Einstein, Schrödinger, Wolfgang Pauli[41]​ y Majorana. Einstein describió los pensamientos de Schopenhauer como un "consuelo continuo" y lo llamó un genio.[42]Konrad Wachsmann recordó: "A menudo se sentaba con uno de los volúmenes de Schopenhauer gastados, y mientras estaba sentado allí, parecía tan complacido, como si estuviera comprometido con un trabajo sereno y alegre".[43]

Cuando era adolescente, Ludwig Wittgenstein adoptó el idealismo epistemológico de Schopenhauer. Sin embargo, después de su estudio de la filosofía de las matemáticas, rechazó el idealismo trascendental epistemológico por el realismo conceptual de Gottlob Frege. En años posteriores, Wittgenstein fue muy desdeñoso con Schopenhauer, describiéndolo como un pensador en última instancia superficial: "Schopenhauer tiene una mente bastante ruda ... donde comienza la profundidad real, llega a su fin".[44]Bertrand Russell tenía una baja opinión sobre el filósofo, y lo atacó en su famosa Historia de la Filosofía Occidental por alabar hipócritamente el ascetismo pero no actuar en consecuencia,[45]​ de la que él mismo se defendía respondiendo que no tenía la obligación de ser ejemplo de nada, igual que un escultor no tiene la obligación de asemejarse en belleza a sus obras.[17]

Hispanofilia

Busto de Arthur Schopenhauer por la escultora Elisabet Ney.

Schopenhauer se declaraba como apasionado de la lengua española, sus autores y los refranes, como atestiguan la aproximadamente treintena de libros en español presentes en su biblioteca particular. Según atestigua una carta dirigida al editor de Pedro Calderón de la Barca,[46]​ Schopenhauer empezó a aprender español en 1825:

Desde 1825 vengo dedicado al estudio del castellano, y ahora leo su excelente edición de Calderón sin dificultad alguna.

De hecho, su filosofía tiene mucho en común con los dramas filosóficos La vida es sueño y El príncipe constante de Calderón, que también admiraba Goethe. Entre los autores que admiraba se encontraba Baltasar Gracián, al que consideraba su autor favorito "y uno de los primeros del mundo".[46]​ Hasta tal punto llegaba su admiración por Gracián, que se propuso traducir el Oráculo Manual de Gracián al alemán con el título de Handorakel y que tradujo y publicó entre 1828 y 1832. Sobre El Criticón, alabó la obra como «la más grande y más hermosa alegoría que jamás se ha escrito».[46]

Entre los libros en español hallados en su biblioteca personal, se encuentran las siguientes ediciones:

Asimismo admiraba la obra en latín del escolástico Francisco Suárez.

Véase también

  • Unabomber, Theodore Kaczynski, profesor de Berkley, lanzó un manifiesto basado en la necesidad de retos reales de supervivencia "Escila del dolor (Schmerz)" y el control individual para confrontarlos (poder y control sobre uno), esto es, la destrucción de la industrialización, como base para acabar con "la Caribdis del tedio (Langeweile)", pues la falta de retos existenciales reales diarios, lleva a un vacío existencial, o la búsqueda por lo que vendrían a ser "pasiones falsas" para ocupar nuestra mente en juegos al que damos una relevancia que no tiene (como la pasión por las ciencias naturales de un emperador del Japón; o la desgraciada vida "demasiado fácil" y falta de motivación real de William James Sidis). Esta confrontación y búsqueda de poder y sensación de control por quienes se sienten débiles, siempre insatisfecha (porque es de base psicológica de falta de retos y acción), base psicológica que buscaba solucionar Unabomber intentando la finalización de la industria, es la base de los actuales movimientos políticos de izquierda.
  • El mundo como voluntad y representación
  • Parerga y paralipómena
  • El arte de ser feliz
  • Eudemonología
  • (7015) Schopenhauer

Bibliografía

Primaria

Obras de Schopenhauer

  • Sobre la cuádruple raíz del principio de razón suficiente (Ueber die vierfache Wurzel des Satzes vom zureichenden Grunde). Rudolstadt, noviembre de 1813. 2ª edic., Fráncfort del Meno, Joh. Chr. Hermannschen Buchhandlung, 1847. 3ª edic. (póstuma), 1864.
  • Sobre la visión y los colores. Hartknoch, 1816. 2ª edic., 1854.
  • El mundo como voluntad y representación. Brockhaus, 1819 (realmente diciembre de 1818). 2ª edic., Brockhaus, 1844 (con la adición de un segundo volumen de Complementos). 3ª edic., 1859.
  • Commentatio exponens theoriam colorum physiologicam, eademque primariam. (Versión latina de Sobre la visión y los colores.) Publicada en: Justus Radius (ed.), Scriptores ophthalmologici minores, vol. III, 1830.
  • Sobre la voluntad en la naturaleza. (Über den Willen in der Natur. Eine Erörterung, welche die Philosophie des Verfassers, seit ihrem Auftreten, durch die emprischen Wissenschaften erhalten hat.) 1836. 2ª edic., 1854.
  • Los dos problemas fundamentales de la ética (Die beiden Grundprobleme der Ethik). 1841. Incluye las memorias Sobre la libertad de la voluntad (Über die Freiheit des menschlichen Willens, originalmente editado aparte en Noruega en 1840) y Sobre el fundamento de la moral (Über die Grundlage der Moral). 2ª edic., 1860.
  • Parerga y paralipómena (Parerga und Paralipomena. Kleine philosophische Schriften). Berlín, A.W. Hayn, noviembre de 1851. 2ª edic. (póstuma), 1862.

Ediciones

  • SCHOPENHAUER, Arthur: Sämtliche Werke. Edición de A. Hübscher. Mannheim, Brockhaus, 1988 (Jubiläumausgabe in 7 Bänden). {ISBN 3-7653-0410-7}
  • Sämtliche Werke. Edición a cargo de W.F. von Löhneysen. Fráncfort del Meno, Suhrkamp Taschenbuch Verlag, 1986, 5 vols. {ISBN 3-518-09737-7}
  • Der handschriftliche Nachlaß in fünf Banden. Múnich, Deutscher Taschenbuch Verlag, 1985. {ISBN 3-423-05936-2}
  • Theorie des gesammten Vorstellens, Denkens und Erkennens. Philosophische Vorlesungen Teil 1. Múnich-Zúrich, Piper, 1986. {ISBN 3-492-10498-3}
  • Metaphysik der Natur. Philosophische Vorlesungen Teil 2. Múnich-Zúrich, Piper, 1984; 2ª edic. 1987.
  • Metaphysik des Schönen. Philosophische Vorlesungen Teil 3. Múnich-Zúrich, Piper, 1985; 2ª edic. 1988.
  • Metaphysik der Sitten. Philosophische Vorlesungen Teil 4. Múnich-Zúrich, Piper, 1985. (Hay trad. de R. R. Aramayo, CSIC, 1993.)
  • Gesammelte Briefe. Herausgegeben von Arthur Hübscher. 2., verbesserte und ergänzte Ausgabe. Bonn, Bouvier, 1987. {ISBN 3-416-01901-6}
  • Gespräche. Neue, stark erweiterte Ausgabe, herausgegeben von Arthur Hübscher. Stuttgart-Bad Cannstatt, Friedrich Frommann Verlag, 1971. {ISBN 3-7728-0337-7}

Ediciones en español

  1. Volumen I {ISBN 978-84-249-0426-5}
  2. Volumen II {ISBN 978-84-249-1154-6}
  1. Volumen I {2009, ISBN 978-950-03-9590-8}
  2. Volumen II: complementos {2008, ISBN 978-950-03-9594-6}
  • El mundo como voluntad y representación. Madrid, Trotta (2 tomos):
  1. Volumen I {2004/2009 [2ª edición], ISBN 978-84-9879-078-8}
  2. Volumen II: complementos {2003/2009 [3ª edición], ISBN 978-84-9879-079-5}
  • El mundo como voluntad y representación. Madrid, Akal {2005, ISBN 978-84-460-0397-7}. Traducción de Montserrat Armas y Rafael-José Díaz.
  • El mundo como voluntad y representación. Madrid, Fondo de Cultura Económica (2 tomos), 2000.
  1. Volumen I {ISBN 978-84-375-0591-6}
  2. Volumen II: complementos {ISBN 978-84-375-0571-8}
  1. Volumen I. Madrid, Trotta, 2006 (2ª edición 2009). {ISBN 978-84-8164-879-9}
  2. Volumen II. Madrid, Trotta, 2009. {ISBN 978-84-9879-049-8}

Bibliografía secundaria

Referencias

  1. «Que el aspecto exterior de un hombre es un retrato de su interior, y el rostro una expresión y revelación de la totalidad del carácter, es en sí una presunción bastante probable, y por lo tanto una de la que te puedes fiar» había escrito el filósofo, refiriéndose al retrato fotográfico, en el segundo volumen de Parerga y paralipómena, su última obra.[1]
  2. «Arturo Schopenhauer.». filosofia.org. 
  3. Urs App: Schopenhauer's Compass. An Introduction to Schopenhauer's Philosophy and its Origins. Wil: UniversityMedia, 2014 (ISBN 978-3-906000-03-9)
  4. Schopenhauer, Arthur; Hollingdale, R. J. (1970). Essays and aphorisms. [Harmondsworth, Eng.] Penguin Books. p. 22. Consultado el 4 de febrero de 2020. 
  5. «LibriVox». librivox.org. Consultado el 4 de febrero de 2020. 
  6. a b Izuzquiza Otero, Ignacio; Corellano Aznar, Luis; Frechilla García, Ana Rosa; Peña Calvo, José Vicente; Villamayor Lloro, Santiago (2008). «La Filosofía y el ser humano». En Achón, Elena; Álvarez, Gema, eds. Filosofía y ciudadanía (Manuel Andaluz edición). Madrid: Grupo Anaya Sociedad Anónima. La Filosofía. ISBN 9788466773195. 
  7. «Es el mejor estilista entre los filósofos del siglo XIX»: Safranski, op. cit., p. 380.
  8. Cf. el Curriculum vitae (también conocido como Lebenslauf) de Schopenhauer enviado al Decano de la Facultad de Filosofía de la Universidad K. Friedrich-Wilhelm de Berlín el 31 de diciembre de 1819, en: Gesammelte Briefe, Carta nº 56, p. 52ss (original en latín) y p. 653ss (trad. alemana de Gwinner). Hay trad. en: Arthur Schopenhauer, Epistolario de Weimar (1806-1819). Selección de cartas de Johanna, Arthur Schop y Goethe. Valdemar, Madrid, 1999, p. 258s.
  9. Véase Artículo sobre la influencia de la filosofía hindú sobre Schopenhauer Archivado el 17 de mayo de 2005 en Wayback Machine.
  10. Schopenhauer, Arthur (29 de enero de 2013). El arte de sobrevivir. Herder Editorial. ISBN 978-84-254-2908-8. Consultado el 29 de diciembre de 2019. 
  11. Gwinner, Wilhelm (2017). Arthur Schopenhauer presentado desde el trato personal: una mirada a su vida, su carácter y su pensamiento. Hermida Editores. ISBN 978-84-946647-0-0. Consultado el 29 de diciembre de 2019. 
  12. Moreno Claros, Luis Fernando 1961- (D.L. 2015). «Capítulo 1 "Schopenhauer, una vida para la filosofía"». Schopenhauer : el reconocimiento de lo irracional como la fuerza dominante del universo. RBA. ISBN 978-84-473-8321-4. OCLC 937789727. Consultado el 27 de diciembre de 2019. 
  13. Die Welt als Wille und Vorstellung, IV, § 55.
  14. Baquedano Jer, Sandra (00/2011). «¿CÓMO LOGRA SCHOPENHAUER TOMAR CONCIENCIA DE LA VOLUNTAD EN CUANTO COSA EN Sí?». Revista de filosofía 67: 109-121. ISSN 0718-4360. doi:10.4067/S0718-43602011000100008. Consultado el 17 de mayo de 2020. 
  15. Schopenhauer, Arthur. «Prólogo a la primera edición». El mundo como voluntad y representación (Roberto R. Armayo edición). Fondo de cultura económica. p. 69. ISBN 84-375-0591-7. «a mis ojos los Upanisad son el mayor privilegio que este siglo todavía joven exhibe sobre los precedentes, por cuanto yo presumo que el influjo de la literatura sánscrita no tendrá una incidencia menor a la del renacimiento de la literatura griega en el siglo XV 
  16. Bryan Magee: The Philosophy of Schopenhauer. New York, Oxford University Press, 1997 (2nd.), p. 287).
  17. a b «Precursores del antinatalismo: la insólita filosofía de Schopenhauer». www.meneame.net. Consultado el 21 de noviembre de 2019. 
  18. On the Sufferings of the World, Arthur Schopenhauer
  19. Schopenhauer, Arthur (7 de agosto de 2018). Los Dolores del mundo. Alicia Éditions. ISBN 978-2-35728-010-6. Consultado el 21 de noviembre de 2019. 
  20. «What the childless fathers of existentialism teach real dads – John Kaag & Clancy Martin | Aeon Essays». Aeon (en inglés). Consultado el 21 de noviembre de 2019. 
  21. Schopenhauer, Arthur. El mundo como voluntad y representación . Vol. 1, § 53.
  22. Schopenhauer, Arthur. El mundo como voluntad y representación . Vol. 1, § 23.
  23. RÁBADE, ANA ISABEL (1995). «Apuntes sobre la ética de Schopenhauer». Revista de filosfía, 3ª época, vol. VIII (Universidad Complutense). 
  24. «'El arte de ser feliz', de Arthur Schopenhauer». Leader Summaries. Consultado el 27 de diciembre de 2019. 
  25. El mundo como voluntad y representación, vol. 2, cap. 47
  26. Schopenhauer, Arthur. Government. Consultado el 19 de septiembre de 2019. 
  27. Parerga y Paralipomena , Volumen II, Sección 92
  28. Parerga and Paralipomena, "On Ethics," Sec. 5
  29. Schopenhauer, Arthur (1 de enero de 1851). Arthur Schopenhauer: Parerga and Paralipomena: Short Philosophical Essays, Vol. 1. Oxford University Press. pp. 29-136. ISBN 9780199242207. Consultado el 20 de septiembre de 2019. 
  30. «Arthur Schopenhauer: Ueber die Weiber». aboq.org. Consultado el 19 de septiembre de 2019. 
  31. Serna Castro, Yobany (2008-12). «ARTHUR SCHOPENHAUER El arte de tratar a las mujeres Bogotá,Villegas Editores, 127pp». Praxis Filosófica (27): 311-314. ISSN 0120-4688. Consultado el 19 de septiembre de 2019. 
  32. Alemán: Preisschrift über die Grundlage der Moral
  33. Sobre el fundamento de la moral, § 19, p. 242 en la edic. de las Sämmtliche Werke de A. Hübscher, vol. IV (ver sección «Bibliografía»).
  34. Sobre el fundamento de la moral, § 19, p. 236 de la edic. cit.
  35. Parerga y Paralipómena, tomo II, § 177, p. 399 del vol. VI de la citada ed. de Hübscher).
  36. ibid., p. 395.
  37. Albert Einstein in Mein Glaubensbekenntnis (August 1932): "I do not believe in free will. Schopenhauer's words: 'Man can do what he wants, but he cannot will what he wants,[Der Mensch kann wohl tun, was er will, aber er kann nicht wollen, was er will]' accompany me in all situations throughout my life and reconcile me with the actions of others, even if they are rather painful to me. This awareness of the lack of free will keeps me from taking myself and my fellow men too seriously as acting and deciding individuals, and from losing my temper." Schopenhauer's clearer, actual words were: "You can do what you will, but in any given moment of your life you can will only one definite thing and absolutely nothing other than that one thing." [Du kannst tun was du willst: aber du kannst in jedem gegebenen Augenblick deines Lebens nur ein Bestimmtes wollen und schlechterdings nichts anderes als dieses eine.] On the Freedom of the Will, Ch. II.
  38. Blackmore, J. T. (2001). Ernst Mach's Vienna 1895-1930: Or Phenomenalism as Philosophy of Science. Springer Science & Business Media. pp. 22-36. ISBN 9780792371229. 
  39. Véase el artículo Schopenhauer and Beckett's «Proust
  40. Véase el artículo Unamuno y Schopenhauer: el mundo onírico
  41. Don, Howard (1997). A Peek behind the Veil of Maya: Einstein, Schopenhauer, and the Historical Background of the Conception of Space as a Ground for the Individuation of Physical Systems. University of Pittsburgh Press. «Pauli greatly admired Schopenhauer. ... Pauli wrote sympathetically about extrasensory perception, noting approvingly that "even such a thoroughly critical philosopher as Schopenhauer not only regarded parapsychological effects going far beyond what is secured by scientific evidence as possible, but even considered them as a support for his philosophy".» 
  42. Isaacson, Walter (2007). Einstein: His Life and Universe. New York: Simon & Schuster. p. 367. ISBN 978-0743264747. 
  43. Don, Howard (1997). A Peek behind the Veil of Maya: Einstein, Schopenhauer, and the Historical Background of the Conception of Space as a Ground for the Individuation of Physical Systems. University of Pittsburgh Press. 
  44. Malcolm, Norman. Ludwig Wittgenstein: A Memoir. Oxford University Press, 1958, p. 6
  45. Russell, Bertrand (1946). History of Western Philosophy. Start of 2nd paragraph: George Allen and Unwin LTD. p. 786. 
  46. a b c Schopenhauer, Arthur (2008). «Prologo». La cuádruple raíz del principio de razón suficiente. Prologo - Eduardo Ovejero y Maury: Editorial Losada. pp. 16-21. ISBN 978-950-03-9558-8. 

Enlaces externos