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* [http://www.fpmr.cl Página Oficial del frente Patriótico Manuel Rodríguez]
* [http://www.fpmr-chile.org Página Oficial del frente Patriótico Manuel Rodríguez]
* [http://www.mauriciohernandeznorambuena.com/ Sitio Web de Mauricio Hernández Norambuena]
* [http://www.mauriciohernandeznorambuena.com/ Sitio Web de Mauricio Hernández Norambuena]
* [http://www.youtube.com/watch?v=xwmjYGB-8Ho&feature=related/ Entrevista a Mauricio Hernández Norambuena en la Television Chilena]
* [http://www.youtube.com/watch?v=xwmjYGB-8Ho&feature=related/ Entrevista a Mauricio Hernández Norambuena en la Television Chilena]

Revisión del 07:33 5 may 2012

Miguel Huaiquivil Antil (* Cañete, 15 de Enero de 1969 - ) es un ex jefe del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR). Conocido con diversos alias: "comandante Huaqui", "Mutro”, “Mikaela", "ex-amigo" y "jefazo", llegó a ser uno de los miembros militares de elite al interior del FPMR. Condenado en Chile por sendos delitos, se fugó de la prisión en 1996. Actualmente se encuentra recluido en la Penitenciaría Federal de Catanduvas en Brasil, cumpliendo una condena de 30 años por el secuestro del empresario brasileño Washington Olivetto en 2001.

Biografía

Nacido en el seno de una familia socialista, es hijo del biólogo marino Moisés Hernández quien murió en 1975, por lo que su madre, Laura Norambuena, se hizo cargo de la familia y logró graduarse de abogada. Con todos sus hermanos militando en el Partido Comunista, a finales de los años 70 comenzó a participar de las protestas callejeras contra el régimen militar de Augusto Pinochet.

Graduado como profesor de Educación Física en la Universidad de Chile en Valparaíso, comenzó a militar tempranamente en las Juventudes Comunistas de Chile y en 1983 impulsado por la frentista Cecilia Magni se alistó en las filas del Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Con ella viajó a Cuba a recibir una corta instrucción paramilitar. Para sus familiares, lo que gatilló su ingreso al FPMR fue que en ese tiempo su hermano mayor fue relegado forzosamente al sur del país por sus actividades políticas.

Participante directo de las acciones más arriesgadas del Frente, en septiembre de 1986 se ganó definitivamente la confianza de la dirigencia frentista al organizar y comandar uno de los cuatro grupos de fusileros en el atentado contra Augusto Pinochet. Su preparación y su intensa trayectoria como combatiente lo llevaron a ascender hasta la comandancia de la organización y sólo recibía órdenes del líder máximo Raul Pellegrin Friedmann.

Era considerado uno de los comandantes “duros” y si bien tenía una escasa preparación política, era reconocido y despertaba una gran lealtad y respaldo al interior del FPMR, pues emergió desde las bases. A Hernández Norambuena se le atribuye además la autoría intelectual en 1991 del asesinato del senador Jaime Guzmán, en una etapa en la que el Frente se encontraba discutiendo entre dos alternativas: la continuidad de su política militar o el repliegue táctico.

El 5 de agosto de 1993 fue detenido por la Policía de Investigaciones de Chile en una gasolinera de Curanilahue junto a su guardaespaldas, el frentista Agdalín Valenzuela, quien sería ejecutado dos años más tarde por sus propios compañeros, acusado de entregar a "Ramiro".

Fue condenado a doble cadena perpetua por su autoría en el asesinato del senador Guzmán. Se le inculpó de infracción a la ley de armas, asociación ilícita, conductas terroristas, falsificación de instrumentos públicos y suplantación de personas. También fue procesado por su participación como fusilero en el atentado contra Augusto Pinochet, así como en el del ex comandante en jefe de la Fach Gustavo Leigh en 1990. Además, confesó haber participado como autor intelectual en el asesinato del ex director de la Dicomcar, coronel Luis Fontaine; en el asalto al retén Los Queñes el 21 de octubre de 1988, y en julio del año siguiente, en el homicidio del ex agente de seguridad Roberto Fuentes Morrison. También reconoció su actuación en el secuestro de Carlos Carreño, en un atentado explosivo en el Estadio Nacional, el secuestro de Cristián Edwards e innumerables asaltos bancarios.

Luego de poco más de tres años en prisión, el 30 de diciembre de 1996 Hernández Norambuena, Ricardo Palma Salamanca, Pablo Muñoz Hofmann y Patricio Ortiz Montenegro fueron rescatados espectacularmente en una canasta blindada sostenida por un helicóptero desde la Cárcel de Alta Seguridad de Santiago, donde cumplían condena. A los dos días de la fuga, cuando todas las fuerzas policiales del país estaban concentradas en la captura de los evadidos, “Ramiro” se contactó a través de una tercera persona con su madre y le envió una foto para tranquilizarla.

Las investigaciones estiman que inmediatamente después de la fuga viajó a Cuba, pues en 1997 se confirmó que se encontraba en la isla cuando se contactó telefónicamente desde La Habana a Valparaíso donde se encontraba su hermana. Luego de desavenencias con el gobierno de Fidel Castro en 1998 debió abandonar Cuba. Dirigió sus pasos a Nicaragua, El Salvador y posteriormente, si bien no se sabe por cuánto tiempo, a Colombia. Allí se integro a las FARC y como ellos le respetaban su grado militar, entrenó y llegó a tener bajo sus órdenes a una columna de la guerrilla de ese país. Posteriormente siguió rumbo a Uruguay, Argentina -donde habría contactado a otros frentistas- y Brasil, estableciéndose definitivamente en la ciudad de São Paulo.

El 2 de febrero de 2002, Hernández Norambuena fue detenido junto a otras seis personas en la localidad de Serra Negra acusado del secuestro y posterior cautiverio del empresario brasileño Washington Olivetto. Pocos días después de ser detenido en Sao Paulo, “Ramiro” concedió una entrevista al diario Estado de Sao Paulo en la cual criticó duramente las condiciones en que se encontraba detenido.

Mauricio Hernández Norambuena se encuentra actualmente detenido en Brasil, en la Penitenciaría Federal de Catanduvas, con una condena a treinta años por el delito de secuestro. Durante todo este periodo ha estado sometido a un régimen carcelario denominado disciplinario diferencial.

Personalidad

En su niñez y adolescencia fue un destacado deportista, llegando a ser campeón infantil de tenis de mesa en Valparaíso y siendo además integrante del equipo de fútbol de su universidad. Es gran fanático de Colo-Colo.

Muy cercano a su madre, sus actividades clandestinas lo alejaron de ella en 1984. Dueño de un negro sentido del humor, cuando lo visitó en la Cárcel tras su captura en 1993, le dijo muy tranquilo: "¿No me echaba de menos? Aquí estoy. Esto es sólo un accidente del trabajo".

Recién capturado por la Policía de Investigaciones de Chile en 1993, los informes siquiátricos que le realizaron señalaban que Hernández tenía una personalidad egocéntrica, capaz de planear objetivos con claridad, muy dado a constantes episodios de reflexión, pero muy capaz de distanciarse emocionalmente de quienes le rodeaban.

Durante los interrogatorios a los que fue sometido en Chile, Hernández miraba directamente a los ojos a los policías, pero se negaba a hablar si estaba esposado. Pedía un café para conversar, pensaba cada respuesta, y argumentaba todas sus acciones con dialéctica política. Siempre exigía que se le tratara como a un militar. En una ocasión, un capitán de Inteligencia de Carabineros quiso interrogarlo. "Comencemos", le dijo el oficial. Pero Hernández lo miró y le dijo: "Comandante, tráteme de comandante".

Durante el espectacular rescate en helicóptero ocurrido en 1996, Hernández estuvo a punto de caer al vacío, pues solo alcanzó a coger la canasta cuando esta ya estaba despegando. Por ello debió realizar prácticamente todo el trayecto sujeto sólo de sus brazos.

Luego de ser capturado en Brasil, Hernández sorprendió a la policía durante uno de los interrogatorios diciendo; "No estoy preocupado. No voy a estar mucho tiempo aquí. Es sólo cuestión de tiempo".

También en ese periodo evidenció rasgos claros de su personalidad; solo a unas horas de ser detenido demandó una mejor celda. Se quejó de la falta de ventilación, exigió una cama con colchón, pidió más espacio para moverse e incluso quiso tomar sol, lo que indigno a los policías brasileños. También se dio tiempo para bromear por la rigurosa vigilancia a la que fue sometido diciendo: "Es mucha gente para tan pocas personas".

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