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Revolución francesa

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Texto de titular

Toma de la Bastilla, 14 de julio de 1789

La Revolución francesa fue un proceso social y político que se desarrolló en Francia entre 1789 y 1799 cuyas principales consecuencias fueron la abolición de la monarquía absoluta y la proclamación de la República, eliminando las bases económicas y sociales del Antiguo Régimen. Su eco resonó con fuerza en Europa y en el resto del mundo.

Antecedentes

En la segunda mitad del siglo XVIII Francia era un país con una economía en expansión, tenía una estructura social conflictiva y un estado monárquico en crisis. Existía una oposición generalizada contra las reglas económicas y sociales que favorecían a los estamentos privilegiados. El Estado francés padecía una grave crisis financiera (gastaba mucho más de lo que ingresaba) porque este gobierno apoyó económicamente la guerra de independencia de las 13 colonias inglesas y a menudo se encontraba fuertemente endeudado. Los primeros ministros de la monarquía (Turgot, Calonne, Necker) no consiguieron que los estamentos privilegiados pagaran impuestos. Así los nobles exigieron que se reunieran los Estados Generales del Reino, que eran unas asambleas de origen medieval en la cual, los estamentos se reunían por separado (clero, nobleza y el tercer Estado) para dar su consentimiento a las propuestas reales (se convocaron el 1 de mayo de 1789).

Inicio

En 1789 estalla la Revolución. Una auténtica fiebre electoral recorrió Francia pues tenían que elegir a sus representantes del tercer Estado. Los electores entregaban sus quejas y reivindicaciones. Los elegidos llegaron a París con unas 60.000 quejas que coincidían en el rechazo al pago de los diezmos y los demás impuestos federales. El 27 de junio Luis XVI ordenó unirse al tercer Estado a quienes todavía se resistían, sin conseguirlo, así que el 7 de julio Francia dispuso de una Asamblea Nacional Constituyente. El rey y los sectores más conservadores se negaron a aceptar la liquidación del absolutismo. Las tropas reales se hicieron más presentes y comenzó una revuelta popular en las calles de París.

El 14 de julio la multitud fue en busca de armas y pólvora a la fortaleza de la Bastilla (símbolo de poder absoluto), demoliéndola en dicho proceso. La revolución se fue extendiendo por ciudades y pueblos, además de crearse nuevos ayuntamientos que no reconocían otra autoridad que la Asamblea Nacional. Los campesinos dejaron de pagar impuestos y destruían castillos y todo lo que simbolizara al feudalismo. La Asamblea Nacional ante los nuevos acontecimientos suprimió las servidumbres personales (abolición del feudalismo) y los diezmos además de abolir las justicias señoriales instaurando la igualdad ante el impuesto, ante penas y acceso a cargos públicos. La Asamblea elaboró la Constitución que proclamaba la libertad, la igualdad y fraternidad (Liberté, Égalité, Fraternité) entre los hombres y la soberanía Nacional.

Después de esto hubo una etapa moderada en la que se creó la Constitución de 1791. Esta constitución se propuso el 14 de septiembre de este año y en ella se estableció una monarquía constitucional fundamentada en la división de poderes (el rey disponía de un poder ejecutivo limitado y la Asamblea Nacional tenía todo el poder legislativo). El sistema electoral era censitario (es decir sólo podían votar aquellos ciudadanos varones que tuviesen un mínimo de riqueza). Dos cuestiones que tuvieron una fuerte repercusión en la población fueron el problema religioso y la actitud de Luis XVI. La Asamblea Constituyente suprimió los impuestos indirectos y estableció un sistema de impuestos directos igual para todos, además de nacionalizar los bienes del clero. La familia real intentó huir pero fueron detenidos, encarcelados y eventualmente asesinados.

Radicalización del nuevo Gobierno

Archivo:Robespierre.JPG
Maximilien de Robespierre

Entre 1791 y 1792 actuó en Francia la Asamblea Legislativa. Se organizaron elecciones según la constitución de 1791 y de estas salió un gran numero de diputados que formaron la Asamblea Legislativa. Este gran número de diputados dio lugar a los partidos políticos o clubes. El más celebre de estos fue el partido de los jacobinos, dominado por Robespierre. A la izquierda de este partido se encontraban los cordeliers, los cuales defendían el sufragio universal (derecho de todos los ciudadanos al voto). Los cordeliers querían la eliminación de la monarquía e instauración de la república. Estaban dirigidos por Jean-Paul Marat y Georges Danton, representando siempre al pueblo más humilde. El grupo de ideas más moderadas eran los girondinos, que defendían el sufragio censitario y propugnaban una monarquía constitucional, también se encontraban aquellos que formaban parte de "el pantano" que eran aquellos que no tenian un voto propio, eran aquellos que se iban por las proposiciones que mas les convenia asi ya fuera de los jacobinos o de los girondinos

Mientras tanto dos potencias absolutistas europeas, Austria y Prusia se dispusieron a invadir la Francia revolucionaria y esto hizo que el pueblo francés se convirtiera en un ejército nacional dispuesto a defender y a difundir el nuevo orden revolucionario por toda Europa. Durante la guerra, la libertad de expresión permitió que el pueblo manifestase su hostilidad hacia la reina Maria Antonieta (llamada la "austriaca" por ser hija de un emperador austriaco) y contra Luis XVI que casi siempre se negaba a firmar leyes propuestas por la Asamblea Legislativa. Las masas asaltaron el Palacio de las Tullerías y la Asamblea Legislativa volvió a suspender las funciones constitucionales del Rey. La Asamblea acabó convocando elecciones con el objetivo de configurar (por sufragio universal) un nuevo parlamento que recibiría el nombre de Convención. Aumentaba la tensión política y social en Francia y la amenaza militar de las potencias europeas. El conflicto se planteaba así entre una monarquía constitucional francesa en camino de convertirse en una democracia republicana y las monarquías europeas absolutas. El nuevo parlamento elegido en 1792 abolió la monarquía y creó un nuevo calendario según el cual el año 1 de la nueva era sería el 1793.

Reinado del terror

El mismo día en el que se reunió la Convención, todas las tropas francesas (formadas por tenderos, artesanos y campesinos de toda Francia) derrotaron por primera vez a un ejército prusiano, lo cual señalaba el inicio de las llamadas Guerras Revolucionarias Francesas. El ambiente de guerra civil y la extensión de las guerras exteriores (ahora contra España y Gran Bretaña) radicalizaron la situación. Se acusó al rey de colaborar con los enemigos de Francia así que fue juzgado, condenado a muerte y guillotinado en 1793. La revolución cambió profundamente la política interior, llevándola a la dictadura de Robespierre y a la práctica del terror (16.000 guillotinados). La revolución también dio un salto adelante en el escenario europeo y tras la muerte de Luis XVI, los países europeos intervinieron, atacando a Francia por el norte y por el sur, pero el nuevo ejército francés derrotó a Austria, Holanda y las tropas españolas. El pueblo había salvado la revolución y en julio de 1794 se produjo una reacción contra los excesos del terror. Con el ejército se aniquiló a la república igualitaria y jacobina (Robespierre fue ejecutado), pasando a gobernar los girondinos, quienes elaboraron una nueva constitución en la cual se mantenía la república, se imponía el sufragio censitario y el poder ejecutivo era entregado a un Directorio formado por cinco miembros, acabando aquí el proceso revolucionario.

Napoleón toma el poder

Napoleón Bonaparte logró encauzar el entusiasmo e idealismo revolucionario de Francia y los extendió a toda Europa durante el período de las Guerras Napoleónicas, haciendo posible la creación de la Confederación del Rin.