Español: Figura 1 Efectos previstos del dióxido de carbono elevado (eCO2) en las reservas de carbono del suelo. A corto plazo, el crecimiento de las plantas se ve estimulado por el eCO2, lo que provoca un aumento de la rizodeposición, estimula a los microbios a mineralizar el carbono orgánico del suelo (SOC) y añade CO2 a la atmósfera a través de la respiración. Pero el impacto neto sobre las emisiones de gases de efecto invernadero se verá reducido por el aumento de la absorción de CO2 de la atmósfera debido al mayor crecimiento de las plantas. Sin embargo, a largo plazo, las reservas de carbono de fácil descomposición del suelo se agotarán por el aumento de la actividad microbiana, lo que provocará un mayor catabolismo de las reservas de SOC, aumentando así las concentraciones atmosféricas de CO2 por encima de lo que absorben las plantas. Se prevé que esto sea un problema particular en el permafrost que se está descongelando y que contiene grandes reservas de SOC que son cada vez más susceptibles a la degradación microbiana a medida que el permafrost se descongela (195, 196).