Yan Fu

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Yan Fu (1853–1921).

Yan Fu (嚴復) o Ya Fu (1853 - 1924) fue un escritor chino del período moderno. Tradujo obras filosóficas occidentales que ejercieron gran influencia en la occidentalización de China. Partidario de la adopción del modelo de Estado-nación europeo, introdujo en el vocabulario chino palabras como «nación» y «moderno» que no existían antes de la década de 1890.[1]

Vida y pensamiento

Traducción del libro de T.H. Huxley, Evolución y Ética (1898)

Fue uno de los primeros intelectuales chinos que tuvo una experiencia directa de Occidente pues estudió dos años en Inglaterra. Tradujo obras de Herbert Spencer, John Stuart Mill, Adam Smith y T. H. Huxley, autores que así pudieron se conocidos en China. Asimismo escribió sobre las acusadas diferencias que existían entre China y Occidente:[1]

China valora enormemente los Tres Vínculos [familiares], mientras que los occidentales dan prioridad a la igualdad. China valora a los familiares, mientras que los occidentales estiman a las personas ilustres. China gobierna el reino mediante la devoción filial, mientras que los occidentales gobiernan el reino con imparcialidad. China valora al soberano, mientras que los occidentales estiman al pueblo. China valora el Camino único, mientras que los occidentales prefieren la diversidad. [...] En el saber, los chinos elogian la amplitud de la sabiduría, mientras que los occidentales confían en la fuerza de las personas.

Consciente de la amenaza que suponía para la supervivencia de China el imperialismo occidental —«Nos esclavizarán y entorpecerán el desarrollo de nuestro espíritu y nuestro cuerpo», escribió—, hacia 1895 lanzó un diario y una revista en Tianjin, donde era presidente de la academia naval. Para explicar la subordinación de China a Occidente y buscar una respuesta asumió la teoría del darwinismo social:[1]

Las razas compiten con las razas, y forman grupos y Estados, de modo que esos grupos y Estados pueden competir entre sí. Los débiles serán devorados por los fuertes, los estúpidos serán esclavizados por los inteligentes. [...] A diferencia del resto de los animales, los hombres luchan con ejércitos, y no uñas y dientes. [...] Se trata de la lucha por la existencia, que conduce a la selección natural y a la supervivencia de los más aptos, —y de ahí, dentro del ámbito humano, a la máxima realización de las capacidades humanas.
Estatua de Yan Fu en Tianjin.

Yan proponía que China adoptara el modelo europeo del Estado-nación, por el que los chino dejarían de ser súbditos y se convertirían en ciudadanos. Así, al igual que los occidentales los chinos debían aprender «a vivir juntos, a comunicarse unos con otros, a confiar los unos en los otros, y a crear leyes e instituciones, ritos y rituales para ese fin». «Debemos encontrar una forma de lograr que todo el mundo asuma la nación como suya», afirmó.[1]

Sin embargo, al final de su vida, especialmente tras la Primera Guerra Mundial y la Conferencia de Paz de París (1919) que le siguió en la que China no obtuvo ninguna de sus reivindicaciones a pesar de haberse unido a los aliados vencedores, puso en cuestión su anterior fascinación por los ideales políticos occidentales. «A medida que me voy haciendo viejo... he ido llegando a la conclusión de que el progreso de Occidente durante los últimos trescientos años tan sólo ha conducido al egoísmo, a las matanzas, a la corrupción y a la desvergüenza», escribió.[1]

Referencias

  1. a b c d e Mishra, Pankaj (2014) [2012]. «La China de Liang Qichao y el destino de Asia». De las ruinas de los imperios. La rebelión contra Occidente y la metamorfosis de Asia [From the Ruins of Empire]. Barcelona: Galaxia Gutenberg. pp. 227; 230-231; 323-324. ISBN 978-84-16072-45-3. 

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