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SIERVA DE DIOS MADRE ALBERTINA PRUDENCIA RAMIREZ MARTINEZ, FUNDADORA DE LAS SIERVAS MISIONERAS DE CRISTO REY.

SU NIÑEZ Y PRIMERA JUVENTUD.

Madre Albertina Ramirez Martinez, nació en Managua el 28 de abril de 1898 del matrimonio formado por D. Alberto Ramirez Briones y Doña Leonor Martinez Solorzano. Era la septima de ocho hijos nacidos de un hogar de larga tradición cristiana. Fue bautizada con el nombre de María Albertina Prudencia en la Parroquia de Santiago, despues Catedral de Mangua, habiendo sido sus padrinos el Ilmo. Señor. D. José Antonio Lezcano y Ortega, despues primer Arzobispo de Managua y la Srta. Anita de Graham. Confirmada en León por el Obispo de Nicaragua, D. Simeón Pereira y Catellón, habiendole servido de madrina Doña Ramona Deshon. Años mas tarde, recibió la primera comunión de manos del Padre Alfredo Jarquín, en la Parroquia de Santiago de Managua.

La niñez de Madre Albertina fue de crecimiento en las virtudes humanas y en la fe. Desde muy temprano comenzaron a vislumbrar las virtudes que posteriormente brillarán en grado heroico. Su familia, de gran tradición cristiana, de muchos valores humanos, fue el ambiente propicio donde creció y cultivó esta vocación para el servicio del Señor y de la Iglesia.

Ejercia la dirección espiritual de Madre Albertina, el P. Jose Rossi S.J quien valoró la dimensión misionera de la vocación de Madre Albertina.

A Madre Albertina le preocupaba mucho la propaganda protestante en los barrios orientales de Managua. Ella sabia que la vida religiosa era de trabajo y de sacrificios muchas veces heroicos. Para ello habia que tomar una firme reslución dejando los miedos, para obtener las gracias espirituales que el Señor concede a las personas que se entregan a su causa. Le impresionaba la vida de San Francisco Javier que era tanto el ardor espiritual que se encendia en su pecho que se tenia que desabrochar la parte del cuello de la sotana. Admiraba a las Religiosas Misioneras Franciscanas de María, que se entregaban por miles de manera voluntaria en las leproderias que tenian en paises de infieles, demostrando en ellas su entrega heroica a la labor misionera para propagar el Reino de Dios.

Ya viviendo en común, tenian como formadores a los padres jesuitas Jorge de Aguirre, Manuel Fernandez y Antonio Atucha.