Torcuato Fernández-Miranda

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Torcuato Fernández-Miranda

Fotografiado en 1975

Presidente de las Cortes Españolas
Presidente del Consejo del Reino
6 de diciembre de 1975-30 de junio de 1977
Predecesor Alejandro Rodríguez de Valcárcel
Sucesor Fernando Álvarez de Miranda (como presidente del Congreso de los Diputados)


Presidente del Gobierno de España
En funciones
20-31 de diciembre de 1973
Monarca Juan Carlos I
Predecesor Luis Carrero Blanco
Sucesor Carlos Arias Navarro


Vicepresidente del Gobierno de España
11 de junio-31 de diciembre de 1973
Presidente Luis Carrero Blanco
Predecesor Luis Carrero Blanco
Sucesor José García Hernández


Ministro-secretario general del Movimiento
29 de octubre de 1969-3 de enero de 1974
Predecesor José Solís Ruiz
Sucesor José Utrera Molina


Senador en las Cortes Generales
(por designación real)
13 de julio de 1977-2 de enero de 1979
(Legislatura Constituyente)


Duque de Fernández-Miranda
31 de mayo de 1977-19 de junio de 1980
Predecesor Título Nobiliario Creado
Sucesor Enrique Fernández-Miranda y Lozana

Información personal
Nacimiento 10 de noviembre de 1915
Gijón (España)
Fallecimiento 19 de junio de 1980 (64 años)
Londres (Reino Unido)
Nacionalidad Española
Religión Catolicismo Ver y modificar los datos en Wikidata
Educación
Educado en Universidad de Oviedo
Información profesional
Ocupación Político, jurista, profesor universitario y abogado Ver y modificar los datos en Wikidata
Empleador
Partido político FET de las JONS
Distinciones

Torcuato Fernández-Miranda y Hevia[1]​ (Gijón, 10 de noviembre de 1915[2]​– Londres, 19 de junio de 1980) fue un político y jurista español, conocido por su papel durante los últimos años de la dictadura franquista y por haber sido profesor de Derecho Político de Juan Carlos I. Está considerado como un estratega del proceso de transición a la democracia en España,[3][4]​ y uno de sus tres artífices, junto a Juan Carlos I y Adolfo Suárez. Desempeñó de forma interina la presidencia del Gobierno en diciembre de 1973, tras el asesinato de Luis Carrero Blanco hasta la asunción de Carlos Arias Navarro. Ostentó el título nobiliario de duque de Fernández-Miranda.

Biografía[editar]

Primeros años y franquismo[editar]

Sus primeros años transcurrieron en Asturias. Estudió en el Colegio de la Inmaculada de Gijón antes de licenciarse en Derecho en la Universidad de Oviedo, donde posteriormente obtuvo una plaza de catedrático de Derecho Político. En los años 1940 votó a favor de Enrique Tierno Galván en el tribunal de oposiciones donde se le concedió la cátedra, reconociendo así su labor académica. Llegó a ser rector de la Universidad de Oviedo entre 1951 y 1953.[2]​ En 1960 fue nombrado Director de Enseñanzas Medias y Enseñanzas Universitarias.[2]

A finales de la década de 1950 Tierno Galván pertenecía a una organización mayoritariamente monárquica llamada Unión Española,[5]​ pero quería también contribuir a estrechar los vínculos entre los grupos antifranquistas dentro y fuera de España. Con ocasión de encontrarse Tierno Galván en Madrid en los inicios del curso 1960-61, Torcuato Fernández-Miranda, en calidad de director de Enseñanzas Universitarias, le llamó para comunicarle que quedaba suspendido de empleo y sueldo como catedrático en virtud de una disposición de diciembre de 1957 por la que se permitía suspender a los funcionarios sometidos a proceso (Tierno lo estaba). Como la suspensión le había sido comunicada de manera oral y no escrita, Tierno protestó declarando su nulidad y entonces Fernández-Miranda le amenazó con ser reo de delito de rebelión militar si se trasladaba a Salamanca y allí se producían incidentes. Aunque no pudo conseguir por escrito el comunicado, por consejo de su amigo y compañero de profesión Manuel Fraga Iribarne, decidió impartir clases como profesor invitado en la Universidad de Princeton, en Estados Unidos, y volvió a ser catedrático en la Universidad de Salamanca en 1962.[6]​ Ese mismo año abandonó la Unión Española.[6]

Aunque en el mundo académico se desconocía la razón del proceso de Tierno, su situación despertó la solidaridad de varios profesores.[7]​ Estos calificaron como "hecho sobremanera grave" la "discriminación académica del cuerpo docente" en una carta de 1960 firmada por Aranguren, Laín Entralgo, Terán, Dámaso Alonso y otros. Esta era la segunda carta de protesta firmada por académicos (la primera fue en 1956) y posteriormente vendrían otras.[7]

Torcuato Fernández-Miranda se inició en política, ya que el cargo de rector le otorgaba el cargo implícito de procurador en las Cortes franquistas. Ocupó diversas direcciones generales en los Ministerios de Educación y Trabajo hasta alcanzar el cargo de secretario general del Movimiento, el partido único del régimen franquista, entre 1969 y 1974.

Este período final del franquismo fue un período de creciente conflictividad social, al que la dictadura respondió con represión, y en el cual algunos políticos se habían dado cuenta de la difícil supervivencia del régimen cuando muriera el dictador. Esto llevó a Fernández-Miranda a plantear como salida la adopción del Estado de las "asociaciones políticas" como vehículos de participación ciudadana. El proyecto se vio abortado con el asesinato de Carrero Blanco en 1973 y el ascenso de Carlos Arias Navarro.

Desde 1969[8]​ fue profesor de Derecho Político, mentor y consejero del entonces príncipe Juan Carlos. Juan Carlos ya había sido nombrado anteriormente "sucesor en la jefatura del Estado con el título de rey".

Durante el breve período en el que Luis Carrero Blanco ejerció la presidencia del gobierno, Torcuato Fernández-Miranda ejerció el cargo de vicepresidente. Tras el asesinato de Carrero Blanco por ETA el 20 de diciembre de 1973, Fernández-Miranda pasó a ejercer la presidencia del gobierno de forma interina durante once días.

Fue uno de los principales candidatos a suceder a Carrero Blanco en la Presidencia del Gobierno, pero su declarada independencia política (no formaba parte de ninguna de las «familias» del régimen) y la proximidad de Carlos Arias Navarro, antiguo alcalde de Madrid, a la esposa Carmen Polo de Franco y al yerno del general Franco, Cristóbal Martínez-Bordiú, hizo que la balanza se inclinara en favor de este, pese a que, como ministro de Gobernación en el momento del atentado, fue criticado por su incompetencia.

Fernández-Miranda fue consultado por el rey sobre sus preferencias en cuanto a ser nombrado presidente del Gobierno o presidente de las Cortes. Su respuesta fue:

Majestad, el animal político que llevo dentro me pide la presidencia del gobierno, pero creo que le seré más útil desde la presidencia de las Cortes

Es, pues, nombrado presidente de las Cortes, cargo que llevaba aparejada la Presidencia del Consejo del Reino, sucediendo a Alejandro Rodríguez de Valcárcel. Desde esta posición pudo orientar al rey acerca de los entresijos del sistema político postfranquista controlando y desmontando, desde dentro, los resortes de poder que todavía tenía el llamado "búnker".

Transición a la democracia[editar]

El 30 de octubre de 1975 el entonces príncipe Juan Carlos asume la Jefatura del Estado de forma interina. El 13 de noviembre Carlos Arias Navarro, presidente del gobierno por mandato de Franco, presenta su dimisión al príncipe sabiendo que este no la aceptaría. De esta forma, Arias Navarro demostraba su poder frente al nuevo Jefe del Estado.[9]

A la muerte del general Franco, el 20 de noviembre, el príncipe Juan Carlos de Borbón es proclamado rey de España el 22 de noviembre de 1975.

La periodista y "cronista" de la Transición Pilar Urbano, realiza el siguiente análisis:[10]

Muerto Franco se abrían dos caminos: ruptura o reforma. Los rupturistas querían liquidar el armatoste estatal de inmediato, la dictadura al basurero, y edificar con una nueva planta. Podía ser rápido, como una demolición, aunque con riesgos imprevisibles. [...] El rey, en cambio, prefería una reforma serena, un paso a paso atemperado, sin acrobacias temerarias. [...] Torcuato se lo había explicado cien veces. Las Leyes Fundamentales no solo eran modificables, sino derogables.

Arias Navarro no deseaba dimitir, argumentando que el nombramiento por Franco para ser presidente del gobierno era para cinco años[11]​ y que expiraba en 1979.

El rey no creía tener poder suficiente para cesar al presidente del gobierno, Carlos Arias Navarro. No obstante, el 28 de noviembre le propone incluir a Torcuato en la terna para el Consejo del Reino. Arias se siente seguro y acepta la petición del Rey.[12]​ Arias contribuiría a que el Consejo del Reino lo pusiera en la terna porque conocía las buenas relaciones entre Torcuato y el rey y pensaba que, si Torcuato se quedaba allí posicionado, no habría de preocuparse de que le sustituyesen por él en la presidencia del Gobierno.[13]

El 1 de diciembre se reunió el Consejo del Reino para elaborar la terna de nombres entre los cuales Juan Carlos debía escoger al nuevo presidente de las Cortes. La reunión, presidida por Manuel Lora Tamayo, duró unas 4 horas.[14]​ Tras la reunión, Valentín Silva Melero le comunicó a Torcuato que todo había salido bien.[14]​ El 2 de diciembre José Antonio Girón de Velasco se reunió con Fernández-Miranda y le transmitió que el rey no podía actuar como Franco y que Carlos Arias debía de seguir en su cargo. El 3 de diciembre Fernández-Miranda juró en el Palacio de la Zarzuela el cargo de presidente de las Cortes y del Consejo del Reino y, posteriormente, toma posesión de su cargo en el Salón de los Pasos Perdidos de las Cortes.[15][16]​ En el discurso de su toma de posesión dijo:[15]

Somos lo que Dios y nuestros padres han puesto en nosotros. Somos lo que la propia psicología, biología y personalidad nos aporta. Pero somos, sobre todo, lo que hacemos. Me siento absolutamente responsable de todo mi pasado. Soy fiel a él. Pero no me ata, porque el servicio a la patria y al Rey es una empresa de futuro. La clave de mi comportamiento será servir a España en la persona del Rey. Tiempo habrá para las palabras, las ideas y las acciones.

Torcuato era partidario de reformar las Leyes Fundamentales del Reino mediante sus propias disposiciones para llegar así a la democracia evitando vacíos legales; con sus palabras, ir "de la ley a la ley a través de la ley". Torcuato escribió:[17]

No un pequeño caudillo sino un gran Rey

No romper, ir de una situación a otra desde la ley
No ruptura, reforma desde la Ley de Sucesión, 2/3 y referéndum

Integrar a la izquierda

La idea de Torcuato Fernández-Miranda era establecer un sistema con dos partidos políticos, uno conservador y otro de tipo más liberal, y que en su opinión podía ser el Partido Socialista Obrero Español (histórico) que presidía Rodolfo Llopis, y que se caracterizaba por ser más moderado que el PSOE Renovado del interior, encabezado desde 1974 por Felipe González, Alfonso Guerra, Javier Solana y Enrique Múgica, tras la escisión del Congreso de Suresnes.

Arias Navarro recibió el encargo de Juan Carlos I de renovar el Consejo de Ministros. Con el beneplácito del monarca, Torcuato Fernández-Miranda acudió a la casa de Arias Navarro, conocida como La Chiripa, para discutir de los nuevos ministros y le propuso que la cartera de Ministro del Movimiento fuese para Adolfo Suárez González.[18]​ Suárez, en su origen, había sido apadrinado en la política por Fernando Herrero Tejedor, que había sido también secretario general del Movimiento.

Buscando acelerar las reformas, Fernández-Miranda creó una comisión mixta integrada por miembros del Gobierno y del Consejo Nacional del Movimiento. Se trató de algo atípico porque el gobierno era el que legislaba y la cámara la que ejecutaba.[19]​ En ese momento Adolfo Suárez era ministro-secretario general del Movimiento y, a la vez, procurador en Cortes y consejero nacional.

El 2 de marzo de 1976 Torcuato Fernández-Miranda reunió en la Zarzuela al Consejo del Reino por primera y última vez. El objetivo era dar a conocer a las Cortes, al Consejo Nacional y al Gobierno que su negativa u obstrucción a la reforma política podía ser fácilmente salvada por el rey recurriendo a un referéndum nacional.[20]

Arias Navarro estaba disgustado porque las medidas económicas del ministro Villar Mir llevaban ya dos semanas en las Cortes y era preciso aprobarlas. Arias planteaba pedirle a Juan Carlos I gobernar a golpe de Decreto Ley y que su primer decreto fuera disolver las Cortes. Esto hubiera creado un gobierno sin Cortes ni partidos libremente constituidos, con un rey al servicio del gobierno. Para evitarlo, Fernández-Miranda decidió aplicar a las leyes tramitadas por las Cortes el procedimiento de urgencia.[21]​ El 7 de mayo reunió a las Cortes para explicarles, y defender ante ellas, el procedimiento de urgencia para tramitar las leyes.[22]​ Este se publicó en el Boletín Oficial del Estado el 23 de abril. Este establecía unos tiempos para debatir y enmendar las leyes y potenciaba el papel del Presidente de las Cortes.[23]

El 7 de abril de 1976 Torcuato Fernández-Miranda reunió a la Comisión Mixta Gobierno-Consejo Nacional para proponer una reforma de las Cortes. Esta consistiría en un parlamento bicameral con el Consejo Nacional del Movimiento integrado en el Senado.[24]

Arias era excesivamente inmovilista y ni el rey ni Fernández-Miranda deseaban que continuara siendo presidente del Gobierno. En ese momento Adolfo Suárez se encontraba haciendo una criba en el Movimiento Nacional para lograr candidatos con los que conformar un partido de centro. Fernández-Miranda veía en Suárez un gran candidato a presidente porque Suárez estaba comprometido con principios muy generales, como la libertad de asociación, pero no era intransigente con sus propias ideas y no hacía imposiciones sobre la estructura que debería tener el Estado.[25]​ El monarca consideraba que Suárez no estaba suficientemente curtido en política, pero por consejo de Torcuato lo incluyó en una lista de posibles presidentes.[26]​ La lista estaba compuesta por: Areilza, Fraga, López de Letona, Pérez de Bricio, Federico Silva, López Bravo y Adolfo Suárez.[26]

Tras la dimisión, forzada por el rey, de Arias Navarro el 1 de julio de 1976, Torcuato Fernández-Miranda reúne al Consejo del Reino en el Salón de Mariana Pineda del Palacio de las Cortes para elaborar una terna de la cual el rey debía escoger al nuevo Presidente del Gobierno.[27]​ Eran 16 miembros más el presidente del Consejo, Fernández-Miranda, pero solo habían acudido 15. Cada uno de los 15 elaboró una lista con los posibles candidatos, sumando un total de 32 personajes. Torcuato propuso, a continuación, que de esa lista de 32 se eliminaran 29 con los argumentos que allí se expusieran. Para ello se realizó una votación y el candidato que no obtuviera 8 votos sería suprimido. Así, mediante sistemas de votación libres, fue quedando una lista de 9 miembros. Al final de la jornada se emplazaban para la siguiente, y así el día 3 de julio por la mañana quedaban ya 6 candidatos. En esa jornada quedaron, finalmente, 3 candidatos: Federico Silva, con 15 votos, Gregorio López Bravo, con 13 votos, y Adolfo Suárez, con 12 votos.[28]

Fernández-Miranda, que además de presidirlo tenía voz y voto en el Consejo, "mueve los hilos" a fin de que en la preceptiva terna de candidatos se encontrara Suárez, tal y como deseaban él y el monarca. De ahí las entonces enigmáticas palabras de Fernández-Miranda a la salida de la última sesión del Consejo del Reino, con los tres nombres ya decididos: "Estoy en condiciones de ofrecer al Rey lo que el Rey me ha pedido".[29]

Manuel Fraga consideró que él era mucho más indicado para el cargo que Suárez. Leopoldo Calvo-Sotelo escribió en 1990:[30]

La inclusión de Adolfo Suárez en la terna del Consejo del Reino y su designación por el rey como Presidente del Gobierno (julio de 1976) vinieron a romper brutal e inteligentemente las legítimas y fundadas aspiraciones que Manuel Fraga había puesto en su proyecto centrista: siempre, desde entonces, ha visto aquellas decisiones como un gran error de Torcuato Fernández-Miranda y del Rey.

La estrategia de ir "de la ley a la ley" precisaba una ley puente que fuera clara, breve y sencilla.[31]​ Para ello, en el verano de 1976 Suárez encargó a los mejores juristas del Estado realizar esbozos que debían ser entregados a Suárez entre el 11 y el 12 de agosto. Los borradores tuvieron estilos tan distintos como sus autores: José Manuel Otero Novas, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón y Eduardo Navarro, con aportaciones puntuales de José Miguel Ortí Bordas, Félix Hernández Gil, Aurelio Menéndez, etc.[31]​ También se pidió un borrador de la ley al catedrático Carlos Ollero Gómez.[31]​ No obstante, Suárez no supo qué hacer con tantos borradores y esquemas, por lo que mandó llamar a Fernández-Miranda, que se encontraba en Asturias, para que tomara una decisión de cómo debía ser la ley. Fernández-Miranda recogió todos aquellos documentos y se los llevó a Navacerrada el 21 y el 22 de agosto para estudiarlos. El lunes 23 acudió a su despacho en el Palacio de las Cortes y le entregó su trabajo manuscrito a Juan Sierra para que los pasara a limpio.[31]​ Luego fue a ver a Suárez al Paseo de la Castellana, número 3, y le entregó el documento con una nota que decía: "Aquí te dejo esto que no tiene padre".[31]​ Es decir, que era fruto del trabajo de muchas personas, de todos y de ninguno.[31]

Tras leerlo, el presidente del gobierno lo trasladó al Consejo de Ministros comentando que creía tener la solución al problema. Ese texto se convirtió en la Ley para la reforma política.

Esta ley, redactada por Torcuato Fernández-Miranda, fue el instrumento legal que permitió desmontar el régimen franquista legalmente con la aprobación de las propias Cortes, nombradas años antes por el general Franco, por lo que también fue conocida como el "hara-kiri franquista". Varios procuradores contrarios a la Ley de Reforma Política fueron extorsionados con dosieres del SECED.[32]

Con la aprobación de la ley, se fijaron también las bases del sistema electoral actual, pactadas entre Suárez y Alianza Popular.[32]​ Fernández-Miranda, considerando que su labor ya estaba cumplida, presentó su dimisión como presidente de las Cortes ante el monarca y este la aceptó. La dimisión se haría efectiva tras las elecciones del 15 de junio de 1977, que configurarían una nueva asamblea.[33]

El rey lo designó senador en esas Cortes Constituyentes.

En premio a su labor, como símbolo de su mayor respeto y consideración a su antiguo profesor, le concedió el título de duque de Fernández-Miranda. En junio de 1977 le nombró caballero de la Orden del Toisón de Oro, máxima condecoración que concede el rey,[34]​ que ya había sido concedida a otros políticos españoles de gran relevancia histórica como Antonio Cánovas del Castillo, Práxedes Mateo Sagasta o Antonio Maura.[35]

Últimos años[editar]

Retirado de la política, tras varios desencuentros con Adolfo Suárez, se encontraba en Londres ultimando los detalles para la creación de una empresa de consultoría jurídica cuando sufrió un grave ataque cardíaco. Murió el 19 de junio de 1980 en la clínica Saint Mary de Paddington de la capital británica.[36]​ Sus restos fueron trasladados al aeropuerto de Barajas el 20 de junio y luego fueron llevados en coche hasta Navacerrada, donde recibieron sepultura el día 21.[37]

El 27 de junio tuvo lugar una modesta misa funeraria en la capilla del Palacio de la Zarzuela a la cual acudió la familia cercana de Torcuato Fernández-Miranda, Juan Carlos I y el ministro de Justicia en representación del Gobierno.[38]

Referencias[editar]

  1. Urbano, op. cit., p. 846
  2. a b c Íñigo Mendaro Elío. Torcuato Fernández-Miranda (PDF). Fundación Transición Española. 
  3. Antonio Elorza (2 de octubre de 2013). «El tapado de la democracia». El País. 
  4. Paul Preston (3 de junio de 2014). «Una inmensa legitimidad popular». El País. 
  5. Tusell, op. cit., p. 355
  6. a b Tusell, op. cit., p. 356
  7. a b Tusell, op. cit., p. 357
  8. Urbano, op. cit., p. 18
  9. Pilar y Alfonso Fernández Miranda, op. cit., p. 115
  10. Urbano, op. cit., pp. 18-19
  11. Pilar y Alfonso Fernández-Miranda, op. cit., pp. 115-116
  12. Pilar y Alfonso Fernández-Miranda, op. cit., p. 109
  13. Urbano, op. cit., pp. 22-24
  14. a b Pilar y Alfonso Fernández-Miranda, op. cit., p. 111
  15. a b Urbano, op. cit., p. 25
  16. Pilar y Alfonso Fernández-Miranda, op. cit., p. 112
  17. Urbano, op. cit., p. 38
  18. Urbano, op. cit., p. 35
  19. Urbano, op. cit., p. 58
  20. Urbano, op. cit., p. 70
  21. Urbano, op. cit., p. 79
  22. Bonifacio de la Cuadra (7 de mayo de 1976). «Fernández-Miranda defendió las razones políticas para la urgencia legislativa». El País. 
  23. Urbano, op. cit., p. 113
  24. Urbano, op. cit., p. 86
  25. Urbano, op. cit., p. 100
  26. a b Urbano, op. cit., p. 101
  27. Urbano, op. cit., p. 177
  28. Urbano, op. cit., p. 178-182
  29. Urbano, op. cit., p. 182
  30. Calvo-Sotelo, op. cit, p. 96
  31. a b c d e f Urbano, op. cit. p. 235
  32. a b Casals, Xavier (17 de noviembre de 2016). «La voladura controlada del franquismo». El Periódico. 
  33. «El Rey aceptó el lunes la dimisión de Torcuato Fernández-Miranda». El País. 1 de junio de 1977. 
  34. «El Toisón, una orden sin fronteras». El País. 2 de junio de 1977. 
  35. Fundación Juan March. Archivo Linz de la Transición. Centro de Estudios Avanzados de Ciencias Sociales (CEACS), ed. (1 de junio de 1977). «Torcuato Fernández Miranda, Duque de Fernández Miranda: El Rey le ha concedido también el collar del Toisón de Oro». Ya. p. 10. 
  36. Carlos Mendo (20 de junio de 1980). «El expresidente de las Cortes, Torcuato Fernández-Miranda, fallece en una clínica de Londres». El País. 
  37. «Torcuato Fernández-Miranda será enterrado hoy en Navacerrada». El País. 21 de junio de 1980. 
  38. «Funeral en Zarzuela por Torcuato Fernández-Miranda». El País. 28 de junio de 1980. 

Bibliografía[editar]

Filmografía[editar]

  • De la ley a la ley (2017). Directora: Sílvia Quer. Guionista: Helena Medina. Actores: Gonzalo de Castro, Fernando Andina, David Selvas, etc.

Enlaces externos[editar]