Ramón Menéndez Pidal

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Esta es una versión antigua de esta página, editada a las 08:53 6 jun 2006 por 80.132.102.99 (discusión). La dirección URL es un enlace permanente a esta versión, que puede ser diferente de la versión actual.

Ramón Menéndez Pidal (La Coruña, 1869 - Madrid, 1968), filólogo, historiador, folklorista, medievalista español, creador de la escuela filológica española, miembro erudito de la Generación del 98.

Biografía

Nacido en La Coruña, estudió en la Universidad de Madrid, donde fue discípulo de Marcelino Menéndez Pelayo.

En 1899 obtiene la cátedra de Filología Románica de la Universidad de Madrid, que habría de conservar hasta su jubilación.

Electo para la Real Academia Española en 1902, Menéndez Pelayo pronuncia el discurso de bienvenida.

Fue nombrado comisario del rey Alfonso XII, en el conflicto de límites entre Perú y Ecuador (1905), lo que aprovechó para, una vez terminada su labor y firmadas la aceptación del arbitraje por ambos países, seguir viaje por otros vecinos y estudiar en ellos el romancero tradicional español que aún pervivía.

En 1900, casó con María Goyri, la primera mujer que hizo estudios oficiales en la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid, que terminó en 1896. En compañía de ella hizo muchas excursiones por tierras de Castilla la Vieja, recogiendo romances.

En 1925 es elegido director de la Real Academia Española, hasta 1939. Cesó en su cargo por desacuerdo con las decisiones que el poder político tomó sobre la situación de algunos de sus miembros, pero, con posterioridad (1947) volvió a ser elegido director, hasta su muerte, consiguiendo sus propósitos de ocho años atrás: los sillones de académicos exiliados no se cubrieron hasta que estos fallecían.

Obra

En 1893 la Real Academia Española premió un estudio suyo sobre el Cantar de Mio Çid, que publicó años después. Su primer libro importante fue La leyenda de los infantes de Lara (1896), un estudio exhaustivo de la leyenda y de su transmisión hasta el siglo XX cuya importancia derivaría de ser el germen de su intento ulterior de explicar la totalidad de la primitiva épica medieval castellana, entonces descuidada por la crítica. Su tesis se resume en el origen oral, anónimo y fragmentario de los cantares de gesta. Siguió desarrollando su tesis en la edición de su tesis doctoral: Cantar del Mío Cid: texto, gramática y vocabulario (1908-1912), edición paleográfica acompañada de importantes notas eruditas, revisadas sin embargo por la crítica actual.

Reconstruyó además la gramática de la época a partir del material lingüístico de esta obra, lo que sentaba las bases de su fundamental Gramática histórica. Por esta obra recibió un premio de la Real Academia de la Historia.

Acometió después en las Crónicas generales de España (Catálogo de la Real Biblioteca) el estudio sistemático de la Historiografía española. En 1899 ganó la cátedra de Filología Románica de la Universidad Central, que desempeñó hasta su jubilación en 1939. Desde esa cátedra y desde el Centro de Estudios Históricos, del que fue nombrado director en 1910 e institución vinculada al krausismo de la Institución Libre de Enseñanza, la impulsó para convertirla en precursora de lo que sería el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Con su labor académica y en el CEH, educó a toda una generación de filólogos españoles: Tomás Navarro Tomás, Américo Castro, Dámaso Alonso,Rafael Lapesa y Alonso Zamora Vicente, entre otros que en gran parte marcharon al exilio al acabar la Guerra Civil. En 1925, al cumplirse las bodas de plata de su profesorado, sus discípulos y amigos le ofrecieron un Homenaje consistente en tres volúmenes de estudios en los que colaboraron 135 autores españoles y extranjeros.

En 1902 ingresó en la Real Academia Española con un discurso sobre El condenado por desconfiado de Tirso de Molina. En 1904 publicó su muy reimpreso Manual de Gramática histórica española, que se ha ido puliendo y enriqueciendo en ediciones posteriores. En 1912 ingresó en la Real Academia de la Historia con un discurso sobre La Crónica General que mandó componer Alfonso X. En 1914 fundó la Revista de Filología Española, que publicó como anexos las obras que en aquellos días escribían principalmente sus discípulos Navarro Tomás, Rodolfo Lenz, Meyer Lübke o él mismo, y que supuso un auténtico rescate del hispanismo de las manos extranjeras en las que hasta entonces había estado. En ella publica estudios sobre Elena y María, los restos del Cantar de Roncesvalles, sobre el vocalismo en la toponimia ibérica etc... Desaparecida la revista en 1939, sus discípulos, Amado Alonso y Dámaso Alonso, retomaron el proyecto creando sendas revistas de investigación filológica. Publica en 1924 Poesía juglaresca y juglares, donde investiga los orígenes de la poesía en Castilla y su relación con las cortes nobiliarias y reconstruye con diversos testimonios fragmentarios una de las primeras serranillas.

La epopeya castellana a través de la literatura española (1910), traducida por H. Merimée como L'Epopée castillane à travers la Littérature espagnole, demostró la presistencia de la tradición épica castellana por medio del Romancero y el teatro clásico barroco español hasta la actualidad (de hecho, durante su viaje de novios; Menéndez Pidal se percató de que seguían recitándose romances de origen medieval entre el pueblo y se encargó de iniciar el estudio de esas manifestaciones orales de la épica, que no existen en ninguna otra cultura salvo en la yugoslava). En 1925 publicó un erudito estudio histórico, La España del Cid (1929). Reliquias de la poesía épica española (1952); Romancero hispánico (1953) y Poesía juglaresca y juglares, cuya última redacción corresponde a 1957.

Sus obras estrictamente filológicas son: Manual elemental de Gramática Histórica española (1904), sucesivamente ampliado y corregido y cuya importancia deriva de haber implantado los métodos científicos en la Filología Hispánica, Orígenes del español (1926), monumental y muy erudito análisis de los primeros tiempos del castellano rigurosamente atenido a la más escrupulosa cientificidad de las leyes fonéticas; Toponimia prerrománica hispana (1953), etc... También realizó diversos trabajos sobre Estilística como La lengua de Cristóbal Colón y otros ensayos (1942), en que analiza las particularidades lingüísticas y estilísticas de Teresa de Ávila, Cristóbal Colón, etc.

Impulsó en 1935 el proyecto de redactar colectivamente una gran Historia de España, que hace poco se ha visto al fin culminada. Obras históricas suyas son La idea imperial de Carlos V (1938). Muy discutida ha sido su opinión sobre Bartolomé de las Casas, en quien veía poco menos que un paranoico, recogida en El Padre Las Casas: su verdadera personalidad (1963).