Puede usarse positivamente en el contexto de una "solución política" que sea comprometedora y no violenta, o descriptivamente como "el arte o la ciencia del gobierno", pero a menudo también tiene una connotación negativa. Por ejemplo, el abolicionista Wendell Phillips declaró que "no jugamos a la política; la lucha contra la esclavitud no es una broma para nosotros". El concepto se ha definido de diversas maneras, y los diferentes enfoques tienen puntos de vista fundamentalmente diferentes sobre si debe usarse de manera extensiva o limitada, empírica o normativa, y sobre si el conflicto o la cooperación son más esenciales para él. La política es la ciencia del poder y la capacidad de una persona o un grupo de personas de influir sobre la voluntad de los demás aun estando en contra de su propia voluntad.
En la política se implementan una variedad de métodos, que incluyen promover las propias opiniones políticas entre las personas, negociar con otros sujetos políticos, hacer leyes y ejercer la fuerza, incluida la guerra contra los adversarios. La política se ejerce en una amplia gama de niveles sociales, desde clanes y tribus de sociedades tradicionales, pasando por gobiernos locales, empresas, instituciones modernas y estados soberanos, hasta el nivel internacional. En los estados nacionales modernos, la gente a menudo forma partidos políticos para representar sus ideas. Los miembros de un partido acuerdan adoptar la misma posición en muchos temas y aceptan apoyar proyectos de ley y sus líderes. Una elección suele ser una competencia entre diferentes partidos. Un sistema político es el marco que define métodos políticos aceptables dentro de una sociedad.
La ciencia política constituye una rama de las ciencias sociales que se ocupa de la actividad en virtud de la cual una sociedad, compuesta por seres humanos libres, resuelve los problemas que le plantea su convivencia colectiva.
Muchas sociedades humanas han sido gobernadas por Estados durante milenios; sin embargo, la mayoría de las personas en la prehistoria vivían en sociedades sin Estado. Los primeros Estados surgieron hace unos 5500 años junto con el rápido crecimiento de las ciudades, la invención de la escritura, y la codificación de nuevas clases de religión. Con el tiempo, se desarrolló una variedad de formas diferentes de Estados, empleando una variedad de justificaciones para su existencia (como el derecho divino, la teoría del contrato social, etc.). Hoy día, sin embargo, el Estado-nación moderno es la forma predominante de Estado a que están sometidas las personas.
La palabra Estado viene del latín status, y este del verbo stare (estar parado). De ahí pasó a significar a algo parado, detenido, como en statu quo. El verbo stare se vincula con la raíz indoeuropea *sta-, presente en el verbo griego ίσταμαι (histamai, que se puede traducir como: establecer, poner en pie, detener, estar en pie).
Dewar estudió Historia y Derecho en la Universidad de Glasgow. En 1966, dos años después de graduarse en Derecho, fue elegido por primera vez a la Cámara de los Comunes por Aberdeen South. Al no poder renovar su escaño en 1970, no volvió a la cámara hasta 1978. A partir ese año permaneció en el Parlamento hasta su muerte. Como miembro de la oposición ocupó el cargo de secretario de Estado «en la sombra» para Escocia en el gabinete opositor de Neil Kinnock, desde 1983 hasta 1992, y el de secretario de Estado en la sombra para seguridad social en los gabinetes opositores de John Smith, Margaret Beckett y Tony Blair, desde 1992 hasta que Blair lo nombró jefe de disciplina en la Cámara de los Comunes en 1995.
Cuando Tony Blair se convirtió en primer ministro en 1997, Dewar pasó a ocupar el puesto de secretario de Estado para Escocia (ministro) en su gabinete. Ese mismo año se organizó un referéndum sobre el establecimiento de un Parlamento y un poder ejecutivo escocés, que Dewar impulsó activamente. El resultado de la consulta fue positivo y en 1999 se celebraron las primeras elecciones parlamentarias. El Partido Laborista escocés resultó victorioso y Dewar fue elegido por el nuevo Parlamento como ministro principal. Entre sus acciones como ministro principal destacaron el proyecto de ley para mejorar los estándares de calidad de las escuelas públicas escocesas, el de protección de los derechos e intereses de los adultos incapacitados y el de la creación de parques nacionales, así como la abolición de la ley de tenencia feudal y del artículo 28.
El 10 de octubre del 2000, Dewar sufrió una caída en la residencia oficial del ministro principal, la Bute House, que le causó una hemorragia cerebral. Falleció al día siguiente en el Western General Hospital, Edimburgo. La reina Isabel II le dedicó un homenaje póstumo, al igual que Tony Blair, quien le describió como un «amigo extraordinario». La muerte de Donald Dewar fue considerada una «gran pérdida» por el pueblo escocés, que lo recuerda como el «padre de la nación». Fue sucedido por su ministro de Fomento y Educación Permanente, Henry McLeish, luego de un breve periodo en el que Jim Wallace estuvo al frente del gobierno.
Dewar estuvo casado con Alison Mary McNair desde 1964 hasta 1972, cuando ella lo dejó por su amigo, Derry Irvine. Con McNair tuvo dos hijos, Marion e Ian.
Nació en el pequeño pueblo de San Casciano in Val di Pesa, a unos 15 km de Florencia, el 3 de mayo de 1469, hijo de Bernardo Machiavelli, un abogado perteneciente a una empobrecida rama de una antigua familia influyente de Florencia, y de Bartolomea di Stefano Nelli, ambos de familias cultas y de orígenes nobiliarios, pero con pocos recursos a causa de las deudas del padre.
Entre 1498 y 1512 estuvo a cargo de una oficina pública y visitó varias cortes en Francia, Alemania y otras ciudades-estado italianas en misiones diplomáticas. En 1512 fue encarcelado por un breve periodo en Florencia, y después fue exiliado y despachado a San Casciano. Murió en Florencia en 1527 y fue sepultado en la Basílica de la Santa Cruz.[2]
↑Maquiavelo, Nicolás (2002). El príncipe. El Ateneo. «En ellos todas las dificultades se presentan antes de poseerlos, porque para conquistarlos hace falta o virtud o suerte, pero para conservarlos no es necesario ninguna de ellas, ya que se sustentan en las instituciones seculares de la religión que han sido tan poderosas que han mantenido a sus príncipes en el poder sea cual sea su forma de proceder y de vivir. Estos son los únicos príncipes que tienen estados y no los defienden, y que tienen súbditos y no los gobiernan; y sus estados aun indefensos no les son arrebatados, y los súbditos no se preocupan por no ser bien gobernados, y no piensen en alejarse de ellos. Estos, son los únicos principados seguros y felices ».
↑Albaigès Olivart, José María y M. Dolors Hipólito (1997). Un siglo de citas. Planeta. ISBN 8423992543., p. 163.