Miguel Fisac

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Miguel Fisac Serna

Fotografía de Miguel Fisac, hacia 1950
Información personal
Nacimiento 29 de septiembre de 1913 Ver y modificar los datos en Wikidata
Daimiel (España) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 12 de mayo de 2006 Ver y modificar los datos en Wikidata (92 años)
Madrid (España) Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad España
Familia
Cónyuge Ana Maria Badell Lapetra Ver y modificar los datos en Wikidata
Hijos Taciana Fisac Ver y modificar los datos en Wikidata
Educación
Educado en
Información profesional
Ocupación Arquitecto, pintor y urbanista Ver y modificar los datos en Wikidata
Obras notables
Sitio web fundacionfisac.com/la-fundacion/origen-y-estructura-2 Ver y modificar los datos en Wikidata
Distinciones Premio Nacional de Arquitectura 2002

Miguel Fisac Serna (Daimiel, Ciudad Real, 29 de septiembre de 1913Madrid, 12 de mayo de 2006) fue un arquitecto, urbanista y pintor español.

Iglesia de Fisac en Punta Umbría, Huelva
Edificio central del CSIC (1943, Madrid).
Iglesia del Colegio Apostólico de los Padres Dominicos (1952, Valladolid).
Iglesia de San Pedro Mártir (1960, Madrid).
Edificio IBM (1968, Madrid).

Sus comienzos

Hijo de un farmacéutico, la guerra civil interrumpió sus estudios de arquitectura en Madrid. Permaneció escondido durante el conflicto en su localidad natal, Daimiel. Se titula en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid en 1942 con la obtención del Premio Superior. Disconforme con la arquitectura de su tiempo, logró un estilo de gran personalidad, en el cual incorporaba originales soluciones estructurales con hormigón pretensado y sus características vigas-hueso.

Desde sus inicios, en que va rechazando el racionalismo de sus maestros al percibir que en ellos la plástica arquitectónica no responde a las exigencias técnicas y a la necesidad humana, se vio influido por la obra del arquitecto norteamericano Frank Lloyd Wright, el neoempirismo del arquitecto Erik Gunnar Asplund y el organicismo nórdico, experimentado en su viaje en 1949 a Suecia. Se interesa también por la arquitectura popular, en la que la realidad del paisaje, de las características humanas, históricas y geográficas del lugar se funden con el valor plástico o incluso técnico. Miembro numerario del Opus Dei enseguida recibió el encargo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas para ordenar la zona sur de la Colonia Los Chopos en Madrid. Remodeló el antiguo auditorio de la Residencia de Estudiantes para construir la nueva capilla del CSIC. La decena de años en los que trabaja en torno a las nuevas edificaciones de este organismo supone la transición que modela su lenguaje desde un sobrio clasicismo hasta asimilar la influencia del organicismo.

Primeras obras: vivienda social

Con una idea social de la arquitectura y de crear viviendas para gente pobre, el primer concurso al que concurrió fue uno para viviendas mínimas que organizó el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid. Lo ganó con un proyecto de viviendas en cadena de superficie mínima y precio muy económico; se hacían por equipos que podían trabajar en continuación. Las viviendas tenían 21 metros cuadrados y costaban menos de 20.000 pesetas, pero aun cuando había tres instituciones políticas dedicadas a la vivienda ninguna se lo tomó en serio y el proyecto no cuajó. Sin embargo Fisac siguió buscando soluciones prefabricadas que resolvieran el problema.

Por otra parte revolucionó en los años 50 el aspecto de las iglesias españolas. Fisac fue uno de los primeros miembros del Opus Dei, al que perteneció durante casi veinte años (desde febrero de 1936 hasta 1955) conociendo y tratando personalmente a su fundador Josemaría Escrivá de Balaguer, al que ayudó a cruzar a pie los Pirineos durante la guerra civil española, y formando parte de su plana mayor[cita requerida]. Posteriormente a su salida de esa institución religiosa, declaró que siempre se había sentido incómodo en ella, y que su salida le costó quince años de paro. Tres años después se casó con una periodista muy joven, con la que tuvo varios hijos. Cuando en 1999 el Ayuntamiento de Madrid permitió la demolición del emblemático edificio de Laboratorios Jorba, conocido como La Pagoda, ubicado en la autopista de entrada a Madrid desde Zaragoza; se produjo una ruidosa polémica. Algunos periodistas llegaron a culpar de su demolición a supuestas intenciones "malignas" de alguna persona del Opus Dei, declarando él que las personas que derribaron la Pagoda no iban "por un buen camino espiritual". Finamente se supo que en realidad el derribo se debió a causas más vulgares. Los propietarios deseaban construir en su lugar un edificio mucho mayor, aprovechando su privilegiada situación, y su derribo se posibilitó por un inexplicable olvido de incluirlo en el catálogo de edificios protegidos por parte de un historiador de ideología izquierdista, nada sospechoso de pertenecer al Opus Dei ni a ninguna otra institución religiosa, encargado de la revisión de ese catálogo. Ese inexplicable olvido permitió que sus propietarios obtuvieran grandes beneficios económicos, privando a la ciudad de uno de los mejores edificios de arquitectura del siglo XX, por lo que el Ayuntamiento ofreció reconstruirlo en otro lugar, lo que el arquitecto desechó.[1]​ Este talante independiente le hizo, entre otras cosas, renunciar a construir el rascacielos más alto de Europa en Benidorm. En 1954, recibió la Medalla de Oro de la Exposición de arquitectura religiosa de Viena por la realización de la iglesia del Seminario de Arcas Reales, de los padres dominicos, en las afueras de Valladolid.

Experimentación con nuevos materiales

A partir de 1959 inicia su época más inquieta y personal. El material del que se sirve es el hormigón pretensado en forma de piezas huecas que parecen huesos y reúnen las condiciones de una gran ligereza y resistencia. Con la independencia que le concede su ya reconocido prestigio profesional, y desde la autonomía de su nuevo enclave en la casa construida en 1957 en el Cerro del Aire (Alcobendas), donde se traslada tras contraer matrimonio el 11.01.1957 con Ana María Badell Lapetra, con quien tuvo tres hijos, Anaïck, Miguel y Taciana. En esta etapa se inicia en una fructífera relación experimental con el hormigón armado, material que encuentra adecuado para asumir sus analogías sobre «vigas-hueso», piezas prefabricadas que consiguen resolver el problema de salvar grandes luces, controlar la iluminación cenital y evacuar las aguas de lluvia. Yuxtapuso las formas, deconstruyó los edificios segregándolos en elementos irregulares con una expresividad minimalista de nuevo cuño, precursora de tendencias del futuro, y experimentó con soluciones innovadoras: encofrados flexibles con plásticos y cuerdas, para los muros de hormigón, los vicrios sujetos al hormigón con neopreno y la cubierta postensada. Ejemplos de estas experiencias son los Laboratorios farmacéuticos Made y el Centro de Estudios Hidrográficos, ambos en Madrid, donde la coincidencia tectónica entre estructura y especialidad alcanza su mayor esplendor. Tradujo las nuevas exigencias litúrgicas emanadas del Concilio Vaticano II en la personal caligrafía de muros curvos y superficies tensadas que constituyen su principal aportación a la arquitectura religiosa. Como puede comprobarse en sus proyectos de iglesias en Escaldes (Andorra), Dominicos (Alcobendas), La Coronación (Vitoria), La Asunción y Santa Ana (Madrid), o Santa Cruz (La Coruña). Su método proyectual, basado de manera sintética en las preguntas ¿dónde? ¿qué? y ¿cómo?, nos conduce a un interés tan contemporáneo por las cuestiones sobre el lugar, la técnica y la funcionalidad, como resulta de su obra ahora comprendida como un recorrido unitario, personal y comprometido con el humanismo. Fue este el que le inclinó hacia un pesimismo proverbial, que le llevó a quejarse en sus últimos años de que «los arquitectos ya no buscan la felicidad de la gente» y de que «la sociedad está mal construida y se encamina al abismo», y propuso una fórmula urbanística para combatir estas tendencias, la ciudad convivencial, en su libro La molécula urbana. Igualmente, estudió la arquitectura popular a causa de su adecuación a los entornos específicos y las culturas humanas asentadas en un modo concreto de entender la vida. Airado con el presente y con la profesión, afirmaba que no le gustaba ningún arquitecto español contemporáneo.

En Madrid, en el nuevo barrio de Moratalaz, construyó la parroquia de Santa Ana, donde domina el cemento visto, que cubre una expresión de espiritualidad que, parece trasladarla a las profundidades de una gruta paleocristiana o catacumba. Otra realización destacada es el convento del teologado de dominicios de Alcobendas, muy cerca de Madrid. De él destaca la iglesia, de ladrillo, con vidrieras muy discretas de color y donde la atracción hacia el altar se consigue por medio de la convergencia de sus dos zonas enfrentadas: la destinada a la comunidad religiosa y la de los fieles, ambas estrechándose hacia el. La parroquia de la Coronación, en Vitoria, presenta la misma intención de dirigir hacia el altar la atención de los fieles. Una de las características comunes de todos sus edificios es que no guardan ninguna simetría. Los muros están dispuestos en juego de rectas y curvas; las vidrieras monocromas y multicolores, realizan la desnudez de las paredes, donde todo queda envuelto en la más absoluta sobriedad.

Al final de los años sesenta depura aún más su arquitectura, prescinde de su preocupación por lo popular y centra su atención en las posibilidades de los nuevos materiales, en especial el hormigón pretensado, invento que patentó, y postensado, ensayando originales sistemas de prefabricación. El hormigón fue su material predilecto. Una de sus últimas obras fue el polideportivo y piscina cubierta de La Alhóndiga en Getafe (Comunidad de Madrid), donde empleó vigas de 51 metros de longitud, «las más largas de Europa», presumía. Utilizó el hormigón pretensado en muchas de las obras que llevan su firma: «El hormigón es el material de nuestro tiempo», proclamó. «Yo pensé que el hormigón pretensado sería muy utilizado por los arquitectos. Pero ni en España ni fuera trabajan con ello. Sin embargo, son los ingenieros de todo el mundo los que lo usan». En 1984 dirigió las obras de restauración y acondicionamiento del sacro convento y castillo de Calatrava la Nueva, en la provincia de Ciudad Real. En la edición de 1991 de la Feria de Arte Contemporáneo (Arco 91), celebrada en Madrid en el mes de febrero, fue el encargado de las Jornadas de Arquitectura. Muchas de sus soluciones en hormigón pretensado están patentadas en España, Estados Unidos y otros países. De algunas de ellas existen ya fábricas que producen estas piezas prefabricadas. Consultor en el extranjero en diversas ocasiones, entre ellas, para el estudio del Santo Sepulcro de Jerusalén y la reconstrucción de la Catedral de Manila, desarrolló una intensa labor cultural en conferencias y cursillos sobre problemas de arquitectura y urbanismo, en artículos de periódicos, diarios y revistas generales, y en revistas profesionales españolas y extranjeras.

Aportación teórica y reconocimientos

Estudioso también del Urbanismo, en su libro La Molécula Urbana (1969) presenta una propuesta rigurosamente original para la ciudad del futuro, que resumió en la fórmula Ciudad convivencial. Es también autor del libro Arquitectura popular española y su valor ante la arquitectura del futuro.

En 1942 recibió el Premio Superior de Arquitectura de Madrid; en 1950 obtuvo el Primer Premio en el concurso del COAM para viviendas mínimas. En 1954, la Medalla de Oro en la Exposición Internacional de Arte Sacro de Viena. El 2 de octubre de 1994 recibió la Medalla de Oro de la Arquitectura. En mayo de 1996 presentó en Madrid su primera exposición de pintura, con 60 obras. En 1997 la sala de las Arquerías de los Nuevos Ministerios de Madrid acogió una exposición sobre su obra; el mismo año, el 12 de junio, logró el VII Premio Antonio Camuñas de Arquitectura, el más importante que otorga una entidad privada en España en el campo de la arquitectura y que se concede cada dos años. El 4 de octubre de 1999, y coincidiendo con el Día Mundial de la Arquitectura, recibió un homenaje organizado por el Colegio de Arquitectos de Madrid y el Círculo de Bellas Artes, entidad ésta que le hizo entrega de la Medalla de Honor. En octubre de 2003 recibió el Premio Nacional de Arquitectura. En enero de 2004 la Universidad Europea de Madrid le inviste Doctor Honoris Causa. Fisac también poseía la Gran Cruz del Mérito Civil, las encomiendas de las órdenes de Isabel la Católica y Alfonso X el Sabio, y la Cruz de los Santos Lugares de Jerusalén. En el año 2007 le fue concedida a título póstumo la Medalla de Oro de Castilla-La Mancha, región de la que era originario.

Murió en Madrid el 12 de mayo de 2006 a causa de una embolia, cuando el Colegio de Arquitectos de Ciudad Real estaba creando una fundación que se encargara de catalogar todo el legado profesional de Fisac y profundizara en el estudio de su obra, así como en la de la arquitectura moderna española.[2]

A los noventa años resumió en una entrevista su idea sobre la arquitectura:

He llegado a la conclusión de que las soluciones técnicas son las que dan pie a soluciones formales que puedan tener interés, porque, si no, salen unas formas que tienen un origen más literario que el propiamente formal arquitectónico. Yo el problema estético me lo planteo el último, cuando otras cosas que son prioritarias se cumplen en el principio del proyecto. Cuando estudié dos años de exactas, dentro de la carrera de arquitectura, dábamos química y haciamos unos trabajos prácticos: nos daban un frasquito con un elemento y teníamos que seguir una marcha analítica para averiguar qué era. Algo de eso es lo que yo hago cuando me encargan un proyecto de arquitectura: empezar con plantear para qué sirve esto, dónde está -y esto el movimiento moderno lo quiso voluntariamente olvidar-, cómo crearía yo los espacios que me piden en el programa, o sea: cómo construir de la forma más lógica y económica. Con todos esos datos ya concretados, cabe la posibilidad de dibujar algo que pudieran ser los volúmenes que esos espacios han creado. La arquitectura es, como decía Lao Tse, el aire que queda dentro. Ahora lo que nosotros vemos es lo que utilizamos para dejar ese aire dentro. Y eso ya se puede representar gráficamente y es entonces cuando se pueden utilizar las posibilidades de una forma que has impuesto tú. Es lo que yo llamo un "nosequé", qué es esto que ya es, cómo lo coloco lo pongo y lo veo para que lo haga bien, suponiendo tener un conocimiento de la estética que sea lo suficientemente sólido para transmitirlo. Eso es lo que se llama educación del gusto, para lo que hay que ver mucho y estudiar mucho
(Entrevista en El Mundo, 24 de octubre 2003).[3]

Obras arquitectónicas principales

Tras el derribo a consecuencia del terremoto de Lorca, sólo se conserva parte de la fachada principal.
  • Iglesia de la Coronación (Vitoria-Gateiz)

Obra escrita

  • "Centro de Investigaciones Biológicas", Informes de la Construcción (1956), No. 84 y "Centro de Estudios Hidrográficos, en Madrid", Informes de la Construcción (1964) No. 157". Edición facsímil en: Oteiza, I (2006) "Dos obras de Miguel Fisac publicadas en Informes de la Construcción", Informes de la Construcción (2006) Vol. 58, No. 503: 65-87. [2]
  • La arquitectura popular española y su valor ante la del futuro. Madrid: Ateneo, 1952.
  • La molécula urbana. Una propuesta para la ciudad del futuro Madrid: Ediciones y Publicaciones Españolas, 1969.
  • Reflexiones sobre mi muerte. Madrid: Nueva Utopía, 2000.
  • Carta a mis sobrinos. Ciudad Real: Lampreave y Millán Ed., 2007.

Enlaces externos

Bibliografía

  • Fidel García Cuéllar: La obra artística de Fisac, Adsuara y Stolz en la iglesia del Espíritu Santo, Madrid: CSIC, 2007
  • Ramón Vicente Díaz del Campo: “Iglesia y modernidad. Miguel Fisac y la nueva arquitectura en España” en Arte, poder y sociedad en la España de los siglos XV a XX. CSIC, Instituto de Historia. Madrid. 2008
  • Ramón Vicente Díaz del Campo: “Hormigón y Fe. Las iglesias de Miguel Fisac.” en Actas del IV Congreso Nacional de Historia de la Construcción. Ed. Instituto Juan de Herrera, SEHC y Colegio de Arquitectos de Cádiz. Cádiz. 2005.
  • Ramón Vicente Díaz del Campo: "La obra de Miguel Fisac en la Colina de los Chopos” en El territorio de la memoria: homenaje a la profesora Rocío Rodríguez. UCLM Cuenca. 2004.
  • Varios Autores. "Miguel Fisac (1913-2006)". Informes de la Construcción (2006), Vol. 58, No. 506. doi:10.3989/ic.2006.v58.i503

Documentales

  • Andrés Rubio: "La delirante historia de la pagoda: Miguel Fisac", Estrenado en el Festival de Arquitectura de Rotterdam.

Notas

  1. Dada la gran calidad de ese edificio, la demolición fue muy criticada, como difícilmente justificable: Enrique Domínguez Uceta escribe en "El Mundo": "El injustificable derribo del edificio de los laboratorios Jorba vuelve a poner de manifiesto la gravísima situación del moderno patrimonio arquitectónico del siglo XX en nuestra ciudad" ("Fisac y el patrimonio del siglo XX")
  2. Noticia de su muerte en la prensa
  3. Texto íntegro de la entrevista