Justa y Rufina

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Justa y Rufina
Información personal
Nacimiento 268 y 270
Sevilla
Fallecimiento 287
Sevilla
Información religiosa
Festividad 19 de julio, 17 de julio (en la liturgia medieval hispánica, tal y como puede verse en calendarios de la época, como por ejemplo, el del Antifonario de León)
Venerado en Iglesia católica, Iglesia ortodoxa
Santa Rufina, cuadro de Velázquez (Sevilla, Centro Velázquez, Fundación Focus-Abengoa).
Justa y Rufina por Francisco de Goya - catedral sevillana

Justa y Rufina fueron dos hermanas nacidas en Sevilla los años 268 y 270, ambas murieron en el 287, son veneradas como santas por la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa. Su festividad se celebra en Sevilla el 17 de julio (siguiendo la tradición medieval hispánica) y en otros lugares de España el 19 de julio.

Narración de su vida y martirio según la leyenda cristiana

Justa y Rufina fueron hermanas carnales, nacidas en Hispalis bajo el dominio romano; Justa en 268 y Rufina en 270, de modesta familia de cristianos clandestinos dedicados al oficio de la alfarería.[Nota 1]​ En estos tiempos, las hermanas dedicaban su tiempo a ayudar al prójimo y al conocimiento del Evangelio. [1]

Era costumbre celebrar una vez al año una fiesta en honor a Venus en la que se rememoraba el fallecimiento del admirado Adonis. Se recorrían las calles de la ciudad pidiendo limosnas para la fiesta. En cierta ocasión, los seguidores de Venus llegaron a casa de Justa y Rufina solicitando el dinero correspondiente, pero las hermanas se negaron a pagarlo por ser el fin de éste contrario a su fe, y no sólo esto sino que decidieron hacer añicos la figura de la diosa entre ambas, provocando de esta manera el enfado general de las devotas que se lanzaron hacia ellas.

El prefecto de Sevilla, Diogeniano, mandó encarcelarlas, animándolas a abandonar sus creencias cristianas si no querían ser víctimas del martirio.[2]​ Las santas se negaron a pesar de las amenazas. Sufrieron el tormento del potro para a continuación ser torturadas con garfios de hierro. Diogeniano esperaba que el trato que se le daba sería suficiente para que renunciaran a su fe, ellas aguantaron todo. Viendo que no surtió efecto el castigo las encerró en una tenebrosa cárcel donde sufrirían las penalidades del hambre y la sed.

Estoicamente sobrevivieron a su condena, por lo que fueron castigadas de nuevo, esta vez debían caminar descalzas hasta llegar a Sierra Morena. Tuvieron la suficiente fuerza para conseguir el objetivo. Viendo que nada las vencía mandó encarcelarlas hasta morir, la primera en fallecer fue Santa Justa, su cuerpo lo tiraron a un pozo, recuperado poco tiempo después por el obispo Sabino.

Una vez que hubo acabado con la vida de Justa, Diogeniano creyó que Rufina sucumbiría a sus deseos con más facilidad, pero no lo consiguió, y decidió acabar con su vida de la forma más lúgubre en aquellos tiempos, la llevó al anfiteatro y la dejó a expensas de un león para que la destrozase. La bestia se acercó y lo más que hizo fue mover la cola y lamer sus vestiduras como haría un animal de compañía. El Prefecto no aguantó más, la mandó degollar y quemar su cuerpo. Nuevamente tras este hecho el obispo Sabino recogió los restos y la enterró junto a su hermana en el año 287.

Por tan cristiana acción, fueron canonizadas. Se les nombró Patronas de Sevilla, y de los gremios de alfareros y cacharreros. También son veneradas como patronas de otras localidades, por ejemplo Orihuela, donde la leyenda cuenta que las santas se aparecieron en forma de dos luceros sobre la sierra de Orihuela tras la conquista cristiana sobre los musulmanes. También son patronas de Payo de Ojeda en Palencia, de la ciudad conquense de Huete y de Maluenda, en la provincia de Zaragoza.

Concilio de Elvira

La negativa de las futuras santas a entregar vasijas a los paganos que seguían la procesión de la diosa semítica Sambó produjo un altercado en el que las cristianas derribaron y rompieron el ídolo, a la manera del gesto provocador de San Polieucto.[3]​ Algunos años más tarde los padres del Concilio de Granada, en su canon 60 promulgaron que:

"...Si alquien destruye un ídolo y lo condenan a muerte, dado que se trata de algo que no está indicado en el Evangelio y no nos parece que se actuara así en tiempos de los Apóstoles, hemos decidido que estos cristianos no sean recibidos en el número de los mártires..."

Sin embargo hubo una difusión oficial de su culto en la Bética durante la época visigoda, tuvieron en Sevilla su basílica martirial y San Isidoro compuso un himno en su honor. Ambas seguían siendo festejadas en Córdoba en el siglo IX. Cuando en el califato Omeya de Al-Andalus, durante los reinados de Abderramán II y Mohamed I se produjeron persecuciones de los cristianos mozárabes, estos tuvieron que refugiarse en Toledo donde fundaron una parroquia bajo la advocación de ambas santas.

Visión Crítica

Hay una serie de hechos que pondrían en duda la definición de las santas:

  1. Los primeros cristianos en su mayoría no son monoteistas, compaginándose el culto cristiano con el de dioses paganos, de ahí las constantes cartas de obispos de la época esgrimiendo castigos para evitarlo. Esto deja evidencia de que lo más probable es que si existiesen las Santas no hubieran reaccionado como lo hicieron.
  2. Entre los paganos jamas se obligaría al pago de un donativo a una deidad, en una sociedad en la que existían numerosos dioses y disparidad de cultos, ninguno se imponía, salvo el culto al Emperador, algo que unía al Imperio, tan extenso y diverso; evidentemente no se reaccionaría violentamente.
  3. la posibilidad de la procedencia trianera de ambas santas es completamente imposible debido a la inexistencia de dicho barrio en el periodo romano, el río Guadalquivir ni siquiera presentaba el mismo recorrido por la ciudad que presenta hoy.
  4. No se mencionan a las Santas por primera vez hasta documentos del s.VII

Veneración en la ciudad de Sevilla

Las santas Justa y Rufina son especialmente veneradas en Sevilla. La tradición las señala como protectoras de la Giralda y la Catedral, considerando que por su intercesión no cayeron tras el terremoto de 1504. De esta manera, suelen estar representadas junto a la Giralda, portando palmas como símbolo del martirio y con diferentes objetos de barro alusivos a su profesión de alfareras. En la propia Catedral hay una capilla dedicada a las Santas y en él figuran sus esculturas, que proceden de la Iglesia del Salvador (Sevilla) y fueron realizadas por Pedro Duque y Cornejo en 1728.

En el Colegio Salesiano de la Santísima Trinidad, también en Sevilla, se conserva una antigua galería subterránea considerada tradicionalmente la cárcel donde estuvieron presas las dos hermanas. En su interior tienen un altar dedicado.

Su festividad se celebra en Sevilla el 17 de julio en otros lugares de España el 19 de julio.[4]

Referencias

  1. Henrique Florez. (ed.). «España Sagrada. Tomo IX. De la provincia antigua de la Betica. Segunda edición (1777). Capitulo XI. Pagina 309 y siguientes.». Consultado el 20 de febrero de 2009. 
  2. Miñano y Bedoya, Sebastián de (1828). Diccionario geográfico-estadístico de España y Portugal. tomo IX. Madrid: Imprenta de Pierart-Peralta. p. 262. .
  3. Jacques Fontaine “Isidoro de Sevilla. Génesis y originalidad de la cultura hispánica en los tiempos de los visigodos”, Brepols Publishers, Turnhout, Bélgica, 2000; traducción española de Miguel Montes, Ediciones Encuentro, 2002. ISBN: 84-7490-653-9, página 36
  4. Manuel Sotomayor, Teodoro González García: Historia de la Iglesia en España, (Siglos I-VIII). Biblioteca de Autores Cristianos, 1979. ISBN 84-220-0906-4

Notas

  1. Consultar Actas de los mártires para aclarar el grado de veracidad histórica de las narraciones tradicionales sobre la vida de mártires y santos cristianos.

Enlaces externos

Libro: Sevilla en tiempos de martirio

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