Judaísmo

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Judaísmo

Fundador(es) Abraham
Deidad YHWH (Yahveh)
Ramas Judaísmo ortodoxo, judaísmo reformista, judaísmo conservador, judaísmo mesiánico, judaísmo reconstruccionista, judaísmo laico, judaísmo caraíta
Tipo Monoteísta, religión abrahámica
Número de seguidores estimado 13 millones.
Seguidores conocidos como Judíos
Escrituras sagradas Torá, Tanaj y Talmud
Lengua litúrgica Hebreo
País o región de origen Mesopotamia, Oriente Medio
Lugares sagrados

Bandera de Israel Jerusalén, Israel Bandera de Palestina Hebrón, Territorios Palestinos Bandera de Israel Safed, Israel

Bandera de Israel Tiberíades, Israel
Países con mayor cantidad de seguidores Bandera de Israel Israel y
Bandera de Estados Unidos Estados Unidos
Organización internacional Congreso Mundial Judío
Símbolos Estrella de David, Menorá
Templos Sinagoga
Clero Rabino y jazán
Religiones relacionadas Cristianismo e Islam

La palabra judaísmo se refiere a la religión, la tradición y la cultura del pueblo judío. Es la más antigua de las tres religiones monoteístas más difundidas (junto con el cristianismo y el islam), conocidas también como «religiones del Libro» o «abrahámicas», y la menor de ellas en número de fieles. Del judaísmo se desglosaron, históricamente, las otras dos religiones.

Aunque no existe un cuerpo único que sistematice y fije el contenido dogmático del judaísmo, su práctica se basa en las enseñanzas de la Torá, también llamada Pentateuco, compuesto por cinco libros. A su vez, la Torá o el Pentateuco es uno de los tres libros que conforman el Tanaj (o Antiguo Testamento, según el cristianismo), a los que se atribuye inspiración divina.

En la práctica religiosa, la tradición oral también desempeña un papel importante. Según las creencias, fue entregada a Moisés junto con la Torah y conservada desde su época y la de los profetas. La tradición oral rige la interpretación del texto bíblico, la codificación y el comentario. Esta tradición oral fue transcrita, dando nacimiento a la Mishná, que posteriormente sería la base del Talmud y de un enorme cuerpo exegético, desarrollado hasta el día de hoy por los estudiosos. El compendio de las leyes extraídas de estos textos forma la ley judía o Halajá.

El rasgo principal de la fe judía es la creencia en un Dios omnisciente, omnipotente y providente, que habría creado el universo y elegido al pueblo judío para revelarle la ley contenida en los Diez Mandamientos y las prescripciones rituales de los libros tercero y cuarto de la Torá. Consecuentemente, las normas derivadas de tales textos y de la tradición oral constituyen la guía de vida de los judíos, aunque la observancia de las mismas varía mucho de unos grupos a otros.

Otra de las características del judaísmo, que lo diferencia de las otras religiones monoteístas, radica en que se considera no solo como una religión, sino también como una tradición, una cultura y una nación[1][2]​ . Las otras religiones trascienden varias naciones y culturas, mientras que el judaísmo considera la religión y la cultura concebida para un pueblo específico. El judaísmo no exige de los no judíos unirse al pueblo judío ni adoptar su religión, aunque los conversos son reconocidos como judíos en todo el sentido de la palabra. Asimismo, el judío ha sido comisionado por sus escrituras a ser «luz a las naciones» y propagar el monoteísmo ético por todo el mundo. La religión, la cultura y el pueblo judío pueden considerarse conceptos separados, pero están estrechamente interrelacionados. La tradición y la cultura judía son muy diversas y heterogéneas, ya que se desarrollaron de modos distintos en diferentes comunidades y cada comunidad local incorporó elementos culturales de los distintos países a los que llegaron los judíos a partir de la dispersión.

Terminología: hebreos, judíos, israelitas

La tradición se remonta a Abraham, llamado el primer hebreo (del hebreo עִבְרִי, ivrí: "el que viene del otro lado"), por haber venido a la tierra de Canaán desde Mesopotamia, siguiendo el llamado de Dios (Génesis), hace unos 4000 años. Abraham es considerado patriarca por los tres principales credos monoteístas, por ello estos son conocidos también con el nombre de religiones abrahámicas.

En la Biblia, los judíos son denominados «hijos de Israel» (Éxodo; nótese la extensión en el significado entre el versículo 1 y el 7) y, más adelante, fueron llamados «el pueblo de Israel» o «israelitas». El nombre de Israel le fue otorgado al patriarca Jacob, nieto de Abraham, por el ángel con el que se trabó en lucha, quien al bendecirlo lo llamó Israel (יִשְׂרָאֵל, del hebreo: «uno que ha luchado con Dios», Génesis). El término «judío» aparece solo con posterioridad (Ester 2:5) y proviene del reino de Judá (del hebreo יְהוּדָה, Yehudá, hijo de Jacob), formado por dos de las doce tribus del pueblo de Israel y las únicas remanentes luego de la escisión entre este reino y el de Israel y de la destrucción del último exilio de las diez tribus que lo formaban a manos de Asiria, en el año 722 a. C.: "Yahvé, por tanto, se airó en gran manera contra Israel, y los quitó de delante de su rostro; y no quedó sino sólo la tribu de Judá".(2Reyes 17:18).

¿Quién es judío?

La identidad judía no depende en primer lugar de la aceptación de creencias o del seguimiento de un modelo de vida determinado. Existen dos versiones sobre quiénes conforman la religión judía.

En primer lugar, el judaísmo ortodoxo defiende que la Ley judía (halajá) establece que aquel que ha nacido de madre judía, o ha realizado un proceso de conversión (guiur) conducido por un rabino, comunidad judía (sinagoga) y finalizado ante un beit din (tribunal rabínico) ortodoxos, es judío por definición.

En segundo lugar, el judaísmo conservador defiende los mismos puntos, con la particularidad de que los procesos de conversión aceptados son los realizados por la ortodoxia (proceso anteriormente citado) o por los beit din propios del judaísmo conservador.

En tercer lugar, los reformistas creen que son judíos aquellas personas que han «nacido de madre o padre judíos» o se han convertido ante un beit din ortodoxo, conservador o ante un rabino reformista (cabe mencionar que cada rabino reformista tiene libertad para decidir cuando un prosélito pasa a ser judío). A este punto cabe añadir que los rabinos reformistas que habitaban en América establecieron que los hijos de padre judío podían ser considerados como tales si recibían algún tipo de educación judía. Esto se debe a que un 57 por ciento de los hombres judíos decidían casarse fuera del grupo de mujeres judías.

Por lo tanto, ser judío es una cuestión de descendencia física o adopción espiritual, por medio de hacerse prosélito, (descendientes biológicos o espiritualmente de los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob). Según la Halajá, una persona judía puede ser cristiana o musulmana, sin perder su condición formal de judío pero perdiendo los derechos religiosos y comunitarios (por ejemplo, el derecho a la sepultura en un cementerio judío).

A pesar de todo esto, convertirse al judaísmo es posible, pues en el Talmud se menciona: Los rabinos dicen: Si alguien llega y quiere ser un converso, ellos le dicen: "¿Por qué quieres ser un converso? ¿Acaso no sabes que los judíos están hostigados, acosados, perseguidos y acorralados, y que numerosos problemas los aquejan?" Si contesta: "Lo sé, y no soy digno", entonces lo reciben sin que sea necesario argumentar nada más.

Sin embargo, en la práctica será una tarea ardua y compleja, ya que la Torá debe ser seguida por toda la comunidad. Hubo una época en la que la Iglesia cristiana consideró una grave ofensa la conversión de sus fieles al judaísmo, y se defendían aludiendo a esta obligación argumentando que por ello no hay ningún tipo de provecho al convertirse al judaísmo ni motivo para fomentar la conversión.

Este punto es uno de los que más diferencia al judaísmo del cristianismo o del islam, pues a estas dos últimas religiones monoteístas cualquiera puede pertenecer con tan solo que profese y respete sus creencias.

Fundamentos del judaísmo

Estos son algunos de los principios sobre los que se basa la religión judía, o que la caracterizan.

  • El judaísmo se basa en el Tanaj (lo que los cristianos llaman Antiguo Testamento), compendio de 39 libros que cuenta la historia del hombre y de los judíos, desde la Creación hasta la construcción del Segundo Templo, e incluye también preceptos religiosos, morales y jurídicos; filosofía, profecías y poesía, entre otros. Sus cinco primeros libros, en conjunto conocidos con el nombre de "la Torá" o "Pentateuco", son considerados escritos por inspiración divina y, por ende, sagrados, y su lectura pública en la sinagoga los días lunes, jueves y sábados forma parte fundamental del culto judío, lo que le ha valido al pueblo judío el nombre de «Pueblo del Libro».
  • La Torá es la fuente primera de los siete preceptos morales básicos que obligan a todo ser humano como tal («Los siete preceptos de los hijos de Noé»; Génesis), y de los 613 preceptos religiosos que obligan a los judíos (613 mitzvot): 365 que imponen abstenerse de acción —uno por cada día del año— y 248 preceptos que obligan positivamente a hacer —uno por cada órgano del cuerpo—. Los preceptos bíblicos son comentados, explicados, ampliados e implementados por las diferentes exégesis que plasmaron por escrito las tradiciones orales: la Mishná y el conjunto en el que ésta está incluida: el Talmud.
  • Los preceptos jurídicos, éticos, morales y religiosos que emanan de la Torá, y que junto a su explicación de la Mishná conforman el corpus jurídico principal del judaísmo, el Talmud, son conocidos como la ley judía o Halajá (הֲלָכָה, "camino"), cuya fuente compilativa principal y reconocida por los judíos de todo el mundo —amén de una riquísima y amplia literatura halájica a lo largo de los siglos— es el libro medieval "Shulján Aruj" (שֻׂלְחָן עָרוּךְ, "la mesa servida"). Los mandamientos de la Halajá comandan el ciclo íntegro de la vida judía observante, desde la circuncisión al nacer (Génesis), pasando por la alimentación (la Cashrut, כַּשְׁרוּת, Levítico), la vida íntima (Levítico), la vestimenta (Levítico), y así todos los hitos principales de la vida del hombre, hasta su muerte.
  • La plegaria más solemne de la religión judía, que plasma la esencia misma de la creencia monoteísta, aparece en el quinto y último libro de la Torá: "Oye, Israel, el señor es nuestro Dios, el señor es Uno" (שְׁמַע יִשְׂרָאֵל, ה' אֱלֹהֵינוּ, ה' אֶחָד; Shemá Israel, Adonai Eloheinu, Adonai Ejad Deuteronomio 6:4). Los creyentes la recitan dos veces por día, en las oraciones matutinas (שַׂחֲרִית, Shajarit) y de la noche (עַרְבִית, Arvit).
  • El símbolo judío de nuestros días por excelencia es la estrella de David (מָגֶן דָוִד, Maguén David, "escudo de David", véase en la plantilla de arriba), llamado así por la creencia de que el rey David lo adoptó como símbolo de armas en su escudo de guerra y en el de sus soldados, aunque aparece con su significado actual muchísimo más tarde, hacia la Edad Media. El símbolo conocido más antiguo del judaísmo es el candelabro ritual de siete brazos (מְנוֹרָה, la Menorá), emplazado antiguamente en el Tabernáculo (Éxodo) y luego en el primer (1Reyes 7:49) y segundo Templo de Jerusalén.
  • La vida judía se rige por un calendario basado en la combinación del ciclo mensual lunar y del año solar, cuyos orígenes se remontan a tiempos bíblicos, y por el cual se rigen las festividades y ritos de la religión hasta el día de hoy.
Kipá (solideo tradicional judío) y Menorá (candelabro ritual de siete brazos), dos de los más conocidos símbolos de la tradición judía.
  • La festividad judía más venerada es el Shabat (del hebreo שַׂבָּת, sábado, "reposo, cese de actividad", Génesis), considerado sagrado y superado, en solemnidad, sólo por el Día del Perdón o Yom Kipur, precisamente llamado también "Sábado de sábados". Su relevancia en la vida judía es tal que está incluido entre los Diez Mandamientos, que se estiman palabra divina (Éxodo, Deuteronomio 5:12-15).
  • El liderazgo de la comunidad judía tradicional está en manos del rabino, persona culta y docta en la Halajá que conduce a sus acólitos no sólo en lo espiritual y religioso, celebrando el culto judío, sus festividades y celebraciones, sino que se gana el respeto de su grey como autoridad moral y líder comunitario, brindando consejo, solucionando problemas y dirimiendo todos los conflictos que pudiesen suscitarse entre sus miembros.
  • El culto judío se celebra en el templo o sinagoga, que sirve asimismo de lugar de reunión y encuentro comunitario, para cuyo fin el rezo en público requiere de un mínimo de diez varones. La sinagoga sustituye en tal función al Templo de Jerusalén, destruido en el año 70 y lugar único de oración y peregrinación hasta su desaparición física. Del mismo modo, los sacrificios rituales que allí se efectuaban fueron reemplazados por sendas plegarias, que el judío piadoso eleva tres veces al día: al alba (שַׂחֲרִית, Shajarit), por la tarde (מִנְחָה, Minjá) y al anochecer (עַרְבִית, Arvit). En días festivos se agrega una cuarta a media mañana (מוּסָף, Musaf), y sólo en Yom Kipur se cierra la celebración con una sexta plegaria (נְעִילָה, Ne'ilá).
  • La religión y el pueblo judío consagraron desde siempre a la tierra de Israel, la tierra sagrada, como uno de sus ejes principales, ya desde sus mismos albores (Génesis), convirtiéndose ésta en parte integral de la idiosincrasia judía: el mundo se divide entre la Tierra Santa y todo el resto, llamado diáspora. Así, las sinagogas de todo el mundo se construyen de cara a Israel; los rezos y festividades concuerdan con su clima y sus estaciones; gran parte de los preceptos pueden cumplirse sólo al pisar su suelo, por nombrar algunos pocos. Dentro de la tierra de Israel ocupa Jerusalén un lugar único en la devoción judía, y dentro de la ciudad los restos del Templo de Salomón, el llamado "Muro de los Lamentos", es considerado el más sagrado de los sitios. Comparten con Jerusalén su condición de santidad, en menor medida, también las ciudades de Hebrón, Safed y Tiberíades.
  • El pueblo judío se identificó desde un principio con la lengua hebrea, considerada "lengua sagrada" (לְשׁוֹן הַקּׁדֶשׁ, leshón hakódesh), en la que están escritas la Torá y la mayor parte de la literatura judía. Relegada a condición de lengua muerta durante siglos, reservada a la oración, a la literatura y a los textos jurídicos y teológicos, fue recuperada como lengua hablada y modernizada con el resurgir del sionismo y adoptada como lengua oficial del Estado de Israel.

Historia

Los rollos de la Torá, abiertos para su lectura en público en la sinagoga.

La historia judía se remonta a las viejas tradiciones bíblicas. Cuando el arca de Noé encalló en el monte Ararat, los hijos de Noé (Sem, Cam y Jafet) dieron origen, respectivamente, a los semitas del Próximo Oriente, a los camitas de África y a los jafetitas del resto del mundo.

Abraham, padre de los judíos, al recibir de Yahvéh la orden de asentarse en la tierra de Canaán, se puso en camino inmediatamente, partiendo de su patria, Ur, de los caldeos (Mesopotamia). Abraham, su hijo Isaac y su nieto Jacob fueron pastores nómadas.

Sus descendientes se vieron empujados por el hambre a la tierra de Gosén, en el delta del río Nilo. Pero el faraón de Egipto, viendo que aumentaban imparablemente y se hacían poderosos, los redujo a la esclavitud. Con Moisés ungido como líder y legislador, el pueblo elegido por Dios se dirigió hacia Canaán, la tierra prometida.

La dramática marcha desde Egipto a través del mar Rojo y la peregrinación de 40 años por el desierto son hitos importantes en la historia del pueblo israelita. Los judíos, una vez conquistada la ciudad de Jericó, se establecieron en la zona agrícola de Canaán, tierra de la cual en la Biblia se dice que «manaba la leche y la miel».

Una vez establecidos en Israel, la tierra fue dividida entre las doce tribus: Aser, Neftalí, Manasés, Zabulón, Isacar, Gad, Efraín, Dan, Benjamín, Rubén, Judá y Simeón. Con el tiempo se pasó de una teocracia a una forma de gobierno monárquica, siendo los reyes más famosos de la época Saúl, David y su hijo Salomón, con su capital en Jerusalén. Luego del reino de Salomón, la nación se dividió en dos reinos: el reino de Israel en el norte y el reino de Judea en el sur. El reino de Israel fue conquistado por el rey asirio Sargón II, al final del siglo VIII antes de Cristo. El reino de Judea pudo continuar durante un siglo y medio, hasta que en el año 586 antes de Cristo fue conquistado por los babilonios, comandados por Nabucodonosor II. En ese año se destruyó el primer templo, lugar central de la actividad religiosa judía de la época. Muchos de los judíos fueron desterrados de Israel y fueron llevados como esclavos a Babilonia (actual Irak), lo cual constituye la primera diáspora judía. Durante el exilio en Babilonia, los judíos escriben lo que se conoce como el "Talmud de Babilonia" (Talmud Bavli), mientras que los judíos todavía establecidos en Judea escriben el "Talmud de Jerusalén". Estos dos manuscritos representan las primeras manifestaciones de la Torá en forma escrita, y el Talmud de Babilonia es el utilizado actualmente por las comunidades judías. La subsecuente conquista de Babilonia a manos de los persas permitió a muchos judíos regresar a su tierra natal luego de 70 años en el exilio babilónico. Se construyó un nuevo Segundo Templo y se restablecieron antiguas prácticas.

La comunidad judía de Israel fue dominada por varios antiguos imperios. Los asirios fueron seguidos por los babilonios y luego por los persas hasta la conquista por parte de los griegos. Es en esta época (hacia el 170 a. C.) cuando estalla una revolución encabezada por Judas El Macabeo ("martillo", hasmoneo) que logra colocar a todo el territorio del antiguo Israel nuevamente bajo dominio judío. El Reino Hasmoneo de Judá pasó por último a manos de los romanos.

Es en el año 70 después de Cristo cuando estalla una nueva rebelión y es destruido el Segundo Templo. Muchos habitantes judíos son vendidos como esclavos y esparcidos por los confines del Imperio romano, proceso que se conoce como la "diáspora". La historia de Masada demuestra el arrojo de los soldados judíos de la época. Numerosas comunidades judías florecieron en el Imperio sasánida y en el Imperio romano.

En la temprana Edad Media el reino Kházaro (en la estepa del Volga) adoptó el judaísmo como su religión oficial, pero aún se discute el alcance de esta conversión entre los pueblos sujetos al khan Kházaro.

La hegemonía del cristianismo en Europa significó numerosas persecuciones contra el pueblo judío, las cuales derivaron en frecuentes y reiteradas expulsiones. Muchas comunidades tuvieron que vivir en barrios segregados llamados guetos, pero también es cierto que en otros períodos gozaron de mayor tolerancia, sin ser nunca aceptados del todo.

Durante el Medievo, por más que se buscasen mercaderes de profesión, no se hallaba ninguno o más bien se hallaban únicamente judíos. Sólo ellos, a partir de la época carolingia, practicaban con regularidad el comercio, a tal punto que, en el idioma de aquel tiempo, las palabras judaeus y mercator eran casi sinónimos. Unos cuantos se establecieron en el sur de Francia, pero la mayoría venía de los países musulmanes del Mediterráneo, desde donde se trasladaron, pasando por España, al occidente y Norte de Europa. Todos ellos eran radhanitas, perpetuos comerciantes viajeros, merced a los cuales se mantuvo el contacto superficial con las religiones orientales.

El comercio al que se dedicaron fue exclusivamente de especias y telas preciosas, que transportaban trabajosamente desde Siria, Egipto y Bizancio hasta el Imperio carolingio. Los mercaderes judíos se dirigían a una clientela muy reducida. Las utilidades que realizaron debieron ser muy importantes, no obstante se debe considerar que su papel económico no llegó a ser trascendental.

En el mundo musulmán, a pesar de algunos episodios de persecución y matanzas (sobre todo en el primer siglo de expansión del Islam), los judíos fueron tolerados por ser uno de los "Pueblos del Libro" –a cambio del pago de importantes tributos y de numerosas restricciones–, llegando a ocupar en algunos casos altos puestos en la administración califal tanto en Damasco como en Bagdad y en Córdoba. Sin embargo, que fueran tolerados no les libró nunca de su condición legal de dhimmies, lo cual los condenaba a numerosas discriminaciones y a una situación de sumisión.

Los judíos españoles, conocidos como sefardíes, fueron obligados a la conversión al cristianismo o expulsados en 1492 de los reinos de Castilla y Aragón mediante el edicto de Granada. Muchos encontraron refugio en el imperio otomano; incluso hoy en día viven en ciudades como Estambul o Esmirna judíos sefardíes que conservan el español medieval como su lengua.

No existió otro Estado judío en Israel hasta 1948, cuando fue declarada finalmente su independencia.

Libros

Ciertos textos judíos son considerados canónicos:

  • El Tanaj, aquella parte de la Biblia llamada Antiguo Testamento por los cristianos, se compone de 39 libros:
    • La Torá, literalmente "la Doctrina",o Pentateuco o cinco primeros libros de la Biblia de los cristianos, considerada de origen divino, y denominada por la tradición como "Torá Escrita" (Torá she-bijtav - תורה שבכתב);
    • Los Neviim o Libro de los Profetas.
    • Los Ketuvim (literalmente "Los Escritos").
  • La Mishná, recolección de las tradiciones orales y exégesis de la Torá, entregadas según la creencia directamente a Moisés por Yaveh en el Monte Sinaí, transmitidas oralmente de generación en generación, y compiladas al cabo de los siglos por el rabino Yehuda Hanasí, en el siglo II.
  • El Talmud o Guemará, formado por un voluminoso corpus de interpretaciones y comentarios atribuidos a los amorreos, estudiosos que vivieron en el siglo II, posteriores a la edición de la Mishná. Comúnmente, por Talmud se entienden también a los comentarios posteriores cuyo origen remonta a la medievales, entre los que destaca Rabí Shelomó Yitzjaki («Rashi», por sus iniciales en hebreo).

En la edad media surgen dos obras consideradas el centro de la literatura halájica:

  • El Shulján Aruj, compilación y codificación de toda la Halajá por temas, obra del rabino Yosef Karo de Safed en el siglo XVI, cuya normatividad es aceptada prácticamente por la totalidad de los judíos.
  • El Mishné Torá de Maimónides, llamado en hebreo Moshé Ben Maimón (o incluso Rambam, por sus iniciales). Los judíos yemenitas prefieren a éste último antes que al Shulján Aruj.

Cabe destacar también la importancia del libro fundamental de la Cábala judía:

Demografía

Según el profesor Sergio Della Pérgola, experto en demografía del pueblo judío de la Universidad Hebrea de Jerusalén, en el año 2001 vivían en el mundo 13.200.000 judíos, de los cuales 4.9 millones residían en Israel (aproximadamente un 37 por ciento del total), mientras que los restantes 8,3 millones lo hacen en la diáspora, el nombre dado por los judíos a la comunidad judía fuera de Israel.

La mayor concentración de población judía se encontraba en Israel. La mayor ciudad del mundo judío era el Gush Dan o el Gran Tel Aviv, con 2,5 millones, a la que seguían Nueva York, con 1,9 millones; Haifa, con 655.000; Los Ángeles, con 621.000, Jerusalén, con 570.000 y el sudeste de Florida con 514.000 judíos (datos todos del 2001).

En 2010, según «The Jewish Population of the World», cuya fuente es el «American Jewish Year Book» y el «North American Jewish Databanka» de la «University of Connecticut», la cifra era de 13.430.000 judíos en el mundo, de los cuales 5.703.700 vivían en Israel y 5.275.000 en los Estados Unidos. En el continente americano residían alrededor de 6.039.600, en el asiático alrededor de 5.741.500, en el africano 76.200, en Oceanía 115.100 y en el continente europeo aproximadamente un millón y medio más. Son cifras que cambian permanentemente.[3]

Festividades judías

Días del arrepentimiento (o del perdón)

Las fiestas de peregrinación y fiestas de liberación

Festividades que no aparecen en la Torá

Días de ayuno

Festividades modernas

Sinagogas

Desde el año 70 de nuestra era, fecha en la que el Imperio romano destruyó el Segundo Templo de Jerusalén, la sinagoga pasó a ser el lugar de preferencia para el culto, aunque el judaísmo no emite una preferencia sobre un lugar específico para dicha actividad. En hebreo, la sinagoga se llama Bet Haknéset (בית הכנסת) o "lugar de reunión".

Los varones, al entrar a la sinagoga, generalmente se ponen una kipá o yarmulke sobre su cabeza. También se acostumbra utilizar espacios normalmente destinados al estudio para la oración. A los miembros del clero judío se les llama rabinos o dayanim.

Corrientes del judaísmo

El judaísmo no es una religión monolítica ni presenta una absoluta cohesión ni unidad. Los judíos reformistas, ortodoxos y masortíes mantienen unos con otros relaciones cordiales pero están organizados en grupos completamente autónomos.

Esas tres ramas del judaísmo se vinculan a través de la tradición rabínica de la Edad Media y del Talmud. Los tres grupos provienen del tronco común de los fariseos, quienes al principio de la era cristiana representaban la tendencia más numerosa en el seno del judaísmo. Aún hoy en día, existen algunos samaritanos y caraítas, disidentes desde el punto de vista de la ortodoxia sinagógica, en Medio Oriente.[4]

Judaísmo ultraortodoxo

También conocido como haredí; presenta dos diferencias doctrinales con el ortodoxo, una práctica especialmente devota, y su distanciamiento del sionismo. Tiene dos grandes subdivisiones:

Jasidismo

El judaísmo jasídico es un movimiento ultraortodoxo. El jasidismo fue creado en Polonia a principios del siglo XVIII. Su fundador fue el rabino Israel ben Eliezer, también conocido como el "Baal Shem Tov". Los seguidores del jasidismo desearon crear un judaísmo más alegre y menos académico. Actualmente están divididos en múltiples tendencias.

Mitnagdismo

También ultraortodoxos, los mitnagdím (del hebreo מתנגדים, oponentes), por el contrario, rechazan algunas posturas del jasidismo, como el estudio intensivo de la parte oculta de la Torá. Es una corriente más unificada.

Judaísmo reformista

Archivo:Refom Jewish.jpg
El judío reformista es conocido por su firme compromiso con la justicia social y la reparación del mundo ("Tikún Olam").

El judaísmo reformista (Hebreo: יהדות רפורמית) es una de las grandes ramas de la religión judía (Judaísmo Rabínico) en la actualidad, de origen ashkenazí, junto con el judaísmo ortodoxo y el judaísmo conservador o masortí'. De estas tres ramas, el reformismo es la de mayor antigüedad. El judaísmo reformista (también llamado progresista o progresivo) defiende la autonomía individual en lo relativo a la interpretación de los preceptos religiosos (Hebreo: מצוות mitzvot).[5]

Principios del reformismo

No pretenden ser dogmáticos: [1][6]

  • La existencia, la singularidad y la unidad de Dios.
  • La eternidad y la naturaleza espiritual de Dios.
  • La Torá fue inspirada y es progresivamente revelada por Dios.
  • La propagación del Monoteísmo Ético.
  • La ciencia (תורה ומדע) deberá ser parte de la guía para un reformismo sistemático, que enfoque a la humanidad como primer objetivo. Basado en el racionalismo de Maimónides o Rambam (del acrónimo hebreo, רמב"ם).
  • La afirmación de los tres pilares del Judaísmo: Dios, la Torá e Israel.
  • La adaptación y respuesta del Judaísmo a los desafíos de la actualidad, como siempre lo ha hecho para poder sobrevivir. El Judaísmo ha de ser purificado y la maleza recortada.
  • La llegada de la Era Mesiánica es responsabilidad de todos; judíos y no judíos.

Planteamientos

  • Adhesión exclusiva a la Torá y al resto del Tanaj como escritura inspirada por Dios. También son consultadas las obras de la literatura rabínica llamada "torá oral", a saber Mishná y Guemará (Talmud), el Midrash y la literatura medieval como el Mishné Torá. De igual modo se tratan con alta valoración (y de uso constante e indispensable) la Responsa y el Sidur (libro judío de oraciones). Para los reformistas la "torá oral" (y por ende la Halajá), aunque es reconocida como parte de los "textos sagrados" junto al Tanaj,[7]​ no es considerada como “revelación divina”, sino más bien como un conjunto de opiniones y reflexiones inspirados en la Torá "escrita" en muchos casos, con un alto grado pureza ética la cual contribuyó a sus pensadores y autores a buscar una íntima aproximación a Dios, pero no tiene un origen necesariamente divino. Por lo tanto el reformismo considera equivocados a los movimientos que le conceden autoridad definitiva a la halajá tradicional o que alegan que su abordaje sobre la halajá es la única o más auténtica expresión del Judaísmo. La Torá "escrita" (la única existente para el reformismo) es tratada como revelación progresiva o "documento vivo".
  • Rechazo de la segregación sexual y defensa de los derechos de la mujer.[8]​ Hombres y mujeres rezan en las sinagogas reformistas de manera conjunta. El reformismo fue el primer movimiento en comenzar la ordenación (Hebreo: סמיכה) de mujeres rabinos.
  • Ausencia de integrismo en su interpretación de los preceptos religiosos. Dichos preceptos fueron escritos por personas influidas por su sociedad, y no debe realizarse una interpretación literalista, sino adecuada al contexto.
  • Firme compromiso con la justicia social y la reparación del mundo. (Tikún Olam). [2]
  • Consideración del Mesías judío como símbolo de una sociedad idílica (Era Mesiánica) en la que se cumplen los principios de paz y fraternidad, y no como una persona individual que instaurará dicho orden.

Judaísmo ortodoxo

El judaísmo ortodoxo es una de las ramas de la religión judía en la actualidad, junto con el Judaísmo reformista y el Judaísmo conservador o masortí. Se distingue de ellas por su adhesión rigurosa a la Halajá. Carece de una autoridad doctrinal central permitiendo cierta variación en la práctica. Afirma que la festividad de pésaj, el shabat (sábado) y todos los preceptos de la Torá (tanto la escrita como la que llaman parte "torá oral"), fueron entregadas por Dios mismo a Moisés hace unos 3.323 años en el Monte Sinaí. Creen que Moisés a su vez enseñó estas leyes a todo el pueblo israelita, que como una sola entidad aceptó cumplirlas antes de saber en qué consisten o el porqué de cada una de ellas, con una disposición única de entidad indivisible. De acuerdo a su actitud hacia la cultura contemporánea, el judaísmo ortodoxo se divide informalmente en judaísmo ortodoxo moderno, que busca adecuar hasta algún punto sus prácticas y estudios a la situación social contemporánea, aunque es firme con respecto a la halajá, el sionismo religioso que liga el judaísmo ortodoxo con el sionismo y el judaísmo haredí, que rechaza toda innovación que sus líderes consideren contraria al espíritu de la Torá.

El Judaísmo ortodoxo nació como respuesta adversa al crecimiento del Judaísmo Reformista en la Alemania del siglo XIX. Éste se guía principalmente por la Halajá o ley judía especificada en el Talmud y codificada en el Shulján Aruj. Estos a su vez se basan en la Torá. Considera que las leyes fueron entregadas no solamente a esta generación, sino también dirigidas a todos sus descendientes, y contienen en sí todas las facetas que se puedan pensar que requieran su aplicación.

Creencias

El judaísmo ortodoxo basa sus creencias en los 13 principios de fe de Moisés Maimónides. Sus principios son:

  • La existencia de Dios
  • La eternidad, la singularidad y la unidad de Dios
  • La naturaleza espiritual y abstracta de Dios
  • Sólo a Él y no a otro se deben dirigir nuestras oraciones
  • Moisés es el mayor y principal profeta
  • Dios entregó la Torá en el monte Sinaí y no puede ser cambiada
  • Dios conoce los futuros actos humanos
  • Dios recompensa la bondad y castiga la maldad
  • Dios mandará a un Mesías
  • Dios resucitará a los muertos

Judaísmo conservador

También conocido como judaísmo masortí o tradicionalista (del hebreo masóret, מסורת "tradición"). Este movimiento se formó en los Estados Unidos a través de la fusión de dos grupos distintos: los judíos reformados, que se oponían al rechazo de la ley judía, y los judíos ortodoxos, que se habían alejado del judaísmo jasídico y cabalista. Enfatizan que los judíos constituyen una nación (Am Israel).

Los conservadores no siguen la ley judía en su totalidad, sino que se inclinan hacia interpretaciones más abiertas al mundo moderno, no siempre basada en la opinión mayoritaria de los sabios (talmidim o jajamim).

Judaísmo caraíta

El caraísmo es una corriente religiosa del judaísmo, conocida por ese nombre, que proviene del término hebreo קראית (Qaraim: "lectores") y, que también es designada como Bené mikrá, que significa "seguidores de la Escritura", que reconocen la Tanaj como única máxima autoridad, en oposición a los Bene mishnah, seguidores de la tradición. Proclama el derecho de todo judío a estudiar las Escrituras Hebreas de un modo libre, sin tener en cuenta la interpretación rabínica ni el Talmud; debido al énfasis que le daban a las Escrituras, se les llamó desde el siglo VIII "Qara'ìm".

Judaísmo humanista secular

Los judíos seculares son aquellos que pertenecen al pueblo judío por ascendencia familiar, en concordancia con las leyes del judaísmo, sin embargo se esfuerzan poco o nada por practicar las leyes judías. La mayoría de los judíos seculares son indiferentes al judaísmo, el cual forma parte relativamente pequeña de su identidad. Esto último los diferencia de los judíos humanistas seculares.

El judaísmo humanista secular es una corriente que ve al hombre como centro del mundo y de la vida judía, a diferencia de las otras corrientes que subrayan la centralidad de Dios. Para los judíos humanistas seculares la religión y sus leyes no necesariamente deben regir el comportamiento del individuo. Esta corriente destaca los valores humanistas universales, que se basan históricamente en las fuentes judías. Los distintos libros del judaísmo son remarcados como fuentes de inspiración para los conceptos de libertad, justicia, justicia social, solidaridad, respeto y ayuda al prójimo, tolerancia y demás.

Esta corriente, al igual que la reforma, es uno de los intentos de adaptar el judaísmo y compatibilizarlo con las distintas posibilidades de identidades seculares y nacionalistas, que surgen como consecuencia de la Revolución francesa.

Judaísmo reconstruccionista

Véase también

Referencias

  1. Daniel J. Elazar. «ewish Religious, Ethnic,and National Identities: Convergences and Conflicts». Consultado el 25 de marzo de 2014. 
  2. Avineri, Shlomo (1983). La Idea Sionista. La Semana Publicaciones Ltda. p. 23. 
  3. La población judía en el mundo (2010)
  4. Simon, Marcel (1962). Las sectas judías en el tiempo de Jesús. Buenos Aires, Eudeba. 
  5. What is Reform Judaism?
  6. Eugene Borowitz (2003). American Reform Judaism: An Introduction. Rutgers University Press. p. 27. 978-0813532196. 
  7. Singer / Zlotowitz (1992). Our Sacred Texts. UAHC Press. p. 91-109. 978-0807404799. 
  8. Eugene Borowitz (2003). American Reform Judaism: An Introduction. Rutgers University Press. p. 186. 978-0813532196. 

Bibliografía

Enlaces externos