Gioachino Rossini

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Gioachino Rossini

Gioachino Rossini, fotografiado por Étienne Carjat, 1865
Información personal
Nombre completo Giovacchino Antonio Rossini
Nombre de nacimiento Gioachino Antonio Rossini Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacimiento

29 de febrero de 1792
Pésaro

(Estados Pontificios , actual Italia )
Fallecimiento

13 de noviembre de 1868 (76 años)
París

(Francia )
Causa de muerte Cáncer colorrectal Ver y modificar los datos en Wikidata
Sepultura Basílica de la Santa Cruz, cementerio del Père-Lachaise y Grave of Rossini Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad italiana
Familia
Padres Anna Guidarini y Giuseppe Rossini
Cónyuge Isabel Colbran / Olympe Pélissier
Educación
Educado en Conservatorio Giovanni Battista Martini Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación Compositor
Años activo desde 1810
Alumnos Marietta Alboni y Adolphe Nourrit Ver y modificar los datos en Wikidata
Géneros Ópera, Cantata y música clásica Ver y modificar los datos en Wikidata
Instrumento Violonchelo Ver y modificar los datos en Wikidata
Obras notables
Distinciones
  • Orden de San Estanislao
  • Orden del Mérito de las Ciencias y las Artes
  • Gran Oficial de la Orden Nacional de la Legión de Honor (1864) Ver y modificar los datos en Wikidata
Firma

Gioachino Rossini o Gioacchino (nacido como Giovacchino Antonio Rossini[1]​ en Pésaro, Italia, el 29 de febrero de 1792 y fallecido en París, Francia, el 13 de noviembre de 1868) fue un compositor italiano, conocido especialmente por sus óperas, particularmente por las cómicas. Su popularidad le hizo asumir el "trono" de la ópera italiana en la estética del bel canto de principios del siglo XIX, género que realza la belleza de la línea melódica vocal sin descuidar los demás aspectos musicales.

Biografía

Rossini nació en Pésaro, hijo de Giuseppe, apodado "El vivaz", cornista de oficio, y de Anna Guidarini, cantante en los teatros locales. Tocando en la banda municipal a los seis años, Rossini mostró un extraordinario genio musical desde la más temprana edad y estudió música con su padre. Aprendió a tocar la espineta con el vinatero Giuseppe Prinetti; posteriormente estudió con el canónigo Giuseppe Malerbi, en cuya biblioteca leyó las partituras de grandes compositores del pasado. En Bolonia tuvo por primer profesor a Angelo Tesei e ingresó en el prestigioso Liceo Musical, bajo la tutela del sacerdote Stanislao Mattei, y ganó un premio por una cantata que compuso a los dieciséis años de edad.

Como clavecinista acompañante en teatros, Rossini fue llamado para componer una ópera breve en 1810 y, dado el éxito que logró, siguió componiendo, particularmente en Venecia y en Milán, con éxitos sonados en la mayor parte de los casos (su séptima ópera conquistó La Scala con cincuenta y tres funciones iniciales) y repentinos fracasos, pero afianzándose como el primer compositor de su tiempo, a pesar de no contar siquiera veinticinco años de edad. En esos momentos, Rossini llevó a la perfección musical el género bufo. Tuvo la ventaja de contar, ya en esta primera etapa, con grandes cantantes, en quienes pensaba al momento de desarrollar la melodía de los personajes, considerando las posibilidades de sus voces. Algunos de ellos eran Marietta Marcolini, Filipo Galli y Paolo Rosich.

En 1815 fue contratado por el sagaz empresario Domenico Barbaia para componer en Nápoles los teatros que administraba él con subvención gubernamental, el Teatro de San Carlos y el Teatro Del Fondo, en donde produjo óperas serias de inmenso valor para las voces más imponentes puesto que en la compañía de Barbaia se encontraban las más grandes luminarias del tiempo como Manuel García, Isabella Colbran (quien sería luego esposa de Rossini), Giovanni Rubini y otros. Mientras tanto, Rossini también recorre Italia, y creó óperas de todos los géneros (serio, semiserio, bufo), cuya influencia fue absoluta para todos los compositores posteriores y aun contemporáneos, y representó las ya creadas, que contenían melodías que se convertían en hitos inmediatos y permanentes.

En 1816 estrenó, en el Teatro Argentina de Roma y con argumento de Cesare Sterbini, una de las más famosas obras del repertorio operístico: El barbero de Sevilla. Basada en la trilogía literaria del barón francés Pierre-Augustin de Beaumarchais, cuya segunda parte, Las bodas de Fígaro, fue musicalizada por W. A. Mozart, fue durante sus primeras representaciones un fracaso. Posteriormente, Giuseppe Verdi y otros compositores la alabarían efusivamente, y alcanzaría una inmensa fama. Previamente puesta en música por el respetado compositor tarantino Giovanni Paisiello, el Barbero, como muchas otras óperas de Rossini, borró del cartel permanentemente las obras de grandes compositores como Nicola Antonio Zingarelli, Saverio Mercadante, Simon Mayr, Ferdinando Paër, Mosca, Carlo Coccia y el propio Paisiello.

Caricatura de Rossini en la portada de Le Hanneton, 1867. Algunas de las obras de Rossini, conservador por naturaleza pero innovador por sus enormes dimensiones creadoras, sientan las bases del Romanticismo desarrollado por los compositores sucesores

.

En 1823 presentó su última ópera en Italia, Semíramis, y se trasladó a Francia (desde donde viajaría en 1824 a Londres en una exitosa gira que le produjo reconocimientos extraordinarios y jugosos estipendios); en París compuso una ópera que celebraba la coronación de Carlos X de Francia, y también su última ópera bufa, además de reelaborar otras dos obras italianas, y en 1829 Guillermo Tell, que supuso su definitiva consagración.

Curiosamente, ésta sería su última ópera, aun cuando le quedaban cuatro decenas de años de vida por delante. Sigue siendo un misterio por qué dejó Rossini de componer óperas tras Guillermo Tell; son muchas las teorías que tratan de dar respuesta a este interrogante, desde el hastío hasta la falta de necesidad, dada la riqueza que ya había acumulado, pasando por abundantes dificultades de salud (gonorrea y ciclos maníaco-depresivos), o quizá porque las circunstancias políticas así lo determinaron. Sin embargo, aunque no volvió a componer otra ópera, no abandonó el mundo musical, y se hizo cargo de la dirección del Théâtre-Italien y del Liceo de Bolonia y siguió componiendo muchísimas obras breves (sin dejar a un lado su otra gran pasión, la gastronomía), así como varias obras religiosas y profanas notabilísimas.

Había contraído nupcias con la cantante española Isabella Colbran en Castenaso, en 1822, pero se separaron legalmente en 1837, y entonces él se fue a vivir con Olympe Pélissier, con quien se casó en 1846, una vez que murió Isabella en 1845. Durante su vida, Rossini recibió las condecoraciones más importantes de Francia e Italia y un gran reconocimiento por parte de sus colegas de profesión; así, tras la entrevista que Rossini y Richard Wagner tuvieron en 1860, el último declaró que, de todos los compositores que había conocido en París, el único verdaderamente grande era Rossini, a quien veía muy serio y sencillo, pero mal comprendido por el público.

Su muerte

Tumba ahora vacía de Rossini en el célebre Cementerio del Père Lachaise en París.

Rossini falleció en Passy, cerca de París, en 1868. Mientras miles de voces entonaban la plegaria de su Moisés, fue enterrado en el parisino Cementerio del Père-Lachaise. Sus restos fueron trasladados en 1887 a Florencia, donde descansa en la Basílica de la Santa Croce, junto a otras glorias de Italia: Galileo Galilei, Dante y Miguel Ángel. Dejó un legado monetario realmente considerable, del que destinó fondos para la creación de un asilo para músicos retirados (existente aún hoy) y otras obras de beneficencia. Había sobrevivido a muchos de sus sucesores en el trono de la ópera italiana (Vincenzo Bellini, Gaetano Donizetti, Giacomo Meyerbeer), al tiempo que coincidió con la aparición de Giuseppe Verdi y de Richard Wagner.

Giuseppe Verdi convocó a los mejores compositores italianos a componer una misa de Réquiem en honor del Cisne de Pésaro (forma poética con la que se denomina a Rossini). Dadas las circunstancias políticas adversas, no se estrenó esa obra y Verdi usó su contribución, el Líbera me, en su propio Requiem, dedicado a Alessandro Manzoni. El director Helmuth Rilling ha exhumado y grabado la obra en la actualidad.

Nicoló Paganini, Frederic Chopin, Mauro Giuliani, Louis Niedermayer, Ottorino Respighi y otros renombrados compositores han creado variaciones, orquestaciones y adaptaciones de múltiples obras rossinianas. Y los afamados tournedos Rossini, así como muchos otros platos de cocina, son designados en honor al célebre compositor, que era un consumado gastrónomo.

La interpretación rossiniana

Rossini

El grado de dificultad vocal de las óperas rossinianas es tan extremo que, desde mediados del siglo XIX hasta la década de 1970, muchas de sus obras eran prácticamente imposibles de cantar; ello fue posible con la irrupción de supercantantes tales como Giulietta Simionato, Renato Capecchi, Francisco Araiza, Rockwell Blake, Ernesto Palacio, Christ Merritt, Marilyn Horne, Samuel Ramey y otros, que emulan a los grandes Giovanni Davide, Filipo Galli, Geltrude Giorgi-Righetti y Andrea Nozzari, destinatarios originales de las obras.

En la actualidad destacan como tenores especializados en Rossini: Juan Diego Flórez, Gregory Kunde, William Matteuzzi, Antonino Siragusa, Kenneth Tarver y Lawrence Brownlee); como bajos, destacan en el siglo XX: Samuel Ramey, Paolo Montarsolo, Ruggero Raimondi, Fernando Corena, John Del Carlo, Justino Díaz y Michele Pertusi, además de barítonos de sobrada solvencia vocal rossiniana, como el veterano Alessandro Corbelli.

La importancia que concedió a la voz femenina sobresale en la cuerda de mezzosoprano, para la que escribió muchos papeles con intrincadas coloraturas, con lo que dio origen a un tipo especial de variante dentro del registro. Aún en vida del compositor, fue adulterado estilísticamente por la imposición de otros patrones del momento y por el deseo de abordar tales personajes por importantes divas cuya tesitura era de soprano. Así, los grandes papeles (Rosina, Angelina, Isabella, Tancredi, etc.), originalmente pensados para mezzosoprano fueron y frecuentemente son interpretados por sopranos ligeras.

Hacia 1925, la mezzosoprano barcelonesa Conchita Supervía retornó a las claves originales, y motivó así el principio de una revalorización histórica, seguida por las italianas Giulietta Simionato y Fiorenza Cossotto. En general su obra fue bien aceptada, sin embargo Beethoven consideraba como "composición infantil" a la obra de Rossini. Su obra ya en el 1900 era ampliamente desestimada. Las habilidosas arias de sus óperas se habían vuelto durante mucho tiempo instrumentos usados por las sopranos lírico-ligeras para mostrar su virtuosismo, de manera que perdían toda gracia , sentido y estética. La única opera que había perdurado y que aun se representaba era "El barbero de Sevilla". Maria Callas tuvo un papel importante en reivindicar la obra de Rossini pues en su intento de renovar y vivificar la ópera, pudo darle a sus operas un talante dramático, vivaz y sentimental, demostrando así que incluso el bel canto podía ser tratado con realismo y dramatismo a la vez que eliminó con buen gusto las excesivas cadencias y fiorituras y coloraturas innecesarias que deformaban las arias . Gracias a ella se volvieron a representar operas como "Semiramide" , "Il turco en Italia" o "La italiana en Argelia", y hasta el día de hoy se representan.

Entre las sopranos, han destacado Maria Callas (como Rosina, Armida y Fiorilla de Il turco in Italia), Luciana Serra, Katia Ricciarelli, Lella Cuberli, Montserrat Caballé, Joan Sutherland (como Semiramide. También Edita Gruberova), Beverly Sills, June Anderson, Diana Damrau y Mariella Devia, entre otras.

Asimismo en nuestros tiempos, contratenores como David Daniels interpretan los roles para castrati o travestidos, a la usanza original.

Eruditos como Philip Gossett, Bruno Cagli, Alberto Zedda, R. Celletti, Azio Corghi y Richard Osborne se han ocupado del Cisne de Pésaro y han desenmarañado su biografía y su obra musical.

Existe en Italia la Fondazione Rossini di Pesaro, que se dedica a presentar la música del maestro en el Festival Rossini, a conservar los documentos que le pertenecieron, a dar a conocer la vida y la obra, a atesorar las partituras autógrafas y a elaborar ediciones críticas de sus composiciones, entre otras tareas.

Existe también la Fundación Rossini de México que, como su hermana mayor, presenta el Festival Rossini en ese país con una difusión de la figura del músico italiano. Y en Wildbad, Alemania, se presenta un Festival Rossini con óperas cortas y menos conocidas.

Obras


Obras religiosas:


Cantatas:


Himnos y coros:


Referencias

  1. En el acta de bautismoce apare como "Giovacchino Antonio", pero él prefería la grafía "Gioachino" o -raramente- "Gioacchino", aunque usualmente firmaba como "G. Rossini".

Enlaces externos