Fuerzas armadas

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Las fuerzas armadas de un Estado son sus ejércitos y cuerpos policiales. Suelen dividirse en ramas, servicios armados separados que agrupan los recursos militares empleados por dicho Estado en tierra (ejército), mar (armada) y aire (fuerza aérea). En el caso de los cuerpos policiales su objetivo es usar la fuerza de forma controlada para imponer el orden y hacer cumplir la legislación. En algunos países los gobiernos tienen fuerzas armadas irregulares que se llaman grupos paramilitares. El estudio del empleo de las fuerzas armadas es conocido como la ciencia militar. En sentido amplio esto involucra la consideración de ataque y defensa en tres "niveles": estrategia, arte operativo y táctica. Cada una de estas áreas estudian la aplicación del uso de la fuerza para alcanzar un objetivo deseado.

El estudio del empleo de las fuerzas armadas es conocido como la ciencia militar. En sentido amplio esto involucra la consideración de ataque y defensa en tres "niveles": estrategia, arte operativo y táctica. Cada una de estas áreas estudian la aplicación del uso de la fuerza para alcanzar un objetivo deseado.

Las fuerzas armadas nacionales pueden ser organizadas como fuerzas permanentes (o un ejército regular), lo cual describe a un ejército profesional cuya única profesión es la de prepararse y entrar en combate. En contraste existe el ejército civil. Un ejército civil es únicamente movilizado a medida que se lo requiere. Su ventaja yace en su costo reducido para la sociedad. La desventaja es que un ejército civil se encuentra menos entrenado y organizado. Históricamente los ejércitos profesionales usualmente triunfan contra ejércitos civiles aún mayores en número en enfrentamientos de combate.

Un punto medio entre ambos sistemas requiere un cuadro de dirigentes compuesto por suboficiales profesionales y oficiales que actúan como un esqueleto para una fuerza en gran escala. En tiempos de guerra este esqueleto es completado con reclutas y reservistas (ex soldados que se ofrecen por un salario reducido para ser entrenados ocasionalmente con el cuadro de dirigentes para mantener sus habilidades militares intactas), quienes conforman la unidad de tiempos de guerra. Para los gobiernos que optan por esta fórmula, esto genera un equilibrio entre los pros y contras de cada sistema organizativo y permite la formación de ejércitos gigantescos (en términos de millones de combatientes), necesarios en guerras modernas de gran escala.

Las fuerzas armadas en muchos países grandes se dividen generalmente en un ejército, una fuerza aérea y una armada (si el país tiene costa). Estas divisiones pueden ser exclusivamente para facilitar el entrenamiento y mantenimiento, o pueden ser ramas completamente independientes responsables de conducir operaciones independientemente de los demás servicios. La mayoría de los países pequeños poseen una única organización militar que abarca todas las fuerzas armadas.

El estado de preparación de una organización militar puede ser indicado por su estado Def Con (condición de defensa, en EE. UU.) o su estado BIKINI (Reino Unido).

Beneficios y costes

El beneficio obvio de cualquier milicia es el proveer protección de fuerzas armadas extranjeras y de conflictos internos. En décadas recientes los ejércitos permanentes han sido utilizadas también para roles de apoyo en emergencias civiles en situaciones de desastre. Por otro lado, las fuerzas armadas pueden dañar también a una sociedad al ingresar en guerras contraproducentes (o simplemente inexitosas).

Las investigaciones científicas y tecnológicas militares en ocasiones producen beneficios colaterales, aunque muchos argumentan que se obtendrían aún mayores beneficios de destinar el capital directamente a investigaciones que mejoren la vida en vez de destruirla.[1]

La sobre-inversión en fuerzas armadas puede agotar una sociedad de fuerza de trabajo y material, produciendo un impacto significativo en los estándares de vida civiles. De prolongarse durante un período de tiempo importante esto resulta en investigaciones y desarrollo civiles reducidos, degradando la habilidad de la sociedad de mejorar su infraestructura. Esta falta de desarrollo a su vez afecta a la milicia en un círculo vicioso. La Unión Soviética fue un ejemplo moderno típico de este problema debido a su invasión de Afganistán, hoy en día Estados Unidos reúne las condiciones para sufrir el mismo fenómeno por su participación en la invasión de Irak. [cita requerida]


Véase también

Referencias