Estructura social de Chile

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La estructura social de Chile ha experimentado cambios a lo largo de su historia, producto de la vinculación del país con el resto del mundo, el impacto de las transformaciones económicas, los procesos migratorios y algunas iniciativas promovidas desde el Estado. Su estudio ha sido desarrollado desde la sociología y la historia, no siendo siempre coincidentes los diagnósticos, las tendencias predominantes, la identificación de la causa de estos procesos y sus proyecciones futuras.[1]

Período Colonial

República: siglo XIX

República: siglo XX

Período oligárquico

Sociedad Nacional de Agricultura

La Sociedad Nacional de Agricultura es la federación gremial más antigua del país, fundada en el siglo XIX. Reúne a gran parte de los terratenientes, profesionales, asociaciones y federaciones vinculadas a la agricultura y la agroindustria chilena. La SNA se preocupó tanto de trabajadores, socios, como del país en general.[2]

El modelo de producción y exportación en Chile se comienza a forjar a principios del siglo XIX, principalmente entre 1912-1914 con la guerra mundial que produce un pequeño auge en la agro industrialización nacional [3]​. La agricultura chilena dominaba el país; la zona central con el latifundio, la hacienda cerealera y ganadera, con patrones semi ausentes [4]​ situación que provocaba derroche de capital en el consumo suntuario, que los latifundistas usaron para asegurarse el dominio del Estado, en lugar de invertir sus ganancias, por ejemplo, en maquinaria agrícola. En este contexto la SNA tiene relevancia por impulsar la mecanización y modernización tecnológica a comienzos de 1920, se produce un debate entre quienes optan por mantener su organización como institución de fomento agrícola dejándola sujeta la inversión pública y un sector crítico y reformista que optaba por la inversión en maquinaria haciéndola competitiva en el mercado.[5]

La SNA toma un rol fundamental, desempeña un liderazgo singular con incidencia en la vida política, social y económica del país [6]​ logrando reunir a la oligarquía terrateniente [7]​ chilena para mantener el poder debido a la versatilidad de sus dirigentes y el modo de vinculación con la clase política. La SNA manifestó preocupación por la innovación tecnológica, producción de ganado y la modernización de la gestión productiva al interior de las haciendas[8]​ y posteriormente en la reforma agraria[9]​.Todo esto va a coincidir con la instauración del modelo ISI, en el cual se promueve la industria nacional y el desarrollo industrial del país; en 1939 se verá aún más potenciada por la creación de la CORFO, bajo el gobierno de Pedro Aguirre Cerda, y los posteriores gobiernos radicales. [10]

La élite: la clase gobernante durante el período oligárquico

En el tránsito al siglo XX hubo dos grandes coyunturas: la victoria de la Guerra del Pacífico, que le proveyó a la élite una riqueza fácil y abundante (el salitre)[11]​, y el desenlace de la Guerra Civil de 1891, que posicionó a la oligarquía en el poder político[12][13]​.

La oligarquía[14]monopolizó el Estado desde 1891 hasta la segunda década del siglo XX [15][16]​. Durante la República Parlamentaria (Chile) el Estado fue excluyente, según Fernández, participando únicamente los miembros de la “sociedad”: aquellos que poseyeran la condición de oligarcas.[17][18][19][20][21][22]​. La política, muchas veces trasladada desde La Moneda o el Congreso a lugares de sociabilidad tales como El Club de la Unión o el Club Hípico, se convirtió, así, en un “juego veneciano”[23][24][25][26]​. Los intereses de los terratenientes se canalizaron a través de la Sociedad Nacional de Agricultura. La exclusión se produjo debido a la generación de una institucionalidad política, administrativa y legal prácticamente solo en beneficio e interés de las oligarquías, quienes veían en el Estado una extensión de su patrimonio personal. Se institucionalizó, también, la exclusión del pueblo, y se reprodujo la estructura de privilegios existente [27]​. El sistema rápidamente se caracterizó por su ineficiencia [28]​, debido a la carencia de mecanismos internos para garantizar su buen funcionamiento [29]​.  Esas disfunciones limitaron su capacidad de reacción ante las crecientes demandas sociales del resto de la población [30][31]​. El Estado no existía ni para favorecer ni perjudicar al pueblo, sino para promover los intereses de los grupos oligárquicos. Ese desinterés no evitó el descontento en el pueblo, que recurrió a las huelgas, rápidamente reprimidas para defender los intereses de la élite [32]​. 

El gobierno oligárquico se debilitó progresivamente [33]​ entre manifestaciones y huelgas del pueblo excluido de la política, sistemáticamente reprimidas, siendo la Matanza de Santa María la más conocida[34]​, fenómeno social conocido como La Cuestión Social. El Ruido de Sables en 1924 marca el inicio del fin del Estado Excluyente, que termina con la Constitución de 1925 [35]​y el Golpe de Estado de Ibáñez del Campo[36]​. 

La "cuestión social"

La "cuestión social" corresponde al término acuñado para caracterizar la crisis social y las consecuencias políticas, sociales e ideológicas del proceso de industrialización y urbanización vivido en Chile entre 1880 y 1920[37]​. Dicho periodo está marcado por la intensificación de la pobreza, miseria y malas condiciones de vida de los sectores populares urbanos, existentes desde la Colonia[38]​, sumado al surgimiento de asociaciones obreras, la toma de conciencia de clase y politización del pueblo[39]​.

A partir de la década de 1860, comienza a consolidarse en Chile el capitalismo junto a una incipiente industrialización[40][41]​, lo que provoca el empeoramiento de la situación de vida de la clase trabajadora. Se producen grandes migraciones campo-ciudad[42]​, generandose a la vez problemas de viviendas[43]​, hacinamiento, insalubridad y pobreza, plasmados en una alta tasa de mortalidad infantil[44][45]

Ante esta crisis social y el abandono del Estado, los sectores populares se organizan, formando distintas asociaciones con el fin de hacer frente a los problemas sociales[46]​. De esta manera, surgen durante el periodo las sociedades de socorro mutuo, los sindicatos y las mancomunales[47]​, entre otros, y se produce una manifestación del descontento por parte de los obreros a través de la prensa y las huelgas.[48]​.

Asimismo, se produce la entrada al escenario político del movimiento obrero, viéndose representados por el marxismo y anarquismo principalmente, generando un cambio político y visibilizando las demandas sociales[49]​. Por otro lado, la elite intelectual del país, se hizo partícipe del debate sobre la Cuestión Social, teorizando dicho fenómeno desde distintos puntos de vista[50]​. De esta manera, se instala una voluntad de cambio social en la política, traducida en una actitud reformista que prima durante el siglo XX[51][52]​. En torno a la Cuestión Social se produce una serie de material intelectual de diversas perspectivas ideológicas[53]​, generandose las principales corrientes políticas del siglo[54]​.

Huelga de arrendatarios de 1925

La huelga de arrendatarios de 1925 en Chile se produjo por una serie de factores que permitieron que se desencadenara un descontento social mediante huelgas organizadas. En contexto del problema de vivienda, especial incidencia tuvieron tanto la Ley de Habitaciones Obreras de 1906 [55][56]​, como la migración hacia los grandes centros urbanos, producto de la crisis del salitre[57]​que contribuyeron a un aumento en el déficit de viviendas y de las tarifas de alquiler. Las precarias condiciones materiales y la desocupación [58]​ derivaron en la formación de las “Ligas de Arrendatarios”. Estas organizaciones buscaban defender los intereses de los arrendatarios frente a constantes alzas de precios [59][60]​.

Tras algunos esbozos de movilización desarticulados ocurridos en años anteriores[61]​, en 1925 -como una forma de ejercer presión- se desató una huelga generalizada de arrendatarios, quienes se negaron a pagar sus cánones de alquiler. En respuesta, el Estado promulgó el Decreto Ley 261, conocido como Ley de la Vivienda[62][63]​ Esta ley supone la primera acción del Estado por controlar los alquileres[64]​, creando así los Tribunales de Vivienda. Su puesta en funcionamiento provocó división en el movimiento de arrendatarios, y pese a que prevaleció la posición que insistía en participar de ellos, el tiempo probó su ineficacia para la defensa de los intereses de los huelguistas[65][66]​. Así, confiados en una respuesta del Gobierno que finalmente nunca llegó, los dirigentes arrendatarios buscaron retomar la movilización, sin encontrar la masividad que había acompañado en un principio[67]​; este desgaste, tras sucesivos meses de movilización, llevó al fin de la huelga[68]​.

Consecuencia de ella, además de la legislación, muchos de los movimientos sociales que se configuraron desempeñaron un rol importante en el resto de las manifestaciones vinculadas al problema de vivienda del siglo XX[69]​. Es más, hay autores que afirman que significó una irrupción de las clases populares en la disputa por un modelo de desarrollo, involucrándose en la escena de la política nacional ya no a partir de demandas inmediatas, sino con una idea de la línea que debieran seguir las políticas sociales en el país[70]​.

Sectores medios

Los sectores medios durante el Estado oligárquico chileno (1880-1924) son un grupo definido mediante características socioeconómicas y culturales.[71]​ Generalmente está compuesto por artesanos, profesionales universitarios, empleados asalariados o independientes, comerciantes, mineros, medianos propietarios e inmigrantes[72]

Este sector comenzó su gestación a principios de la República y su configuración a finales del siglo XIX[73]​ en adelante. A comienzos de siglo XX con la modernización de la educación, se integraron paulatinamente los profesionales y universitarios como abogados, literatos y periodistas[74]​. El progreso económico e industrial de Santiago y Valparaíso, sumado al crecimiento del comercio y del aparato burocrático, dio espacios y oportunidades para el desarrollo del espacio urbano[75]​ y para la consolidación de los grupos medios, a los cuales posteriormente se integraron los funcionarios públicos, cargos medios de las fuerzas armadas y ciertos empleados industriales[76]​. El grueso del sector se hallaba en asentamientos urbanos, por sus características económicas, así como por la ampliación de empleos asalariados y por la facilidad de acceso la educación.

Si bien, la gestación de este grupo en el transcurso fue en aumento y consolidándose, no pudieron equiparar a la oligarquía. A su vez, algunos autores sostienen que, en general, tuvieron una naturaleza inconsistente, que les entregaba poca cohesión como grupo y como sector político[77]​, que provenía en gran parte de no responder a las características de los sectores altos o de los sectores bajos, tanto en el ámbito urbano como rural[78]​.

Sin embargo, integrantes de este grupo social trabajaron activamente en política. A finales del período hubo formas de organización propias y generadas desde estos sectores[79]​. Sus objetivos se enfocaron en la protección y el cuidado económico de este sector antes que defender posturas políticas[80]​.

Peones agrícolas e inquilinos

Uno de los pilares del "Período Oligárquico" fueron la hacienda y el inquilinaje como elementos centrales de un orden agrario.[81]​ La hacienda era una estructura agraria instaurada sobre un territorio reducido y controlado por el terrateniente en el cual se había constituido una clase campesina que entregaba la fuerza de trabajo necesaria.

A partir del siglo XVII la fuerza laboral en el campo chileno se dividió en dos grupos: "inquilinos" y "peones". El "inquilino" era un trabajador residente, vinculado al fundo, incluso de generación en generación. Recibía un salario, la posibilidad de un hogar precario, una porción diaria de comida, un terreno para cultivar para su propio consumo y el derecho de tener una cantidad de animales a cambio de su trabajo. El "peón", en cambio, era un trabajador estacional contratado en tiempos de mayor necesidad de mano de obra. A cambio de su trabajo recibía diariamente una porción de alimentos y dinero. [82]​ Según Gabriel Salazar, la presencia de este último era necesaria para promover la transformación laboral hacia un modo capitalista de producción.[83]

En los sectores rurales se manifestó de forma muy tardía la ""Cuestión Social"". La casi nula rebeldía en las haciendas estuvo dada por el paternalismo y autoritarismo patronal. Autores como Gabriel Salazar y José Bengoa plantean que el inquilino habría sido un individuo que aceptó pasivamente el sometimiento, y que si no se rebeló contra el patrón, fue porque las circunstancias no le eran favorables. [83][84]​ Sin embargo, autores como Loveman postulan que ya en 1919 existían huelgas y revueltas de inquilinos, que no perduraron en el tiempo. [85]​.

La participación de los trabajadores en el sistema de inquilinaje les permitió la posibilidad de alcanzar una mejor situación laboral y social . A pesar de aquello, existirán conflictos producto de la Reforma Agraria.

Proletariado urbano

El proletariado en Chile [86]​ es la clase asalariada de estrato social bajo, que tenía como fuente de ingresos económicos su fuerza de trabajo y, socialmente carecía de poder económico y político [87]​. Los asalariados obreros eran migrantes de zonas rurales que buscaban mejorar sus salarios y condiciones de vida trasladándose a la ciudad, caracterizándose como antecedente a la Cuestión Social [88]​ , y por la incipiente Industrialización debido a las precarias condiciones tanto de vida como laborales que trajo consigo la Revolución Industrial.

La clase obrera fue identificada con los mineros o trabajadores fabriles [89]​ , y creó una visión de hombre trabajador y proveedor era parte de un renovado orden social y urbano, proclive al modelo capitalista que se imponía en la sociedad chilena y que solidificó la existencia de la clase proletaria. Sin embargo, las mujeres del proletariado durante el periodo oligárquico empezaron a ser parte de la fuerza laboral, especialmente desde el principio del siglo XX.

Durante el Período Oligárquico hubo varias crisis en la industria salitrera [90]​ a consecuencia de la creación del salitre sintético en Alemania, lo que generó la agudización de las movilizaciones a lo largo de las zonas industrializadas en Chile y el desprestigio de laissez-faire [91]​ producto de la incapacidad estatal y una ideología izquierdista extrema.

Al pasar los años se consolidaron las huelgas y otras formas de protesta que empezaron a demandar poder político y económico, lo que desembocó en organizaciones como la FOCH [92]​ o IWW [93]​ y, movimientos políticos como el POS [94]​ o P.D [95]​ cuyos fines eran solucionar los problemas sociales que aquejan a la clase obrera como los problemas de vivienda [96]​, hambruna, precarias condiciones laborales e insalubres. Las exitosas manifestaciones desembocaron en una serie de leyes [97]​ que de forma paulatina buscaban regular las condiciones laborales del proletariado urbano. Sin embargo, también hubo estallidos sociales a consecuencia de las condiciones laborales y de vida (como la Huelga de arrendatarios de 1925).

Período desarrollista

La clase obrera urbana

En el periodo desarrollista que se configura entre los años 1930 y 1973 [98]​ , donde se implementa el modelo de Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI)[99]​, se consolida la clase obrera urbana, la cual se venía conformando desde el siglo XIX [100]​, esto debido principalmente al papel que jugó el Estado en la puesta en marcha de este modelo económico “y en la construcción del marco institucional que le dio sentido y que permitió la participación de los trabajadores organizados en la estructura de poder.” [101]

La conformación de este modelo económico permite la expansión y diversificación del sector industrial urbano. Esto supuso un aumento de trabajadores en las ciudades y una ampliación del mercado laboral, lo que contribuyó a la organización del movimiento sindical [102]​. En el desarrollo del sindicalismo. Se distingue la fase institucional da inicio en 1924 con la promulgación del Código del Trabajo de 1931 [103]​ con lo que se genera un nuevo contexto legal que va a entregar mejores herramientas para la regulación de las relaciones laborales, pero esto también significó divisiones [104]​ en la estructura interna sindical, esta: “Tiende a señalar las diferencias sociales dentro de la fuerza de trabajo y, por lo tanto, a debilitarla como poder organizado” [105]​. Hacia los años cincuenta, el sindicalismo pese a esta posibilidad de negociación pasa a una fase más radical donde predomina la oposición al régimen económico- social [106]​ , encabezado por la Central Única de Trabajadores (CUT) fundada en 1953, la cual tenía por finalidad agrupar a los trabajadores urbanos industriales y también enfrentarlos a la propuesta de sustitución del capitalismo. En esta etapa “una de las estrategias del sindicalismo era la negociación y la huelga” [107]​ debido al creciente malestar social respecto de las condiciones laborales [108]​.

Empresariado industrial

El empresariado industrial del Estado Desarrollista en Chile, período comprendido desde la década de 1930 a 1970 aproximadamente[109]​, consistió en un grupo compuesto por élites de derecha representadas por los Partidos Conservador y Liberal[110]​. Este grupo económico estaba conformado por descendientes de inmigrantes, fundadores de las principales empresas del país a fines del siglo XIX.[111]

Debido al contexto económico existente, donde el país se vio profundamente afectado por la baja del ciclo del salitre[112]​y, posteriormente por la crisis económica de 1929, el empresariado industrial tuvo la necesidad[113]​de establecer una alianza con el Estado chileno para impulsar el crecimiento económico del país. La crisis hizo que tanto el empresariado como el Estado, tomara conciencia de que la economía chilena no debía depender en mayor parte de exportaciones, sino que se debía fomentar una industria nacional. Dentro de esta lógica se produce el surgimiento de la CORFO en 1939, que aumentó la cantidad de empresas, y perfeccionó las ya existentes[114]​.

Las medidas que fueron implementadas por los gobiernos de Arturo Alessandri y del Frente Popular, especialmente de Pedro Aguirre Cerda, fueron hechas de tal forma de que los intereses del empresariado no fuesen perjudicados ni existiese una competencia entre el Estado y los privados[115]​. Es así, que se entiende que la CORFO como proyecto, no provino del Partido Radical (Chile)[116]​ y de partidos de izquierda, sino que también fue propiciada por grupos de derecha, los cuales se encontraban directamente ligados al empresariado[117]​.

El modelo desarrollista presentó problemas hacia la década de 1950[118]​, que llevó al empresariado a buscar ideas provenientes del extranjero para ser aplicadas en el contexto nacional. Tal es el caso de la Misión Klein-Saks[119]​, que marcó un nuevo tipo de relación de la industria nacional con el exterior para años posteriores.

Los sectores medios

Durante el periodo desarrollista [120]​ (1924 - 1973) los sectores medios [121]​ no presentaban gran relevancia social, debido a su reciente aparición, su reducida población y por no pertenecer a un sector político definido [122]​. Este sector tendía a actuar como la oligarquía, sin embargo, los oligarcas no se sentían cómodos con esto, por lo que generalmente los excluían e insultaban con apelativos como siúticos [123]​ o rotos.

Tomás Cornejo, plantea que los sectores medios eran grupos sociales ubicuos, fragmentados y numerosos, con personas de diversos orígenes y profesiones siendo las más comunes, obreros, profesores de colegios, comerciantes, artesanos e inmigrantes de países como Colombia, Perú y México, entre otros [124]​. Estos solían vivir en la periferia de la ciudad, salvo aquellos más adinerados que podían optar a hogares en lugares más centralizados [125]​.

Con el paso del tiempo, las personas de estos sectores comenzaron a despertar un interés político y social, en donde se destaca un fuerte sentido nacionalista [126]​. Es de esta forma que los sectores medios deja de ser una minoría y logra establecerse como agente activo en el ámbito social exigiendo cambios en las políticas públicas y legislaciones [127]​.

Es en este contexto que comienzan a surgir personajes icónicos, como por ejemplo, Mariano Latorre y Tancredo Pinochet [128]​, quienes a través del arte o bien de artículos académicos, realizaban críticas para concientizar a la gente sobre las desigualdades presentes en el país tanto políticas como sociales, logrando darle visibilidad a los sectores medios dentro de él y promoviendo de esta forma el desarrollo del mismo.

Pobladores

En la primera mitad del siglo XX la crisis salitrera y las nuevas posibilidades que entregó la ciudad[129]​ produjeron un aumento en la población de Santiago[130]​. El colapso de los conventillos[131]​ sumado al hacinamiento y la extrema pobreza provocaron la ocupación de terrenos informales, los cuales se transformaron en las poblaciones callampa, terrenos insalubres, precarios y que no contenían los servicios básicos, como luz, alcantarillado y agua[132]​.

En los 50, los bajos salarios, la demolición de conventillos, la baja construcción de viviendas y la ausencia de una política de Estado eficiente, acrecentaron una crisis habitacional[133]​. El fortalecimiento y la presión del movimiento de pobladores obligó al Estado a reaccionar creando las poblaciones San Gregorio y José María Caro[134]​. Por su parte, los pobladores habían realizado las tomas de La Victoria[135]​ y Herminda de la Victoria[136]​ ya coordinados en organizaciones como el Frente Nacional de la vivienda que buscó impulsar la construcción de habitaciones en el país[137]​ y posteriormente “las familias sin casa” que demandaban terrenos mínimamente urbanizados (luz y agua)[138]​.

Con Frei, se ejecutó la Operación Sitio, la cual “pretendía otorgar “soluciones habitacionales”[139]​ a los pobladores, entregando un "espacio de terreno" y fomentando la autoconstrucción con materiales cedidos o "prestados"”[140]​. El fracaso del modelo se dejó notar cuando la cifra de “construcción de viviendas populares que se había elevado ostensiblemente descendió en vertical, con esto los pobladores la rebautizaron "Operación Tiza"”[141]​. La Unidad Popular se caracterizó por su ambigüedad política entre el temor de "infiltraciones ultraizquierdistas" y un cierto asistencialismo[142]​. Los pobladores oscilan entre la pugna ideológica de los movimientos políticos de izquierda[143]​. El movimiento de pobladores se transforma en un interlocutor legítimo del Estado y en un actor social capaz de hacer cumplir sus reivindicaciones mediante la lucha y organización[144]

Exclusión e integración social

A partir de la Cuestión social y de la crisis de la década de 1930, surge el interés del Estado por desarrollar políticas sociales y una búsqueda de mayor igualdad de oportunidades para la sociedad. [145]

Las políticas del Estado promueven la expansión educacional y burocrática. Se crean nuevos servicios estatales, como Correos y Telégrafos; servicios de higiene y salud pública; cajas de ahorro y crédito para empleados. [146]​ Aumentan las responsabilidades administrativas, lo que permite el crecimiento de los profesionales y funcionarios del Estado, lo que se prolonga hacia 1940. [147]​ Además se buscan medidas para mejorar las condiciones sociales y la productividad a través de políticas como el Servicio Social Industrial, entre otros, con el apoyo de las visitadoras sociales.[148]

Durante la década del veinte e inicios del treinta, el Estado vio a los obreros sindicalizados como espectadores más que partícipes de los procesos políticos, lo que se ve en la aprobación de la Constitución Política de la República de Chile de 1925, un código laboral, legislaciones sociales. Sin embargo, a partir de los gobiernos radicales comienzan a intervenir en las decisiones políticas.[149]

El Estado promueve derechos básicos y la asimilación de nuevos códigos morales[150]​ para los trabajadores, junto a una nueva concepción del pueblo con el fin de otorgarle dignidad, derechos y un espacio para su recreación y descanso.[151]​ El resguardo de su vida pasa a ser considerado responsabilidad de la sociedad y principalmente del Estado. [152]​ De ahí que surgen preocupaciones en el área médica, judicial y educacional.[153]​ Se expanden los gastos sociales, reflejados tanto en una mayor cobertura como en un mejoramiento de los beneficios, logrando así aumentar el acceso de la población al sistema previsional. [154]

De esta forma, a lo largo del período se expanden los beneficios sociales por medio de nuevas legislaciones, como el Código del Trabajo de Chile de 1931 y el Servicio Nacional de Salud (Chile), aunque en una estructura desigual de beneficios y contribuciones. Según Arellano, la legislación refleja una transición de un Estado protector a un Estado del bienestar.[155]

Grupos económicos

El nuevo modelo económico impulsado por el Estado durante el desarrollismo basado en la Industrialización por Sustitución de Importaciones al fomentar la producción nacional benefició a los grupos económicos existentes[156]​ quienes ampliaron su influencia en todos los sectores de la economía y progresivamente fueron concentrando la riqueza en sus manos.[157]

Los grupos económicos tenían como característica principal que eran multifacéticos, es decir, que estaban presentes en los distintos sectores económicos.[158]​ Por otro lado, podían ser “controladores” o “influyentes”[159]​ en las distintas empresas. Podían ser nacionales o tener concentradas sus operaciones en una región específica. Además, es necesario tener presente que estos grupos estaban bien entrelazados entre sí principalmente por lazos familiares[160]​ o por compartir el control de las mismas empresas.[161]​ La gran mayoría de los grupos económicos se agrupaban en torno a un banco.[162]

Los tres principales grupos son el grupo Banco Sudamericano[163]​, el grupo Banco de Chile[164]​ y el grupo Banco Edwards[165]​. Se caracterizan principalmente por sus intereses financieros, industriales y latifundistas, y por estar muy enlazados entre sí y tener claros vínculos con el grupo Punta Arenas.[166]​ esencialmente un grupo regional concentrado en Magallanes fundamentalmente en la ganadería y agricultura. Asimismo, el grupo Banco Nacional del Trabajo[167]​ y el grupo Banco Español[168]​ se encuentran vinculados con los tres grandes grupos. Dentro de éste se encuentra el grupo Banco Continental. Dentro del rubro textil destacan el grupo Banco de Crédito e Inversiones y el grupo Banco Panamericano[169]​ Por último, estaban el grupo Cosatan que era familiar y regional ya que concentraba sus empresas en la zona norte del país y el grupo Grace-Copec que concentraba capitales extranjeros. [170][171]

Período post-desarrollista o neoliberal

Surgimiento de un nuevo empresariado

Durante el período post desarrollista o neoliberal[172]​ comienza un cambio estructural en las distintas dimensiones del Estado chileno. Las diferentes reformas se enmarcan dentro de la nueva Constitución Política de la República de Chile de 1980 diseñada bajo la dictadura militar, entre las cuales destacan las restricciones sindicales, apertura de mercados, incentivo a la inversión privada y extranjera además de la privatización de distintos servicios como por ejemplo educación superior, salud, previsiones y electricidad [173]​ Los distintos cambios provocaron un quiebre estructural en la visión empresarial chilena, con la cual se deja atrás la economía social y se da paso a la promoción de los valores empresariales y de eficiencia [174]​ orientado hacia la competencia y apertura internacional.

En respuesta a estos cambios surge un nuevo sector empresarial, caracterizado por su fuerte orientación mercantil, modernizadora y expansiva, este nuevo sector comienza a tomar un protagonismo [175]​ que no había estado presente en otro periodo. Por primera vez en su historia colectiva los empresarios abordan públicamente temas como el espíritu empresarial, la iniciativa empresarial, el papel económico y social del empresario. Las diversas reestructuraciones tuvieron el efecto de una verdadera revolución ideológica para los empresarios, donde la más significativa manifestación fue la de una mayor autonomía respecto al Estado.

Entre las principales características del nuevo empresariado se destaca su composición, que por un lado, recoge a antiguos grupos y familias ligados al poder económico nacional, pero que modificó fuertemente sus formas de gestión, adaptándolas a la necesidad de subsistir y expandirse en condiciones de fuerte competencia abierta al mundo. Además este nuevo sector contaba con informaciones privilegiadas para compras de activos privatizados y para negocios [176]​.

Grupos económicos

En el período post desarrollista, o neoliberal, hay un cambio radical en el rol del Estado en la economía del país[177]​. Dentro del denominado "Estado empresarial" la construcción del nuevo sistema económico fue establecido por un grupo cerrado de tecnócratas y empresarios[178]​, cuyas reformas tenían como finalidad la implantación del proyecto neoliberal, cediendo la gestión económica al “nuevo empresariado” (de carácter más dinámico e internacional)[179]​.

Este grupo pudo aprovechar y modelar las reformas para su propio beneficio[180]​, gracias a diversos factores como: el acceso a crédito extranjero, relaciones sociales e información privilegiada, incidencia política y una racionalidad económica expansiva acorde al nuevo sistema[181]​.

Durante este período ocurrió una profunda reestructuración de la economía y de los grupos económicos[182]​. El conjunto de reformas tendió a una apertura comercial, reorientación al mercado exterior (exportación), junto con la apertura de nuevos mercados para la iniciativa privada producto de la privatización de las empresas nacionales estratégicas y servicios estatales[183]​. Las reformas consiguieron un repliegue del poder e intervención estatal (característicos del período desarrollista) y una concentración de la riqueza en estos grupos minoritarios, acrecentando así su poder económico e incidencia social[184]​.

Los grupos más beneficiados por estas reformas fueron inicialmente los Vial, Cruzat y Larraín[185]​, quienes lideraron el proceso económico desde 1973 hasta 1980. Luego, en los siguientes años de la dictadura militar, la dirección la tomó el grupo Matte, Angelini y Luksic[186]​ , quienes hasta el día de hoy resuenan como los más influyentes en la economía nacional. Si bien se mantienen en el escenario grupos económicos tradicionales, como los Edwards, estos tendrán que adaptarse y reestructurarse con respecto al nuevo sistema, por otro lado, perderán incidencia económica, no así social.

En los gobiernos post dictadura el modelo neoliberal y el actuar del Estado se han mantenido y legitimado como las formas imperantes[187]​. El efecto más considerable de este sistema es la desigualdad económica. Otra consecuencia fundamental es la “inversión histórica”, en la que el Estado pasa a depender del dinamismo casi autónomo de la economía[188]​, y que permite una gran injerencia en la política chilena a estos grupos económicos[189]​.

Peones y temporeros

Peón y temporero hace referencia en el período neoliberal a trabajadores asalariados relacionados mayormente con el mundo agrícola en faenas estacionales[190]​. El peón, es un personal de ocupación ocasional[191]​ al igual que los temporeros, quienes constituyen hoy un grupo de trabajadores que se desempeñan en actividades estacionales principalmente hortofrutícola, con relaciones informales o formales, con contratos definidos a plazo fijo o por faena. Por tanto, estos trabajadores ya no están arraigados a la tierra y se irán moviendo al compás de las mejores condiciones laborales que el mercado les ofrezca[192]​. Así, los temporeros se ven influenciados por reformas económicas de corte neoliberal llevadas a cabo después de 1973, debido a un cambio en el rol del Estado modificando la relación entre la sociedad, la cultura, el sistema político y el mercado[193]​ y por ello, las relaciones de trabajo en el mundo rural. Sobre esto, se ha señalado que a los trabajadores rurales se vieron obligados a desarrollar sus actividades laborales bajo un modelo que protege la propiedad privada y el mercado, convirtiéndolos en sujetos claves del discurso modernizador[194]​. Lo anterior debido a que la dictadura militar buscaba, inspirado por el neoliberalismo económico, la modernización capitalista del sector mediante la creación de un mercado abierto de tierra[195]​.

La mayor parte de los estudios se refiere a un proceso de contrarreforma agraria[196]​en Chile durante el Estado neoliberal, argumentando que el proyecto modernizador que la dictadura militar implementó a fines de los 70s, en todos los ámbitos de la sociedad, no retoma la antigua relación desigual entre patrón y campesino, caracterizándose más bien, por el surgimiento de un nuevo sistema productivo, cuyo nuevo patrón son las empresas agrícolas[197]​. Otros, han argumentado que lo ocurrido fue más bien una “contrarreforma parcial”, ya que no afectó un importante contingente de beneficiarios de las reformas agrarias anteriores[198]​.

Así, hoy en día, en relación al perfil socioeconómico, las cifras aportadas por la CASEN muestran que los temporeros se ubican mayoritariamente en los quintiles I y II de menores ingresos, evidenciándose la pauperización de su situación económica que afecta también su dimensión social. Por tanto, el surgimiento de esta nueva categorización del trabajo agrícola, produjo mayoritariamente una precarización y pobreza agravada de la población que vive y se emplea en las áreas rurales[199]​.

Pobladores

Al inicio de la dictadura militar el movimiento de pobladores fue desarticulado y muchos de sus dirigentes muertos o detenidos [200]​. La instalación del neoliberalismo afectó a los pobladores debido al desempleo, la congelación de salarios, el aumento de precios y la reducción de la ayuda estatal [201]​. Aunque en sus comienzos la dictadura implementó medidas asistencialistas para cooptarlos, la historiadora Verónica Valdivia ha señalado que su impacto fue limitado[202]​. Para subsistir los pobladores debieron recurrir a la solidaridad, a la economía informal[203]​ y al apoyo de parroquias católicas [204]​. La Crisis económica propició desde 1983 las Jornadas de Protesta Nacional, protagonizadas principalmente por jóvenes subproletarios[205]​, en las poblaciones de Santiago vinculadas a la izquierda[206]​. Pinochet respondió intensificando la represión y desde 1985 las protestas fueron perdiendo convocatoria [207]​. El impacto de las protestas en el fin del régimen ha sido discutido[208]​. En 1986 se conformó la Central Unitaria de Pobladores (CUP), un frustrado intento de organización nacional[209]​. En la Transición a la democracia, el movimiento de pobladores perdió relevancia [210]​. Su desmovilización ha sido interpretada por el sociólogo Eugenio Tironi como una expresión de sus anhelos de integración social y de su rechazo a la violencia política[211]​, mientras que para el historiador Gabriel Salazar, los pobladores habrían desarrollado nuevas prácticas de resistencia basadas en la identidad y la autogestión[212]​.

El acceso a la vivienda ha sido el gran problema de los pobladores. La dictadura implementó una política habitacional neoliberal, con la liberalización del mercado del suelo[213]​, la expansión de los límites urbanos[214]​ y la entrega de subsidios[215]​. A mediados de los 80´ comenzó la construcción de un nuevo tipo de viviendas sociales, instaladas en la periferia para ser entregadas a pobladores de campamentos erradicados de comunas acomodadas[216]​. Los gobiernos de la Concertación aumentaron la construcción de viviendas sociales[217]​. Sin embargo, por su localización periférica, los equipamientos de salud, educación y transporte siguieron siendo insuficientes, pese a ciertas mejoras[218]​. Estas viviendas evidenciaron su mala calidad durante las Lluvias de 1997 cuando muchas se inundaron y debieron ser forradas con nylon[219]​.

Pese al aumento de beneficios sociales[220]​ y a la disminución de la pobreza[221]​, los pobladores han sido afectados por la “nueva pobreza urbana” caracterizada por marginalidad, concentración de la pobreza, desempleo, precariedad laboral, hacinamiento, delincuencia, drogadicción y narcotráfico[222]​. La focalización de la ayuda estatal y la participación política local de los pobladores han sido canalizadas por las municipalidades[223]​.

Los sectores medios en el periodo neoliberal

Los grupos medios del último tercio del siglo XX se constituyen como un sector residual, compuesto por aquellos que no corresponden a la clase oligárquica y que tampoco son parte de los sectores populares. Se considera que es un grupo de difícil definición debido a la gran heterogeneidad que lo caracteriza[224]​, la cual se ve incrementada con el nuevo sistema Neoliberal que se desarrolla en Chile a partir de 1973 con el régimen de Augusto Pinochet. Dentro de esta heterogeneidad se encuentran empleados de comercio, burócratas estatales y privados, comerciantes detallistas, algunos profesionales, artesanos modernos y pequeños burgueses transportistas.

Los sectores medios vieron aumentada su condición de grupo diverso por el incremento de la desigualdad en la distribución de sus ingresos[225]​, lo cual dificulta la posibilidad de poseer una demanda colectiva homogénea.[226][227]​ Aquellos que trabajaron en el sector privado fueron favorecidos por el énfasis del gobierno en desarrollar una economía de libre mercado durante el período Neoliberal.[228]​ Al comienzo del periodo, en el mandato de Pinochet, esta situación se generó por las medidas que se implementaron para reformular el orden económico y político.[229]​ Con este fin se disminuyó gravemente el gasto social y burocrático, dejando a gran parte de la clase media desprotegida, que dependía mayoritariamente del apoyo económico del Estado de Bienestar.[230]​ Por otro lado, se incentivó ampliamente el desarrollo del sector privado, oportunidad que la clase media que no pertenecía a la esfera pública aprovechó en su beneficio. En un principio, la clase media se caracterizó por poder consumir los productos necesarios para satisfacer sus necesidades básicas sin endeudarse, pero el advenimiento del capitalismo moderno abrió la posibilidad de adquirir créditos. Esto llevó a una cierta democratización del consumo, pero a la vez trajo consigo el riesgo del endeudamiento.

Clase obrera urbana

El periodo post desarrollista en Chile comienza a instalarse tras el Golpe de Estado de Augusto Pinochet el año 1973. El nuevo modelo Neoliberal se caracterizó principalmente por fomentar la privatización de las empresas, descentralizar la economía, y abrir las puertas al comercio internacional, lo cual afectó negativamente a la Clase obrera. La reducción de la inflación restó parte importante del protagonismo que solía tener la clase obrera antes del golpe militar, ya que esta fue la causa de muchas movilizaciones y demandas sindicales. Pero la movilizaciones encontraron otras motivaciones: el aumento del desempleo y el Subempleo, la constricción de los servicios sociales para los trabajadores y la depresión de sus salarios, principalmente críticas con enfoque social y material más que al modelo mismo[231]​. Finalmente, la apertura de la economía a los mercados internacionales precarizó las condiciones de los trabajadores[232]​, su empleo, su seguridad y su productividad[233]​, como consecuencias de la Flexibilización laboral en el contexto globalizado[234]​. Por otro lado, durante la Dictadura Militar la represión que se generó en contra del movimiento obrero, y en contra del Partido Comunista y el Partido Socialista, fue de tal magnitud que la voz de los trabajadores fue acallada. Sin embargo, la Crisis económica de 1982 golpeó muy fuerte a los obreros y sectores sociales más bajos, y “gatillo, en la sociedad civil (y en el mundo poblacional en particular), resistencias que hasta 1983 se habían mantenido ocultas”[235]​. Las protestas no se extendieron a la década siguiente debido al retorno a la democracia, la estabilización de la economía y la institucionalización de las demandas, que a la postre terminaría por disminuir el sindicalismo[236]​ y junto con esto entraría también en degradación la imagen del obrero bajo la acepción marxista en pos de la del emprendimiento individual[237]​ la cual fomenta la competencia y el individualismo, teniendo como consecuencia la desmovilización social[238]

Referencias

  1. Entre los primeros intentos destacan ojo Chile cutre: Julio César Jobet, Ensayo crítico del desarrollo económico-social de Chile, Santiago: Editorial Universitaria, 1951; Hernán Godoy, La estructura social de Chile, Santiago: Editorial Universitaria, 1971
  2. María Angélica Apey, Historia de la sociedad nacional de agricultura: Una tradición de progreso, Santiago, Ediciones: Sociedad nacional de agricultura,1988.,p.5.
  3. José Bengoa, Historia social de la agricultura. Tomo I: El poder y la subordinación, Santiago, Ediciones sur, 1988., p.269.
  4. José Bengoa, Historia social de la agricultura. Tomo II: Haciendas y Campesinos, Santiago, Ediciones sur, 1990.,p.83. los patrones semi ausentes hace referencia a latifundistas que se enfocan más mantener la influencia política y social, que de la modernización tecnológica en la industria agrícola.
  5. Claudio Robles, “Controlando la mano invisible: La Sociedad Nacional de Agricultura y el mercado de maquinaria agrícola (1889-1922)”, Revista Historia N°42, Enero- Junio 2009., p. 204.
  6. Aranda, M. “La Sociedad Nacional de Agricultura (SNA) y el desarrollo de la fruticultura en Chile (1838-1933)”, Revista Mundo Agrario N°26 http://www.scielo.org.ar/scielo.php?pid=S1515-59942013000100010&script=sci_arttext&tlng=pt., p.3.
  7. La oligarquía terrateniente fue uno de los sectores más influyentes desde el siglo XIX, desplegando su poder desde las haciendas hacia la población rural. tuvo influencia también en ámbitos como la economía y la política, pero esta influencia fue decayendo en los años setenta, por la modernización. Pero desde comienzos del siglo XX establecieron lazos con la derecha (partido conservador), logrando proyectar su influencia por medio de organizaciones gremiales en el sector empresarial, siendo la SNA la más importante. Avendaño, O., & Escudero, M. Elitismo y poder gremial en la Sociedad Nacional de Agricultura
  8. Avendaño, O., & Escudero, M. Elitismo y poder gremial en la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), Santiago.2016. p.44-49-50
  9. El gobierno derechista de Alessandri (1958 – 16964) fue el primero en aprobar la reforma agraria en 1962, con un pago por las expropiaciones, la SNA se pronunció a favor por la adquisición de terrenos fiscales para la reproducción. Luego en el gobierno democratacristiano de Frei Montalva (1964 – 1970), la reforma va a llevar a cabo la expropiación de terrenos particulares, para la distribución de tierras a los campesinos. En este periodo se permitió la sindicalización campesina. Frente a esto la SNA aceptaba la modernización de la producción y la distribución de la tierra, pero defendiendo el derecho a la propiedad privada. Con el triunfo de la Unidad Popular, la SNA va intensificar su posición frente a la reforma, por la ineficacia productiva y la molestia de los campesinos por la colectivización de la tierra. En los años después del golpe, 1975 se va a instaurar un nuevo modelo económico de apertura comercial y desregulación de los mercados, ya no habían medidas proteccionistas para el sector agrario, introduciendo importaciones agrícolas, perjudicando principalmente a los terratenientes de la zona centro – sur, produciendo una crisis en 1981 – 1982, por el debilitamiento del mercado interno, desembocando en revueltas de productores. Avendaño, O., & Escudero, M. Elitismo y poder gremial en la Sociedad Nacional de Agricultura
  10. El periodo del Frente Popular se va a desarrollar en los años 1936 - 1941, constituido por partidos políticos como el radical, comunista, democrático, socialista; en el periodo de Pedro Aguirre Cerda se desarrolla la CORFO, cuyo objetivo va a ser el fomento de la economía nacional, mediante el desarrollo industrial y la modernización del sector agrícola.
  11. Vicuña, Manuel (2001). La belle époque chilena: alta sociedad y mujeres de la elite en el cambio de siglo. Santiago, Chile: Sudamericana. p. 17. 
  12. Salazar, Gabriel y Pinto, Julio (1999). Historia Contemporánea de Chile II, Actores, identidad y movimiento. Santiago, Chile: Editorial Universitaria. p. 38. 
  13. Góngora, Mario (1986). Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile en los siglos XIX y XX. Santiago, Chile: Editorial Universitaria. p. 71. 
  14. Stabili, María Rosaria (1996). El sentimiento aristocrático. Elites chilenas frente al espejo (1860-1960). Santiago, Chile: Editorial Andrés Bello. p. 33. 
  15. Vicuña, op. cit., p.25 “Así, un grupo selecto de familias prácticamente acaparaba el poder político y económico de la nación.”
  16. Enrique Fernández, Estado y Sociedad en Chile, 1891-1931. El Estado excluyente, la lógica estatal oligárquica y la formación de la sociedad. (Santiago, Chile: LOM ediciones, 2003), pg. 7; 43-48;69.
  17. Fernández, op. cit., p. 30-32; 41;68-69;83-86; 109-110;. Se entiende por “sociedad” a los grupos oligárquicos unidos por “una serie de situaciones de privilegio económico (que venían desde la Colonia) y significados compartidos respecto a distintos aspectos de la realidad chilena de la época”. Era un grupo separado y distinto al “pueblo”; que poseía rentas suficientes para dedicarse al ocio y ascendencia europea que otorgaba superioridad moral sobre el pueblo. El deber moral de la oligarquía era guiar y liderar a un pueblo que, por su inferioridad moral, no podía hacerlo por sí mismo.
  18. Vicuña, op. cit., p. 17; 23; 64-66.
  19. Genaro Arriagada, La oligarquía patronal chilena (Santiago, Chile: Ediciones Nueva Universidad, 1970), pg. 20.
  20. Stabili, op. cit., 37-38;44-46;48;74-79.
  21. Stabili, ibid. La aristocracia chilena sentía que tenía un deber social hacia el bajo pueblo y por lo tanto, al cumplir este deber, se les otorgaba la legitimidad para gobernar sobre él.
  22. Vicuña, op.cit., pp. 31-49. Otro método de exclusión de los sectores populares radicaba en la distinción social entre clases. Los modales, la vestimenta, las costumbres, los entretenimientos, los lugares que frecuentaban, los estudios, incluso el idioma que hablaban (entre la aristocracia era común el conocimiento al menos, si es que no el uso corriente, del francés y el inglés) todo esto contribuía a crear una distinción de facto entre la oligarquía y el pueblo, lo que a su vez reforzaba la identidad de la elite como clase gobernante. “Voltaire enunció una máxima tan válida para el Antiguo Régimen francés como para el Chile decimonónico: “Para tener alguna autoridad sobre los hombres hay que distinguirse de ellos”.” p. 39.
  23. Gonzalo Vial, Historia de Chile (1891-1973). Volumen III. (Santiago, Chile: Zig-Zag). pg. 39. Se entiende juego veneciano como una política de salón, entre iguales, que hacen acuerdos más que confrontaciones. Una política para un grupo pequeño y exclusivo de gente.
  24. Fernández, op. cit., p.37.
  25. Góngora, op. cit., p. 73.
  26. Vicuña, op. cit., p. 54-55. “Durante la República Parlamentaria, el Club de la Unión sirvió de teatro para las maniobras y los acuerdos políticos entre los diferentes sectores de la clase dirigente, a un grado sin precedentes.”
  27. Fernández, op. cit., p. 49; 54; 64-66.
  28. Góngora, op. cit., p. 73-85; 96-97.
  29. Fernández, op. cit., p. 37; 55; 58; 60-61;76-78.
  30. Fernández, op. cit., p.39; 62-63. La población que posee privilegios económicos por omisión deja fuera a otros sectores.
  31. Góngora, op. cit., p. 101.
  32. Fernández, op. cit., p. 64-65. “Las huelgas se interpretaron como actos que perturbaron la seguridad del Estado”.
  33. Salazar y Pinto, op. cit., p. 39-43.
  34. Fernández, op. cit., p. 100; 103-113.
  35. Góngora, op. cit., p. 130-138.
  36. Fernández, op. cit., p. 67; 75; 99; 113.
  37. Ref. Morris, J (1967) Las elites, los intelectuales y el consenso. Estudio de la Cuestión Social y del sistema de relaciones industriales de Chile. Santiago: Editorial del Pacífico. p.79
  38. “(...) Más que una eclosión brusca, sorprendente y repentina, se produjo un desarrollo acumulativo de dolencias colectivas y una toma de conciencia de muy lenta gestación, en el que los factores propios de la transición hacia la modernización económica -como la industrialización y la urbanización de la segunda mitad del siglo- fueron los catalizadores de procesos preexistentes en la sociedad tradicional” Grez, S. (1995). La cuestión social en Chile. Ideas y debates precursores (1804-1902). Santiago: Ediciones Dibam. pp.10-11
  39. “Ya fuese porque los propios actores sometidos a las nuevas condiciones de trabajo y pobreza politizaron sus demandas, o porque los sostenedores del sistema tradicional fueron reparando en la necesidad de hacerse cargo de un descontento que amenazaba el orden establecido y la unidad nacional, lo cierto es que a medida que avanzaban las primeras décadas del siglo XX la cuestión social se fue reconfigurando como una “cuestión política…” Ref. Pinto, J y Valdivia, V (2001) Revolución proletaria o "querida chusma"? Socialismo y alessandrismo en la pugna por la politización pampina (1911-1932), Santiago: LOM Ediciones, p. 9-10
  40. ]“Ref. Morris, Op. Cit. p.81
  41. Se distingue la existencia de una moderna Cuestión Social, producto de los cambios económicos y sociales y su efecto en problemas de raíz colonial. Ref. Grez, Op. Cit, p. 43
  42. Ref. .Illanes, M (2006). Cuerpo y sangre de la política. La Construcción histórica de las Visitadoras Sociales (1887-1940) Santiago: LOM Ediciones. p.58
  43. El conventillo era la vivienda más representativa de los pobres a finales del siglo XIX. También existían los ranchos y cuartos redondos. Ref. Hidalgo, R. (2002). Vivienda social y espacio urbano en Santiago de Chile: Una mirada retrospectiva a la acción del Estado en las primeras décadas del Siglo XX. EURE (Santiago), 28(83), 83-106.
  44. Ref.Illanes, Op. Cit. p.42
  45. “La insalubridad, el hacinamiento y la precariedad del hábitat popular se traducían en elevadísimas tasas de mortalidad, sobre todo infantil”. Grez, Op. Cit. 21
  46. Ref. Grez. Op. Cit pp.22-23
  47. Ref. Morris. Op. Cit, pp.90-92
  48. Aumento de la prensa obrera y estallido de diversas huelgas (Valparaíso 1903, Antofagasta 1906, Matanza de la Escuela Santa María de Iquique 1907, entre otras) Ref. Morris, Op. Cit. pp.94-95
  49. Ref. Illanes Op. Cit pp.57-64
  50. Ref.Valdivieso Fernández, P. (1999). "Cuestión social" y doctrina social de la Iglesia en Chile (1880-1920): ensayo histórico sobre el estado de la investigación. HISTORIA, vol. 32, : 553-573, p. 554-558
  51. Ref. Hidalgo, Op. Cit.
  52. Ref.Nicholls, N (1995). Intelectuales liberales relevantes frente a la cuestión social en Chile (1890-1920): una minoría a favor del cambio. En Historia [artículo de revista] Vol. 29 (1995-1996), p. 295-356
  53. Ref. Nicholls, Op. Cit. 295-356
  54. Periodo de gestación de las principales corrientes ideológicas del siglo XX: Conservadurismo católico, liberalismo político laico y´ socialismo. Ref. Grez, Op. Cit. 29-42
  55. Hidalgo, Rodrigo. Conflictos de alquileres y política de vivienda social en la década de 1920. El caso de Chile. Estudios Geográficos, LXIV (252), 2003, p. 388.
  56. De Ramón, Armando. La Población Informal. Poblamiento de la periferia de Santiago de Chile. 1920-1970, Revista Eure, XVI (50), 1990, pp. 10 - 11.
  57. Espinoza, Vicente. Para una historia de los pobres de la ciudad, Santiago, Ediciones Sur, 1988, p. 48-54.
  58. “En vista de que no había patrón ante el cual reivindicar el alza del salario [...], el peso del movimiento recaía en la reivindicación por el consumo, específicamente rebajas en artículos para la subsistencia y arriendos.” Espinoza, Ibidem, 49-50. La desocupación, así, se hace factor importante en la emergencia del movimiento de arrendatarios.
  59. Nash, M. Análisis crítico de las políticas de vivienda social en Chile, fundamentos para el reconocimiento del derecho a la vivienda. Santiago, Universidad de Chile, 2011, p. 25.
  60. De Ramón, Op. cit., p. 11.
  61. Espinoza, Op. cit., p. 55-77.
  62. Hidalgo, Rodrigo & Sánchez, Rafael. “Del conventillo a la vivienda: casas soñadas, poblaciones odiadas” en Sagredo, Rafael & Gazmuri, Cristián. Historia de la vida privada en Chile: El Chile contemporáneo de 1925 a nuestros días, Chile, Taurus, 2007, p. 55.
  63. Entre las medidas más relevantes de esta ley podemos mencionar: (1) la reducción del 50% de la renta de alquiler de las propiedades declaradas insalubres, (2) la limitación de los precios de los arriendos de las viviendas salubres, (3) la exención del pago de contribuciones y (4) la prohibición de desalojo de los arrendatarios antes de los seis meses. Ref. Hidalgo & Sánchez, Op. cit., p. 55
  64. Hidalgo, Op. cit., p. 398.
  65. Espinoza, Op. cit., pp. 94-98.
  66. No solo los Tribunales de vivienda resultaron ineficaces, sino también muchas medidas específicas del DL N°261. Por un lado, el reajuste a la renta de las viviendas insalubres provocó que muchos arrendatarios deterioraran las condiciones de sus hogares para pagar menos por sus arriendos. Por otro lado, las nuevas regulaciones actuaron como un desincentivo a la inversión privada en el sector de vivienda, aumentando el déficit. Ref. Nash, Op. cit., p. 26.
  67. Espinoza, Op. cit., pp. 98-103.
  68. La explicación para el fin del movimiento de arrendatarios se desprende, de acuerdo con Espinoza, de las líneas políticas que lo compusieron y la estrategia de acción que en consecuencia llevó. Ref. Espinoza, Op. cit., p. 103.
  69. Hidalgo, Op. cit., 403.
  70. Espinoza, Op. cit., 80.
  71. Salazar y Pinto los caracterizan con una heterogeneidad interna debido al diferente origen, evolución y posicionamiento social de los grupos medios, lo que dificulta la posibilidad de sostener una identidad de grupo o clase media. Según los autores, esto daría pie a decir que los plurales grupos medios representan la confusión de una modernización a menudo incompleta, engañosa y basada en la apariencia y el estatus visible. En Gabriel Salazar y Julio Pinto, Historia contemporánea de Chile, Lom Ediciones, Santiago, 1999, p. 88-90 Marianne González menciona múltiples perspectivas de autores respecto a la formación de este grupo, argumentando que el factor económico y la influencia estatal no son los únicos elementos a considerar respecto a los sectores medios. Por su parte, recalca la importancia de sus características sociales y enuncia la precariedad de estudios sobre el tema en la historiografía chilena. En Marianne González, De empresarios a empleados : clase media y estado docente en Chile, 1810-1920, Lom Ediciones, Santiago de Chile, 2011
  72. Según Salazar y Pinto, los inmigrantes fueron en gran cantidad europeos, como alemanes y franceses. Asimismo, estos no llegaron a formar un grupo transformador a nivel profundo de las estructuras o las jerarquías sociales del país como sí pasó en Argentina o Uruguay. Sin embargo, los inmigrantes han tenido un papel en la realidad chilena de ese siglo. Estos grupos se hicieron parte de un empresariado medio urbano, manufacturero, comerciante y técnico relativamente exitoso, lo cual se sintió como una amenaza para los chilenos. Al no constituir ghettos diferenciados del resto de la población, tendieron a unirse con mujeres de los grupos medios y bajos chilenos, quienes también colaboraron con su despliegue comercial. Salazar & Pinto, op. cit., p.78-80. Por otro lado, Solberg considera que los inmigrantes tuvieron un peso significativo en la emergencia de los grupos de clase media urbana, ya que realizaron un proyecto de ascenso social, se concentraron en el empresariado medio y se casaron con mujeres que se incorporaron a este ascenso social. Multiplicándose así este efecto gracias a sus hijos y descendientes. En Carl Solberg, Inmigration and Nationalism. Argentina and Chile, 1890-1914, Austin, The University of Texas Press, 1970.
  73. La autora muestra los múltiples matices que caracterizaron la sociedad decimonónica, aportando a la comprensión histórica la formación de y transformación a finales del siglo XIX desde productores a empleados. En González, op. cit., p. 7
  74. Salazar & Pinto, op. cit., p.81 .
  75. De acuerdo a lo postulado por René Millar ciertos rangos menores de las Fuerzas Armadas, al igual que algunos trabajadores industriales que requerían cierta instrucción y perfeccionamiento se podrían considerar dentro de los sectores. En René Millar, La elección presidencial de 1920: Tendencias y prácticas políticas en el Chile parlamentario, Editorial Universitaria, 1982, p.103
  76. Ibid., p.104
  77. Mario Góngora, Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile en los siglos XIX y XX, Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 1988, p.135.
  78. Al comienzo de la conformación de este grupo, no contaban con las condiciones para que se les sean declarados como clase medias. Por lo que las primeras dos décadas del siglo XX se caracterizaron en la permeabilidad y los cambios que ocurrían en este sector de la sociedad, que no se identificaba ni con la oligarquía ni con el proletariado. Cristián Gazmuri, Historia de Chile 1891-1994: Política, economía, sociedad, cultura, vida privada, episodios, Editorial Ril editores, Santiago de Chile, 2012, p. 75.
  79. Un ejemplo de aquellas formas de organización fue la Federación de la Clase Media cuya iniciativa “partió de algunos grupos de profesionales de Valparaíso y Santiago que se sintieron motivados por una serie de artículos publicados por El mercurio de Santiago durante el mes de diciembre de 1918. {…} Las alzas de precios que también afectaban a este sector social fueron el factor que finalmente les llevó a buscar la forma de organizarse.” en Millar, op.cit., p.97.
  80. De acuerdo a Millar, la falta de cohesión como grupo social y la gran variedad cultural dentro de los miembros del mismo sector dificultó que tuvieran una identidad o ideología política clara. Sus organizaciones tendieron a prescindir de una postura política. ibid, p.104.
  81. {Cavarozzi, M. (1978). El orden oligárquico en Chile, 1880-1940. Recuperado de: http://www.jstor.org/stable/3466552 }
  82. {Correa S., Sofía. Con las riendas del poder: La derecha chilena en el siglo XX. Ed. Sudamericana, Santiago, 2005}
  83. a b {Salazar, Gabriel y Pinto, Julio (1999). Historia contemporánea de Chile II. Santiago: Lom Ediciones}
  84. { Bengoa, J. (1988). Historia social de la agricultura chilena. Santiago de Chile: Ediciones SUR}
  85. { Loveman, B. (1976). Struggle in the countryside.Ontario: Fitzhenry & Whiteside}
  86. El proletariado urbano se caracterizó por ser una masa de peones marginales, los cuales eran en su mayoría migrantes de zonas rurales que se trasladaban a las ciudades de Santiago, Valparaíso y Antofagasta, con el fin de tener acceso a salario más alto. Así mismo, debemos destacar que algunos proletarios eran peruanos y bolivianos principalmente en la zona de Antofagasta migraron luego de la Guerra del Pacífico. De Shazo, Peter: Trabajadores urbanos y sindicatos en Chile, 1902-1927 (2007)
  87. Los proletarios inmersos en ese período no tenían derecho a votar debido a que no cumplían con los requisitos mínimos como una propiedad inmueble o industria, saber leer y escribir. Además, las vidas políticas de ellos al pasar los años y poder optar al sufragio estuvo marcado por el Cohecho, un sistema corrupto en el que se compraban los votos. Salazar, Gabriel & Pinto, Julio (1999): Historia contemporánea de Chile, Santiago:Lom Ediciones (vol.2 Sociedad)
  88. {La cuestión social surgió en Chile a fines del Siglo XIX debido a la pobreza y desigualdades sociales que surgieron con la incipiente industrialización. Se caracterizó por tener manifestaciones sociales que pasaron de ser en su inicio solo de la clase obrera a estar ramificado a lo largo de todo Chile que tuvo hasta la intervención de la Iglesia con la creación del Redum Novarum para exigirle al Gobierno bienestar social y cuidado hacia la clase más desfavorecida, educación, y más acción social. Salazar, Gabriel & Pinto, Julio (1999): Historia contemporánea de Chile, Santiago:Lom Ediciones (vol.2 Sociedad)
  89. Pese a que la minería y la manufacturaría eran las principales fuentes laborales de trabajo, también la clase obrera se desempeñaba en menor escala en trabajos relacionados al transporte marítimo, metalúrgicos, jornaleros, servicio doméstico, y a la construcción. De Shazo, Peter: Trabajadores urbanos y sindicatos en Chile, 1902-1927 (2007)
  90. En 1914, 1919 y 1921 en Chile se vivieron tres crisis del Salitre como repercusiones de la Primera Guerra Mundial, por lo que, el ciclo de ingresos fue fluctuoso y trajo repercusiones directas a la economía debido a que dependían de las ganancias del salitre para que el Gobierno de turno pudiese crear manufactura local, extracción de carbón, medios de transportes y construcciones, etc. De Shazo, Peter: Trabajadores urbanos y sindicatos en Chile, 1902-1927 (2007)
  91. Sistema de relaciones industriales que surgió por el conflicto continuo entre los trabajadores y empleadores, que estimuló el crecimiento de sindicatos independientes y radicalizados, huelguistas y que buscaban desestabilizar el poder político. Grez Toso, Sergio (2007): Los anarquistas y el movimiento obrero. La alborada de "la idea" en Chile, 1893-1915, Santiago: Lom Ediciones
  92. Federación Obrera de Chile dirigida por Emilio Recabarren. Grez Toso, Sergio (2011): Historia del comunismo en Chile. La era de Recabarren (1912-1924), Santiago: Lom Ediciones}
  93. {Industrial Workers of the World (Trabajadores Industriales del Mundo) en Chile
  94. Partido Comunista de Chile (POS) surge bajo la influencia de la Revolución Soviética y buscaba instaurar el comunismo en Chile con el fin de defender a las clases sociales desfavorecidas y eliminar el capitalismo. Pinto, Julio: Luis Emilio Recabarren. Una biografía histórica (2013)}
  95. {Partido Democrático en Chile
  96. Una gran masa de población se desplazó desde las zonas rurales para instalarse en la periferia santiaguina, dando origen a extensos barrios marginales desprovistos de servicios públicos y de precarias condiciones materiales. En su mayoría eran antiguas casas del sector adinerado adaptadas para recibir varios núcleos familiares con el fin de arrendárselos a familias migrantes y así establecerse cercas a los sectores industriales. La vivienda consistía en una hilera de habitaciones pequeñas que carecía de condiciones salubres que compartían un callejón en común
  97. Entre 1906 y 1917 algunas leyes fueron establecidas como una respuesta de los grupos dirigentes frente a la problemática de la cuestión social. Estas leyes fue una respuesta para mejorar la vida de los trabajadores como la Ley de habitación obrera (1906), la Ley de descanso dominical (1907), la Ley de la silla (1914), la Ley de protección a la infancia (1912), Ley de accidentes del trabajo (1916) y la Ley de salas cuna (1917). Hutchison, E. “Labores propias de su sexo. Género, políticas y trabajo en Chile urbano 1900- 1930
  98. Gabriel Salazar y Julio Pinto, “Historia Contemporánea de Chile I: Estado, legitimidad y ciudadanía”, Santiago, Lom Ediciones, 1999, p. 55.
  99. Este modelo supone un cambio en la estructura económica que se venía desarrollando a lo largo del siglo XIX, con el modelo de crecimiento hacia afuera, ya que en muchos países de América Latina como Brasil, Argentina y Chile se comienza a fomentar por parte de los estados una incipiente industrialización.
  100. “La clase obrera habría adquirido su condición de tal por el hecho de insertarse dentro de las ramas productivas asociada al capitalismo de fines del siglo XIX: minería, el transporte las obras públicas.” Gabriel Salazar y Julio Pinto, “Historia Contemporánea de Chile II: Actores, identidad y movimiento”, Santiago, Lom Ediciones, 1999, pp 112
  101. Francisco Zapata, “Autonomía y subordinación en el sindicalismo latinoamericano”, México, Fondo de Cultura economía México, 1993, pp 25.
  102. El movimiento sindical se forma a finales del siglo XIX, pero será durante el periodo desarrollista donde este se institucionaliza
  103. “La fuerza obrera organizada no fue consultada por los políticos ni por los militares […] y consideró al código un intento de la burguesía para maniatarla”. Alan Ángel, Marta Moroni, “La clase obrera y política en Chile” en revista Desarrollo Económico, Vol. 9, núm 33, p. 39.
  104. El Código de Trabajo establecía dos tipos de sindicatos, los Sindicatos de industrias y fábricas y los sindicatos profesionales o de oficio. Esto además de la discriminación que significa trajo consigo ciertas limitaciones legales; además de la prohibición de la de organización más allá de la empresa. Ibidem pp. 39, 40.
  105. Ibíd
  106. Cfr Salazar 119 debido a que el movimiento sindical tenía relaciones predominantemente con partidos de izquierda
  107. Mario Garcés, “Los movimientos sociales populares en el siglo XX: Balance y perspectiva” en revista Universidad de Chile, Santiago (Chile), núm 43, p. 23.
  108. La crisis más importante del sindicalismo se produce durante la dictadura militar de 1973 “Producido el golpe militar los gremios afines al gobierno derrocado fueron proscritos, el Código del trabajo fue desarticulado y con ello, la libertad sindical pasó al olvido.” Gabriel Salazar y Julio Pinto, “Historia Contemporánea de Chile II: Actores, identidad y movimiento”, Santiago, Lom Ediciones, 1999, pp 123.
  109. Autores difieren en la periodización del Estado Desarrollista. Mientras algunos como Marcelo Cavarozzi señalan que comienza en la década de 1930, Gabriel Salazar y Julio Pinto matizan respecto a esto, ya que habrían atisbos desde 1920 de una mayor intervención estatal con el gobierno militar de Carlos Ibáñez del Campo (1927-1931). Ver Cavarozzi, Marcelo, “El estado oligárquico en Chile 1880-1940”, en Desarrollo Económico, Vol. 18, No. 70 (Jul. - Sep., 1978), p. 240. Ver Salazar, Gabriel y Pinto, Julio, Historia Contemporánea de Chile III: La economía: mercados, empresarios y trabajadores, LOM Ediciones, Santiago de Chile, 2000, p. 77.
  110. Sofía Correa plantea que los orígenes de la oligarquía chilena del siglo XX, proviene desde el siglo XIX a través de alianzas de lazo sanguíneo, por ejemplo matrimonios, y que fueron asociando a política e industria, específicamente con grupos de derecha. Ver Correa, Sofía, Con las riendas del poder. La derecha chilena en el siglo XX, Editorial Sudamericana, Santiago de Chile, 2004, p. 29.
  111. Salazar y Pinto señalan que si bien también se encontraban herederos de elites de la época portaliana como la familia Cousiño, existieron familias alemanas, suizas, italianas e irlandesas tales como Bernstein, Gubler, Carozzi y Murphy respectivamente. Ver Salazar y Pinto, op. cit., p. 74.
  112. Medidas estatales ya habían sido tomadas durante la década de 1910, como por ejemplo la Ley de Auxilios Salitreros. Ibid, p. 76
  113. Ortega, Luis, Corporación de Fomento de la Producción: 50 años de realizaciones: 1939-1989, Universidad de Santiago de Chile, Santiago de Chile, 1989, p. 29.
  114. Ceppi, S., Sanhueza E., Ercilla, L., Barrera, M., Vila, C., Chile 100 años de industria (1883-1983), Santiago, SOFOFA, 1983, pp. 173.
  115. Salazar y Pinto, op. cit., p. 79.
  116. Ortega, op. cit, p. 29.
  117. Correa, op. cit.
  118. Ver Correa, op. cit, p. 206; Salazar, op. cit., p. 81.
  119. Ver Correa, op. cit, p. 208; Salazar, op. cit., p. 82.
  120. El periodo Desarrollista de Bienestar Social (EDBS) nació en Chile el 11 de Septiembre de 1924, cuando un gobierno militar más bien progresista tomó el poder, promulgó la primera legislación social y creó las instituciones económicas básicas del Estado chileno moderno” Riesco, M. (2006). ¿Un Nuevo Estado de Bienestar Desarrollista en Formación? Chile en América Latina. INTERNATIONAL FORUM on the Social Science – Policy Nexus. Buenos Aires
  121. Corresponde a aquella parte de la población que se ubica en los extremos de esta distribución. En otra palabras la clase media es por definición lo que los extremos no son: ni ricos ni pobres; ni populares ni dominantes; ni explotadores ni explotados” Espinoza, V., & Barozet, E. (2009). ¿ De qué hablamos cuando decimos “clase media”? Perspectivas sobre el caso chileno. El arte de clasificar a los chilenos. Enfoques sobre los modelos de clasificación en Chile, Ediciones Universidad Diego Portales, Santiago, 103-130.
  122. Las personas de este sector les avergonzaba formar parte del mismo, sufrían una falta de identidad política por lo que solían ‘‘militar anónimamente en los partidos políticos y no en una ostentosa ‘‘Federación de clase media’’.’’ Salazar, G. Pinto, J. (1999). Historia contemporánea de chile IV: Hombría y feminidad. LOM ediciones (Santiago), 92.
  123. Término que se refiere, despectivamente, a las clases medias quienes aspiran a integrarse a una elite que se preocupa de las desigualdades, de la distinción. Estas diferencias se basan principalmente en los apellidos, tipo de educación (colegios privados son distintos de los municipales, aunque no necesariamente mejores), factores socioeconómicos y de vivienda. Stabili, M. (2003). El sentimiento aristocrático. Elites chilenas frente al espejo. Santiago: Editorial Andrés Bello.
  124. “En resumen, podemos decir, que pertenece a la clase media, toda persona que, dentro de una cultura y educación adecuada, necesite de su actividad personal e intelectual para hacer frente a la lucha por la existencia, de él y de su familia” Cornejo, T. (2007). Una clase a medias: las representaciones satíricas de los grupos medios chilenos en Topaze (1931-1970). Historia (Santiago), 40(2), 249-284.
  125. La vivienda comúnmente asociada a estos sectores fueron los cités, definidos como un conjunto de viviendas, generalmente de edificación continua, que enfrentan un espacio común y privado, el que tiene relación con la vía pública a través de uno o varios accesos. Estos fueron diseñados y edificados con la intención de venderlos o arrendarlos como viviendas colectivas para obreros, lo que los diferencia de los insalubres conventillos. Arteaga, O. (1985). El cité en el origen de la vivienda chilena. CA. Revista Oficial del Colegio de Arquitectos de Chile, 41, 18-21
  126. “Es posible observar, a simple vista, que los conceptos de “identidad nacional” y de “nacionalismo” tienen que ver con la nación o lo nacional”Hamel, R. (2008). Nacionalismo y economía: El modelo desarrollista en chile. ( Santiago de Chile), 7. en específico para esta época lo nacionalista pretendía mayormente en volcar al poder nuevamente lo particular para volverlo nacional y así trabajar con ello en pos del desarrollo del país, tanto en el ámbito social como económico.
  127. “(...) la responsabilidad histórica de los sectores medios se centró en el proyecto político y el deber social: proteger el desarrollismo, derrotar en las urnas a la oligarquía tradicional y solucionar los problemas acumulados por decenios de gobiernos oligárquicos, como nueva clase redentora.” (Cornejo, 2007, p. 252)
  128. Dentro de sus obras más destacadas está el libro ‘‘Un año empleado público en Chile’’, El cual es un ‘‘libro de gran sinceridad llamado a despertar la conciencia chilena’’(Salazar, 1999, p. 34)
  129. Manuel Loyola, Los pobladores de Santiago en su fase de incorporación a la vida política nacional, 1952- 1964, 2006, p. 12. Disponible en http://bibliotecadigital.ucsh.cl/greenstone/collect/libros/index/assoc/HASH0166.dir/Los%20pobladores.pdf
  130. Vicente Espinoza, Para una historia de los pobres de la ciudad, Santiago, Ediciones Sur, 1998, p. 50
  131. Manuel Castells, Movimiento de pobladores y lucha de clases en Chile, 1973, p 10. Disponible en http://www.eure.cl/index.php/eure/article/view/834. “Una masa creciente de población que saturó rápidamente los "conventillos" y barrios antiguos del centro de la ciudad”.
  132. Espinoza, op.cit., pp. 246-248
  133. Mario Garcés, Tomando su sitio. El movimiento de pobladores de Santiago, 1957-1970, Santiago, LOM Ediciones, 2002, p. 33.
  134. Loyola, op.cit., p. 21 En la Población San Gregorio (1959), en la comuna de La Granja, se entregaron 4.000 sitios y en la población José María Caro, fueron llevados otros tantos miles de familias provenientes de conventillos; callampas o de terrenos tomados.
  135. Alexis Cortés, El movimiento de pobladores chilenos y la población La Victoria: ejemplaridad, movimientos sociales y el derecho a la ciudad, 2014 Disponible en http://www.scielo.cl/pdf/eure/v40n119/art11.pdf. La toma de la Victoria fue una toma simbólica y de suma importancia para el movimiento de pobladores por su gran trascendencia.
  136. Espinoza, op.cit., p. 282
  137. Garcés, op.cit., p 340
  138. Loyola, op.cit., p 24
  139. Garcés, op. cit., p 300.
  140. Castells, op. cit., p 11. Además se crea el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (MINVU).
  141. Ibid, p 23. ““Operación tiza” por no ser más que una débil marca de yeso sobre un pedazo de suelo”.
  142. Castells, op. cit., p 26.
  143. Ibid, p 30. Castells explica las tensiones que enfrenta el MIR, UP y DC frente a los pobladores.
  144. Garcés, op. cit., p 424.
  145. José Pablo Arellano, Políticas sociales y desarrollo: Chile 1924-1984, Chile, Editorial Corporación de Investigaciones Económicas para Latinoamérica, 1985, pp. 9.
  146. Gabriel Salazar y Julio Pinto, Historia contemporánea de Chile: Actores, Identidad y Movimientos, Tomo II, Santiago, LOM Ediciones, 1999, pp 85.
  147. Salazar y Pinto, Historia contemporánea de Chile…, op. cit., pp. 81-83.
  148. María Angélica Illanes, Cuerpo y sangre de la política: La construcción histórica de las Visitadores Sociales (1887-1940), Santiago, LOM Ediciones, 2006, pp. 350.
  149. Alan Angell, Partidos políticos y movimiento obrero en Chile, México, Ediciones Era, 1974, pp. 50.
  150. Esta perspectiva por parte del Estado se tradujo en una serie de iniciativas que buscaban la formación de una moral para los trabajadores, que permitiera el desarrollo pleno de estos en las diferentes áreas de su vida, así surgió la preocupación por promover la cultura intelectual y moral. Asimismo. Se potenció el aprovechamiento de las horas libres con la finalidad de cambiar la forma de vida de este sector. Illanes, En el nombre del pueblo, del estado y de la ciencia: historia social de la salud pública en Chile 1880-1973 (hacia una historia social del siglo XX), Santiago, Colectivo de Atención Primaria, 1993, pp. 303-310
  151. Ibid., pp. 303- 304.
  152. En la década del 30 el Estado comienza a tener un mayor impacto en las temáticas sociales. En este momento es que empieza a concebir a los sectores populares de diferentes maneras ya que pasa desde una visión de inmoralidad e irresponsabilidad en cuanto a su rol en la sociedad a entender a este grupo como un sector desprotegido el cual se ha visto afectado por sus condiciones, tales como precariedad en salud, vivienda y falta de educación. Así en estos años se da inicio a una nueva voluntad política de reconocer una responsabilidad social, es decir, las instituciones deben orientarse al resguardo y protección de la vida este sector. Ibid., pp. 303- 317
  153. Ibid., pp. 317.
  154. Arellano, Políticas sociales y desarrollo…, op. cit., pp. 32.
  155. Ibid., pp. 36.
  156. Ibáñez, Adolfo, Herido en el ala. Estado, Oligarquías y Subdesarrollo Chile 1924-1960, Editorial Biblioteca Americana, Universidad Andrés Bello, 2003.
  157. Los grupos económicos controlaban el 22.4 % de las sociedades anónimas y su capital llegó a ser equivalente al 70,6% de todos los capitales de éstas.
  158. Distintos sectores de la economía como la agricultura, la metalurgia, la minería, los bancos, los seguros, los transportes, textiles, construcción, edificios de renta, entre otros.
  159. Según Ricardo Lagos, los grupos eran controladores cuando tenían la mayoría en el directorio de la empresa y la dominaban, o podían ser influyentes cuando tenían uno o más directores en una empresa. Lagos, Op.cit, p. 103.
  160. La gran mayoría de los grupos económicos se caracterizan por ser grupos familiares quienes estaban relacionados entre sí.
  161. Los grupos económicos generalmente eran dueños de ciertas empresas y en otras compartían el control entre dos o más grupos, Por ejemplo la Compañía de Acero del Pacífico era controlada tanto por el grupo Banco Sudamericano como por el grupo Banco de Chile.
  162. Una de las teorías acerca de por qué se agrupaban entorno a un banco era la escasa actividad financiera y el banco servía como instrumento para mover y aumentar su capital. Tarasov, K, La oligarquía financiera chilena, en Suplemento a la edición Número 23 de “Punto Final”, Santiago, Segunda quincena de febrero de 1967. (Traducción especial)
  163. El grupo Banco Sudamericano tenía influencia en el 40 % de los capitales nacionales. Es el grupo más importante en este periodo y además estaba formado por cuatro subgrupos: 1) Alessandri-Matte, que es el más influyente. 2) Salinas y Fabres. 3) Cooperativa Vitalicia. 4) Independientes. Por medio de ellos controla la CAP, la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones, Cemento El Melón, la Compañía Sudamericana de Vapores, entre otras.
  164. El grupo Banco de Chile tenía el 35,8 % de los capitales de las sociedades anónimas.
  165. EL grupo Banco Edwards concentraba el 20,8% de los capitales. Este grupo que aún era uno de los grupos más influyentes en el país, ya no era el primero de Chile, sino que ya era el tercero. Aún mantenía el control de El Mercurio, La CCU, la CRAV y Cristalerías Chile.
  166. El grupo Punta Arenas a través de toda la actividad ganadera y la agrícola, llegó a tener un dominio total de la actividad económica del país. Además, controlaba tres de las cinco grandes empresas navieras de Chile. Contaba con el apoyo financiero de los bancos de los tres grupos principales,
  167. El grupo Banco Nacional del Trabajo concentraba el 8% de los capitales invertidos en sociedades anónimas. Controlado por la familia Said-Kattán, controla principalmente el sector textil y la metalurgia. el grupo controla a la Compañía de Productos de Acero (Compac), Cobre Cerrillos y la Minera de Tocopilla, la Panamericana y El Porvenir, estas dos últimas del ramo de seguros. En la esfera de influencia del Banco Nacional del Trabajo figura también uno de los cuatro grupos de prensa, el Consorcio Periodístico de Chile. El grupo mantiene estrechos vínculos con el sub-grupo Greham-Vial (Banco Sudamericano) y tiene consejeros en el Banco Español de Chile y en el Banco de Chile. Tarasov, K, op.cit.
  168. Este grupo estaba controlado por la familia Bulnes y estaba estrechamente vinculado a los terratenientes. Además controla la Compañía Española de Seguros única empresa grande del ramo que no pertenece a los grupos del Banco Sudamericano y Edwards. El grupo Banco Español de Chile ocupa sólidas posiciones en la producción de arroz, oxígeno, gas, confitería, confecciones, sederías y pesca.
  169. Era compuesto por las familias de origen árabe Said e Hirmas.
  170. Todas las cifras utilizadas en este trabajo son sacadas del libro de Ricardo Lagos.
  171. Bibliografía: Cavarozzi, Marcelo José, The goverment and the industrial bourgeoisie in Chile. 1938-1960, University of California, 1975. Ceppi M. de L., Sergio, et.al. Chile. 100 años de Industria (1883-1983), Santiago, 1983. Ibañez Santa María, Adolfo, Herido en el ala. Estado, oligarquías y subdesarrollo. Chile 1924-1960, Santiago, 2003. Lagos, Ricardo, La concentración del poder económico. Su teoría. Su realidad,Santiago, 1965. Tarasov, K, La oligarquía financiera chilena, en Suplemento a la edición Número 23 de “Punto Final”, Santiago, Segunda quincena de febrero de 1967. (Traducción especial).
  172. El periodo post desarrollista-neoliberal: está dividido en tres grandes etapas. La primera es de 1973 a 1981 el cual se caracterizó por profundas liberalizaciones financieras y comerciales, además de una privatización masiva. La segunda etapa se enmarca desde 1982 a 1989 donde las políticas se enfocaron al balance externo: se aumentaron aranceles, se renegoció la deuda externa y se intervino directamente el sistema financiero. Tercera etapa se da después de 1990, donde la Concertación busca por un lado estabilizar la producción, y por otro lado, combatir la desigualdad, promover el rol del trabajador y aumento del gasto social, a través de un aumento tributario a las empresas. French-Davis, R. (2006). Chile entre el neoliberalismo y el crecimiento con equidad. Recuperado de https://books.google.cl/books?hl=es&lr=&id=VydSfUzs2oYC&oi=fnd&pg=PT11&dq=periodo+neoliberal+en+chile&ots=1AKat37TOA&sig=PbnFsFHHUt13Lr8GRkQtVOlJ64Q#v=onepage&q=periodo%20neoliberal%20en%20chile&f=false
  173. Con la Constitución de 1980, se privatizan áreas económicas antes manejadas por el sector público, como lo fue la educación superior, la salud, previsiones y electricidad, bajo los principios de la libre empresa, el antiestatismo y la ampliación del espacio económico para la iniciativa privada . Montero, C. (1993). El actor empresarial en transición. Cieplan, 57(2), 37-68. Recuperado de http://www.cieplan.org/media/publicaciones/archivos/63/Capitulo_2.pdf Archivado el 17 de noviembre de 2017 en Wayback Machine.
  174. En el nuevo orden económico: quedó atrás la economía social, se promueven los valores de la empresarialidad y la eficiencia, orientadas a ser competitivos en el mercado, y a este como el justo compensador de esos méritos. Con este nuevo orden, el proletariado, al dejar atrás el movimiento social, pierde protagonismo como actor social. González, R. (2004). Tres décadas de un nuevo orden económico: Chile, 1973-2003. Revista europea de Estudios Latinoamericanos y del Caribe, 77, 61-77. Recuperado de:http://erlacs.ubiquitypress.com/articles/10.18352/erlacs.9678/galley/10101/download/
  175. El empresariado comienza a tener un protagonismo que nunca tuvo en el pasado, ya no se habla de los empresarios como de aquella oligarquía que se destacó por ser conservadora, antidemocrática, corporativista y rentista. El énfasis no está en esas características, sino en el papel de los empresarios en el desarrollo económico y en los procesos de democratización. Se da origen a un ‘nuevo empresariado’, que busca ganar, crecer y dominar ‘en’ el mercado más que por su acceso y clientelismo hacia el sistema político; que expresa valores de independencia, riesgo y dinamismo acumulador. Montero, C. (1993). El actor empresarial en transición. Cieplan, 57(2), 37-68. Recuperado de http://www.cieplan.org/media/publicaciones/archivos/63/Capitulo_2.pdf Archivado el 17 de noviembre de 2017 en Wayback Machine.
  176. Los nuevos actores no contaban como base principal con una situación de alto poder económico, pero sí con un alto manejo del mundo empresarial, informaciones privilegiadas para compras de activos privatizados y para negocios, y una fuerte orientación de poder económico. Funcionarios y grupos económicos vinculados con la dictadura se beneficiaron de las privatizaciones. La posición de privilegio en los nuevos mercados de servicios privados de pensiones, salud, energía, telecomunicaciones o educación superior, entre otros, habrían facilitado su desarrollo y expansión posteriores. González, R. (2004). Tres décadas de un nuevo orden económico: Chile, 1973-2003. Revista europea de Estudios Latinoamericanos y del Caribe, 77, 61-77. Recuperado de: http://erlacs.ubiquitypress.com/articles/10.18352/erlacs.9678/galley/10101/download/ Undurraga, T. (2011) Rearticulación de grupos económicos y renovación ideológica del empresariado en Chile 1980-2010: Antecedentes, preguntas e hipótesis para un estudio de redes. Recuperado de http://www.icso.cl/wp-content/uploads/2011/03/Working-paper-elites-Tomas-Undurraga1.pdf
  177. Montero, Cecilia, La revolución empresarial chilena, Chile Dolmen, 1997, capítulo III: Una de sus ideas centrales es la reestructuración de la relación Estado- Economía, ya que el nuevo modelo exige una mayor autonomía de la última y la entrega de tareas y funciones que antes eran manejadas por el sistema estatal al sector privado. Montero propone una retractación del aparato estatal y una ampliación del poder privado.
  178. Ibid.: Para ella este grupo sería principalmente los “Chicago Boys.” analizados en las pp. 154-167.
  179. Montero (1997) plantea el surgimiento y superposición de un Nuevo Empresariado en la economía, que surge en diferenciación al empresariado tradicional. Este grupo se caracteriza principalmente por una organización en grandes conglomerados que hacen uso de una nueva gestión neoliberal y orientada a mercados externos más dinámicos. Los nuevos grupos económicos serán de este tipo, producto a la nueva línea ideológica del estado, que produce un ambiente y facilidades propicios para su desarrollo. p.281.
  180. Fazio, Hugo, El poder de los grupos económicos, LOM Ediciones, Santiago, 2005. p.23; esto refiere los mecanismos que utilizaban los diferentes grupos económicos, muchos de carácter extraeconómico. Entre estos últimos se pueden mencionar las privatizaciones por debajo de su valor. Administradores de empresas que, gracias a los altos cargos públicos, maniobraron para alcanzar su propiedad, o el subsidio que significó no cobrar renta por la explotación de recursos naturales
  181. Ibid. p.286.
  182. Salazar, Gabriel y Julio Pinto (1999), Historia contemporánea de Chile, Lom Ediciones, Santiago, 1999: advierten la pluralidad elitista que caracteriza esta conformación, pues “se crearon nuevos cuadros de poder, recogiendo a algunas figuras de la derecha tradicional y formando su propia tecnocracia y colaboradores, su propia élite. Hombres jóvenes, como Jaime Guzmán, Sergio Fernández y los Chicago Boys fueron figuras emblemáticas.” p.46. También véase Montero (1997), p.138.
  183. Véase Montero (1997), p.131. También, Salazar y Pinto (1999) reconocen la presencia inicial de una problemática de antaño, sobre el ‘vaivén proteccionismo-liberalismo’, sin embargo, destacan cómo finalmente el empresariado opta por el neoliberalismo (p.51). Un ejemplo de la privatización de servicios sería la creación del sistema de pensiones gestionado por la AFP, con el Decreto-Ley Nº 3.500 de 1980. http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-98033.html
  184. Dahse, Fernando, El mapa de la extrema riqueza: los grupos económicos y el proceso de concentración de capitales, Editorial Aconcagua, Santiago, 1979. p.205. También véase Montero (1997) p.139
  185. Fazio (2005). p.5.
  186. Ibid. p. 6.
  187. Ibid.: El autor sostiene que “gobernar en entendimiento con estos sectores- tal como lo ha hecho la Concertación- hace imposible mejorar la distribución o imponer políticas de “equidad”. Por el contrario, conduce a que la regresividad se intensifique.” (p. 24). Se debe recordar también la Ley de Pesca del 2013, que limitó la pesca artesanal en Chile y empoderó la industrial, la que está en manos de grupos económicos reducidos.
  188. Véase Montero (1997), p.340.
  189. Ibid. p.292.
  190. Existieron también peones que se desarrollaron en otras actividades, como la minería. A su vez hay textos donde se usa peón como sinónimo de temporero.
  191. Bengoa, José. Historia social de la agricultura Chilena (Santiago: Ediciones Sur, 1990), 19.
  192. Ximena valdés, Carmen Godoy, A Lopez y Paula Raposo, “De la sindicalización campesina al estatuto del temporero. Pasado y presente en las luchas de los trabajadores agrícolas”, Revista Geografía Espacios (2012): 84.
  193. Claudio Olmos, Rodrigo Silva, Serie Indagación “El rol del Estado chileno en el desarrollo de las políticas de bienestar” Expansiva, (2010): 7. Disponible en: http://www.expansiva.cl/media/publicaciones/indagacion/documentos/20100709141427.pdf Archivado el 1 de mayo de 2015 en Wayback Machine.
  194. Luis Fernando de Matheus e Silva, “Desposeer para acumular reflexiones sobre las contradicciones del proceso de modernización neoliberal de la agricultura chilena”, Mundo Agrario (abril 2016): 2.
  195. Antonio Bellisario, “La Reforma agraria chilena. Reformismo, socialismo y neoliberalismo, 1964-1980”, Historia Agraria (abril 2013): 173.
  196. Hace referencia al proceso llevado a cabo por la dictadura militar que buscaba redistribuir las tierras en manos de los campesinos a las clases hacendadas u otros grupos con mayor poder.
  197. Valdés et al, op, cit., p. 79.
  198. Bellisario, op. cit., p. 160
  199. Pamela Caro, “Empleo y condiciones de trabajo de mujeres temporeras agrícolas”, CEPAL, (2011): 144. Disponible en: https://www.cepal.org/es/publicaciones/1448-empleo-condiciones-trabajo-mujeres-temporeras-agrícolas-tomo-1
  200. Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación, Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, tomo 1, volumen I, Santiago, Andros Impresores, 1996 (reedición), p. 114
  201. Verónica Valdivia, “¡Estamos en guerra, señores!”. El régimen militar de Pinochet y el “pueblo”, 1973-1980”, en Historia 43, Volumen I, Santiago, Instituto de Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile, enero-junio 2010, pp. 183-184.
  202. Ibíd p. 191.
  203. Vicente Espinoza, “Pobladores, participación social y ciudadanía. Entre los pasajes y las anchas alamedas”, en Proposiciones 22, Santiago, Ediciones SUR, p. 37.
  204. Gabriel Salazar y Julio Pinto, Historia contemporánea de Chile volumen V, Niñez y juventud (construcción cultural de actores emergentes), Santiago, LOM, 2002, p. 236.
  205. El subproletariado es un grupo social urbano que se caracteriza por “la falta de trabajo y de un salario regular”, José Weinstein, Los jóvenes pobladores en las protestas nacionales (1983-1984). Una visión sociopolítica, Santiago, CIDE, 1989, p. 88.
  206. Se ha señalado que las poblaciones donde se produjeron más protestas fueron las que antes del golpe desarrollaron una cultura popular de izquierda y estaban vinculadas al PC. Cathy Schneider, “La movilización de las bases. Poblaciones marginales y resistencia en Chile autoritario”, en Proposiciones 19, Ediciones SUR, Santiago, 1990, p. 240-241.
  207. Eugenio Tironi, “Pobladores e integración social”, en Proposiciones 14, Ediciones SUR, Santiago, 1987, p. 67.
  208. Manuel Antonio Garretón señaló la heterogeneidad social de las protestas y su contribución para superar el miedo a la represión y reorganizar a la oposición, además de obligar al régimen a hacer algunas concesiones, pero advirtió su fracaso en lograr el término de la dictadura, lo cual se debió a que “Las movilizaciones no formaron parte de un diseño estratégico coherente, pese al papel que se le asignaba para terminar con el régimen militar […]”, Manuel A. Garretón, “Las complejidades de la transición invisible. Movilizaciones populares y régimen militar en Chile”, en Proposiciones 14, Ediciones SUR, Santiago, 1987, p. 126. Para Javier Martínez, las protestas de 1983-1984 fracasaron en acabar con la dictadura porque “[…] la creciente violencia en las poblaciones, el recurso cada vez más intensivo a la simbología allendista de parte de sus manifestantes, y el abierto recelo que en ellas se mantiene hacia los líderes y expresiones históricas de los grupos medios, reactualizó el terror de éstos hacia la polarización y la dictadura de las masas.”, Javier Martínez, “Miedo al Estado, miedo a la sociedad”, en Proposiciones 12, Ediciones SUR, Santiago, 1986, p. 41. Para Gabriel Salazar, en cambio, Pinochet se habría visto obligado a negociar su salida del poder cuando “[…] las jornadas de protesta, demostraron al mundo que, bajo la dictadura de Pinochet, Chile era ingobernable. Es decir, suficientemente ingobernable para que el capital financiero no invirtiera en Chile mientras no rigiese allí un estado de derecho democrático acatado por la ciudadanía.”, Gabriel Salazar, Movimientos sociales en Chile. Trayectoria histórica y proyección política, Santiago, Uqbar editores, 2012, p. 208.
  209. Ana Sugranyes, “La política habitacional en Chile, 1980-2000: un éxito liberal para dar techo a los pobres”, en Alfredo Rodríguez y Ana Sugranyes, editores, Los con techo. Un desafío para la política de vivienda social, Santiago, Ediciones SUR, 2005, p. 35.
  210. Vicente Espinoza, op. cit., p. 25
  211. Eugenio Tironi, op. cit., p. 78.
  212. Gabriel Salazar, Movimientos sociales en Chile, op. cit., pp. 206-207.
  213. Rodrigo Hidalgo, “¿Se acabó el suelo en la gran ciudad? Las nuevas periferias metropolitanas de la vivienda social en Santiago de Chile”, en Revista Eure (Vol. XXXIII, Nº 98), Santiago, 2007, p. 62.
  214. Ídem
  215. Ana Sugranyes, op. cit., pp. 27-28.
  216. Ibíd., pp. 30-31.
  217. Durante la década de 1990, se construyeron en todo el país más de un millón de viviendas sociales, de las cuales cerca de cien mil fueron edificadas en Santiago. Rodrigo Hidalgo, “¿Se acabó el suelo en la gran ciudad?”, op. cit., p. 65.
  218. Se ha señalado que “[…] alrededor de las grandes concentraciones de vivienda social, desordenadamente, algunos municipios y privados han construido un equipamiento social rudimentario, con escuelas, puestos de salud y servicios privados de transporte público. Hay servicios, pero su calidad es deficiente.”, Alfredo Rodríguez y Ana Sugranyes, “El problema de vivienda de los “con techo””, en Los con techo, op. cit., p. 65.
  219. Ana Sugranyes, op. cit., pp. 50-51.
  220. El gasto público en ayuda social aumentó casi el doble entre 1989 y 1998, pasando de $4.674.000.000 en a $9.288.000.000. Rodrigo Hidalgo, La vivienda social en Chile y la construcción del espacio urbano del Santiago del siglo XX, Santiago, DIBAM, 2005, p. 406.
  221. Los indicadores oficiales estiman que la pobreza se redujo de un 38,6% del total de la población nacional en 1990 a un 20,6 en 2000. Rodrigo Hidalgo, La vivienda social en Chile, op. cit., p. 407.
  222. Ana Sugranyes, op. cit., p. 41.
  223. Vicente Espinoza, op. cit., pp. 34-35.
  224. El caso del sector medio chileno es absolutamente complejo. Dada la desigualdad económica del país, la media y la mediana económica no refleja realmente quiénes son parte de la clase media. Es por esto que diversos autores plantean de que no se puede definir unidimensionalmente, sino que se deben agregar diferentes ámbitos, tales como la educación (cuentan generalmente con una educación secundaria y con posibilidades de continuar) y el trabajo, entre otros. Para más información revisar http://repositorio.flacsoandes.edu.ec/bitstream/10469/4157/1/RFLACSO-ED74-06-Barozet.pd
  225. Chile es considerado como uno de los países más desigualdes de Latinoamérica, lo que se puede ver reflejado en su Índice de Gini. Con el neoliberalismo, se produjo un aumento de la disparidad económica, pero con un leve disminución de la pobreza en los sectores más bajos. http://www.jstor.org/stable/3455890?seq=10#page_scan_tab_contents
  226. Angelcos, N., Pérez, P. y Sémbler, C. Los sectores medios ante la era neoliberal: transformaciones y contradicciones del desarrollo en Chile
  227. Revista de sociología(20), 2006, p.174.
  228. Esto les permitió acceder a una movilidad social que no se vio en los sectores medios de la esfera pública, los cuales se quedaron estancados en una estructura laboral que no favorecía el ascenso. Este fenómeno de dinamismo social fue llevado a cabo desde una dimensión individual más que desde un movimiento colectivo propio de los grupos medios. Para más información revisar Angelcos, N., Pérez, P. y Sémbler, C. Los sectores medios ante la era neoliberal: transformaciones y contradicciones del desarrollo en Chile. Revista de sociología(20),2006. http://repositorio.flacsoandes.edu.ec/bitstream/10469/4157/1/RFLACSO-ED74-06-Barozet.pdf
  229. Con el inicio del neoliberalismo se producen diferentes cambios en la estructura. Por una parte, el Estado comienza con un rol meramente subsidiario en diferentes ámbitos, tales como en la educación o en la salud, lo cual perjudicó a parte de la población. Asimismo, introdujo nuevos conceptos económicos, tales como el retail y el crédito. Este último le permite al sector medio endeudarse para obtener ciertos bienes, lo cual aumentó su capacidad adquisitiva. Sin embargo, esto complifica la definición de los sectores medios debido a la variación de los niveles de consumo. Collier, Simon, y Sater, William. Historia de Chile, 1808-1994. Cambridge University Press, 1998.
  230. Con el término del rol empleador del Estado hay un cambio en el concepto de la clase media, la cual pasa de trabajar dentro de la burocracia pública al área privada, la cual, si bien a través de los contratos les entregaba cierta seguridad futura en cuanto a los ingresos, estos se fueron volviendo cada vez más precarios en términos de seguridad y derechos sociales. Para más información revisar http://www2.facso.uchile.cl/sociologia/1060225/docs/clase_media_ex.pdf
  231. Patricio Escobar, Trabajadores y empleo en el Chile de los noventa, Santiago, LOM, 1999, pp. 77
  232. Ibid., pp. 98.
  233. Paul W. Drake, “El Movimiento obrero en Chile: De la Unidad Popular a la concertación”, Revista de ciencia política, Vol. 23 (no. 2 ), 2003, pp. 148-158. Disponible en https://repositorio.uc.cl/handle/11534/11148
  234. Escobar, Op. Cit., pp. 98.
  235. Gabriel Salazar y Julio Pinto, Historia Contemporánea de Chile ll. Actores, identidad y movimiento, Santiago, Lom, 1999, pp. 125
  236. Vicente Espinoza, “Reivindicación, conflicto y valores en los movimientos sociales en la segunda mitad del siglo XX” en Memoria para un nuevo siglo. Chile, miradas a la segunda mitad del siglo XX. Mario Garcés, et al. Santiago, LOM, 2000, pp. 207-211.
  237. Escobar, Op. Cit., pp. 132, 141-142.
  238. Espinoza, Op. Cit. pp. 208.

Bibliografía