El gran rescate

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Rescate de Cabanatuan
Parte de Guerra del Pacífico, Segunda Guerra Mundial
Fecha 30 de enero de 1945
Lugar Bataán, Filipinas
Coordenadas 15°30′34″N 121°02′40″E / 15.50944444, 121.04444444
Resultado Victoria aliada
Beligerantes
EE.UU.
Filipinas

Imperio del Japón
Comandantes
Henry Mucci
Robert Prince
Bandera de Filipinas. Juan Pajota
Bandera de Filipinas. Eduardo Joson
Tomoyuki Yamashita
Fuerzas en combate
133 Rangers
250-280 guerrilleros filipinos
220 guardias japoneses
1000 cerca del campo
Bajas
2 soldados muertos
4 heridos
2 prisioneros muertos
1000 soldados[1]

El gran rescate, el rescate de Cabanatuan o The Great Raid fue una misión de rescate de un grupo de prisioneros de guerra aliados cautivos por el Ejército Imperial Japonés en Filipinas durante enero de 1945. La misión fue dirigida por el teniente coronel Henry Mucci del 6.º Batallón Ranger del Ejército de los Estados Unidos y planificado por el capitán Robert Prince.

Antecedentes

Diez horas después del ataque sobre Pearl Harbor, el 7 de diciembre de 1941, las tropas japonesas atacan Filipinas. Las fuerzas estadounidenses compuestas por diez mil hombres y sesenta mil filipinos se repliegan hasta la península de Bataán. Sin una armada que los rescate y con el mar a sus espaldas quedan atrapados. Tras cuatro meses de combates sin provisiones, las hambrientas tropas estadounidenses y filipinas se rinden al ejército nipón. Los japoneses al carecer de recursos para alimentar a los prisioneros, obligan a los sesenta mil americanos y filipinos a emprender una brutal marcha de cien kilómetros. Quince mil hombres fallecen en la conocida como Marcha de la Muerte de Bataán. Los prisioneros quedan recluidos en varios campamentos: O'Donell, Cabanatuan y Palawuan. Miles de estos prisioneros mueren a causa de enfermedades, hambre y malos tratos. Sin embargo en 1944 las fuerzas norteamericanas avanzan hacia Japón y el Ejército Imperial se empieza a hundir en la desesperación. El 1 de agosto de 1944 el Ministro de Guerra nipón emite un comunicado refiriéndose a los prisioneros de guerra en el que se dice: "el objetivo es no permitir que escape ni uno solo, aniquilarlos a todos sin dejar rastro".

El campo de prisioneros

El campo de prisioneros de Cabanatuan fue nombrado debído a la cercana ciudad de 50 000 habitantes (la gente también lo llamó Campamento Pangatian, por un pequeño pueblo cercano). El campamento había sido utilizado por primera vez por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos y luego como un campo de entrenamiento para el ejército filipino.

Cuando los japoneses invadieron las Filipinas, utilizaron el campo como una prisión para soldados enemigos, principalmente. Fue uno de los tres campamentos en la zona Cabanatuan y fue designado para el cuidado de los presos enfermos. Contaba con más de 10,000 hectáreas (25 acres), el campo de forma rectangular de 730 metros (800 yardas) de profundidad por 550 metros (600 yardas) de ancho, dividida por una carretera que corría a través de su centro. Uno de los lados del campo ubicado por los guardias japoneses, mientras que el otro incluye barracas de bambú para los presos, así como una sección de un hospital. Conocido como el "Ward cero", el hospital albergaba a los presos desahuciados mientras esperaban a morir de enfermedades como la disentería y malaria. Las cercas de alambre de púas que rodeaban el campo tenían unos 2.4 metros de alto (8 pies), además de varios bunkers y torres de vigilancia con cuatro pisos de altura aproximadamente.

En su apogeo, el campo albergó a 8000 soldados estadounidenses (junto con un pequeño número de soldados y de civiles de otras naciones como el Reino Unido, Noruega y los Países Bajos), por lo que es el mayor campo de prisioneros de guerra en las Filipinas. Este número se redujo de manera significativa cuando soldados físicamente aptos fueron enviados a otras áreas de las Filipinas, Japón, Formosa y Manchuria para trabajar en otros campos como esclavos. Disposiciones de la Convención de Ginebra fueron ignoradas, los presos eran transportados fuera del campo y se vieron obligados a trabajar en las fábricas para construir armamento japonés, descargar buques y reparar aeródromos.

Black-and-white image a grass nipa hut raised a few feet off the ground by wooden supports. Another hut can be seen in the background.
Una barraca utilizada por los prisioneros en el campo

Los soldados-prisioneros recibían apenas dos comidas al día a base de arroz al vapor, a veces acompañado de fruta, sopa o carne. A fin de complementar su dieta, los prisioneros fueron capaces de pasar de contrabando alimentos y suministros ocultos en sus ropas durante sus salidas de Cabanatuan. Para evitar que la comida extra, joyas, diarios y otros objetos de valor fueran confiscados, los aliados los escondían en la ropa, en las letrinas o fueron enterrados en las cercanías antes de las inspecciones programadas. Los prisioneros recogían los alimentos usando una variedad de métodos que incluyeron el robo, soborno a los guardias, la plantación de hortalizas y la matanza de los animales que entraban al campo, como ratones, serpientes, patos y perros callejeros. La resistencia filipina logró ingresar de contrabando al campo tabletas de quinina para tratar la malaria y salvar cientos de vidas. Los japoneses obligaron a un técnico de radio americano reparar sus radios, pero éste robaba partes, lo que permite a los prisioneros tener varias radios para escuchar los noticiários de los progresos de los ejércitos aliados fuera del campo. Uno grupo de prisioneros de Corregidor, antes de la entrada al campo, tenían cada uno oculta una pieza de un aparato de radio bajo su ropa, para luego volver a ensamblar el equipo una vez adentro del campo. Los radios eran capaces de captar una estación de radio basada en San Francisco, permitiendo que los prisioneros de saber sobre el estado de la guerra más allá de las puertas de la cárcel. Una cámara ingresada de contrabando fue utilizado para documentar las condiciones del campo. Los presos también construyeron municiones de contrabando en el campo como posibilidad de tener algún arma de fuego.

Múltiples intentos de fuga fueron hechos a lo largo de la historia de la prisión, aunque la mayoría terminó en fracaso. En un intento, cuatro soldados fueron capturados por los japoneses. Los guardias obligaron a todos los prisioneros a ver como los cuatro soldados fueron golpeados, obligados a cavar sus propias tumbas y luego, ejecutados. Poco después, los guardias anunciaron que otros intentos de escape tendrían consecuencias, diez prisioneros serían ejecutados por cada fugitivo. Los prisioneros fueron divididos en grupos de diez, lo que motivó a mantener una estrecha vigilancia entre ellos para evitar intentos de fuga. Una semana más tarde dos estadounidenses trataron infructuosamente de escapar, los guardias escogieron a 18 soldados aliados y los alinearon contra una valla. Los 20 hombres fueron ejecutados mientras los demás prisoneros observaban la ejecución.

Los japoneses permitieron a los prisioneros de guerra construir fosas sépticas y canales de riego en el campo. Una persona fue designada para vender artículos tales como plátanos, huevos, café, cuadernos y cigarrillos. Algunas actividades recreativas fueron autorizadas como el béisbol, lanzamiento de herraduras y partidas de ping pong. Además, una biblioteca de 3000 libros fue también concedida (mucha de la cual fue proporcionada por la Cruz Roja), y la proyección ocasional de algunas películas. Un bulldog fue llevado por los presos y sirvió como mascota en el campo. Cada año, alrededor de la Navidad, los guardias japoneses dieron permiso para que la Cruz Roja donara una pequeña caja a cada uno de los prisioneros, la que contenía elementos tales como carne enlatada, café instantáneo y tabaco. Los presos también fueron capaces de enviar postales a sus familiares, a pesar de que fueron censuradas por los guardias.

Mientras las fuerzas estadounidenses continuaron acercándose a Luzón, el Comando Imperial Japonés ordenó que todos los prisioneros de guerra físicamente aptos serían transportados a Japón. Desde el campamento de Cabanatuan, más de 1600 soldados fueron retirados en octubre de 1944, dejando más de 500 prisioneros de guerra enfermos, débiles o con alguna discapacidad.

La misión de rescate

El 26 de enero de 1945 el Tte. coronel Mucci, comandante en jefe del 6.º Batallón Ranger del Ejército de los Estados Unidos, recibe la orden del teniente general Walter Kreuger de rescatar a los prisioneros del campo de Cabanatuan situado a 50 km (31 millas), del frente estadounidense. El encargado de planear la operación es el capitán Robert Prince. Para llevar a cabo su objetivo solo disponen de 5 días ya que se teme que debido a la proximidad al campo de las tropas americanas los japoneses ejecuten a los prisioneros como ya había sucedido en el campo de Palawan al quemar vivos a 150 prisioneros americanos. El plan consiste en infiltrar a los 120 hombres del batallón tras las líneas enemigas, caminar los 50 km que les separan del Campo de Cabanatuan y rescatar a los prisioneros evitando a los cerca de 30 000 soldados japoneses. El Campo de Cabanatuan se encontraba guarnecido por unos 200 hombres y a un par de kilómetros una división entera de cerca de unos mil japoneses estaban acampados en las inmediaciones del puente de Cabu.

A las 17:00h del 30 de enero de 1945 el de Rangers comienza toma posiciones alrededor del campo de prisioneros; para evitar que los soldados japoneses acampados en las cercanías del campo acudan al apoyo de las tropas del Campo, un grupo de la guerrilla filipina al frente del capitán Juan Pajota se encarga de tender una emboscada en el puente de Cabu.

Caza P-61 Black Widow, similar al empleado como distracción de las fuerzas japonesas

A las 18:00h un avión caza tipo P-61 Black Widow sobrevuela el campo como distracción, al mando están el Capt. Kenneth Schrieber y el teniente primero Bonnie B. Rucks. Cuarenta minutos antes del ataque, Schrieber cortar la alimentación al motor izquierdo a 460 m de altura (1500 pies) sobre el campo de prisioneros. Después la reestablece creando un fuego controlado, repitió el procedimiento dos veces más, perdiendo altura hasta los 61 m (200 pies). Haciéndose pasar por un avión en problemas, Schrieber se dirigió hacia bajas colinas bajas soble los 9.1 m (30 pies). Para los observadores japoneses, parecía que el avión se había estrellado, observaban esperando una explosión. Schrieber repite esto varias veces al mismo tiempo que efectuó varias maniobras acrobáticas.

A resguardo de la noche el primer disparo se efectúa a las 19:40h y tras un intenso combate y tras cerca de tres años de cautiverio 522 prisioneros de guerra son rescatados del Campo de Prisioneros de Cabanatuan. Durante el rescate dos Rangers mueren, 4 resultan heridos y los guerrilleros filipinos sufren 20 bajas. Un prisionero fallece después de ser liberado.

Por el rescate, el Tte. coronel Henry Mucci y el capitán Robert Prince fueron condecorados con la Cruz por Servicio Distinguido, la segunda en importancia.

Los capitanes Jimmy Fisher (Izq.), y Robert Prince (Der.), con algunos guerrilleros filipinos horas antes de iniciar el ataque.
Nacionalidad Prisioneros rescatados
Soldados estadounidenses 464
Soldados británicos 22
Soldados holandeses 3
Civiles estadounidenses 28
Civiles noruegos 2
Civiles británicos 1
Civiles canadienses 1
Civiles filipinos 1
Total 522

El rescate de Cabanatuan se considera como el mayor éxito en una misión de rescate en la historia militar de Estados Unidos.

Referencias

  1. Hampton p. 298.

Bibliografía

  • Sides, Hampton (2003). Soldados del Olvido, Los últimos supervivientes de Bataán. Salvat Editores, S.A. ISBN 84-345-2789-8.