Discusión:Évariste Galois

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181.130.198.248 (discusión) 22:48 23 mar 2014 (UTC)Solo es verdad, en parte, este juicio. Cierta la originalidad y la ambición; falsa su aversión por la literatura. Galois leía no solo a los escritores de su tiempo, sino también a los clásicos, y discutía en las tertulias literarias de la época.[responder]

Vernier, profesor de la Matemática del Liceo, fue quien descubrió al futuro genio. ‘’La locura matemática domina a este alumno, escribía en su informe de fin de curso, y sus padres debían dejarle estudiar Matemática. Aquí pierde el tiempo, y todo lo que hace es atormentar a sus profesores y atormentarse a si mismo’’

Tenía razón Vernier. A poco de estar en el Liceo, Galois inspiraba a sus profesores y condiscípulos una mezcla de temor y cólera. Suave y violento, dulce y agresivo a un mismo tiempo, aquel niño de doce años era la encarnación de una paradoja viva.

Por aquellos días, las enconadas luchas políticas de la calle tuvieron eco en el Liceo, y Galois capitaneo un grupo de revoltosos. Fácil es adivinar la consecuencia: el joven Evaristo fue expulsado del Liceo.

No por eso se enfrió la amistad de Vernier, quien le aconsejaba que trabajase ordenada y metódicamente. Imposible; Galois era la encarnación del desorden y del frenesí.

Abel, en tanto, guiado por Holmboe, estudiaba sistemáticamente, y el año en que Galois fue expulsado del Liceo, Abel obtuvo una beca para realizar un viaje a Copenhague a fin de ponerse en relación con los famosos profesores Degen y Schmidten. Se instalo en casa de un tío suyo: el capitán Tuxen, desde donde sostenía frecuente correspondencia científica con Holmboe. En una de sus cartas, y en medio de una exposición de teorías matemáticas, se encuentra esta frase: ‘’Las mujeres de esta ciudad son espantosamente feas’’, y como su bondad, que era una de sus cualidades características, se sintiera herida por tan espontaneo y cruel juicio acerca de las bellezas de las dinamarquesas, agrega: ‘’pero son graciosas’’; y, sin dar más importancia el asunto, sigue escribiendo de Matemática con aquella su letra apretada y menudita que fue el terror de los tipógrafos.

El 29 de marzo de aquel año, 1824, Abel consigue una pensión de doscientos speciedaler anules durante un bienio para estudiar en el extranjero, y al poco tiempo publico una memoria, no incluida en sus obras completas, sobre las ecuaciones algebragicas en la que se demuestran la imposibilidad de resolver la ecuación general de quinto grado, siendo, por consiguiente, el primero que puso en claro esta importante parte de la teoría de ecuaciones de ecuaciones y haciendo un descubrimiento que Legendre considero como el más trascendental que hasta entonces se había hecho el Análisis.

Abel edito esta memoria por su cuenta. Era pobre, muy pobre, tan pobre que fue la pobreza quien lo mato. La impresión de aquel trabajo, el primero suyo de envargadura, era cara, y Abel tuvo que suprimir algunas preposiciones a fin de que el original no ocupase más de medio pliego, que salió de las prensas de Grondahl, según las noticias que nos han transmitido Hansteen en el Illustreret Nyhedsblad de 1862, pero lo mas triste es que, además de suprimir preposiciones matemáticas en el texto, Abel tuvo que suprimir alimentos en el estomago para pagar la impresión.