Cónsul romano

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El cónsul era el magistrado de más alto rango de la República romana. El cargo era anual y colegiado, eligiéndose a dos cónsules cada año entre ciudadanos mayores de cuarenta y dos años.[1]​ Su cometido era la dirección del estado y, especialmente, del ejército en campaña. Sin embargo, tras el establecimiento del Imperio los cónsules fueron una figura meramente representativa de la herencia de la Roma republicana, ostentando muy poco poder y autoridad, ya que el emperador actuaba como líder supremo.

Evolución del cargo

Los Fasti Triunphalis Capitolini con los cónsules y los Triunfos de la II Guerra Púnica

Originalmente, a los cónsules se les llamo pretores ('caudillo'), haciendo referencia a sus obligaciones como comandante supremo del ejército de Roma. En el 305 a. C., el nombre del cargo se cambió a cónsul (Cónsules, literalmente «los que caminan juntos») haciendo referencia a que era un cargo colegiado. El Consulado fue establecido desde los inicios del establecimiento de la República romana en 509 a. C., cuando los cónsules tenían extensas capacidades en tiempos de paz (administrativas, legislativas y judiciales), y en tiempos de guerra siendo el general jefe de los ejércitos. Adicionalmente tenía también alcance religioso incluyendo ciertos derechos de importancia.

Progresivamente van perdiendo atribuciones: primero algunas facultades judiciales civiles y criminales (delegadas en cuestores o decenviros nombrados en cada caso); después sus decisiones debieron ser refrendadas por el Senado; luego pierde la administración del Tesoro (en favor de los Cuestores) y la de los archivos públicos; más tarde perdió el control de las arcas del ejército (en favor de los Cuestores Militares); posteriormente pierde sus funciones de censor (en favor de los Censores) y de nombrar las vacantes del Senado (también atribuidas a los Censores); después perdió la facultad de nombrar Cuestores (que pasó a los comicios tribunados); luego perdió otras atribuciones judiciales (en favor del Pretor); posteriormente, las competencias sobre fiestas, policía y mercados (en favor de los Ediles Curules), y también la facultad de nombrar dictador (que pasó al Senado). Finalmente solamente conservaba una parte del Poder legislativo y el mando del Ejército.

Las funciones de los cónsules, al aumentar el territorio, hubieron de ser delegadas para cada provincia: primero en cuestores insulares con funciones consulares (en las islas desde el 227 a. C.) y después con la figura del procónsul (o propretor) para Hispania Citerior y Ulterior (197 a. C.).

En 190 a. C. se estableció que para acceder al Consulado debía haberse pasado con anterioridad por las magistraturas inferiores, con un tiempo de inactividad prefijado entre cada magistratura (véase cursus honorum). Como ocurrió con la censura, esta disposición hizo que el consulado fuera accesible casi en exclusiva a la aristocracia.

Los Cónsules fueron patricios hasta las Leyes de 367 a. C. (387 de Roma). De 387 a 412 de Roma, la cuestión es debatida, con alternativas; de 412 a 581 de Roma, hubo un cónsul patricio y uno plebeyo; desde 582 de Roma, ostentaron el cargo, bien un patricio y un plebeyo, o bien dos plebeyos, y nunca dos patricios.

Cabe recordar que Belisario fue nombrado cónsul único en el año 534, siendo uno de los últimos individuos en ocupar este puesto que para entonces ya era un mero puesto simbólico, reliquia de la antigua República romana.

Cónsul sustituto (consul suffectus)

El emperador romano Tiberio representado como Cónsul, estatua conservada en el Museo del Louvre.

Es un sustituto nombrado por el Senado cuando un cónsul moría en el año de su ejercicio o se veía incapacitado. No siempre se hizo la sustitución; a veces el cargo quedó vacante, aún cuando faltaran varios meses para concluir el año de mandato. El nombre del cónsul sufecto se añadía a la lista de cónsules de Roma como uno más, adquiriendo de inmediato la categoría consular.

La cámara del Senado requería la presencia del otro cónsul para nombrar a un sustituto. Se dio el caso en el año 90 a. C. de la gran impotencia de la cámara cuando habiendo muerto el cónsul Publio Ruilio Lupo, su colega Lucio Julio César se negó a acudir a Roma para el nombramiento del sustituto por estar luchando contra los aliados itálicos.

El nombre del cónsul sustituto elegido se inscribía en los Fasti consulares (lista de cónsules) y además esta persona tenía derecho a la categoría de consular como el resto de los cónsules.

Consular

Todo aquel que había sido cónsul entraba en la categoría de consular. Gozaba de una serie de privilegios y de gran estima y respeto por parte del Senado. Se acostumbraba a cederle la palabra antes que a los magistrados más jóvenes. En muchos casos fueron nombrados gobernadores de una provincia con el apelativo de procónsul. También fueron los encargados del abastecimiento de grano.

Signos externos y vestiduras

Los dos cónsules llevaban una escolta de 12 lictores (una mezcla entre guardia de honor y guardaespaldas), pero sólo durante el año en que les correspondía, como se ha explicado más arriba. Los símbolos externos de su autoridad consistían en las fasces, haces o insignias, que portaban los lictores, y en un cetro de marfil (scipio eburneus) rematado por un águila.

  • Su vestidura civil ordinaria era la toga praetexta y la túnica laticlavia, adornadas con una franja ancha de púrpura a lo largo o en el borde. En ocasiones especiales, como la celebración de un triumphus, vestían la toga bordada (toga picta, toga palmata). Calzaban también los distintivos calcei senatorii o calcei mullei, también de color rojo oscuro y en su caso adornados con una lúnula de marfil. En la guerra llevaban lorica (coraza), paludamentum (capa por encima de la coraza), campagi (sandalias más cómodas pero lujosamente ornadas) y parazonium (espada corta), como cualquier soldado.

Véase también

Referencias

  1. Spivey, Nigel y Squire, Michael. Panorama del mundo clásico, Blume, 2005, p. 10, ISBN 84-9801-061-6

Enlaces externos