Claudio Coello

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Claudio Coello

Autorretrato. Década de 1680.
Información personal
Nacimiento 2 de marzo de 1642 Ver y modificar los datos en Wikidata
Madrid (España) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 20 de abril de 1693 Ver y modificar los datos en Wikidata (51 años)
Madrid (España) Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Español
Información profesional
Área Pintor
Cargos ocupados Pintor de cámara Ver y modificar los datos en Wikidata
Movimiento Barroco Ver y modificar los datos en Wikidata

Claudio Coello (Madrid, 1642 – ibídem, 20 de abril de 1693) fue un pintor barroco español. Influido por muchos otros artistas, incluido Diego Velázquez, quien también descendía de portugueses, Coello es considerado el último gran pintor español del siglo XVII.

Vida y obra

Triunfo de San Agustín, 1664. Museo del Prado.

Afincado en Madrid, inició su educación artística en el taller de su padre, sin embargo su verdadera formación transcurre en el taller de Francisco Rizi. Más tarde viajó a Italia, pero no se sabe mucho de su estancia en aquellas tierras y sólo existe un dibujo de la casa de Rienzi en Roma hecho por Coello. El gusto por los motivos clásicos y la influencia de sus pintores, como la de Carlo Dolci, que se percibe en su primer lienzo conocido, Jesús a la puerta del Templo, firmado en 1660 y conservado en el Museo del Prado. Cuatro años más tarde realiza un obra importante: Triunfo de San Agustín, cuya aparatosa escenografía delata la influencia flamenca.

Barroquismo

El gusto por elementos decorativos como cortinajes, ángeles, flores, columnas, etc., son las principales características de su primer estilo. Lo mejor de este momento son las pinturas de los retablos del convento madrileño de San Plácido, en los que resalta la gigantesca Anunciación del altar mayor. Aún se percibe la influencia italiana en una pareja de lienzos conservados en el Prado, al modo de sacras conversaciones, una de ellas firmadas en 1669, demuestra la capacidad del pintor para distribuir un gran número de figuras y objetos en un espacio notablemente reducido. Dentro de este estilo resalta la Virgen del Rosario con Santo Domingo, conservado en la Real Academia de San Fernando (Madrid). Por estos años también se dedica a la decoración mural en Toledo y Madrid, donde resaltan obras en el Vestuario de la catedral de Toledo, la Casa de la Panadería en Madrid, etc.

Desde 1675 su labor como pintor de temas religiosos es profusa, recibiendo un gran número de encargos, entre los que destacan los retablos de Torrejón de Ardoz (1667), San Martín Pinario en Santiago (1681) y Ciempozuelos (1687). Para este último realiza el bellísimo Éxtasis de la Magdalena, en el cual los colores cobran mayor viveza que en las obras anteriores. Pero donde alcanza uno de sus puntos culminantes la pintura de Coello es en la soberbia Santa Catalina, realizada en 1683. Este mismo año es nombrado «pintor del Rey» y comienza la decoración de la iglesia de la Mantería, en Zaragoza, concluida en 1686, donde pinta al fresco las paredes y bóvedas de la iglesia, contando con la colaboración de su antiguo discípulo Sebastián Muñoz, recientemente retornado de Italia.

Afán retratista

Cultivó también el retrato, alcanzando en algunos casos una altura digna de sus mejores contemporáneos; por ejemplo el del caballero santiaguista don Juan de Alarcón tiene una vivacidad sólo comparable a los mejores de Juan Carreño de Miranda. El de Fernando de Valenzuela, aunque no logra en él la fuerza expresiva que el anterior, es un buen documento histórico. Pero los dos más íntimos son los de Nicolasa Manrique y el del padre Cabanillas, en los cuales se mantiene dentro de la tradición realista que iniciara Velázquez. Abundan también los retratos de la familia real como el de Carlos II, especialmente el conservado en el Instituto Staedel de Fráncfort, que es una muestra de su gran crudeza retratista al presentar al monarca con todos los síntomas de su degeneración. Por su despiadado realismo es sólo comparable al de la La Adoración de la Sagrada Forma, en el Monasterio de El Escorial.[1]​ Este cuadro por lo que representa y por sus cualidades es el que ha hecho inmortal al pintor, si bien toda su obra se caracteriza por el alto nivel alcanzado.

Últimos años

En 1686 es nombrado pintor de cámara. Continuó realizando su obra para los carmelitas de la calle de Alcalá, en Madrid: un conjunto de cuadros hoy dispersos, entre los que destaca La última comunión de Santa Teresa, una de las pinturas más emotivas del barroco. Otras obras de esta especie pueden ser El milagro de San Pedro de Alcántara, La visión de Santa Teresa y Sagrada familia. Para los carmelitas de Salamanca pintó dos figuras de San Juan de Sahagún (1691) y Santo Tomás de Villanueva (1692). Pero su obra cumbre es El martirio de San Esteban, en el convento homónimo de Salamanca, que destaca por sus tonalidades y colores centelleantes en el retablo churrigueresco. Es la obra póstuma de Claudio Coello, ya que moriría un año después en la ciudad de Madrid, dejando una herencia rica en bellas obras que, si bien marcan el cénit de la edad dorada de la pintura española, abren también las puertas al estilo del siglo XVIII.

Véase también

Referencias

  1. «Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial.» Página web oficial de Patrimonio Nacional. Consultado el 16 de febrero de 2014.

Enlaces externos