Antonio Royo Marín

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Antonio Royo Marín
Información personal
Nacimiento 9 de enero de 1913 Ver y modificar los datos en Wikidata
Morella (España) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 17 de abril de 2005 Ver y modificar los datos en Wikidata (92 años)
Pamplona (España) Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Española
Religión Iglesia católica Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación Presbítero y teólogo Ver y modificar los datos en Wikidata
Área Doctrina católica y Tomismo Ver y modificar los datos en Wikidata
Orden religiosa Orden de Predicadores Ver y modificar los datos en Wikidata

Antonio Royo Marín O.P. (Morella, Castellón, 9 de enero de 1913 - Villava, 17 de abril de 2005) fue un religioso dominico español.[1]​ Influyente teólogo y moralista que conservó y compendió en muchas obras la enseñanza y la espiritualidad católicas, especialmente siguiendo la doctrina de santo Tomás de Aquino. Destacó por su sensibilidad e interés por acercar al hombre contemporáneo la tradición espiritual y teológica cristiana, lo que le hizo estar en constante diálogo con las preocupaciones del momento.

Biografía[editar]

Nace en la comarca del Maestrazgo, una zona profundamente carlista por aquel entonces. Era hijo de Antonio e Isabel y fue el tercero de siete hijos: Isabel, Pepe, Antonio, María, Gloria, Natividad y Teresa. Cuando él tenía 15 años, en 1928, toda la familia se trasladó de Morella a Madrid, instalándose en la avenida de la Reina Cristina 8, desde donde se divisaba el convento dominicano y la Real basílica de la Virgen de Atocha. Apenas llegado a la capital de España formó parte de la “Unión Católica de Atocha” y fue testigo in visu de la quema y destrucción del convento y de la basílica. En 1936 por el simple hecho de ser entonces un joven laico cristiano comprometido, también sufrió sus consecuencias. Escribe:

Yo mismo estuve en dos ocasiones en manos de los milicianos, con gravísimo peligro de ser fusilado, aunque no lo permitió Dios, porque no era digno de la gloria del martirio.[2]

Pidió el ingreso en el noviciado dominicano de la Provincia de España, que por entonces estaba en el convento de San Esteban. Pero una tuberculosis muy aguda lo obligó a regresar casi inmediatamente a la casa paterna. Comenzó a estudiar Filosofía en el seminario de Madrid probablemente en el curso 1934-1935.[3]

En 1939 ingresó en la orden de los dominicos y en 1944 fue ordenado presbítero. Fue profesor emérito de Teología Moral y Dogmática de la Universidad de San Esteban, de Salamanca. Recibió del papa Juan Pablo II la medalla Pro Ecclesia et Pontifice, en consideración a su dedicación a la Iglesia y al Papado. Los últimos años de su vida los pasó en Madrid, hasta 15 días antes de su muerte cuando fue trasladado a Pamplona para recibir cuidado médico.

Obras[editar]

Artículos[editar]

  • Royo Marín O.P., Fray Antonio (1955). «Psicología del alma separada». Ciencia Tomista (Salamanca) 82: 421-447. 
  • Royo Marín O.P., Fray Antonio (1953). «La perfección cristiana y la virtud de la caridad». Ciencia Tomista (Salamanca) 80: 411-432. 
  • Royo Marín O.P., Fray Antonio (1949). «Nota crítica». Ciencia Tomista (Salamanca) 76: 138-141. 
  • Royo Marín O.P., Fray Antonio (1980). «El mérito y la vida mística». Teología Espiritual (Valencia) 24: 231-239. 
  • Royo Marín O.P., Fray Antonio (1957). «La perfección y el apostolado». Teología Espiritual (Valencia) 1: 71-88. 

Enlaces externos[editar]

Notas[editar]

  1. Santiago Cantera Montenegro. «P. Antonio Royo Marín, O.P.: una estrella en la tradición dominicano-tomista». Catholic.net. Consultado el 28 de julio de 2011. 
  2. Barrado O.P., Fray José (2006). «Fray Antonio Royo Marín, OP (1913-2005) In Memoriam». La Ciencia Tomista (San Esteban editorial) 133 (405-414): 2. ISSN 0210-0398. «P. Antonio ROYO MARÍN, OP., Notas sueltas 
  3. Barrado O.P., Fray José (2006). «Fray Antonio Royo Marín, OP (1913-2005) In Memoriam». La Ciencia Tomista (San Esteban editorial) 133 (405-414): 2. ISSN 0210-0398. «las gestiones oportunas para poder comprobarlo, pero nuestra búsqueda en los archivos respectivos fue baldía. Por ningún lado aparecieron los Libros académicos en los que podría haber algún dato, fue la misma: “el Seminario de Madrid sufrió mucho durante la Guerra de 1936-1039, perdiéndose casi toda la documentación".»