Amaterasu

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Amaterasu emergiendo de la cueva Ama-no-Iwato, a la que una vez se retiró (pintado por Kunisada).

Amaterasu Ō-Mikami o Amaterasu Okami (天照?) entre otros nombres, es la diosa del sol en la mitología japonesa. Una de las principales deidades (kami) del sintoísmo, también es representada en los primeros textos literarios de Japón, el Kojiki (ca. 712 d. C.) y el Nihonshoki (720 d. C.), como gobernante (o uno de los gobernantes) del reino celestial Takamagahara y el antepasado mítico de la familia imperial japonesa a través de su nieto Ninigi. Junto con sus hermanos, la deidad lunar Tsukuyomi y el impetuoso dios de la tormenta Susanoo, se la considera uno de los "Tres Niños Preciosos" (三貴子 mihashira no uzu no miko/sankishi), los tres descendientes más importantes del dios creador Izanagi.

El principal lugar de culto de Amaterasu, el Gran Santuario de Ise en Ise, Prefectura de Mie, es uno de los lugares más sagrados del Shinto y un importante centro de peregrinación y lugar turístico. Al igual que con otros kami sintoístas, también está consagrada en varios santuarios sintoístas en todo Japón.

Culto al sol[editar]

Amaterasu es considerada una diosa de carácter amable y compasiva con quienes la adoran. Esta actitud maternal viene además porque, según los preceptos del sintoísmo, es ancestro de todos los emperadores de Japón, por lo que podría decirse que es la madre del imperio y deidad suprema en el país.

Se cree que su espejo sagrado Yata no Kagami se guarda en un santuario Naiku, en Ise, como uno de los tesoros imperiales.

Mitología de Amaterasu[editar]

Según se cuenta en el Kojiki, la Megami (Kami en femenino) nació del ojo izquierdo de Izanagi cuando se purificaba tras su intento fallido de rescatar a Izanami, y de similar manera nacieron sus hermanos Susanoo y Tsukuyomi. El Kojiki la describe como la Megami de la que emana toda la luz, y en numerosas ocasiones se hace alusión a ella como la Megami del sol por la calidez y la compasión por aquellos que la adoran.

La mayor parte de los mitos giran en torno a un incidente en el que la Megami se quedó encerrada en una cueva por culpa de las acciones de su hermano Susanō. Sumido en un fuerte estado de embriaguez, este arrasó los campos de arroz de Amaterasu, llenó todos sus canales de irrigación, y arrojó excrementos en su palacio y templos (en otra versión estas acciones se debieron a la furia del dios tras perder una competición destinada a subsanar su descontento con el reparto que su padre había hecho de cielo, noche y océanos entre los tres hermanos). La megami le rogó a su hermano que se detuviera, pero este la ignoró y llegó incluso a arrojar el cadáver del caballo "celestial" a sus doncellas, que se encontraban tejiendo. Las mujeres murieron a causa de las astillas de madera que, al romperse el telar, atravesaron sus cuerpos (la mayoría de las versiones dicen que son sus órganos reproductivos los que fueron alcanzados por la madera).

Furiosa, tras ver el cadáver del caballo, Amaterasu se encerró en la Cueva Celestial y la selló con una roca. Como resultado, el mundo quedó sumido en tinieblas, y comenzó a marchitarse y llenarse de malos espíritus. Los Kami-gami (plural de Kami) se reunieron frente a la entrada buscando una manera de hacerla salir. El dios de la inteligencia Omoikane, ideó la manera de hacerla salir, se sentaron todos en torno a la cueva y colocaron un espejo dirigido a la entrada. Ama no Uzume, la voluptuosa Megami de la danza, dio la vuelta a una bañera y se puso a bailar sobre ella, marcando el ritmo con sus pasos. Durante su danza, se levantaba la falda y mostraba los pechos. El resto de Kami-gami hacía mucho ruido gritando, riéndose y animando. Amaterasu decidió echar un vistazo a ver qué era lo que pasaba, y le preguntó al que estaba más cerca de la entrada. Este le contestó que había una nueva Megami. Cuando Amaterasu preguntó quien era, este señaló al espejo, y esta, que nunca había visto su reflejo, se quedó absorta en la imagen. Estaba tan sorprendida que exclamó Omo-shiroi, que significa tanto blanca tez como fascinante. Mientras estaba distraída, los otros Kami-gami cerraron la cueva tras ella, convenciéndola para regresar al Plano Celestial.

Amaterasu saliendo de la cueva.

Amaterasu fue enviada de joven a conquistar las Altas Llanuras del Cielo, pero pronto tuvo que esconderse, ofendida ante el comportamiento de su hermano. Cuando dejó de esconderse, envió a su nieto Ninigi-no-mikoto a pacificar Japón y fue su bisnieto Jinmu quién se convirtió en el primer emperador. Esta hipotética fundación de la dinastía imperial japonesa fomentó la idea nacionalista e imperialista surgida durante la Restauración Meiji de 1868.

Amaterasu carece de iconografía. Pese a ello, se le relaciona con el "Divino Espejo" al que se refiere la leyenda de la cueva. De hecho, cuando mandó a su nieto a pacificar Japón, le dio una espada, Kusanagi, recibida como presente de su hermano Susanoo para volver al cielo, un espejo (este), y las joyas de la Familia Imperial, consistentes en la espada, Kusanagi-no-tsurugi (草薙劍), la joya o collar de joyas Yasakani no magatama (八尺瓊曲玉) y el espejo Yata no kagami (八咫鏡).

Caballos dedicados al Sol en el gran santuario de Ise[editar]

En Japón, la diosa Amaterasu es adorada como la deidad madre de la casa imperial y como la deidad suprema de la nación japonesa. El gran santuario de Ise se ha creado para Amaterasu. Si se aprecia el interior del gran santuario de Ise, cerca de la entrada se encuentran los caballos dedicados a la diosa Amaterasu. Estos caballos no son ordinarios, sino que son los caballos que la casa imperial japonesa dedicó a la diosa del Sol. Los caballos son vestidos y llevados a un lugar santo del santuario de tres veces al mes e inclinan la cabeza hacia Amaterasu.

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