Guerras civiles de la Tetrarquía

Artículo destacado
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Esta es una versión antigua de esta página, editada a las 17:01 4 jun 2021 por Kirito (discusión · contribs.). La dirección URL es un enlace permanente a esta versión, que puede ser diferente de la versión actual.
Los Tetrarcas, actualmente en la Basílica de San Marcos, en Venecia.
Guerras de la Tetrarquía.

Las guerras civiles de la Tetrarquía fueron una serie de conflictos que ocurrieron en el Imperio romano en las primeras décadas del siglo IV entre las distintas facciones imperiales, que involucraron a varios coemperadores, augustos y césares, y a diferentes usurpadores. La tetrarquía fue el modelo político creado por Diocleciano (r. 284-305) en 293 como una forma de contener los constantes disturbios políticos e invasiones extranjeras que debilitaron al Imperio romano durante la crisis del siglo iii. En este modelo, Diocleciano y Maximiano (r. 285-308; 310) eran, respectivamente, emperadores mayores (augustos) de Oriente y Occidente, con Galerio (r. 293-311) y Constancio I (r. 293-306) como sus respectivos copríncipes menores (césares). Con el Imperio estabilizado, Diocleciano y Maximiano abdicaron en 305, y gracias a esto, garantizaron el ascenso de Constancio y Galerio. Sin embargo, Diocleciano ignoró a los candidatos preferidos por sus sucesores para césares, Constantino, hijo de Constancio, y Majencio, hijo de Maximiano, e hicieron a Valerio Severo (r. 305-307) y a Maximino Daya (r. 305-313) como sus respectivos césares, lo que llevó a múltiples desacuerdos y conflictos.

Con la muerte de Constancio en 306, Constantino fue nombrado por el ejército augusto en ausencia de Severo. Para evitar conflictos, Galerio aceptó nombrarlo césar, mientras que Severo asumiría el cargo de augusto, aunque a pesar de esto, Majencio se declaró emperador en Roma. A raíz de esto, Severo inició los diversos conflictos de la época tras marchar a Italia con la intención de detener al usurpador. Consciente de la aproximación del enemigo, Majencio ofreció a su padre Maximiano el cogobierno, para más tarde derrotar y capturar a Severo, quien fue encarcelado y asesinado en 307. Galerio marchó contra los rebeldes ese mismo año, pero se vio obligado a retirarse, y en consecuencia, consolidó la autoridad de Majencio. Maximiano intentó deponer a su hijo en 308, pero el plan fracasó, por lo que tuvo que huir a la corte de Constantino en la Galia. Este, puso sus esperanzas para volver a ascender nuevamente al trono en la Conferencia de Carnunto, convocada por Galerio en ese mismo año. En ella, Licinio (r. 308-324) fue nombrado el nuevo augusto de Occidente y Maximiano fue nuevamente destituido oficialmente. Este último se fue a la Galia, donde aprovechó la campaña de Constantino en 310 contra los francos para usurpar la púrpura imperial, pero fue derrotado militarmente y se suicidó ese mismo año.

En 311, Galerio enfermó y murió, lo que conllevaría aún más inestabilidad en el sistema. Entre 311 y 312, Licinio y Maximino Daya se dividieron las provincias orientales, mientras que Majencio se preparó en occidente para la guerra contra Constantino. Consciente de esto, este último se alió con Licinio para evitar que cerrara un trato con su enemigo y marchó con su ejército a Italia, donde logró derrotar a los soldados de Majencio en varias batallas al norte, y merced a ello abrieron camino directo hacia Roma. En las inmediaciones de la capital se libró la importante batalla del Puente Milvio, en la que Majencio se ahogó en el río Tíber, lo que permitió a Constantino establecerse como potencia única en Occidente. En Oriente, en 313, tras un acuerdo entre Licinio y Constantino firmado en Mediolano ese mismo año, Maximino Daya invadió las provincias orientales europeas en un intento de establecerse como gobernante supremo, pero fue derrotado en dos importantes batallas y terminó muriendo. En 314, debido al nombramiento de Basiano como césar de Occidente, Constantino y Licinio libraron la batalla de Cibalis. En 316, volvieron a luchar en Mardia, lo que los llevó a pactar una tregua temporal que duró hasta 324. Ese año, las tropas de Constantino y Licinio se enfrentaron en tres importantes batallas que culminaron con la victoria definitiva de Constantino y con Licinio apresado y asesinado al año siguiente, lo que permitió que el emperador ganador se estableciera como dueño único del Imperio romano.

Antecedentes

Miniatura de Diocleciano y Maximiano de la Crónica de Constantino Manasés.
El Imperio romano después de la división territorial.

La tetrarquía fue la división administrativa del Imperio romano establecida por el emperador Diocleciano (r. 284-305) en 293, que marcó el final de la crisis del siglo III y el inicio de la reestabilización del Imperio. La primera fase, a veces llamada Diarquía, implicó la promoción del general Maximiano (r. 285-308; 310) como césar (emperador menor) en 285 y luego como augusto (emperador mayor) en 286.[1][2][3][4][5][6]​ Mientras que Diocleciano controlaba los asuntos de las regiones orientales del Imperio, Maximiano estaba a cargo de las occidentales.[7]

En 293, debido a los problemas militares que enfrentaba a raíz de la usurpación de Carausio (r. 286-293) en Britania y de las invasiones persas en el este, Diocleciano se dio cuenta de que dos emperadores eran insuficientes.[8]​ En consecuencia, los dos augustos nombraron cada uno a su respectivo césar: Maximiano designó a Constancio I (r. 293-306) el 1 de marzo de 293 en Mediolano,[9]​ y Diocleciano a Galerio (r. 293-311) en Filipópolis (actual Plovdiv, Bulgaria) o en Sirmio (ahora Sremska Mitrovica, Serbia) ese mismo día o un mes después, lo que dio paso a la tetrarquía o «gobierno de los cuatro».[10][11][12][13][14]

El 1 de mayo de 305, en ceremonias separadas celebradas en Mediolano y Nicomedia (ahora İzmit, Turquía), los emperadores mayores abdicaron y se retiraron conjuntamente de la vida pública, lo que permitió que Constancio y Galerio fueran elevados a augustos.[15]​ Ellos, a su vez, nombraron a nuevos césares: Valerio Severo (r. 305-307) bajo Constancio en Occidente, y Maximino Daya (r. 305-313) bajo Galerio en Oriente.[16][17][18]​ Sin embargo, había un problema: tanto Severo como Maximino fueron elegidos bajo la influencia de Galerio, con el fin de tratar de aumentar el poder de su mandato, en vez de escoger a los dos candidatos obvios a la sucesión: Constantino, hijo de Constancio, y Majencio, hijo de Maximiano,[19]​ lo que condujo a múltiples problemas para el futuro del sistema tetrarquico.[20][21][22]

Movimientos iniciales

Áureo de Diocleciano (r. 284-305) emitido en Cícico c. 286-287.

La muerte de Constancio el 25 de julio de 306 en Eboraco (actual York) durante una campaña contra los pictos del norte de Britania se convirtió en el primer golpe a la estructura política de la tetrarquía.[23]​ En lugar de aceptar el nombramiento de Severo a la posición de augusto, la guarnición de Britania elevó al hijo de Constancio, Constantino, a la púrpura imperial.[24]​ Al ponerse en contacto con el emperador Galerio, Constantino solicitó el reconocimiento como heredero de su padre y pasó la responsabilidad de su ascenso ilegal a las tropas al alegar que lo habían obligado.[25]​ Galerio se enfureció y casi se negó a hacer realidad la solicitud, pero sus asesores le advirtieron que esto llevaría inevitablemente a la guerra,[26][27][28]​ por lo que le otorgó a Constantino el título de césar en lugar del de augusto, que le fue otorgado a Severo.[29]​ Pero queriendo dejar en claro que había legitimado el gobierno de Constantino, Galerio le envió personalmente la púrpura imperial.[30][31][32][33]​ Constantino aceptó la decisión, ya que sabía que así desaparecía toda incertidumbre sobre su poder.[34]

Este acto motivó a Majencio, hijo de Maximiano, a declararse también emperador en Roma en 306, pero con el título de princeps.[35]​ Galerio, temeroso de que otros personajes también intentaran convertirse en emperadores, ordenó a Severo que entrara en Italia y lidiara con él.[36][37][38][39][40]​ Severo se desplazó desde su capital en Mediolano a Roma como líder de un ejército anteriormente dirigido por Maximiano. A causa del temor de la llegada de Severo, Majencio le ofreció a su padre, Maximiano, el cogobierno y este aceptó, por lo que, cuando Severo llegó ante las murallas de Roma y la sitió, sus hombres le abandonaron y pasaron a manos de Maximiano, el antiguo comandante. Severo huyó a Rávena, una posición inespugnable, y Maximiano ofreció perdonarle la vida y tratarlo con humanidad si se rendía pacíficamente. De todas formas, a pesar de las promesas, Severo fue capturado y encarcelado en Tres Tabernas y fue asesinado en 307.[29][35]

Argenteo de Constancio I (r. 293-306) emitido en Antioquia c. 294-295.
Follis de Valerio Severo (r. 305-307) emitido en Augusta Treverorum.
Argenteo de Galerio (r. 293-311) emitido en Salonica c. 302.

El gobierno conjunto de Majencio y Maximiano en Roma volvió a ponerse a prueba cuando Galerio entró en Italia en el verano de 307 con un ejército aún mayor. Mientras negociaba con el invasor, Majencio repitió la misma táctica que le había a hecho Severo y, bajo la promesa de grandes sumas de dinero y bajo la autoridad de Maximiano, muchos soldados de Galerio desertaron, y en consecuencia, este se vio obligado a retirarse.[29]​ Después de la fallida campaña de Galerio, el gobierno de Majencio se estableció firmemente en Italia, África, Córcega y Cerdeña.[35]​ Desde 307, Majencio intentó establecer relaciones amistosas con Constantino y, en el verano de ese año, Maximiano viajó a la Galia, donde Constantino se casó con su hija Fausta (r. 307-326) y fue nombrado augusto por el emperador mayor.[41][42][43][44][45]​ Constantino reconoció la autoridad de Majencio, pero no se involucró en los conflictos en Italia, ya que prefería dirigirse de la Galia a Britania.[46][38][39]

En 308, probablemente en abril, Maximiano intentó deponer a su hijo en una reunión militar en Roma; para su sorpresa, las tropas presentes permanecieron leales a su hijo y tuvo que huir de la corte de Constantino.[35]​ Consciente de la situación en Occidente, Galerio convocó una conferencia en Carnunto (ahora Petronell-Carnuntum, Austria), y Maximiano depositó en ella sus esperanzas para volver al poder.[47]​ La conferencia se realizó el 11 de noviembre de ese año y tuvo como principales resoluciones la eliminación definitiva de Maximiano del marco tetrarquico, la degradación de Constantino a césar y el nombramiento de Licinio como augusto de Occidente para poder lidiar con Majencio en Italia.[29][48]​ Este nuevo sistema, sin embargo, no duraría mucho con Constantino negándose a aceptar su degradación, Maximino Daya exigiendo a Galerio un ascenso y Licinio permaneciendo neutral sobre su misión italiana.[48]

En 310, Maximiano, que había sido enviado al sur de Arelate (actual Arlés) con la misión de repeler los ataques de Majencio en el sur de la Galia con parte del ejército de Constantino, se rebeló contra este último mientras el emperador se encontraba en una campaña contra los francos en el río Rin. En Arelate, Maximiano anunció que Constantino estaba muerto y tomó la púrpura imperial, pero los esfuerzos para sobornar a los partidarios del emperador no dieron resultados y gran parte del ejército de Constantino permaneció fiel por lo que Maximiano se vio obligado a irse. Constantino pronto se enteró de la rebelión, abandonó su campaña contra los francos y marchó rápidamente hacia el sur, donde se enfrentó a Maximiano en Massilia (actual Marsella). La ciudad estaba mejor preparada para repeler un asedio que Arelate, pero la diferencia fue mínima, ya que los ciudadanos que permanecieron leales abrieron las puertas traseras a Constantino. Maximiano fue capturado, reprobado por sus crímenes y destituido de su título. Aunque Constantino concedió a este algo de clemencia, lo animó encarecidamente a que se suicidara, algo que terminó por hacer en julio de 310 al ahorcarse.[47][49][50][51][52][53][54]

Guerra de Constantino y Majencio

Áureo de Maximiano (r. 285-308; 310) emitido en Antioquia c. 294-295.
Follis de Domicio Alejandro (r. 308-310) emitido en Cartago.
Follis de Majencio (r. 306-312) emitido en Tesino c. 307-308.

A mediados de 310, Galerio se encontraba demasiado enfermo para involucrarse en la política imperial.[51][55][56]​ Durante este período, su última acción fue la emisión de una carta a los provincias publicada en Nicomedia el 30 de abril de 311 que proclamaba el fin de las persecuciones contra los cristianos y les otorgaba el derecho de practicar su religión libremente bajo la ley y de reunirse pacíficamente.[57][58][59]​ Murió poco después de la proclamación del edicto,[55][60][61][62]​ lo que condujo a la destrucción de la poca estabilidad existente.[63][64][65]​ Maximino se movilizó contra Licinio en el Este y tomó Anatolia y apresuradamente se firmó una paz en un barco en medio del Bósforo.[66][67]​ Mientras Constantino recorría Britania y la Galia, Majencio se preparaba para la guerra: fortificó el norte de Italia y fortaleció su apoyo en la comunidad cristiana al permitir la elección del nuevo obispo de Roma, el papa Melquiades (r. 310-314).[63][68]

Sin embargo, el apoyo inicial del pueblo se disolvió con la implementación de altos impuestos y la retracción comercial, por lo que estallaron revueltas en Roma y Cartago; y Domicio Alejandro (r. 308-310) pudo usurpar brevemente su autoridad en África.[55][69][70]​ En el año 312, Majencio apenas era tolerado,[71]​ sin ningún apoyo efectivo, incluso entre los cristianos itálicos.[72][73]​ En el verano de 311, Majencio se movilizó contra Constantino, mientras Licinio se ocupaba de otros asuntos en Oriente, con la intención de vengar la muerte de su padre, le declaró la guerra.[70][74]​ Con el fin de evitar que Majencio formara una alianza contra él con Licinio, en el invierno de 311-312, Constantino ofreció a este último a su hermana Constancia (r. 313-324) para el matrimonio.[75]​ Maximino consideró el acuerdo como una afrenta a su autoridad, y en respuesta, envió emisarios a Roma para ofrecer a Majencio reconocimiento político a cambio de apoyo militar, tratado que este terminó por aceptar.[65][68][63][76]​ Según Eusebio de Cesarea, los viajes interregionales se volvieron imposibles y había concentraciones militares por todas partes. «No existía lugar donde la gente no esperara el inicio de las hostilidades».[77][78]

Los consejeros y generales de Constantino le recomendaron no realizar ningún ataque contra Majencio;[63][79]​ incluso sus augures, que alegaron que los sacrificios produjeron presagios negativos.[80]​ Constantino, con un espíritu que dejó una profunda impresión en sus seguidores, que incluso inspiró a algunos a creer que tenía alguna forma de orientación sobrenatural,[81]​ ignoró todas las advertencias.[82]​ A principios de la primavera de 312, cruzó los Alpes cocios con una cuarta parte de su ejército, una fuerza de aproximadamente cuarenta mil soldados.[79][83]​ La primera batalla tuvo lugar en Segusio (ahora Susa), que fue tomada por la fuerza, pero Constantino impidió a sus tropas que saquearan la ciudad, ya que prefería continuar su avance al interior de Italia. A partir de ahí, prosiguió con su marcha.[63][84]

Al acercarse a la importante ciudad de Augusta Taurinorum (ahora Turín), se topó con una gran fuerza de caballería bien armada,[63][85][86]​ aunque la terminó derrotando.[79][87][88][89]​ Augusta Taurinorum se negó a dar refugio a las fuerzas en retirada de Majencio, ya que prefería alojar a Constantino y a sus tropas.[63][90][91]​ Otras ciudades de la llanura Padana enviaron emisarios a Constantino para felicitarlo por su victoria. Se trasladó a Mediolano, donde encontró las puertas abiertas y una alegría eufórica y allí descansó su ejército hasta mediados del verano de 312, cuando que se trasladó a Brixia (ahora Brescia).[92][93]​ El ejército de Brescia se dispersó con facilidad,[94]​ y Constantino avanzó rápidamente a Verona, donde una gran fuerza de Majencio estaba acampada.[79]

Ruricio Pompeyano, general de las fuerzas veronesas y prefecto del pretorio de Majencio, se opuso al emperador invasor en dos enfrentamientos consecutivos a las puertas de la ciudad, que condujeron a la muerte del primero y a la destrucción de su ejército.[95]​ Verona se rindió poco después, seguida por Aquileia,[65][94][96]​ Mutina (ahora Módena) y Rávena,[79]​ por lo que la ruta directa a Roma se encontraba totalmente libre.[90][94][81]​ A orillas del Tíber, cerca del puente Milvio deliberadamente en ruinas, Constantino se enfrentó al último ejército de su oponente, comandado por el mismo Majencio. Al darse cuenta de que su ejército estaba siendo derrotado, Majencio trató de huir, pero durante el alboroto causado por la derrota de sus soldados, fue empujado al Tíber y se ahogó.[97][98][99][100]​ Constantino entró en Roma el 29 de octubre y protagonizó un gran adventus en la ciudad,[101][102][103]​ donde el pueblo lo recibió con gran alegría.[104][105][106]​ El cuerpo de Majencio fue sacado del Tíber y decapitado, para más tarde mostrar sus cabezas por las calles para que todos la vieran.[99][101][102][98][107][108]​ Después de las ceremonias, la cabeza fue enviada a Cartago, lo que puso fin a la resistencia en la ciudad.[109]

Guerra de Licinio y Maximino Daya

Follis de Maximino Daya (r. 305-313) emitido en Perinto c. 313.
Sólido de Licinio (r. 308-324) emitido en Nicomedia c. 317-318.

En el este, en el momento de la muerte de Galerio en 311, las provincias orientales se encontraban divididas entre Maximino Daya y Licinio. Daya estaba descontento de que Licinio hubiera sido elevado a la posición de augusto por Galerio, y aprovechó la primera oportunidad disponible para proclamarse emperador. Licinio mantuvo las provincias de Europa Oriental, mientras que Daya las provincias asiáticas. En el otoño de 312, mientras Constantino luchaba contra Majencio, Daya emprendía una campaña contra el Reino de Armenia. Cuando llegó a Siria en febrero del 313, descubrió la alianza forjada entre Constantino y Licinio en una reunión celebrada en Mediolano; Constancia se casó con Licinio y ambos promulgaron el Edicto de Milán que garantizaba la libertad religiosa a los cristianos.[75][41][48]​ Decidido a tomar la iniciativa, Daya salió de Siria con setenta mil hombres y llegó a Bitinia, pero el mal tiempo debilitó gravemente a su ejército.[110]

En abril de 313, cruzó el Bósforo hacia Bizancio (ahora Estambul, Turquía), que en ese momento se encontraba defendida por las tropas de Licinio. Implacable, tomó la ciudad después de un asedio de 11 días. Después, se desplazó a Perinto (ahora Mármara Ereğlisi, Turquía), y la capturó después de un asedio de 8 días.[111]​ Con un ejército más pequeño, posiblemente alrededor de treinta mil hombres,[112]​ Licinio llegó a Adrianópolis (ahora Edirne, Turquía) mientras Daya asediaba Perinto.[113]​ Después de un período de negociaciones infructuosas, se encontraron el 30 de abril cerca de Tzirallum [110]​y en la batalla resultante, las fuerzas de Daya fueron destruidas, por lo que se deshizo de la púrpura imperial y se vistió como un esclavo para huir a Nicomedia. Trató de frenar el avance de Licínio estableciendo fortificaciones sobre las Puertas Cilicias, sin embargo, el ejército de su rival pudo cruzar, lo que lo obligó a retirarse a Tarso, donde Licinio siguió presionándolo por tierra y por mar. La guerra terminó con la muerte de Daya en julio o agosto del 313 y el asesinato de su esposa y de sus hijos.[110]

Guerras de Constantino y Licinio

Follis de Valerio Valente emitido en Alejandría (r. 316-317) c. 316-317.

Después de la muerte de Majencio, Constantino consolidó gradualmente su superioridad militar sobre sus rivales de la tretarquía ya arruinada. En el momento de la guerra entre Licinio y Maximino, Constantino y el primero seguían siendo aliados, pero tras la victoria de Licinio la relación se deterioró. En 314, quizás debido a los roces provocados por el nombramiento del senador Basiano, esposo de Anastasia, media hermana de Constantino, como césar, libraron la batalla de Cibalis, en la que Constantino salió victorioso. Se volvieron a enfrentar en la batalla de Mardia en 316 o 317, con un resultado poco concluyente, y optaron por la paz. Se acordó una tregua el 1 de marzo de 317 en Serdica (ahora Sofía, Bulgaria), donde Licinio aceptó a su rival como su superior en el gobierno, Constantino recibió todas las provincias de Europa del Este, excepto Tracia, y Valerio Valente (r. 316-317), que en ese momento gobernaba Oriente como coemperador, fue depuesto y ejecutado.[48]​ Además, Constantino y Licinio fueron nombrados cónsules y designaron tres césares: Crispo (r. 317-326) y Constantino II (r. 317-340), hijos de Constantino, y Licinio II (r. 317-324), hijo de Licinio.[41][114]

Sólido de Crispo (r. 317-326) emitido en Sirmio para celebrar la victoria sobre los godos en 323.
Follis de Martiniano (r. 324) emitido en Cícico.

La concordia de los augustos, sin embargo, solo duró unos pocos años. En poco tiempo la tensión volvió a aumentar entre los soberanos. En el año 320 Licinio revocó la libertad religiosa prometida en el Edicto de Milán de 313 y comenzó a oprimir a los cristianos,[115]​ promulgó una serie de leyes que inhibían las prácticas cristianas y prohibían a los militares ejercer sus funciones sin antes hacer sacrificios a los dioses; para Michael DiMaio Jr. estas medidas sirvieron como casus belli para el ataque de Constantino. En 321, la situación empeoró cuando Constantino persiguió a unos sármatas que habían invadido sus dominios al otro lado del río Danubio, y más tarde, en 323, unos godos que saqueaban Tracia, lo que Licinio entendió como una ruptura de la paz pactada.[48]

En 324, Constantino reunió una flota y un ejército en Salónica, en la Calcídica, y avanzó hacia Adrianópolis. Licinio interceptó a esas fuerzas en las orillas del río Maritsa el 3 de julio de 324, en la conocida como batalla de Adrianópolis, pero el resultado le fue adverso y se vio obligado a retirarse. Reunió a todos los hombres que pudo y se dirigió hacia su flota, que estaba estacionada en el Helesponto. Allí, mientras Constantino mantenía a Licinio sitiado en Bizancio, el almirante Abanto fue sorprendido por el mal tiempo y por la flota de Crispo, y en consecuencia, fue derrotado en la batalla del Helesponto en julio. Debido a la enorme presión, Licinio abandonó la ciudad y huyó a Calcedonia, en Bitinia, por lo que dejó a Martiniano (r. 324), su antiguo magister officiorum y actual coemperador, con el objetivo de evitar el avance de su rival. Licinio reagrupó a sus fuerzas en Crisópolis (actual Üsküdar, Turquía), donde volvió a ser derrotado en la batalla de Crisópolis,[116]​ y huyó hacia Nicomédia. Allí, volvió a ser sitiado y, sin esperanza de victoria, al día siguiente se rindió.[48]

Consecuencias

Follis de Licinio II (r. 317-324) emitido en Cícico c. 321-324.
Sólido de Constantino I (r. 306-337) emitido en Antioquía c. 324-325

Gracias a su decisiva victoria contra sus rivales, Constantino se consagró como el líder indiscutible del Imperio romano y pudo gobernar solo. A raíz del enfrentamiento en Nicomedia, Licinio fue arrestado y enviado a Salónica, mientras que Martiniano lo fue a Capadocia, ambos bajo la promesa de salvar su vida para vivir como ciudadanos privados, probablemente gracias a la intercesión de Constancia, esposa del primero. A pesar de esto, Martiniano fue ejecutado a finales de 324, mientras que Licinio fue ajusticiado en la primavera de 325 acusado de estar reclutando tropas para rebelarse contra Constantino;[48]​su hijo, Licinio II, también fue ejecutado por orden imperial.[117]

Dado que la derrota de Licinio representó la derrota de un centro rival del paganismo y la actividad política griega en Oriente, a diferencia de la Roma cristiana y latina, Constantino propuso que una nueva capital oriental debería representar la integración de Oriente en el Imperio romano en su conjunto, como centro de erudición, prosperidad y preservación cultural del Imperio romano de Oriente.[118]​ En 324, se eligió Bizancio como la nueva sede, una decisión que se tomó principalmente debido a la ubicación estratégica de la ciudad y porque fue remodelada bajo moldes romanos en los reinados de Septimio Severo (r. 193-211) y Caracalla (r. 198-217).[119]

Constantino, además, realizó muchos cambios en las instituciones civiles, militares, administrativas y religiosas. A partir de las reformas administrativas realizadas por Diocleciano, estabilizó la moneda —el sólido de oro que introdujo se convirtió en una moneda muy valorada y estable—, estableció el principio dinástico e hizo cambios en la estructura del ejército como la extinción de la Guardia Pretoriana y de los equites singulares Augusti.[120][75][121]​ Aunque fue convertida en la religión oficial del estado, el cristianismo disfrutó de la preferencia imperial, ya que Constantino le concedió generosos privilegios,[122]​ y estableció el principio de que los emperadores no debían resolver cuestiones de doctrina, sino que debían convocar concilios eclesiásticos generales para este fin.[123][124][125]

Referencias

  1. Barnes, 1981, p. 6.
  2. Barnes, 1982, p. 4.
  3. Potter, 2004, p. 280-81.
  4. Barnes, 1981, p. 6-7.
  5. Potter, 2004, p. 282.
  6. Southern, 2001, p. 141-142.
  7. Treadgold, 1997, p. 15.
  8. Williams, 1997, p. 62-64.
  9. Barnes, 1982, p. 4, 36-37.
  10. Barnes, 1981, p. 8-9.
  11. Barnes, 1982, p. 4, 38.
  12. Potter, 2004, p. 288.
  13. Williams, 1997, p. 64-65.
  14. Southern, 2001, p. 146.
  15. Potter, 2004, p. 342.
  16. Barnes, 1981, p. 25-27.
  17. Williams, 1997, p. 191.
  18. Southern, 2001, p. 152.
  19. Potter, 2004, p. 340.
  20. Lenski, 2006, p. 60-61.
  21. Southern, 2001, p. 152-53.
  22. Odahl, 2004, p. 72-74.
  23. DiMaio, 1996c.
  24. Odahl, 2004, p. 65.
  25. Treadgold, 1997, p. 28.
  26. Barnes, 1981, p. 28-29.
  27. Lenski, 2006, p. 62.
  28. Rees, 2002, p. 160.
  29. a b c d DiMaio, 1996b.
  30. Odahl, 2004, p. 79-80.
  31. Elliott, 1996, p. 41.
  32. Jones, 1978, p. 59.
  33. MacMullen, 1969, p. 39.
  34. Barnes, 1981, p. 29.
  35. a b c d DiMaio, 1997a.
  36. Barnes, 1981, p. 30-31.
  37. Elliott, 1996, p. 41-42.
  38. a b Lenski, 2006, p. 62-63.
  39. a b Odahl, 2004, p. 86-87.
  40. Potter, 2004, p. 348-49.
  41. a b c Pohlsander, 2009.
  42. Barnes, 1981, p. 31.
  43. Lenski, 2006, p. 64.
  44. Odahl, 2004, p. 87-88.
  45. Pohlsander, 2004, p. 15-16.
  46. Barnes, 1981, p. 30.
  47. a b DiMaio, 1997b.
  48. a b c d e f g DiMaio, 1997c.
  49. Barnes, 1981, p. 34-35.
  50. Pohlsander, 2004, p. 17.
  51. a b Elliott, 1996, p. 43.
  52. Lenski, 2006, p. 65-66.
  53. Odahl, 2004, p. 93.
  54. Potter, 2004, p. 352.
  55. a b c Lenski, 2006, p. 68.
  56. Odahl, 2004, p. 95-96, 316.
  57. Eusebio de Cesarea, Siglo IVa, 8.17.
  58. Barnes, 1981, p. 304.
  59. Jones, 1978, p. 66.
  60. Barnes, 1981, p. 39.
  61. Elliott, 1996, p. 43-44.
  62. Odahl, 2004, p. 95-96.
  63. a b c d e f g Barnes, 1981, p. 41.
  64. Elliott, 1996, p. 45.
  65. a b c Lenski, 2006, p. 69.
  66. Elliott, 1996, p. 44.
  67. Barnes, 1981, p. 39-40.
  68. a b Odahl, 2004, p. 96.
  69. Barnes, 1981, p. 37.
  70. a b Curran, 2000, p. 66.
  71. Barnes, 1981, p. 37-39.
  72. MacMullen, 1969, p. 62.
  73. Barnes, 1981, p. 38-39.
  74. Barnes, 1981, p. 40.
  75. a b c Pohlsander, 1997.
  76. Elliott, 1996, p. 44-45.
  77. Eusebio de Cesarea, Siglo IVa, 8.15.1-2.
  78. MacMullen, 1969, p. 65.
  79. a b c d e MacMullen, 1969, p. 71.
  80. Anónimos, Siglo III-IV, (9)2.5.
  81. a b Curran, 2000, p. 67.
  82. MacMullen, 1969, p. 70-71.
  83. Anónimos, Siglo III-IV, (9)5.1-3.
  84. Odahl, 2004, p. 101.
  85. Jones, 1978, p. 70.
  86. Odahl, 2004, p. 101-2.
  87. Anónimos, Siglo III-IV, (9)5-6.
  88. Jones, 1978, p. 70-71.
  89. Odahl, 2004, p. 102, 317-18.
  90. a b Jones, 1978, p. 71.
  91. Odahl, 2004, p. 102.
  92. Barnes, 1981, p. 41-42.
  93. Odahl, 2004, p. 103.
  94. a b c Barnes, 1981, p. 42.
  95. Odahl, 2004, p. 103-4.
  96. Odahl, 2004, p. 104.
  97. Barnes, 1981, p. 43.
  98. a b MacMullen, 1969, p. 78.
  99. a b Lenski, 2006, p. 70.
  100. Curran, 2000, p. 68.
  101. a b Odahl, 2004, p. 108.
  102. a b Barnes, 1981, p. 44.
  103. MacMullen, 1969, p. 81.
  104. Curran, 2000, p. 71-74.
  105. Odahl, 2004, p. 105-6, 319-20.
  106. Cameron, 1999, p. 93.
  107. Jones, 1978, p. 72.
  108. Curran, 2000, p. 72.
  109. Barnes, 1981, p. 44-45.
  110. a b c DiMaio, 1996d.
  111. Lactancio, 1871, p. 204.
  112. Kohn, 2006, p. 398.
  113. Lactancio, 1871, p. 205.
  114. Pohlsander, 2004, p. 38-39.
  115. Pohlsander, 2004, p. 41-42.
  116. Pohlsander, 2004, p. 42-43.
  117. Scarre, 2012, p. 215.
  118. Dagron, 1974, p. 24.
  119. Dagron, 1974, p. 15; 19.
  120. Lenski, 2016, p. 63.
  121. Jones, 1964, p. 100.
  122. Audoin-Rouzeau, 2009, p. 34.
  123. Bury, 1923, p. 63.
  124. Drake, 2006, p. 5.
  125. Grant, 1975, p. 4, 12.

Bibliografía

Fuentes clásicas

  • Anónimos (Siglo III-IV). Panegyrici Latini. Desconocida: Desconocida. 
  • Eusebio de Cesarea (Siglo IVa). Historia eclesiástica. Desconocida: Desconocida. 
  • Eusebio de Cesarea (Siglo IVb). Vida de Constantino. Desconocida: Desconocida. 
  • Lactancio (1871). «Sobre la muerte de los perseguidores». En Donaldson, James, Roberts, Alexander (ed.); Fletcher, William (trad.), ed. The Works of Lactantius Vol. 1. Edimburgo: T. & T. Clark. 

Historiografía